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Mi comisión y la corrupción en la Fiscalía

Me encuentro en la vía por la autopista Regional del Centro conduciendo mi vehículo personal, pensando en la inmortalidad del cangrejo. Me dirijo al Circuito Judicial Penal de Aragua, en Maracay, a realizar una audiencia preliminar de uno de los tantos asuntos pendientes en mi despacho, Fiscalía 22.a Nacional, mi nuevo rol dentro del Ministerio Público. Y pensar que hace como un mes era el director de Delitos Comunes, ahora me toca nuevamente patear los pasillos de los tribunales, ya no como fiscal de Los Teques, fiscal superior o director, ahora me toca como fiscal con competencia nacional, motivo suficiente que me obliga a prepararme cada día más para enfrentarme a los 24 códigos procesales, como decimos en la Fiscalía: “en cada estado existe un código diferente”, cada quien le da una interpretación distinta a las normas; es una lucha que vengo enfrentando desde hace mucho tiempo, y que asumí con mayor interés desde que fui nombrado en el cargo de director de Delitos Comunes: hacer que la interpretación de las normas procesales sea igual en todas las regiones. La verdad es que considero que esta lucha la estoy perdiendo, y ahora como Fiscal Nacional no tengo la facultad para instruir a los demás fiscales, solo me queda aconsejar y asesorar a mis compañeros fiscales, me parezco a un Quijote, como decía el doctor Julián Isaías, cuando fue fiscal general: los fiscales parecen Quijotes, luchando solos en contra de las injusticias, ahora me toca seguir en mi lucha diaria para hacer prevalecer la justicia y el bien común. Mi verdad es que pensaron hacerme un daño apartándome de la dirección y no imaginan el bien que me han hecho.

El viaje se me está haciendo largo, solo espero que pueda hacer la audiencia preliminar; que no falte la defensa privada, ya que la defensa pública siempre está en la sede, hasta poseen un área para atender público; que el traslado llegue a la hora indicada y así no me hagan padecer la eterna espera en el pasillo del tribunal y que este último este despachando o que no tenga una audiencia de otra causa que demore la mía; esas son las causas más comunes por las cuales se difieren constantemente las audiencias y, por ende, el retardo procesal. Los detenidos, en muchos casos, se niegan a salir de sus celdas para su traslado al tribunal; entiendo que han sido muy mal asesorados por sus abogados defensores, familiares o compañeros de causa o celdas, ya que poseen la creencia de que si pasan dos años sin que se realice la audiencia, les van a dictar una medida menos gravosa, la tan anhelada libertad; pero eso no es así, ya que, si el retardo procesal es imputable a ellos mismos, nunca obtendrán un decaimiento de la medida privativa, continuarán purgando su proceso privados de libertad.

En la vía me encuentro un accidente de tránsito, puedo observar varias unidades de policía levantando el choque; de inmediato pienso que la audiencia se va a diferir por mi ausencia, ¡es lo que me faltaba!, y pensar que me preparé tanto para este acto procesal, aunque ya me sé de memoria cómo se debe desarrollar la audiencia, paso a paso. Primero: ratificar la acusación en todas y cada una de sus partes; segundo: realizar una narración sucinta del hecho imputado; tercero: subsumir ese hecho narrado dentro del Derecho, es decir, dentro de la norma penal, que viene a ser la calificación jurídica dada a la acción desplegada por el imputado; cuarto: resaltar todos y cada uno de los elementos de prueba que han sido promovidos en el escrito acusatorio y con los que se pretende probar la participación del imputado en los hechos narrados en dicha acusación y, por supuesto, quinto: solicitar el enjuiciamiento del acusado, que sea admitida la acusación y ratificar la medida privativa de la libertad; esta última solicitud, siempre y cuando las circunstancias de modo, tiempo y lugar o hechos narrados no hayan variado luego de haber sido presentada la acusación fiscal, por cuanto, de lo contrario, este cuento sería otro y tendría que solicitar un sobreseimiento o una medida cautelar menos gravosa. Esta audiencia se trata, para el fiscal del Ministerio Público, de defender su acusación, sostener su afirmación sobre los hechos y la participación del imputado en los mismos que desde este momento pasa a ser un acusado. Todo parece muy sencillo hasta que al buen abogado defensor se le ocurra pedir nulidades y, lo de siempre, oponer las excepciones de ley.

No he terminado de hacerme mi mapa mental cuando recibo una llamada de mi antigua dirección, un 0212.509…, es señal de que me están llamando desde la sede del Ministerio Público. Atiendo la llamada, y de inmediato me doy cuenta de que es el nuevo subdirector de Investigaciones de Delitos Comunes, un ser manipulador y traicionero.

 Orlando, hermanito, buenos días. ¿Cómo estás? ¿Tú vas de comisión para Maracay?

 Hola, Zaír, buen día. Sí voy en camino. ¿Qué me cuentas?

 Hermanito, ¿sabes que secuestraron a Wilson Ramos, el jugador de beisbol profesional, en Valencia? El Dr. Joel te va a comisionar para que te encargues de esa investigación.

 Ok, no hay problemas, yo me encargo de ese asunto, pero estás lento, ese secuestro fue ayer, ya esos choros me llevan ventaja.

 Sí vale, eso fue ayer en la tardecita, pero no te preocupes, ya te monto la comisión para hoy mismo, y te vas para allá en cuanto te desocupes en Maracay.

 Zaír, ¿los secuestros no los trabaja Didier? – Fiscal nacional a quien se le asignaban los casos de secuestro, gran amigo.

 Sí hermano, pero es que él anda muy ocupado. Tú también puedes hacer eso. Me envías la minuta lo más pronto posible.

 Dale, yo te informo.

Luego, con el pasar del tiempo, me entero de que la verdadera razón de Zaír para darme esa comisión fue la de sabotear la gestión de Didier; la intriga lo mataba, y el desprecio por todos aquellos que trabajábamos con vocación de servicio lo incomodaba. Este ser despreciable esperaba que algo me saliera mal para terminar de desacreditarme con la fiscal general, terminar de socavar mi liderazgo y respeto dentro de la institución; no le bastaba con haber traicionado mi confianza en la Dirección de Delitos Comunes, pero igual ya todo eso no me importaba, mucho menos a estas altura de mi vida.

“Dios los cría y ellos se juntan”; tanto a ese “subdirector” como a Luisa los ayudé cuando necesitaron de mí; a Zaír aún lo deben estar buscando los Capracios de Miranda, solo él sabe que no les cumplió y por lo cual lo amenazaron de muerte cuando era fiscal de Caucagua, de donde lo saqué y lo trasladé hasta la Fiscalía 5.a en Guarenas, para evitar que lo mataran como a un perro, y ahora que logró juntarse con Luisa desean borrarme de la Fiscalía, solo por mi formación, liderazgo y posición política e ideológica y, por supuesto, el celo profesional, pero, como dice el dicho: “no hay mal que por bien no venga”.

Ahora, con mi salida, la Dirección de Delitos Comunes la asumió Joel, un gran amigo. Lo primero que me dijo al recibirme la dirección fue que con la agenda que yo tenía asignada, él no iba a lograr cumplir las metas; eso fue lo único que le pidió a Luisa, para poder asumir el cargo: que le cambiara la agenda, ya que la misma era de imposible cumplimiento. ¡Por supuesto que no iba a poder!, esa agenda de imposible cumplimiento solo la hicieron para mí, para sabotear mi gestión, desgastarme, desacreditarme, para neutralizarme en mi lucha en contra de la delincuencia y la corrupción dentro del Ministerio Público, e impedirme cumplir las metas de la dirección, y así, por supuesto, tener razones suficientes para demostrar que era un “incapaz”, pero ahora los hechos hablan por sí solos. No me pienso rendir, seguiré dando la batalla desde cualquier cargo dentro de la institución.

Ante estas situaciones de estrés, de persecución política, envidia y saboteo corporativo, lo mejor es trabajar, trabajar y trabajar como lo aprendí del Dr. Félix Mercádez; siempre me decía: Orlando, cuando más te persigan trabaja y trabaja más y demuestra lo que sabes, no te rindas. Aún lo escucho decir esas sabias palabras. Honor a su memoria. Mi eterno jefe y mentor dentro de la institución, hombre leal, trabajador y de principios.

Luego de luchar con tantas intrigas y falsedades sobre mi trabajo y liderazgo, las cuales me ocasionaron mucho daño en lo emocional y laboral, logré reponerme y hacerles frente a los diferentes escenarios, y con coraje seguir adelante a pesar de la persecución que me montó Luisa, por celo profesional, por considerar que le podía “serruchar” el cargo, por no alinearme con su íntimo equipo de ladrones; ¡qué loquera!, hasta risa me da pensar eso; en su escasa imaginación pensaba que era muy allegado a un alto político del Gobierno; y la verdad es que no era así, nunca me interesó llegar hasta algún político, craso error por que tarde descubrí que todo el mundo lo hace. Las cosas pasan porque pasan. Todo viene por aquella reunión en la residencia del gobernador de Miranda. En ese tiempo era fiscal 3ro. de Los Teques, en el año 2007, cuando ella acudió a una gran amiga, para pedir que la apoyaran para ser fiscal general, que necesitaba reunirse con el gobernador. Fue un grave error haberla apoyado para conseguir esa reunión con el gobernador de entonces, y menos haber estado presente en esa reunión y mucho menos pensar que ella era del equipo del Dr. Félix Mercádez; solo era una corrupta infiltrada tratando de escalar puestos, y bien alto que llegó. Ya el mal estaba hecho. Ahora me tocaba afrontar las consecuencias de mi grave error. Así es, dentro del Ministerio Público se libraba una batalla política, la cual quienes pensaban igual a mí la estábamos perdiendo, destituidos, bajados de cargos o cambiados a la Conchinchina, esa era el destino de los Fiscales Rojos, como de manera despectiva, nos hacían llamar. Pero si esta señora también fue roja y ahora se estaba cambiando de bando, como buena camaleón, pero no solamente al sector de la derecha, se estaba pasando al lado más oscuro de la corrupción. La fiscal general estaba creando una organización de delincuencia organizada, extorsionando a los comerciantes, empresarios y, en especial, a los funcionarios de Pdvsa.

De verdad que estaban lento. No era posible que un secuestro que estaba saliendo por todos los medios de comunicación no contara con un fiscal nacional comisionado. Eso pasaba por la inexperiencia y mala intención que se estaba apoderando del Ministerio Público, la corrupción comenzaba a echar raíces dentro de la institución y el secuestro de Wilson no era un asunto del cual pudieran lograr un provecho. A Zaír no le pareció importante; aunque su trabajo era de subdirector de Investigaciones, el ratón de biblioteca, como se le conocía entre los fiscales con experiencia y liderazgo, ya se encontraba muy ocupado en otros asuntos “más importantes”, los cuales sí le reportaban dividendos.

Una vez que logré llegar a Maracay, comencé vía telefónica a hacer las coordinaciones necesarias, pedir información sobre el secuestro de Wilson, al fiscal de guardia en Valencia y jefe del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas CICPC, de la Delegación Valencia. De inmediato me fui compenetrando en todo ese asunto, salvaguardar la vida de Wilson Ramos debería ser mi prioridad.

En los tribunales de Maracay, me propuse conversar con el juez para saber si la audiencia se iba a realizar. Muy decentemente me atendió. Preocupado por todo los actos que tenía para ese día, me manifestó que esperara un poco, que el traslado no había llegado.

Por tal razón le informé mi situación.

 Doctor, disculpe, pero me acaban de llamar de la dirección comisionándome para investigar el secuestro de Wilson Ramos, en Valencia. Debo seguir hacia allá apenas termine por aquí. ¿Usted cree que vamos a salir muy tarde?

 ¿El caso de Wilson Ramos? Qué bueno. doctor Padrón, que lo comisionaron a usted. Ese muchacho es de aquí de Maracay, y juega con Los Tigres, tiene que ayudarlo. Dios quiera que esté vivo, porque me dicen que aún no han pedido plata. Doctor Padrón, esa audiencia difícilmente se realice; el traslado no ha llegado, y cuando viene de Tocorón llega temprano, y mire la hora que es, las once de la mañana, mejor se anuncia para que quede presente y siga con su trabajo.

Este trato tan cordial y amable de parte del juez de Maracay, fue una buena señal de que todo me iba a salir muy bien.

 Gracias, doctor. Por favor, me avisa la próxima fecha para la audiencia preliminar — Lo dije sin saber que no regresaría hacer esa audiencia.

Me sorprendió que ya el juez de Maracay supiera que los secuestradores, pasadas aproximadamente 24 horas, no habían pedido el dinero del rescate. Eso me indicaba que la información del caso podía estar fugándose, posiblemente los familiares de Wilson estaban comentando los pormenores del asunto o quizás había una persona en la casa sacando información.

Algo que no se debe hacer al momento de un secuestro es comentar con cualquier persona lo que se está haciendo o se piensa hacer. En la mayoría de los casos esa información llega a los secuestradores, ya sea por intermedio de una antena, que viene a ser un sujeto infiltrado entre los familiares para pasar información a los secuestradores de lo que hacen o hablan, o por el pichador del caso. Lo aconsejable es interponer la denuncia ante el órgano de investigación más cercano, denunciar el secuestro y de inmediato poner en práctica las recomendaciones que los expertos en la materia les proporcionarán.

Las antenas y los pichadores suelen ser personas cercanas a las víctimas: trabajadores de la casa, compañeros de trabajo, vecinos, familiares o allegados que observan la opulencia en la que viven sus posibles víctimas o tienen conocimiento que las mismas se han ganado una gran suma de dinero o facturado un buen trabajo. Estos pichadores poseen unas características similares: suelen ser personas fáciles de manipular y necesitados de dinero; en ocasiones a ellos les hacen creer que el secuestrado no sufrirá en su cautiverio y que al final del mismo regresará a su hogar y de esta forma sencilla obtendrán un dinero fácil, pero las estadísticas nos dicen lo contrario. Muchas de las víctimas no regresan a casa o regresan mutiladas y siempre quedan con un trauma por lo vivido durante su cautiverio, el cual se conoce como “estrés postraumático”.

Estos sujetos se convierten en autores, coautores o cómplices del secuestro de acuerdo a su grado de participación, antes, durante y después del mismo.

De inmediato, luego de haber conversado con el juez de Maracay, me dispuse a la marcha hacia Valencia, a la subdelegación Plaza de Toros, sede de la Brigada Antiextorsión y Secuestro del CICPC, del estado Carabobo, donde me esperaba un equipo multidisciplinario, quienes ya llevaban toda la noche trabajando.

En Plaza de Toro, me esperaba un gran amigo, el comisario jefe Luis Karabín, excelente persona y profesional, subdirector del CICPC, quien se encontraba al frente de la investigación. Igualmente, se encontraba el comandante del Grupo Antixtorsión y Secuestro (Gaes) de la Guardia Nacional de Carabobo; estaban trabajando de forma conjunta, como cosa extraña, ya que difícilmente estos cuerpos de seguridad trabajaban como un solo equipo. Esto fue un punto muy positivo para la resolución del secuestro de Wilson.

Al comisario Karabín lo conocí en Caracas en tantas reuniones de coordinación entre el Ministerio Público (MP) y el CICPC; por cierto, algunas de esas reuniones se trataron sobre los casos de secuestros en Caracas y zonas fronterizas del país; el hampa nos tenía locos, pero mediante esas coordinaciones logramos reducir los secuestros, robos de vehículos y otros delitos relevantes. Después de este caso nos volveríamos a encontrar en Tucupita.

 Comisario Karabín, ¿cómo como está usted? ¿Qué me cuenta?

 Buenas tardes, doctor Padrón. Excelente, con bastante trabajo. ¿Viene a saber del secuestro?

 A saber solamente no, vine a trabajarlo. Hoy me comisionaron para este caso, Karabín, ¿qué me puedes adelantar?

 Bueno, Padrón, al muchacho se lo llevaron de la casa de la mamá. Hay una camioneta Captiva identificada y recuperada, la dejaron abandonada en el sector Canoabo, del municipio Montalbán; estuvo rondando la zona desde temprano. Él estaba con unos familiares y amigos en el porche de la casa y les llegaron dos tipos armados quienes amenazaron a todos y se lo llevaron a él. Ya están elaborados unos retratos hablados de los pegadores; estamos trabajando la telefonía y esperamos un informe hoy mismo; ya pedí que me hagan una presentación de lo que tienen.

Los retratos hablados son muy importantes desde el punto de vista criminalístico en una investigación, en virtud que ellos nos ayudan a tener una idea de las características fisionómicas de los autores o particípes de un hecho punible y, en muchos casos, a saber quiénes son estos sujetos, de acuerdo a los registros que los investigadores puedan tener de bandas que se dedican a ese determinado delito.

Los pegadores, son los sujetos que, dentro de la organización criminal, tienen como tarea someter a la víctima para privarla de su libertad y trasladarla hasta un determinado sitio ya acordado con antelación, en el cual la entregan a otros sujetos a quienes llamamos “cuidadores”, término con el cual nunca he estado de acuerdo, por cuando su misión es velar por que la víctima no se escape o sea rescatada; igualmente le aportan comida y agua, pero no en todos los casos hacen eso, por lo que deberían ser llamados “custodios, carceleros o vigilantes”.

Continuando la conversación con el comisario Karabín, le manifesté a manera de corregir algunos errores que se pudieran estar cometiendo conforme a la información que obtuve en Maracay.

 Me enteré en Maracay que los secuestradores aún no han llamado para solicitar sus exigencias a cambio de la libertad de Wilson.

 ¿En Maracay? Imagínese como corre la información.

 Otra cosa, comisario, ¿cerca de esa casa no se avistó alguna cámara de video?

 No, doctor, es una urbanización abierta y no hay cámaras de video cercanas.

 ¿Quién denunció?

 La mamá, doctor, pero la misma no vio nada, es un testigo referencial, ella estaba dentro de la casa cuando sucedió todo; los amigos de Wilson son los que le informan lo que estaba pasando.

 Mira, Padrón te presento al comisario jefe Marcos Vivas, el jefe de Investigaciones, también me lo traje para resolver este lío.

 Comisario, estamos a la orden, vamos a trabajar coordinados. Nos conocimos en Margarita, ¿cierto? En el evento donde hice la presentación sobre “el secuestro”.

 Un placer, doctor Padrón; claro que sí, en Margarita, recuerdo que le dimos una placa por su participación. Bueno, ahora, en este caso, ya los muchachos están montados en eso; aún los secuestradores no han llamado, presumo que deben ser colombianos, ellos son los que tardan en llamar.

El Comisario Marcos Vivas resultó ser un excelente investigador, no dio tregua y su buen ánimo y positivismo fue fundamental para resolver el secuestro.

 Doctor Padrón, acompáñenos a la presentación que van a hacer los expertos en telefonía. —se adelantó a decir el comisario Marcos Vivas.

 Para eso estamos aquí, hermano. Vamos a verla.

Inmediatamente subimos al piso tres de la sede de Plaza de Toros, a la sala de reuniones en la cual se encontraban como quince funcionarios, todos con caras alargadas, pues ya tenían toda la noche trabajando, y la verdad no se veían buenos resultados.

Los pesquisas no habían levantado mucha información en la calle, los expertos de inspecciones no encontraron nada relevante en el sitio del suceso, los testigos no vieron venir a los pegadores, uno de los amigos de Wilson se le ocurrió encender la camioneta de este y trató de perseguir a los secuestradores pero fue en vano, no le dieron alcance. El panorama no se encontraba muy claro, prácticamente no había nada por donde seguir la investigación.

Después de las presentaciones personales, los expertos comenzaron hacer su explicación de los resultados del análisis de la telefonía. Sus conclusiones no eran concluyentes, tenían solo una hipótesis, pero estaban bien encaminados; lograron determinar que los secuestradores merodearon la casa de la mamá de Wilson Ramos durante varias horas, prácticamente desde la mañana; al parecer, sabían que él iba para esa casa o estaban cazando a otra persona, fue lo que deduje de inmediato. Luego del secuestro, enfilaron su huida hacia la vía de Tocuyito para tomar la vía hacia Montalbán. El experto en telefonía, inspector De la Cruz, comenzó a explicar en detalles, en una pizarra, todo lo que había logrado mediante su análisis.

 Procedí a realizarle un análisis telefónico al número 0426-776..., el cual, según los datos aportados por la empresa de telefonía celular Movilnet, se encuentra registrado a nombre de J. Moros, titular de cédula de identidad V-6.235…., quién posee su residencia en la calle 4, quinta 25, en San Cristóbal, estado Táchira.

Ese número, aun cuando el usuario tenía residencia en el estado Táchira, estaba siendo utilizado en Valencia, específicamente en la celda ubicada en el hipódromo de valencia, a las 06:17 horas de la tarde, siendo esta la hora aproximada del secuestro, y a eso de las 06:25 estaba utilizando celda ubicada en la urbanización Santa Inés, urbanismo donde reside la madre de Wilson y lugar del suceso donde resultó secuestrado. También pudo determinar el experto que este número telefónico mantenía una comunicación constante con otro móvil celular el 0426-168..., a su vez, de forma constante intercambiaba la llamada con el número móvil 0424-482..., y siendo las 07:01 de la noche mantuvo comunicación con el móvil 0426-227..., pero ya para esta hora estaban desplazándose hacia los parques Valencia y Los Próceres, urbanización José Martín, ubicada en la vía hacia Tocuyito. Quedaba claro que los secuestradores se comunicaban entre ellos mientras se desplazaban por la autopista, pues las celdas utilizadas por los móviles celulares se intercambiaban de forma rápida en una sola dirección.

Radio que cubre la antena ubicada en el hipódromo de Valencia la cual abarca toda la urbanización Santa Inés.

Ruta de escape vía Tocuyito luego del secuestro de Wilson.

Lográbamos observar el comportamiento de estos usuarios de los móviles celulares durante algún tiempo antes del secuestro y cómo se mantuvieron en el sitio del suceso y posteriormente al secuestro. Continuó explicando el experto: “… se desplazaban conjuntamente por la vía hacia Tocuyito, siendo las 07:05 p. m. y 07:11 p. m. manteniendo comunicación con el móvil 0426-227..., y siendo las 07:48 p. m. el móvil en estudio mantuvo comunicación nuevamente con el móvil 0424-482…, utilizando celda ya ubicadas en la población de Canoabo-Terrenos de la estación Cantv, San Isidro, Bejuma del estado Carabobo...”. Esta información resultó ser sumamente valiosa en la presente investigación, ya que este fue el sector por donde dejaron abandonada una de las camionetas utilizadas para el secuestro de Wilson.

Ruta desde Tocuyito a Bejuma antes de cambiar de vehículo.

“… Siendo ya las 08:18 p. m. estos números se comunicaban entre sí y con el abonado 0426-168..., a las 08:19 p. m. con el abonado 0424-931..., todos estos utilizando celdas en la población de Montalbán y, por último, siendo ya las 08:20 p. m. el móvil en estudio se desconectó…”. Era evidente que a nuestra víctima se lo habían llevado hacia el sector de Canoabo y Montalbán, lugar montañoso del estado Carabobo.

Ruta desde bejuma hasta montalban para llegar a su destino final las montañas de ca-noabo al cambuche

En esta primera parte del análisis, pude ver ese punto de coincidencia entre el vehículo utilizado por los pegadores en el sitio del suceso, en la urbanización Santa Inés, y luego su ubicación en el sector de Canoabo, en Montalbán, y la ruta de los teléfonos era la misma, demasiada coincidencia. Continuó el experto con su explicación:

 De igual forma, al ser analizada la referida relación de llamada, se puede observar que, para la fecha 06-11-11, dicho móvil presenta una comunicación con un teléfono fijo Movilnet, número 0249-490..., el cual usó celda en la población de Canoabo. Seguidamente, y continuando con los análisis telefónicos, se observa la relación de llamada del móvil 0426-168…., el cual, según la empresa de telefónica Movilnet, se encuentra registrado a nombre de: Candelario R., titular de la cédula de Identidad: V-12.089…., teléfono alterno 0416-360..., residenciado en el sector Jorge Hernández, avenida 38, casa sin número, Cabimas estado Zulia. El mismo, al ser analizado, se puede observar que el portador del móvil, para la fecha del hecho 09/11/11, siendo aproximadamente las 01:34 horas de la tarde, utilizó celda en el lugar de los hechos, urbanización Santa Inés, de Valencia, estado Carabobo.

De inmediato me supuse que los autores del secuestro eran paracos (nombre con que se refieren en el argot policial a los paramilitares colombianos que actúan en Venezuela al margen de la ley) o los desertores de la guerrilla colombiana, tanto del Frente Armado de Liberación de Colombia (FALC) como los del Ejército de Liberación Nacional (ELN). Esta operación la estaban preparando desde hace algún tiempo, estudiando el área y haciéndole seguimiento a la víctima. Esto tenía la forma de un secuestro prolongado; lo que me llamó la atención es que esa no era la casa donde residía actualmente Wilson Ramos.

El experto continuó con su explicación:

 Manteniendo comunicación con el móvil 0424-413..., asimismo, mantuvo comunicación con el móvil 0426-776..., antes identificado, móvil que a su vez usó celda en el lugar del plagio de la víctima. Inmediatamente se puede observar que el móvil en estudio realizó un mismo recorrido, al igual que el utilizado por el 0426-776..., manteniendo comunicación con el móvil 0424-482..., trasladándose a las 07:56 p. m., usando celda en campo Carabobo, para así siendo las 08:23 p. m. usar celda en Montalbán y a las 08:29 p. m., uso celda en Canoabo, mostrando con esto que ambos móviles analizados usaron celda ubicada en la urbanización Santa Inés, haciendo un recorrido por campo Carabobo, Tocuyito, para asimismo trasladarse hasta la población de Montalbán y Canoabo, para luego presentar desconexión (apagados), pudiéndose determinar que los portadores de estos móviles se encuentren involucrados en el presente hecho.

Con esta explicación del experto en análisis telefónico, De la Cruz, que me pareció muy profesional, estaba muy claro que los sujetos activos del delito de secuestro habían tomado la ruta hacia Montalbán, lugar no conocido para mí, pero donde iba a experimentar una de mis mayores experiencias en la investigación criminal.

Ese día se me hizo largo; revisando actas y conversando con los testigos del hecho, el expediente estaba tomando forma, ya se habían ordenado las actuaciones útiles, pertinentes y necesarias; me tocaba revisar y ordenar cualquier otra diligencia. Me enfoque en la familia de la víctima, pedí que le hicieran análisis de telefonía a todos los presentes en el lugar de los hechos y que se investigara si Wilson había tenido algún problema reciente. Entre las diligencia útiles, pertinentes y necesarias que se habían solicitados se encontraban las siguientes:

 Se incluyó a la víctima en SIIPOL, como persona solicitada, a los fines de que no lograra ser extraída del país por las vías oficiales.

 Se realizaron inspecciones técnicas (oculares) en el sitio del suceso, así como también en los distintos sitios de liberación de los vehículos robados y utilizados por los perpetradores. Vale decir, en la urbanización Santa Inés, casa de la madre de Wilson, lugar donde se efectuó el secuestro. Y en Canoabo, sitio donde se ubicó la camioneta Captiva, abandonada, camioneta que utilizaron los secuestradores para llevarse a la víctima.

 Se realizó la Activación Especial a los vehículos utilizados como medios de transporte para perpetrar los hechos investigados, en busca de apéndices pilosos, huellas dactilares y cualquier otro elemento de interés criminalístico que nos facilitara la identificación de los criminales.

 Se analizó la relación de llamadas de las diferentes radios bases o antenas de las distintas empresas de telefonías en los sitios de sucesos, así como de la trayectoria utilizada conforme a la investigación. Se hicieron las pruebas de llamadas para solicitar el flujo de las mismas en dichas antenas.

 Se tomaron las declaraciones de testigos presenciales y referenciales del hecho, a los fines de obtener una narrativa circunstanciada de cómo ocurrieron los mismos y poder establecer las circunstancias de modo, tiempo y lugar de su comisión. Igualmente se obtuvieron los datos suficientes para la descripción de los pegadores, sujetos activos del delito, los cuales se utilizaron para la realización de los retratos hablados.

 Se realizaron tres retratos hablados de los secuestradores – pegadores- con los aportes de los testigos presenciales.

 Se logró determinar, por medio de los testigos presenciales, que habían sido cuatro sujetos los autores de esta etapa del secuestro: dos se bajaron del vehículo con las armas en mano y dos se quedaron dentro del vehículo.

 Se analizaron las actas procesales de los expedientes iniciados por el Robo de Vehículo de la camioneta modelo Captiva, marca Chevrolet. Hecho ocurrido el día 08 de noviembre. Con la finalidad de establecer patrones de actuación y recopilar cualquier otra información que se pudiera relacionar con el secuestro de Wilson.

 Se analizan las actas procesales del expediente aperturado por el Robo de un Vehículo tipo Camioneta modelo Terios, marca Toyota, color plata. Hecho ocurrido el día 07 de noviembre, la cual fue utilizada a su vez para cometer el robo de la camioneta Captiva, con la cual secuestraron a Wilson.

 También procedimos a analizar las actas de un expediente instruido por el delito de secuestro de fecha 08/10/2011, el cual estaba siendo llevado por la Fiscalía 3.a del Ministerio Público, con sede en valencia, por cuanto se presumía pudiera guardar relación por el modus operandi utilizado por los secuestradores.

El expediente estaba tomando forma; se habían ordenado muchas diligencias de las cuales ya algunas de las resultas se encontraban; dentro de las actas que lo conformaban, ahora faltaba establecer quiénes y dónde mantenían secuestrado a Wilson Ramos. Para eso me encontraba allá en Valencia.

Luego de leer y enterarme de todo, observo que ya casi son las dos de la madrugada, debo descansar, pero antes de despedirme le ratificó a los funcionarios que debemos tener esas resultas a primera hora, que llamen a los jefes de departamentos para que me lo tengan listo, que voy a mi casa a cambiarme y me regreso nuevamente. Me despido de los funcionarios presente y emprendo mi viaje por la autopista desde Valencia hasta los Altos Mirandinos, con el objeto de dormir algo, cambiarme de ropa y regresar a Plaza de Toros a primera hora.

La vía se encuentra desolada. A esta hora solo los noctámbulos andamos en la calle: policías, guardias nacionales, funcionarios de inteligencias, bomberos, paramédicos y fiscales del Ministerio Público, arriesgando nuestras vidas por las causas justas, el bien común y el respeto a los derechos humanos, ya que los delincuentes también están trabajando al cobijo de la oscuridad.

Una vez en casa, solo puedo preparar una muda de ropa y colocar el despertador a las cinco de la mañana. Mi intención es llegar primero que todos, muy dentro de mí sé que debo estar muy pendiente de este asunto. La vida de ese joven se encuentra en peligro. Me recuesto y quedo dormido casi de inmediato.

Suena el despertador y veo que ya es hora de levantarme. Prácticamente no dormí nada.





Secuestro. Cuando la muerte acecha

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