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La tradición de la brujería verde

La brujería verde es una práctica y un estilo de vida. Es también una forma de relacionarte íntimamente con la tierra. La tierra te sostiene, te provee y te cura, y tú respondes de la misma manera. Cuanto más te esmeras en tu relación con la tierra, más sacas de ella. Al estudiar y trabajar con elementos naturales –como las plantas, el clima y los cristales– y con el cosmos, las brujas sintonizan con los ciclos del crecimiento, la evolución, la armonía, la vida y la muerte. La sabiduría de la tierra es infinita, y también lo es el proceso de aprendizaje en el que se deleitan las brujas.

Si te ocupas de investigar sobre la brujería, es posible que encuentres información sobre tradiciones establecidas o incluso religiones que incorporan la práctica en su sistema de creencias. La religión basada en la brujería más popular es la wicca, y hablo de ella un poco más adelante, en el apartado «Espiritualidad y brujería». Sin embargo, en sí misma, la práctica de la brujería verde no es una religión. Es un camino abierto a personas de todas las religiones y culturas. La puedes compatibilizar con cualquier religión de tu elección, o puede constituir toda tu práctica espiritual.

Si aún no estás segura de si la brujería verde es para ti porque tu aspecto no se corresponde con la imagen de la bruja típica que tienes en la cabeza, no hagas caso de esta imagen, porque la verdad es que cualquiera puede ser una bruja. Sé que la palabra bruja contiene mucha carga y es posible que incluso te asuste, así que disipemos algunos de los mitos y conceptos erróneos sobre las brujas verdes.

«No puedo ser una bruja verde porque…»

 «Me gusta vivir en la ciudad, trabajar en un edificio de oficinas, maquillarme y llevar tacones altos o traje». El ámbito de la brujería ha cambiado mucho desde los tiempos de Hansel y Gretel, en que las brujas habitaban en bosques profundos y oscuros. Actualmente, personas de todos los ámbitos de la vida, de todos los orígenes y con todo tipo de intereses se han implicado con la brujería y la magia, porque estas conforman un camino espiritual que les permite establecer las reglas de su propia vida.

 «Creo en la ciencia y la medicina occidental». Creer en el poder de la naturaleza y creer en el poder de la humanidad no son dos opciones mutuamente excluyentes. Puedes protegerte tanto con vacunas como con una ramita de ruda colgada sobre la puerta de tu casa.

 «No se me dan nada bien las plantas. Se me mueren todas». Este es un argumento muy habitual. Hay muchas maneras diferentes de trabajar con las plantas, y cultivarlas tú misma es solo una de las posibilidades. Todos tenemos habilidades distintas. Puede que se te mueran todas las plantas que traes a casa, pero quizá realices dibujos hermosísimos de las plantas vivas que encuentras, o tal vez dirijas una organización que trabaja para combatir el cambio climático.

 «Soy una cristiana convencida y me enseñaron que la brujería es maligna». La brujería y la magia no son malignas, y la gran mayoría de las brujas modernas que conoces no son satánicas, ni siquiera anticristianas. Tal vez te sorprenda saber que hay brujas cristianas, como las hay judías, musulmanas y ateas. Si tu religión enriquece tu vida y te proporciona consuelo y una forma mejor de comprender el mundo, no hay ninguna razón para que la abandones, ni debes pensar que la brujería está en contradicción con ella.

 «Solo las mujeres pueden ser brujas». Este es, sin lugar a dudas, el concepto erróneo que más detesto sobre las brujas. ¡También están los brujos! No hay ningún conjunto de reglas que determine quién puede ser una bruja o un brujo, * ni qué aspecto debe tener, cómo tiene que vestirse o cómo debe amar.

Dado que la brujería verde no es una religión o tradición en sí misma, no hay ningún proceso de iniciación ni ningún organismo rector que puedan situarte en este camino. Lo cual no significa que no haya nadie de quien puedas aprender. Es tan importante comprender los usos cotidianos, la composición química y los ciclos de crecimiento de las plantas y los minerales como lo es entender sus usos mágicos y sus energías. Puedes inscribirte en cursos que enseñan herbología, botánica, geología, medicina tradicional china y agricultura en muchas facultades y universidades de todo el mundo, o puedes aprender de los cuidadores de un huerto ­comunitario local o de un grupo de recolectores de plantas silvestres. Mira el capitulo de Recursos en el que encontrarás material que puede ayudarte a descubrir los secretos mágicos y mundanos de la magia natural.

Espiritualidad y brujería

La religión occidental más popular que incluye la práctica de la brujería es la wicca, una religión moderna creada en la década de 1940 en Inglaterra por un hombre llamado Gerald Gardner, y que se dio a conocer al público en general en la década de 1950. Muchos de los conceptos y estructuras de las prácticas de las brujas modernas provienen de Gardner y su primer aquelarre.

La wicca es una religión para personas de mentalidad abierta que defiende puntos de vista positivos sobre la sexualidad y los derechos de la mujer, y está centrada principalmente en la comunión con la tierra y el servicio a esta. En lugar de adorar a un dios, los seguidores de esta religión suelen adorar a un dios y a una diosa, o incluso a muchos dioses y diosas. Desde los inicios de la wicca, la cantidad de personas que la están practicando o que están encontrando su camino espiritual a través de la brujería ha crecido exponencialmente. En la actualidad, la brujería es el movimiento espiritual que se está extendiendo con mayor rapidez en América del Norte.

La espiritualidad, como la brujería, es un componente fundamental de muchas religiones, pero no es una religión en sí misma. Es más bien una forma de pensar. Los individuos espirituales tienden a creer que nosotros, como seres humanos, no lo sabemos todo y que una de las razones por las que estamos aquí es buscar las respuestas a ciertas preguntas, incluidas aquellas que parecen imposibles de responder. La religión es una de las formas en que muchas personas dan salida a sus inquietudes espirituales, pero no es la única.

Encontrar el propio camino

La espiritualidad se puede recorrer a través de múltiples senderos. Quienes optan por la brujería verde suelen sentir una fuerte conexión con el mundo natural. Es posible que se sientan más en paz en un bosque o junto a un cuerpo hídrico, tal vez disfruten cuidando un jardín o quizá se consideren amantes de los animales o ambientalistas. Estas personas entienden que están profundamente conectadas a la tierra sobre la que caminan y que todo lo que ven también lo está. El camino de la brujería verde puede atraer de un millón de formas diferentes a los individuos que tienen inclinaciones espirituales, si están a la escucha y atentos a recibir la invitación. Esta invitación puede ser una caída de hojas mientras están meditando, la aparición de alguna hierba medicinal sorprendente en su jardín, el susurro de sonidos mágicos del viento al pasar entre las hojas… El mundo natural nos habla de maneras que son a la vez sutiles y contundentes.

Si sientes curiosidad por la brujería verde o te estás iniciando en ella, tienes abundantes recursos a tu disposición. En Internet hay muchísima información, y tal vez encuentres libros como este en una biblioteca o librería de tu localidad. Y hay tiendas esotéricas que ofrecen clases y espacios de encuentro para quienes se hallan en un mismo camino espiritual. Para aquellos que prefieren aprender por su cuenta, el mundo natural dispone de todas las herramientas y materiales necesarios para impartir sanación y generar magia a partir de las propias investigaciones y la propia intuición. Una vez que te hayas decidido a seguir el camino de la bruja verde, una lujosa alfombra de este color se desplegará ante tus pies.

* A pesar de esta apertura en cuanto al género, la autora emplea en todo momento el término witch, que tradicionalmente hace referencia a las brujas y se ha aplicado menos a los brujos, excepto dentro del ámbito de la brujería, en que se considera que el término engloba a los practicantes de ambos sexos. En consideración con el uso más extendido de la palabra witch en referencia a una persona del sexo femenino, se traduce como ‘bruja’ a lo largo de esta obra, aunque, como especifica aquí la autora, la distinción por género no es pertinente. En coherencia con esto, se utiliza el femenino en el transcurso del libro, pero todo lector masculino debe sentirse igualmente incluido. (N. del T.)

Brujería verde

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