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CAPÍTULO DOS

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Thor luchaba, sujetado firmemente en su lugar por los soldados del Imperio, vio con impotencia cómo Durs, un hombre al que alguna vez había considerado su hermano, levantaba una espada para matarlo.

Thor cerró los ojos y se preparó, sabiendo que había llegado su hora. Se pateaba a sí mismo por ser tan estúpido, tan confiado. Le habían tendido una trampa todo ese tiempo, era un cordero llevado al matadero. Peor aún, como líder, los demás chicos buscaban a Thor para orientación. No sólo se había decepcionado a sí mismo, había quedado mal con los demás. Su ingenuidad, su naturaleza confiada, lo habían puesto en peligro.

Mientras Thorgrin luchaba, trataba con todas sus fuerzas de convocar su poder, de llamarlo desde algún lugar profundo dentro de sí mismo, quería sólo la suficiente energía para liberarse de sus ataduras, para luchar.

Sin embargo, aunque lo intentara, no llegaba. Su propia fuerza no era suficiente para liberarse de todos los soldados que lo estaban sujetando.

Thor sentía el viento acariciar su rostro, mientras Durs bajaba la espada y se preparó para el inminente impacto del acero. No estaba preparado para morir. En su mente vio a Gwendolyn, en el Anillo, esperándolo. Sintió que él le había defraudado también.

Thor oyó un ruido repentino de carne contra carne y abrió los ojos y se sorprendió al ver que estaba vivo todavía. El brazo de Durs se paralizó en el aire, su muñeca fue sujetada por un enorme soldado del Imperio que se elevaba sobre Durs – no era tarea fácil, teniendo en cuenta el tamaño de Durs. Sujetó la muñeca de Durs, a solo centímetros de empalar a Thor.

Durs se volvió hacia el soldado del Imperio, con la sorpresa en su rostro.

"Nuestro líder no los quiere muertos", murmuró el soldado sombríamente hacia Durs. "Los quiere vivos. Como prisioneros".

"Nadie nos dijo eso", protestó Durs.

"¡El trato era que íbamos a matarlos!", añadió Dross.

"Los términos del acuerdo han cambiado", respondió el soldado.

"¡No puedes hacerlo!", dijo Drake.

"¿Que no podemos?", respondió sombríamente, volviéndose hacia él. "Podemos hacer lo que queramos. De hecho, ahora son nuestros prisioneros, también". El soldado sonrió. "Mientras más Legión tengamos para pedir rescate, mejor".

Durs miró al soldado, con su cara llena de indignación, y un momento después, el caos estalló, mientras docenas de soldados del Imperio se abalanzaban contra los tres hermanos, quienes los derribaron y les ataron las muñecas.

Thor aprovechó la ventaja del caos y se volvió y buscó a Krohn, a quien vio a pocos metros de distancia, acechando en las sombras, fielmente a su lado.

"¡Krohn, ayúdame!", gritó Thor. "¡AHORA!".

Krohn entró en acción con un gruñido, volando por el aire, aterrizando sobre sus colmillos en el cuello del soldado del Imperio, que sostenía la muñeca de Thor. Thor se liberó y Krohn saltó de un soldado a otro, mordiendo y arañándolos hasta que Thor pudo liberarse y agarrar su espada. Después, Thor se dio vuelta y de un solo golpe, cortó tres de las cabezas.

Thor corrió hacia Reece, que estaba más cerca de él y apuñaló a su captor en el corazón, liberándolo y permitiéndole sacar su espada y unirse a la lucha. Los dos se apresuraron hacia sus hermanos de La Legión, atacando a sus captores y liberando a Elden, a O'Connor, a Conval y a Conven.

Los otros soldados estaban distraídos sujetando a Drake, Durs y Dross, y cuando se dieron vuelta para ver qué es lo que estaba pasando, ya era demasiado tarde. Thor, Reece, O'Connor, Elden, Conval y Conven eran libres, todos con armas en la mano. Todavía los superaban en número por mucho, y Thor sabía que la lucha no sería fácil. Pero al menos tenían una oportunidad de pelear. Sin inmutarse, fueron hacia el enemigo, con desenfreno.

Los cien soldados del Imperio atacaron y Thor oyó un chillido a lo alto y vio a Estopheles. Su halcón bajó en picado y arañó los ojos del líder de los soldados del Imperio, quien cayó al suelo, agitándose. Estopheles entonces arañó a varios otros, derribándolos uno por uno.

Cuando iban a atacar, Thor colocó una piedra en su honda y la lanzó, golpeando a uno de los soldados en la sien y derribándolo antes de que él pudiera alcanzarlos; O'Connor logró disparar dos flechas, ambas aterrizaron con mortal precisión y Elden arrojó una lanza, empalando a dos soldados, cayendo a sus pies. Fue un buen comienzo— pero quedaban otros cien soldados para matar.

Se reunieron en el centro con un gran grito de guerra. Como le habían enseñado, Thor se centró en un soldado en particular, eligiendo al más grande y más malo que pudo encontrar, y levantando su espada por lo alto. Hubo un gran sonido de metal, mientras la espada de Thor bloqueaba el escudo del hombre, y el hombre inmediatamente bajó un martillo hacia la cabeza de Thor.

Thor se hizo a un lado, y mientras el martillo caía en la tierra, Thor sacó la daga de su cinturón y lo apuñaló; se desplomó, muerto.

Thor levantó su escudo a tiempo para bloquear los golpes de espada de dos atacantes, y luego los detuvo con el suyo, matando a uno de ellos. Estaba a punto de golpear al otro, cuando alcanzó a vislumbrar una espada yendo hacia él, desde atrás; tuvo que girar y bloquearlo con su escudo.

Thor estaba siendo atacado por todos lados, era superado en número por mucho, y era lo único que podía hacer para evitar que le llovieran golpes de todos lados. No tenía tiempo ni energía para atacar – sólo para defenderse. Y más y más soldados seguían yendo hacia él.

Thor vio a sus hermanos de La Legión en la misma situación: cada uno de ellos lograba matar a uno o dos soldados – pero eran muchísimos; pagaban un precio, recibiendo heridas leves por todos lados. Thor podría decir que ellos estaban perdiendo terreno – incluso con Krohn saltando y atacando, e incluso con Indra ayudando, recogiendo piedras y lanzándolas al grupo de soldados. Sólo sería cuestión de tiempo hasta que fueran rodeados y acabados.

"¡Libérennos!", dijo una voz.

Thor se volvió y vio a Drake, atado con sogas con sus hermanos, a pocos metros de distancia.

"¡Libéranos!", repitió Drake, "¡y les ayudaremos a luchar contra ellos! ¡Luchamos por la misma causa!".

Mientras Thor levantaba un escudo para bloquear otro gran golpe, esta vez de un hacha de combate, se dio cuenta de que tener tres manos más ayudaría enormemente. Sin ellos, era obvio que no tenían ninguna posibilidad de derrotar a todos estos soldados. Thor sentía que ya no podía confiar en los tres hermanos, pero en este momento sintió que no tenía nada que perder por intentarlo. Después de todo, los tres hermanos tenían motivos para luchar también.

Thor bloqueó todavía otro golpe de espada, luego cayó de rodillas y rodó, a través de la multitud, varios centímetros, hasta que llegó a los tres hermanos. Se levantó de un salto y cortó sus sogas una a la vez, protegiéndolos de los golpes, mientras cada uno sacaba sus espadas y saltaba al combate.

Drake, Dross y Durs fueron a la carga hacia la densa multitud de soldados del Imperio y atacaron, acuchillando, empujando, golpeando. Cada uno de ellos era grande y hábil, y atraparon a los soldados del Imperio desprevenidos, matando a varios de ellos inmediatamente, ayudando a las probabilidades. Thor tenía sentimientos encontrados acerca de liberarlos, después de lo que habían hecho – pero dadas las circunstancias, parecía ser la opción más inteligente. Es mejor que la muerte.

Ahora eran nueve contra los restantes ochenta y tantos soldados. Las probabilidades seguían siendo todavía terribles, pero al menos eran mejor que antes.

Los hermanos de la Legión siguieron sus habilidades del entrenamiento, sus ejercicios aprendidos durante Los Cien, las incontables veces que habían sido entrenados para luchar, mientras eran cercados y superados en número; hicieron lo que Kolk y Brom les habían enseñado a hacer: se replegaron y formaron un círculo apretado, de espaldas unos con otros, y lucharon contra la invasión de los soldados del Imperio como una sola unidad. Ellos se sintieron envalentonados por la llegada de los tres combatientes adicionales, y cada uno tomó un segundo aire y se defendió más vigorosamente que antes.

Conval extrajo su mayal y le dio vueltas y golpeó al enemigo una y otra vez, logrando sacar tres soldados del Imperio antes de que la cadena se alejara de él. Su hermano Conven utilizó un mazo normal, apuntó hacia abajo y cortó las piernas de los soldados con la bola de metal. O'Connor no podía usar su arco a tan corta distancia, pero logró extraer dos dagas de su cintura y las arrojó a la multitud, matando a dos soldados. Elden esgrimió su martillo de guerra a dos manos ferozmente, lanzando grandes golpes a su alrededor. Thor y Reece los bloquean y detuvieron con sus espadas de manera experta. Por un momento, Thor se sentía optimista.

Entonces, por el rabillo del ojo de Thor, vio algo que le inquietó. Vio a uno de los tres hermanos girando y yendo a la carga hacia el círculo de la Legión; Thor se volvió y vio a Durs. Él estaba yendo al ataque, no hacia un soldado del Imperio, sino hacia él. Hacia Thor. Por la espalda.

Todo pasó demasiado rápido, y Thor, luchando contra dos soldados del Imperio ante él, no pudo voltear a tiempo.

Thor sabía que iba a morir. A punto de ser apuñalado por la espalda, por un muchacho que una vez había pensado que era su hermano, un muchacho en quien, ingenuamente, había confiado dos veces.

Conval apareció de repente frente a Thor, para protegerlo.

Y cuando Durs bajó su espada hacia la espalda de Thor, encontró en cambio el pecho de Conval.

Thor se volvió y gritó: "¡CONVAL!".

Conval se quedó allí, congelado, con los ojos con una mirada de muerte, mientras veía la espada sumirse en su corazón, la sangre chorreaba por su torso.

Durs se quedó allí parado, mirando hacia atrás, igualmente sorprendido.

Conval cayó de rodillas, brotaba sangre de su pecho. Thor observó, en cámara lenta, cómo Conval, un hermano cercano de La Legión, un muchacho que había amado como a un hermano, caía de bruces al suelo, muerto. Todo para salvar la vida de Thor.

Durs se quedó parado encima de él, mirando hacia abajo, pareciendo conmocionado por lo que había hecho.

Thor se lanzó hacia delante para matar a Durs – pero Conven le ganó. El gemelo de Conval se abalanzó y giró ampliamente su espada, decapitando a Durs, cuyo cuerpo inerte cayó a tierra.

Thor se quedó allí y se sintió hueco por dentro, aplastado por la culpa. Había cometido demasiados errores de juicio. Si él no hubiera liberado a Durs, Conval podría estar vivo ahora.

Estando de espaldas hacia el Imperio, les daba a los soldados una oportunidad. Todos se apresuraron a través del círculo abierto, y Thor sintió que un martillo le pegaba en la parte posterior del omóplato; la fuerza del golpe lo envió al suelo, boca abajo.

Antes de que pudiera levantarse, varios soldados se abalanzaron sobre él; sintió sus pies en la espalda, después un soldado bajó la mano, lo sujetó del cabello y se inclinó sobre él con un puñal.

"Despídete, jovencito", dijo el soldado.

Thor cerró los ojos, y al hacerlo, se sintió transportado a otro mundo.

Por favor Dios, dijo Thor para sí mismo. Permíteme vivir este día. Dame la fuerza para matar a estos soldados. Déjame morir otro día, en otro lugar, con honor. Vivir lo suficiente para vengar esas muertes. Para ver a Gwendolyn una última vez.

Mientras Thor estaba allí tumbado, viendo la daga bajar, sintió que el tiempo se detenía. Sintió un repentino torrente de calor subir por sus piernas y torso y brazos, hasta la palma de sus manos, hacia la punta de sus dedos, un cosquilleo tan intenso que no podía cerrar sus dedos. La increíble ola de calor y energía estaba lista para estallar a través de él.

Thor giró, sintiéndose cargado con una nueva fuerza y dirigió su mano hacia su atacante. Una esfera de luz blanca emanaba de la palma de su mano y envió a su atacante a volar por el campo de batalla, derribando a otros soldados junto con él.

Thor se quedó parado, desbordante de energía y dirigió las palmas de sus manos por todo el campo de batalla. Al hacerlo, las bolas blancas de luz fueron hacia todas partes, creando olas de destrucción, tan rápida e intensamente, que en pocos minutos, todos los soldados del Imperio se encontraban apilados en un gran montón, muertos.

Cuando se calmó el calor del momento, Thor hizo un recuento. Él, Reece, O'Connor, Elden y Conven estaban vivos. Cerca estaban Krohn e Indra, también vivos, Krohn jadeando. Todos los soldados del Imperio estaban muertos. Y a sus pies Conval, muerto.

Dross estaba muerto también, una espada de Imperio le atravesó el corazón.

El único sobreviviente era Drake. Estaba allí tirado, gimiendo en el suelo, con la herida de una daga del Imperio, en el estómago. Thor se acercó a él, mientras Reece, O'Connor y Elden lo arrastraban con fuerza de sus pies, quejándose de dolor.

Drake, gimiendo de dolor, se mofó insolentemente, semiconsciente.

"Debiste habernos matado desde el principio", dijo Drake, brotando sangre de su boca, irrumpiendo en una larga tos. "Siempre fuiste demasiado ingenuo. Demasiado estúpido".

Thor sintió que sus mejillas enrojecían, y estaba aún más furioso consigo mismo por creerles. Estaba furioso, sobre todo, porque su ingenuidad resultó en la muerte de Conval.

"Sólo voy a preguntate esto una vez", gruñó Thor. "Dime la verdad, y te dejaremos vivir. Miéntenos y seguirás el camino de tus dos hermanos. Tú decides".

Drake tosió varias veces.

"¿Dónde está la Espada?", preguntó Thor exigiendo. "Di la verdad esta vez".

Drake tosió repetidas veces, y luego levantó la cabeza. Miró hacia arriba y se encontró con los ojos de Thor, y su mirada estaba llena de odio.

"Neversink", dijo Drake finalmente.

Thor miró a los demás, quienes a su vez lo miraron, confundidos.

"¿Neversink?", preguntó Thor.

"Es un lago sin fondo", Indra intervino, avanzando. "Al otro extremo del Gran Desierto. Es un lago de lo más profundo".

Thor frunció el ceño hacia Drake.

"¿Por qué?", le preguntó.

Drake tosió, sintiéndose cada vez más débil.

"Fueron órdenes de Gareth", dijo Drake. "Quería arrojarte a un lugar del que nunca volvieras".

"Pero, ¿por qué?", dijo Thor presionando, confundido. "¿Por qué destruir la Espada?".

Drake miró hacia arriba y se encontró con sus ojos.

"Si él no podía blandirla", dijo Drake. "Entonces nadie podría".

Thor lo miró largamente y con severidad, y finalmente, se sintió satisfecho de que estaba diciendo la verdad.

"Entonces nuestro tiempo es corto", dijo Thor, preparándose para irse.

Drake movió la cabeza.

"Nunca llegarás allá a tiempo", dijo Drake. "Son muchos días por delante. La Espada ya está perdida para siempre. Renuncia y regresa al Anillo, y no se dañen a ustedes mismos".

Thor meneó la cabeza.

"No pensamos como ustedes", contestó. "No vivimos para salvar nuestras vidas. Vivimos para el valor, para nuestro código de conducta. Y vamos a ir hacia donde eso nos lleve”.

"¿Ves a dónde te ha llevado tu valor hasta ahora?", dijo Drake. "Incluso con tu valor, eres un tonto, al igual que el resto de ellos. El valor es no sirve de nada".

Thor lo miró mofándose de él. No podía creer que había sido criado en una casa, que había pasado toda su infancia, con este sujeto.

Los nudillos de Thor se pusieron blancos mientras apretaba la empuñadura de su espada, queriendo más que nunca matar a ese muchacho. Los ojos de Drake siguieron sus manos.

"Hazlo", dijo Drake. "Mátame. Hazlo de una vez por todas".

Thor lo miró larga y duramente, con ganas de hacerlo. Pero Drake había dado su palabra de que si decía la verdad, no lo mataría. Y Thor siempre cumplía su palabra.

"No lo haré", dijo finalmente Thor. "Aunque te lo merezcas. No vas a morir por mi mano, porque eso me haría rebajarme a tu nivel".

Thor comenzó a dar vuelta para alejarse, Conven corrió hacia adelante y gritó:

"¡Por mi hermano!".

Antes de que cualquiera de ellos pudiera reaccionar, Conven levantó su espada y la empujó hacia el corazón de Drake. Los ojos de Conven estaban iluminados por la locura, por el dolor, mientras sostenía a Drake en el abrazo de la muerte, y lo veía caer inerte en el suelo, muerto.

Thor miró hacia abajo y sabía que la muerte era poco consuelo por la pérdida de Conven. Por la pérdida de todos. Pero, al menos, era algo.

Thor miraba hacia el vasto tramo del desierto ante ellos y sabía que la Espada estaba en algún lugar más allá de sus fronteras. Parecía que estaba a un planeta de distancia. Cuando pensó que su viaje había terminado, se dio cuenta de que todavía no había siquiera comenzado.

Una Carga De Valor

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