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Prólogo

Del amor y su cauce, una mirada frágil y profunda sobre la experiencia de ser hija, y recorrer el camino de la maternidad.

Mas allá de ser madres o no, en el sentido natural del término, la maternidad en un sentido espiritual y trascendente, nos hermana y nos acerca, porque todas somos dadoras de luz, de muchos modos.

Este libro nos habla del recorrido de una mujer que por la vida es tomada, y que toma a su vez la vida. Una mujer que le dice Sí al misterio de su existencia, con sus soles y sus lunas, con todo lo que conlleva; le dice Si y se prende con fuerza a su vuelo.

Asume, y toma, su rol de hija, de pequeña. Se reconoce como parte del gran engranaje de las generaciones que la preceden, y a las que pertenece. Esas que han hecho su latido posible, que han tejido la trama que la sostiene. Solo así el alma puede seguir el orden que la impulsa, solo reconociéndose en su lugar primero de hija, puede darse enteramente a la maravillosa experiencia de ser madre a su vez.

La mujer que se suma al cauce de la vida, cuya fuerza desconoce pero intuye, se vuelve disponible, se torna consciente de su andar por el camino que le ha sido otorgado. Se vuelve ella misma canal y cauce, para esa vida nueva que empuja, que viene rodando de lejos, esa vida que se expande, sin pedir permiso.

Del mismo modo que nuestros hijos, no son solo nuestros, no empiezan ni acaban en nosotros, ni en el nombre que podamos darles. Así nuestro comienzo también, está mas allá de nuestros padres.

Los hijos son mucho más que su pequeña historia presente, son mucho mas lejanos e infinitos, provienen de algo antiguo y desconocido. El deseo que los fecunda proviene de un lugar perdido en la memoria, vivo para siempre.

La hija-mujer que toma a su madre, se hace una con el cauce mayor de su linaje, se aprieta dulcemente a su vestido, se entrega a la calidez de su cuerpo. No puede cuestionarlo, ni mucho menos juzgarlo, porque su edad y su estatura siempre serán demasiado pequeñas para ver su inmensidad.

Desde ese lugar de vulnerabilidad, y de amor, esa mujer se erige, se echa a andar paso a paso, se inicia a si misma. Se proyecta en el mundo como una lanza, remota y desnuda, capaz de atravesar el tiempo, capaz de ser luz, capaz de dar a luz.

Capaz de encenderse en el aire y sembrar la noche de estrellas.

Ella no puede elegir su cauce; lo que si puede, es abrirse de par en par en par, de beso en beso, para dejar fluir la Vida.

Este libro nos habla de eso, en primera persona, desde la vivencia genuina y clara.

La autora nos presta su experiencia para vernos reflejadas, para mirarnos de nuevo desde la perspectiva de las Constelaciones.

Con su voz y con su emoción, el cauce y el amor se ensanchan.

Stella Acosta

Escritora y Psicóloga