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Prólogo

Inspiración

“…La vida en un segundo,

un grano en un reloj de arena,

un breve instante de felicidad o tristeza”.

Estos tres versos cierran el poema “El grano”, de Mercedes González Montiel, para mí siempre Merche. Estos tres versos podrían ser una precisa descripción de lo que es cada uno de sus poemas.

Cuando Merche me pidió que escribiera el prólogo de este libro, que sé que es muy querido por ella, me sentí profundamente honrada, halagada y desafiada, temí no estar a la altura de su poesía.

Honrada, porque conozco (aunque nunca nos hemos visto en persona) a Merche desde hace muchos años y lo hago a través de sus poemas. Sé que la poeta es una hermosa alma, que siempre me ha transmitido alegría, profunda ternura, calma y fortaleza.

Halagada, porque valoro y admiro cómo ella escribe. Siempre me sorprende porque lo percibe todo y de cualquier cosa puede hablarnos con belleza, incluso de lo que a priori podríamos considerar feo. Me nace dar gracias a la vida cuando leo a Merche.

Y desafiada, porque quiero ser capaz de transmitir todo lo que se puede encontrar en la poesía de Mercedes González Montiel, siendo consciente de que el único modo de comprenderlo es leyendo sus poemas.

Merche le habla a todo, no se guarda nada. Objetos, edificios, paisajes, a la naturaleza, al paso del tiempo…, a cualquier cosa que se cruce en su camino. Es la misma poesía paseándose y buscando una excusa para manifestarse. Le da vida a las cosas. O detecta la que ya está en ellas, no lo sé. Exprime el contexto de lo que está a su alrededor para crear y/o recrear sus propios mundos.

Ella pareciera estar siempre con la poesía lista para disparar… con su cámara. Porque Merche también hace poesía con imágenes, acompaña sus poemas con fotografías vestidas de normalidad, de esas fotos que cualquiera de nosotros podría haber hecho… de tener la sensibilidad necesaria para reparar en la belleza que habita en ellas. Merche la tiene.

Eres bella porque te percibo,

te miro, me recreo,

y el tiempo se para en tu jardín

para contemplarte.

Eres bella porque me despiertas

sensaciones de belleza,

me alegras el corazón

y se complace la retina

de tan diminuto

y grandioso espectáculo.

Son algunos de los versos de su poema “Flor”, pero me da la sensación de que Merche podría decir las mismas palabras a cualquier cosa en que reparen sus ojos, porque la belleza está en su mirada, por eso sabe describirla tan bien.

He hablado de Merche, de su poesía. De "Poemas desenfocados" digo que es una generosa selección de trabajos de Mercedes González Montiel, de la que he disfrutado y a la que vuelvo para releer mis favoritos, que los tengo, pero no los diré aquí. ¿Cuáles serán los tuyos?

Y puesto que llevo ya 16 años viviendo en Chile, cierro a modo chileno, no sin antes compartir unos versos del poema de Merche “Motivos de inspiración”, porque resumen, creo, lo que he intentado transmitir en este prólogo.

(…)

Me inspiras tú,

«me inspira yo»,

me inspira lo cercano,

lo pequeño, lo cotidiano...

porque llenan mi espacio

tan reducido, tan íntimo.

Y me recreo

en un pétalo en el suelo,

en la cama deshecha,

en tu reflejo en el espejo,

en la gota del grifo

que cae rítmica y pausada,

en el tacto de tu piel,

en el sabor de tus besos,

en el aceite de oliva

que manchó la servilleta

con que rozaste mis labios.

Me inspira la mañana

y el sol

que entra a raudales

por mi ventana,

que es mi horizonte

donde proyecto el fin del mundo

cada día.

¡Esta mina es pura inspiración! (y expiración)

Alís Gómez

Poemas desenfocados

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