Читать книгу Cafeína - Nina Dagnino - Страница 8
ОглавлениеLas calles estaban desiertas, el sol me achinaba los ojos, la suave brisa estremecía mi piel, las ideas se arremolinaban en mí y los recuerdos me ponían melancólica.
En ellos estaba usted… con esa sonrisa perfecta que me hacía sonrojar, con ese cuerpo que lograba doblegar mi razón, con esa particular forma de desvestirme, con ese inexplicable modo de hacer el amor por las mañanas.
* * * * *
Se vistió en silencio y con cautela, observó como él dormía plácidamente del lado derecho de la cama.
Lo besó y se marchó.
No tenía sentido romper la magia que envolvía a ese hombre que tanto la hechizaba.