Читать книгу Lo que esconden los sueños - Natkim Martin Elgueta Orellana - Страница 5
ОглавлениеPRÓLOGO
Todo lo que conocemos lo conocemos por medio de nuestros sentidos y éstos son intricadas aglomeraciones de células especializadas, sinapsis, leyes físicas y químicas dilucidadas o aún por explicar.. Ciertamente, con el conocimiento necesario se podría crear un Universo, una vida, un mundo en la mente de una persona y esa persona asumiría aquello como la realidad.
El mundo de los sueños siempre ha sido un misterio atractivo para el ser humano y desde los albores de la civilización, se le han adjudicado cualidades: primero mágicas, después proféticas, interdimensionales, paranormales, o se les considera portales. Desde Freud adquieren relevancia psicológica, como reveladoras de un “Ello” que busca manifestarse con la energía suficiente como para sobrepasar nuestras defensas y reveladoras de claves importantes; también se pueden encontrar interpretaciones netamente espirituales del fenómeno, etc.
“La vida es sueño y los sueños sueños son” decía un hombre de cuyo nombre reniego acordarme por razones de enigmático sentido de pertenencia.
Lo cierto, es que los sueños nos transportan a una realidad alterna o quizás, éstos, son la realidad vista con los ojos inexpertos del que recién nace a la vida y no logra interpretar como un todo lo que experimenta o darle un sentido mayor.
Del modo anterior, hay que leer la tercera parte y final de la saga “Lo que esconden los sueños: Más allá de la vida”.
Al menos, esa sería para mi la forma de acercarme al relato; fácil de leer, entreverado a ratos, pero, jamás desprovisto de imaginación y tampoco carente de la tensión necesaria que mantiene el interés. Se mantiene el lenguaje sencillo, ese que es reconocible por todos y que es el que más comunica.
Los hechos mismos que conforman la historia, no pueden ser interpretados de forma unívoca, por cuanto, una de las más brillantes características del mismo, es la lectura e interpretación individual de esta fascinante historia.
Ricardo A. Elgueta Soza