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PALABRAS DE LA AUTORA
ОглавлениеApreciados hermanas y hermanos
Todos tenemos un concepto de lo que es dar una clase, por la experiencia, el conocimiento y nuestra preferencia. En Más que una clase les comparto que la enseñanza bíblica tiene que ver esencialmente con nuestra práctica espiritual fuera de clase y en clase. En clase dirigimos al discípulo a un encuentro con Dios mediante el ejercicio estratégico del don de la enseñanza. Sin embargo, este es un proceso que tiene su inicio fuera de clase, cuando somos inspirados por nuestro encuentro interactivo con Dios, de tú a tú con el Maestro, dando como resultado un compromiso de acción personal y comunitaria.
Es luego que dirigimos al discípulo a dicho encuentro, fomentando la responsabilidad con su propia transformación y la respuesta a la enseñanza bíblica en su integración a la vida diaria. Este encuentro es interactivo entre el maestro y sus discípulos; entre los discípulos; y entre el Espíritu Santo y la persona. El estudio de la Biblia nos guía a comprometernos con su mensaje e integrarlo en nuestra vida mediante actos voluntarios inspirados por el encuentro con Dios. Por tanto, se proyecta como resultado un compromiso personal y comunitario para entender y practicar la enseñanza bíblica y progresar en el modo de vivir que agrada a Dios.1
Nuestra sociedad en crisis necesita interactuar con Dios para entender la fe cristiana, comprometerse continuamente con crecer en dicha fe y vivirla. Crisis es una palabra muy popular de estos días. Según la Real Academia Española, crisis significa situación mala o difícil.2 Escuchamos hablar sobre la crisis gubernamental, económica, matrimonial, social, educativa, del individuo, y otras más. Es evidente que las condiciones de la sociedad que nos rodea y las comunidades específicas en que servimos, parecen ser cada vez más desastrosas (González, 2017). Esta realidad amenaza nuestra persona y la respuesta al llamado de Dios de servir, ya sea para contener o bajar su nivel en la ejecución. Sin embargo, la crisis es parte estructural de la educación porque la educación siempre tiene que innovar y adaptarse a nuevas situaciones (Touriñán, 2014). Crisis también significa cambio profundo y de consecuencias importantes en un proceso o una situación, o en la manera en que estos son apreciados. Por lo tanto, el escenario que estamos viviendo nos invita a concienciar sobre nuestra humanidad, reflexionar sobre nuestra identidad y cómo estamos sirviendo.
El propósito por el cual recibimos el don de Dios es para edificar el cuerpo de Cristo, lo cual tiene una meta común, según el escritor bíblico, hasta que todos lleguemos a estar unidos por la fe y el conocimiento del Hijo de Dios, y alcancemos la edad adulta, que corresponde a la plena madurez de Cristo.3 El Dr. Justo L. González (González, 2006) lo expresó de manera concisa en su libro Tres meses en la escuela de la prisión cuando dijo: no quiere decir que cada uno por su cuenta llegue a la meta que se describe, sino más bien que todos juntos, como una realidad, como un solo cuerpo, lleguen a ser lo que allí se describe. Esta es una meta que nos mantendrá a todos muy ocupados en la interacción con Dios, el compromiso y la acción correspondiente como respuesta.
En Más que una clase comparto algunas ideas prácticas para la buena mayordomía del don de la enseñanza, que aplican a una clase de cualquier edad. Las organicé en tres pasos que llamé el diseño de las 3P: preparación, planificación y presentación. La preparación afirma el llamado divino y nuestra respuesta con un compromiso inspirado por el encuentro interactivo con Dios. En la planificación se seleccionan y organizan las actividades que componen la estrategia educativa e incluye una guía para su elaboración. Para ésta propongo el uso de las inteligencias múltiples como medio para ofrecer una clase interactiva, que facilite desarrollar una dinámica de integración de los discípulos y añada diversidad al proceso. También utilizo la asignación para comprometer al discípulo con su aprendizaje y responder al llamado de Dios. La presentación identifica otros detalles a considerar para que este encuentro sea bueno y edificante.
Aquí incluyo algunos conceptos que aparecen en mi libro Jesús, el Maestro: su plan educativo transformador (Nales, 2006). Además, algunos cambios al modelo para el plan de clase de siete pasos, que responde a las siguientes preguntas valoradas personalmente como guía para realizar la tarea:
Paso 1: ¿Cómo comienzo? = Presentación
Paso 2: ¿Cómo logro el interés del discípulo? = Motivación
Paso 3: ¿Cómo lo voy a hacer? = Estrategia de enseñanza
Paso 4: ¿Cómo actualizo la enseñanza? = Relación con la vida diaria
Paso 5: ¿Qué aprendieron? = Evaluación
Paso 6: ¿Qué estudiaremos en la próxima clase? = Motivación para el próximo estudio
Paso 7: ¿Cómo termino? = Oración
La idea de los siete pasos tiene relación con el inicio de mi servicio en la escuela bíblica. Solo tenía 15 años de edad cuando mi pastor, Jorge Luis Pabón Moraza, me pidió que fuera maestra de la niñez con edad preescolar. Mi experiencia de creyente era de un año y no tenía conocimiento alguno sobre cómo enseñar. Aunque ya sabía que Dios daba dones, no entendía cómo eso funcionaba ni imaginaba lo que Dios quería para mi vida. Estaba aprendiendo a amar a Dios y quería servirle. Busqué un libro que me orientará por pasos cómo ser maestra de Biblia, pero no lo encontré. Agradezco a Dios por la diligencia del Pastor al coordinar mi integración como maestra con la ayuda de la hermana Malén, quien me dio ejemplo y dirección. Ciertamente el Espíritu Santo me ayuda a entender la necesidad de comprometerme día a día con el llamado de Dios, de vivir su verdad y procurar crecer en Cristo.4
Aunque aún me surgen las mismas preguntas cuando estoy preparando la clase, mi propuesta actual es que su contenido sea reagrupado en solo tres pasos: Inicio, Desarrollo y Cierre. ¿Qué motivó la reagrupación? Mi pastor actual fue el agente motivador. Ahora le cuento la otra historia. Un día el Rvdo. Douglas E. Mills Casablanca me compartió una actividad que estaba planificando para los maestros de escuela bíblica con mi participación. La actividad tenía doble propósito: (1) orientar sobre un proyecto nuevo, la Historia; y (2) compartir una estrategia sencilla para dar la clase. La Historia estudiaba la Biblia completa como un relato ininterrumpido acerca de Dios; un proyecto interesantísimo que usa la Nueva Versión Internacional (NVI). El reto era organizar el currículo con la duración de 31 semanas, pero solo una reunión al mes, de aproximadamente 50 minutos. Esto implicaba que cada reunión cubriría una historia con diversos pasajes bíblico. Sobre la segunda actividad, el pastor Mills recomendó que presentara una clase en tres pasos para facilitarle a quien enseñaba el recordar la estructura que le daría dirección. El contenido del proyecto y la estructura de tres pasos no significaban menos dedicación en la preparación del maestro, sino que demandaban una práctica estratégica. Entonces usé los recursos de la educación.
Esta experiencia me hizo recordar a la Dra. Aida Besançon, cuando fue mi profesora del curso El Nuevo Testamento y la mujer. Ella narró a la clase cómo se originó la enseñanza del hebreo en una escuela bíblica, algo poco común. Explicó que en la iglesia había muchas personas que deseaban un reto mayor en el estudio de la Biblia y así lo expresaron al pastor. En ese tiempo ella era miembro de dicha congregación y enseñaba hebreo en un Seminario en los EEUU. El pastor identificó que tenía el recurso para atender la necesidad particular expresada. Entonces, compartió a la hermana Besançon su visión de un grupo pequeño en la escuela bíblica para el estudio de la biblia en el idioma hebreo y le solicitó su servicio. Ella confesó a la clase que esto significó un gran reto personal, pues no era la población a la que acostumbraba enseñar. Sin embargo, aceptó aprender aquello que necesario, estuvo disponible para hacer los ajustes en su estrategia y caminar como el Maestro, sirviendo por su amor a Dios.5
Los pastores mencionados identificaron la necesidad que tenían que atender y buscaron el recurso para hacerlo. Cuando aceptamos la invitación a servir lo que Dios nos dio y nos comprometemos a hacerlo bien, seremos una feliz bendición (frase del pastor Mills que hice mía por la integración personal y comunitaria). Es normal que lo innovador nos cause resistencia mental, algún tipo de temor. También nos recordará que somos discípulos y servidores, que seguimos aprendiendo para servir mejor como buenos administradores de la gracia de Dios. Como dice el escritor bíblico de Romanos 12.4-5: los miembros del cuerpo no tienen la misma función, pero tienen el fin común de trabajar para que el cuerpo sea cuerpo. Contamos con la ayuda del Espíritu Santo y el modelo del Maestro para continuar en nuestro crecimiento a lo largo de la vida.
Ante nosotros tenemos el llamado a servir a un nivel que refleje la verdad del amor de Dios y de ser estratégicos con pertinencia al llamado. Es menester afirmar para qué sirve la educación cristiana y usar los recursos necesarios para cumplir su propósito. Ciertamente la Biblia nos manda a usar el don recibido para servir a otros, administrando fielmente la gracia de Dios en sus diversas formas.6 El énfasis del apóstol Pedro es en la responsabilidad que tenemos hacia los demás de ministrar a otros la gracia de Dios que actúa en nosotros. Él nos relaciona con la imagen del administrador en el mundo antiguo, quien le servía a otros de lo que no le pertenecía a él, así nos dice que debemos ser buenos administradores porque lo que servimos es nada menos que los diferentes dones de Dios (Green, 1993). Recibimos y experimentamos la gracia de Dios para compartirla de tal manera y en tal grado como Él nos amó. Entonces, respondemos con nuestro servicio por amor y con amor; no por protagonismo o por obligación, sino como una extensión y reflejo de la gracia de Dios que ya hemos experimentamos.
El texto bíblico citado es principalmente según la Biblia de Estudio Dios Habla Hoy (1994), tercera edición, Sociedades Bíblicas Unidas. Esa versión es una traducción directa de los textos en los idiomas originales: hebreo, arameo y griego. Usa un lenguaje sencillo para que el lector pueda comprender; por eso, la traducción se llama “versión popular”. Reconozco el lenguaje inclusivo. Éste se demuestra por el uso alterno del género femenino y masculino, a veces con el colectivo y plural, con el fin de facilitar su lectura. Utilizo el término discípulos para evocar el significado que le dio Jesús, quien invitaba y desafiaba a unirse a sus seguidores, dispuestos a vivir a la altura de sus enseñanzas y valores (Pagán, 2012). También, utilizo el término transformación que significa la nueva naturaleza y formación continua del creyente para reflejar la gloria del Señor.7 El testimonio vivo del arrepentimiento que tuvo inicio en nuestro corazón y es visible en la práctica de vivir la voluntad de Dios con la ayuda del Espíritu Santo. El término aprendizaje lo uso para nombrar la adquisición por la práctica de una espiritualidad que reconoce el valor social y espiritual de una adoración integral, refiriéndose a la transformación.8
Te invito a disfrutar de una dinámica reflexiva antes de iniciar la lectura, completando el formulario Autoevaluación. El resultado te ayudará a determinar cuál es el área que necesitas mejorar, de acuerdo a lo que compartimos en el diseño de las 3P. ¡Qué la lectura te bendiga y sea útil para realizar tu servicio!
Tu hermana en Cristo y compañera en el servicio,
Nereida
AUTOEVALUACIÓN
Práctica del don de enseñar según el diseño de las 3P
Instrucciones: Haga una marca de cotejo (√) en la columna “¿Con qué frecuencia?” para indicar la frecuencia con que realiza cada actividad. Utilice la siguiente escala: (1) Muy poco; (2) Frecuente; (3) Siempre. Conteste con honestidad.*
I. Preparación | ¿Con qué frecuencia? | ||
1 | 2 | 3 | |
1. Comparto a solas con Dios diariamente. | |||
2. Consulto diversas versiones de la Biblia. | |||
3. Busco relacionar la clase que daré con mi realidad. | |||
4. Oro por mí y mis discípulos. | |||
5. Practico una educación continua para mejorar el servicio de enseñar, tales como: talleres de capacitación, lecturas relacionadas, mentoría. | |||
6. Cuido de mi bienestar holístico. | |||
7. Vivo la unidad y edificación de la comunidad de fe. | |||
8. Practico los valores del reino que aprendí del Maestro. | |||
9. Doy seguimiento mi discipulado con una lectura sistemática de la Biblia. | |||
II. Planificación de la clase: | 1 | 2 | 3 |
10. Comienzo el estudio de la clase con una semana de anticipación. | |||
11. Hago mi plan de clase como guía para la presentación. | |||
12. Pienso en las necesidades, etapa de desarrollo e intereses de mis discípulos. | |||
13. Selecciono una estrategia de enseñanza diferente a la clase pasada. | |||
14. Incluyo diversas y diferentes actividades de aprendizaje. | |||
15. Creo una actividad para aplicar la enseñanza a la vida diaria. | |||
16. Realizo la actividad de aplicación del texto a mi vida. | |||
17. Planifico una asignación para comprometer con el aprendizaje. | |||
18. Adquiero los recursos que necesito con anticipación al día de la clase. | |||
19. Repaso la clase el día antes. | |||
III. Presentación de la clase: | 1 | 2 | 3 |
20. Saludo con alegría a toda la clase, incluyendo a las visitas. | |||
21. Comienzo con una actividad que motive el interés de todos por la clase. | |||
22. Informo el propósito de la clase y cómo la conduciremos. | |||
23. Uso la Biblia en clase. | |||
24. Promuevo la participación activa de la clase. | |||
25. Escucho a los discípulos para enfocar la clase de manera efectiva. | |||
26. Cuido el ambiente de la clase para que predominen los valores del reino. | |||
27. Dirijo a la reflexión sobre el tema estudiado. | |||
28. Comprometo al discípulo con su transformación. | |||
29. Invito a la clase a conocer al Salvador y a vivir en amistad con Dios. | |||
30. Termino con una oración. | |||
Reflexión: |
*A mayor frecuencia más adecuado. Haga el cómputo y reflexione sobre su resultado.
1. Efesios 4.15; 1 Tesalonicenses 4.1
2. Diccionario de la Lengua Española, 2019, https://www.rae.es.
3. Efesios 4.12-13
4. Efesios 4.15
5. Juan 14.31
6. 1 Pedro 4.10
7. 2 Corintios 3.18; Efesios 4.24.
8. Romanos 12.1-2