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I.

LOS LUGARES DESDE DONDE SE IRRADIA EL PODER

Las grandes ciudades mundiales

Las grandes ciudades concentran el poder político, económico, cultural, religioso y simbólico. Es a partir de ellas como se organiza el planeta. La permanencia de su influencia impresiona: obedeciendo a la lógica de la inercia, al poder le gusta quedarse en los mismos lugares que proporcionan relaciones funcionales con el resto del mundo, un entorno monumental y de prestigio.

1. NUEVA YORK

¿EL SUEÑO AMERICANO?

La ciudad más grande de Estados Unidos, fundada en 1614 por los holandeses y con una población de 8 millones de habitantes (21 si contamos el área metropolitana).

Si Washington es la capital federal de Estados Unidos, la sede de su potencia es Nueva York, que presenta lo mejor de América al mundo y encarna su capacidad de influencia.

Nueva York es la interfaz de América. Incluso en los periodos aislacionistas, siguió siendo una puerta abierta. La Estatua de la Libertad es la promesa del mundo tras esta puerta; Ellis Island (antaño lugar de cuarentena para los inmigrantes), la prueba iniciática que superar para gozar del sueño americano.

La importancia internacional de su puerto y, sobre todo, de sus aeropuertos, hacen de ella un puente por encima del Atlántico y el punto nodal de las principales líneas interiores. Otras redes, digitales estas, salen de allí, y con ellas una telaraña de ideas, de dinero y de poder.

Vinculada al mundo, Nueva York es también la sede de las Naciones Unidas. Este privilegio es el fruto de una voluntad de Estados Unidos tras la guerra, pero también la consagración de una ciudad internacional, símbolo de valores universales que Estados Unidos quiere encarnar.

Nueva York es finalmente una ciudad mundial tanto o más que americana. Eso se ve por la presencia de todo lo que el mundo tiene de grandes sociedades, por el cosmopolitismo de la ciudad y por su cultura particular que la convierte a veces en extranjera, incluso para el resto de los Estados Unidos.

Nueva York habla también al mundo de la potencia de América. Es la capital económica y financiera mundial, aunque este estatuto podría ser discutido en el porvenir. El New York Stock Exchange y el Nasdaq (60 % de la capitalización bursátil mundial en 2014) constituyen el epicentro a partir del cual se repercuten los movimientos que animan, y a veces deprimen, a los demás mercados financieros. Esta caja de resonancia está amplificada por el rol de Nueva York como sede de algunas de las principales agencias de prensa y de análisis financiero y político del mundo. Nueva York da el tono, el ritmo y, a veces, el dogma de la actualidad planetaria. Pero este rol es criticado hoy.

Porque Nueva York es una proyección de América, porque la puesta en escena vertical de Manhattan es un mensaje un poco orgulloso de lo que la dominación americana puede representar. Nueva York se ha convertido en una presa para los que buscan oponerse a esa dominación. El 11 de septiembre de 2001 la convirtió en una ciudad mártir. La crisis financiera añade a eso el símbolo de la irresponsabilidad financiera.

La reconstrucción de la Zona Cero marca esta ambivalencia: el renacimiento de una América siempre preparada para recuperarse, pero también memorial de un traumatismo que la avergüenza. También encarna la vulnerabilidad americana, testigo de las dificultades de la ciudad, la huida de las clases medias hacia el extrarradio, un presupuesto en ruptura (bancarrota en 1975), la inseguridad, la desindustrialización. La energía de sus alcaldes ha permitido una cierta recuperación, pero los déficits se acumulan. Siguen ahí las desigualdades y el mal estado de las infraestructuras. Nueva York recuerda también al mundo los fallos del modelo americano.

2. BRUSELAS

LA CAPITAL CUESTIONADA

Capital de Bélgica y sede de las instituciones europeas. Fundada en 979, poblada por 1,1 millones de habitantes.

La elección de Bruselas como capital de las instituciones europeas no puede ser más lógica, desde un punto de vista institucional, geográfico y simbólico.

La ciudad era ya la sede de la secretaría general del Benelux, unión aduanera fundada en 1944 entre Bélgica, Luxemburgo y los Países Bajos. Además, Bruselas es la sede de la OTAN. Eso permitía a Europa separarse de las problemáticas de defensa para centrarse en la cooperación económica.

Desde el punto de vista geográfico, Bruselas se ubica en el centro de la red que constituyen Bonn, La Haya, París y Luxemburgo, y también cerca de Londres.

Simbólicamente, Bruselas tiene varios méritos. Bélgica tiene el de ser neutral y haber sido invadida dos veces en los conflictos mundiales, un país rehén de la hostilidad franco-alemana.

Además, Bruselas es una ciudad frontera entre la Europa latina (Bélgica walona) y la Europa germánica (Bélgica flamenca). Por otra parte, la otra gran capital de la Unión, Estrasburgo, presenta características semejantes.

Paradójicamente, es en su rol inicial de capital de Bélgica donde Bruselas encuentra hoy dificultades. La ciudad, de mayoría francófona pero rodeada de flamencos, se ha convertido en un reto cuando las tensiones de identidad se plantean entre las dos comunidades. El compromiso sobre la obligación del bilingüismo de la pequeña región Bruselas-Capital crea más problemas que resuelve, y algunos residentes se ponen a imaginar un estatuto de ciudad internacional para salir de ese dilema.

Sin embargo, Bruselas plantea a la UE otros problemas, en particular su excentricidad en la Europa de los 28, pues el centro de gravedad europeo se ha desplazado hacia el este y el sur.

Por último, a la hora en que las tensiones aparecen en el este, Bruselas plantea la cuestión de la incapacidad de la UE para garantizar su seguridad.

3. LONDRES

LAS DOS CARAS DE INGLATERRA

Capital política y económica del Reino Unido, fundada en el siglo I a. C. Situada en el sudeste de Gran Bretaña, sobre el Támesis, Londres cuenta con 7,5 millones de habitantes dentro de la “muralla” de la ciudad, 12 millones en el área metropolitana.

Encrucijada desde la Antigüedad, Londres siempre tuvo una relación ambivalente con el resto del mundo. Capital del mayor imperio mercantil fundado jamás, dueña del Atlántico y, por eso, del comercio mundial; a la cabeza de la potencia marítima por excelencia, mantiene desde hace tiempo con el continente europeo unas relaciones de intercambios y de desconfianza.

Londres es la capital de la Commonwealth, supervivencia del imperio, y el primer nudo aeroportuario transatlántico de Europa. Su estatuto internacional le hace ser una de las ciudades más cosmopolitas del mundo. Es también un gran centro cultural que compite con la aureola de París.

La herencia de este pasado ha sido parte de las fortalezas y debilidades de Londres en la actualidad. La ciudad es, en efecto, doble: la City, capital de los mercados bursátiles y de los seguros, es una entidad aparte. Su riqueza, centrada sobre los servicios, ha sufrido de lleno el azote de la crisis financiera de 2008. Alrededor gravita el «verdadero» Londres, bastante menos rico, pero más vivo.

Los lazos históricos ponen naturalmente a Londres en relación permanente con Nueva York, y es así la cabeza de puente europea de las relaciones transatlánticas. Pero este tropismo americano está evolucionando por el golpe de un triple cambio: el unilateralismo americano que pone a Gran Bretaña como suplente de América y que ella se resiste a admitir; el desplazamiento del centro mundial del comercio hacia el Asia oriental, en detrimento del Atlántico que la va volviendo progresivamente periférica (un fenómeno atemperado por sus fuertes lazos con Asia); el crecimiento en potencia de la Unión Europea, limitada por la crisis de la zona euro, pero siempre atractiva, estable y rica.

Las señales de una reorientación europea de Londres compiten con la nueva situación creada por el Brexit, y es pronto aún para sacar conclusiones.

De hecho, Londres no será nunca una capital europea como las demás: los lazos de Gran Bretaña con su antiguo imperio, la dimensión mundial de su economía, su particularismo, su imagen es la de ciudad realmente internacional.

4. PARÍS

CAPITAL DE LA POTENCIA DULCE

Capital de Francia, fundada por los Parisii hacia el 600 a. C., poblada por 2 millones de habitantes (9 en el área metropolitana).

París tiene un lugar particular en la red mundial de las grandes capitales por su historia y por una voluntad de representación deliberada de lo que Francia pretende ser en el mundo.

Desde París, Francia anima el dispositivo diplomático más denso del mundo: ningún país tiene tantas representaciones extranjeras en su territorio ni tantas embajadas en el extranjero. Esta red permite a París estar en el centro de las redes (sobre todo de la francofonía) que multiplican su importancia.

París es, por supuesto, una capital europea, sobre todo en tanto que es uno de los elementos del binomio fundador de la Unión con Bonn y después Berlín. Eso se manifiesta por su posición de nudo de comunicación entre las diferentes grandes capitales: está relacionada así con Londres (Eurostar), Bruselas (Thalys), Estrasburgo (TGV Este), y muy pronto con Madrid, Berlín, Praga y Turín. De una manera general, París es ante todo un centro de relaciones. Charles de Gaulle es el aeropuerto no americano más importante del mundo en términos de movimiento (63,8 millones de pasajeros en 2014 y 1432 conexiones diarias).

A eso, hay que añadir la posición de París en el turismo mundial y su reputación de centro cultural e intelectual de primer orden. Mucho más que su rol de plaza financiera o económica, eso hace de la capital francesa una ciudad de influencia en la escena internacional. Su estatuto de sede de la Unesco confirma y refuerza aún más su imagen de «polo moral». Eso le permite ser la capital de una política internacional distinta de la de Estados Unidos.

Pero hay que matizar este estatuto : el acercamiento de la OTAN, el desplazamiento del centro de gravedad europeo, la afirmación de Bruselas, los cuestionamientos sobre su diplomacia, sobre todo africana, la intensificación de las tensiones mundiales que dejan menos espacio a una política del compromiso pueden disminuir su importancia.

Por otra parte, la influencia cultural de París alcanzó su apogeo a finales del siglo XIX, mientras era la «ciudad Luz»; fue entonces cuando Porfirio Díaz quiso transformar México a su imagen y la escuela de arquitectura de Chicago la tomó como referencia absoluta, y un poco más tarde los artistas del otro lado del Atlántico vinieron a poblar el barrio de Montparnasse. Hoy, París sería superada por Londres, más moderna, más joven, más atractiva (París acoge dos veces menos centrales de firmas multinacionales que su rival). De ahí los esfuerzos por rejuvenecer la imagen de la bella durmiente, desde las «grandes obras» de F. Mitterrand a la política de animación de B. Delanoë y al proyecto de construcción de rascacielos. ¿Con el riesgo de ver a la ciudad perder su originalidad y copiar el modelo de las ciudades anglosajonas?

5. BERLÍN

¿UN REGRESO CON FUERZA?

Capital de Alemania desde 1990. El nombre aparecía en 1244. Poblada por 5 millones de habitantes.

El regreso del poder alemán a su capital histórica en 1990 parece marcar, un poco al modo de Viena, el fin de un paréntesis y la voluntad de reanudar los lazos, a un tiempo geográficos e históricos, rotos durante casi medio siglo.

La capital federal de la posguerra, Bonn, es una ciudad renana sin envergadura real ni pasado histórico fuerte, situada en una región que corresponde a los intereses diplomáticos de la Alemania de la época. Durante este tiempo, Berlín es una ciudad dividida, amenazada (cf. el bloqueo de 1948-1949), sostenida a fuerza de brazos por Occidente. Símbolo en otro tiempo del expansionismo prusiano, se convierte en el signo del castigo a Alemania y de la renuncia a la potencia que le imponen.

El regreso de Berlín como capital, después de la reunificación, marca una evolución segura. Hacer de una ciudad reunificada la capital de un país también reunificado constituye, por supuesto, una señal fuerte, pero Berlín no es solo eso. Es la capital histórica de la Alemania unida, fuerte e independiente. El regreso de Berlín es así el cierre de un paréntesis: el de una Alemania antes bajo tutela. Poco a poco, la renuncia a la potencia, que era la actitud alemana durante la Guerra Fría, cede su sitio a una reafirmación de esa potencia, claro que según un modelo muy diferente del imperialismo anterior.

Berlín significa también para Alemania el desplazamiento de su centro de influencia y, quizá, de sus prioridades de alianza. De renana, pasa a ser una nación centroeuropea, acompañando así el movimiento de avance de la Unión hacia el este. Berlín se inscribe así más en la nueva Europa que en la antigua.

Berlín, y con ella toda Alemania, ha recuperado el curso de su historia y su lugar en su geografía.

6. VIENA

ENTRE CENTRO Y PERIFERIA

Capital de Austria fundada en el siglo VI a. C., poblada por 1,7 millones de habitantes.

La situación de Viena, cerca de la línea de separación entre el mundo libre y el mundo soviético, hubiese podido condenarla en la inmediata posguerra a ser un escenario de tipo berlinés. En un primer momento quedó dividida en cuatro zonas de ocupación, pero Jruschov aceptó la reunificación de Austria a cambio de su neutralidad. Desde entonces, Viena será el gran centro de intercambios, más o menos oficiosos, de informaciones y de personas entre los dos bloques, y uno de mayores nidos de espías del mundo de posguerra.

A causa, sin duda, de su tradición diplomática (cf. el congreso de Viena), de su neutralidad y de su posición en la encrucijada entre los dos bloques, Viena fue escogida como tercer centro de las Naciones Unidas y, en 1957, acogió la OIEA (Organismo Internacional de Energía Atómica), un emplazamiento lógico para un organismo importante para los líderes de los dos bloques. Esta experiencia en el campo energético le valdrá ser escogida más tarde como sede de la OPEP. Se convierte así en el centro de decisión mundial en dos de los campos más estratégicos del mundo de hoy. Viena ha podido reconstruirse así, poco a poco, una importancia internacional.

Con la integración de los países de Europa del este en 2004, Viena que ya está en la Unión Europea desde 1995, ve comenzar una nueva etapa de su destino. Se encuentra en efecto en el cruce de los intercambios entre Europa occidental y una Europa danubiana que le recuerda su antiguo imperio. Desde la periferia del mundo libre, Viena se convierte así en ciudad central, en el corazón de las redes europeas. Como en tiempos de su grandeza, encarna el lazo entre el mundo germánico y el este de Europa.

Se suele hablar de Viena como un museo vivo. Pasarela geográfica entre dos espacios, es también un puente en el tiempo.

7. ROMA

¿UN DESTINO MEDITERRÁNEO?

Capital de Italia desde 1871, fundada (según la leyenda) en 753 a. C., poblada por 2,7 millones de habitantes.

En su historia, Europa no ha conocido más que un solo periodo duradero de unidad (incompleta), y Roma fue su capital. Cuando las potencias europeas quisieron restaurar esa unidad, sobre todo por la instauración del Sacro Imperio romano germánico, buscaron en Roma la legitimidad de sus pretensiones. Roma representa en el inconsciente colectivo europeo la edad de oro de la paz y del derecho. Su rol de capital del catolicismo es la herencia directa de ese pasado, por lo que no es una coincidencia que los tratados fundacionales de la Unión Europea en 1957 (el tratado por el que se establece la Comunidad Europea y el tratado del Euratom) tomaran a Roma como el marco de su firma. Del mismo modo, Roma fue el lugar de la firma del acto fundador de la Corte Penal Internacional (1998) y del tratado que establecería una Constitución Europea (2004), aunque no fue ratificado.

Ciudad de historia y de cultura, centro económico dinámico, esta ciudad se sitúa paradójicamente en la periferia de la UE, y su historia la remite sin cesar, por la geografía y por el tropismo político, hacia el Mediterráneo, lejos de la Europa renana de los orígenes. La República y el Imperio se construyeron sobre el control del Mare Nostrum. La unidad italiana se construyó por la sustitución del destino piamontés en Europa continental por un proyecto romano peninsular. La Italia fascista quiso volver a esta dominación mediterránea vía la conquista de los Balcanes y de África del norte.

Milán o Turín están, de hecho, más integradas en las redes europeas que Roma, que tiene en revancha la ventaja de la centralidad en relación con el país. El tira y afloja entre la nostalgia del sur y la potencia del norte causa hoy tensiones políticas fuertes en el país, como se aprecia en el discurso separatista de la Liga lombarda.

Sin embargo, la evolución política reciente podría prometer un regreso de Roma al primer plano. Los proyectos en torno al Mediterráneo no pueden realizarse sin una fuerte participación de Italia, séptima potencia económica mundial —y novena en paridad de poder adquisitivo (PPA)—.

8. SARAJEVO

EL ETERNO RETORNO DE LA GUERRA

Capital de Bosnia fundada en 1461 por los turcos y poblada por 700 000 habitantes.

¿Está destinada Sarajevo a encarnar las pesadillas y dudas de Europa? La ciudad es el lugar de nacimiento del primer conflicto mundial. En la encrucijada de las zonas serbia y musulmana de Bosnia, es también el lugar simbólico del conflicto yugoslavo de 1991-1995. Sarajevo representa la angustia de los europeos ante la repetición de la historia.

En 1984, Sarajevo acogía el símbolo de la paz por excelencia: los Juegos Olímpicos de invierno. Después de 1989, desaparecía la URSS: el mundo se iba a volver pacífico, y comenzaba en Europa.

Sarajevo y la guerra civil en Bosnia socavarían esa esperanza y marcarían el regreso de la guerra en Europa. La ciudad, asediada por las fuerzas serbias durante cinco años, se convierte entonces en el símbolo de una ciudad mártir. De hecho, conoció también su «limpieza étnica», y los serbios la dejaron para ir a las montañas que controlan y de donde son expulsados los musulmanes. Dividiendo Bosnia, incluso de forma parcial y provisional, los acuerdos de Dayton finalmente respaldaron una victoria de los nacionalismos, resueltos a construir su destino cada uno por su lado.

Europa, tan rápida en extenderse hacia el este, vacila al llegar a los Balcanes; ahí se enfrentan con el nacionalismo que constituía, según Jean Monnet, el adversario primordial de la construcción europea.

9. SHANGHÁI

TIERRA Y MAR

Principal ciudad de la costa china, fundada antes del siglo VI a. C. y poblada por 18 millones de habitantes, situada junto al río Huangpu cerca de la desembocadura del Yangzí y en el centro de la fachada marítima de China.

Ciudad de comercio y de industria más que de cultura, es la interfaz entre la China del interior y el mundo extranjero, dominando el comercio entre la costa y el interior. Gran centro de intercambios internacionales del tiempo de la apertura y de la dominación extranjera, sufrió un cierto ostracismo del poder chino varias veces en su historia, por el hecho de su «corrupción» a manos de elementos extranjeros, por su capitalismo desenfrenado y oportunista, por su ostentosa burguesía. Shanghái había acogido a las concesiones occidentales en 1842: aquí se había desarrollado una economía dinámica (Shanghái asegura la mitad de las exportaciones chinas en 1910), aquí vio la luz un capitalismo nacional, aquí la ciudad se modernizaba y merecía el sobrenombre de «París del Este»: fachadas con columnas y frontones en las sedes sociales del Bund (a orillas del río Huangpú), comercios lujosos de la calle de Nankín, alumbrado eléctrico y tranvías… Shanghái es la ciudad de donde parten todos los movimientos que conducen a la China moderna: la revolución de 1911 y la instauración de la República fueron financiadas por los capitales de Shanghái, y aquí nació el Partido Comunista chino. Era también, como hoy, una ciudad adonde afluían los campesinos desarraigados, y toda una parte de la población china vivía miserablemente en la ciudad vieja y en Pudoung. Símbolo de un precapitalismo chino, sufrió después de 1949 su «castigo» y fue durante un tiempo abandonada, al privilegiar el régimen comunista las regiones interiores y separarse de las costas, naturalmente orientadas hacia el enemigo capitalista. Del mismo modo, las primeras reformas se experimentaron en Cantón, pues Deng Xiaoping desconfiaba de una ciudad dominada por los izquierdistas durante la Revolución cultural.

Hubo que esperar a los años 1980, cuando se impuso Jiang Zemin, para que la ciudad se convirtiese en un polo mayor de la economía china. En 2006, representaba ella sola el 20 % de la producción industrial nacional. Acoge a muchas empresas extranjeras, multiplica las mejoras (como la ciudad ultramoderna de Pudong frente al Bund, los entrelazamientos de autopistas elevadas que le dan hoy el aire de una ciudad americana o el puerto en aguas profundas en proyecto), intenta desarrollar sus actividades financieras (una Bolsa se abrió en 1986). La ciudad goza de un estatuto de municipalidad autónoma, con los poderes de una provincia.

Shanghái aspira así a convertirse en el centro organizador de Asia oriental. Sobre el territorio chino mismo, está en rivalidad por ese rol con el dúo Cantón-Hong Kong que se beneficia de estructuras financieras mucho más sofisticadas. Ella debe afirmarse sobre todo frente a Pekín, la capital política, en una antigua rivalidad entre tierra y mar que describe M. C. Bergère (Le Mandarin et le Compradore, Hachette, París 1998).

10. JERUSALÉN

LAS CIUDADES SUPERPUESTAS

Capital de Israel (no reconocida por la comunidad internacional), fundada hacia 1700 a. C. y poblada por unos 700 000 habitantes.

Quien mire un plano de Jerusalén debe tener en cuenta que en ninguna otra ciudad del mundo la horizontalidad oculta tanto la importancia de una lectura por debajo de lo que él ve. En Jerusalén, las cuestiones de urbanismo y demografía proyectan en la materialidad del poblamiento y de las construcciones asuntos simbólicos poderosos.

Jerusalén es un debate entre tres civilizaciones que se lee también en varios niveles: religioso, simbólico y político; ahí también, verticalidad, sedimentación y superposiciones de fronteras imprecisas.

La Jerusalén judía muestra bien las imbricaciones de estas dimensiones. Capital legislativa del Estado hebreo, Jerusalén es un doble ombligo para Israel. Ombligo religioso: el templo de Salomón es el lugar donde se estableció la relación entre el Dios trascendente y el pueblo elegido. Ombligo político y simbólico: Jerusalén, capital del reino judío antiguo, es el objetivo original del movimiento sionista. Según Fréderic Encel, Jerusalén es el único lugar donde el Israel bíblico se superpone perfectamente con el Israel restaurado de los tiempos modernos y legitima a este último en nombre de la continuidad histórica.

La Jerusalén palestina muestra el mismo «apilamiento». Para los árabes, al haber sido el objetivo sagrado de los cruzados, fue a su vez sacralizada. En tanto que tierra de islam profanada, devino entonces, y sigue siendo, el símbolo de la resistencia victoriosa al infiel extranjero. Este rol político «por reacción» aseguró a su vez su promoción como lugar santo del islam. Históricamente, la Jerusalén árabe no fue, sin embargo, un centro de poder importante, pero la ciudad, en su parte este, apareció como la capital natural de un eventual Estado palestino. Los palestinos buscan ellos también una legitimidad por la continuidad histórica.

Los cristianos (alrededor de 8000), para quienes la ciudad es el lugar de la Pasión de Cristo y la referencia de la ciudad ideal, no parecen más en posición de pesar sobre su porvenir. Las comunidades cristianas, divididas doctrinalmente (Iglesias siria, copta, griega, armenia, católica…) se enfrentan por el control de los santos lugares, están en declive demográfico, aunque los peregrinos que visitan los santos lugares les confieren una cierta aura y atribuyen a la Santa Sede una parte de influencia sobre el destino de la ciudad.

Se comprenden entonces mejor los asuntos de poblamiento: cinturón de colonias alrededor de la ciudad, multiplicación de las conexiones por carretera entre Galilea y Judea, ocupación de los altos por los asentamientos israelíes, tentativas de dividir las concentraciones de poblamiento palestino. Israel parece consolidar cada día su «versión» de Jerusalén frente al sueño árabe.

11. LA MECA

POTENCIA Y PELIGROS DE ARABIA SAUDÍ

Principal ciudad santa del islam, situada en el Hiyaz, centro de peregrinación del Hadj. La ciudad contaría 1,2 millones de habitantes, pero acoge cada año a 6 millones de peregrinos.

La Meca juega un rol primordial en el sentimiento de unión del islam como referencia común, con Medina, para todas las escuelas musulmanas.

Al heredar el rol de guardiana de los santos lugares después de la Primera Guerra Mundial, Arabia Saudí recibió una posición de prestigio que hay que relacionar con la adhesión del país a la tradición wahabita de un islam que se pretende cercano a sus orígenes. Arabia dispone pues de todos los puntos fuertes para asumir el liderazgo del mundo musulmán: los lugares, el culto y la cultura de origen del islam mismo. La peregrinación del Hadj, que se tiene todos los años desde el 8 al 13 de dhû al-hijja (12.º mes del calendario), reúne oficialmente en la ciudad a dos millones de musulmanes (número fijado por cuota por nación), con cada vez más extranjeros (+6 % en 2007).

Este poder espiritual está, sin embargo, lejos de ser una bendición sin contrapartida, y pone hoy a la dinastía de los Al-Saud en una posición incómoda por tres razones.

La primera se refiere a la responsabilidad que tiene Arabia de favorecer la predicación del islam en el mundo. El Reino está a la cabeza de un vasto movimiento de financiación de obras musulmanas, de construcción de mezquitas, de ayuda a poblaciones y formación de cuadros religiosos. Pero el dogma wahabita no es recibido con benevolencia en todas partes, a causa de su rigidez y de su especificidad árabe y beduina.

La segunda afecta a las relaciones que mantiene con los Estados Unidos, que las necesita para protegerse de las veleidades de sus vecinos (aunque solo fuese por su riqueza petrolera). Este hecho suscita la hostilidad de una parte del mundo musulmán contra los que considera como colonizadores y opresores.

La tercera se deriva de la puesta en cuestión de la moralidad de las élites saudíes, acusadas de estar corrompidas por los valores occidentales. Resulta paradójico que Arabia Saudí sea a la vez el centro de referencia del islam, su parte que se supone la más pura, y al mismo tiempo la más criticada. De hecho, el país debe lidiar con la presencia militar y económica occidental en su territorio y con el desarrollo de movimientos yihadistas fuertemente opuestos a esta presencia.

El Hadj ha sido ya secuestrado por esta contradicción, atacado por terroristas en 1979 (300 muertos), 1985, 1989 y 2007, y utilizado como escaparate por Irán. Para intentar enfrentarse a eso, el país tiende a la vez a reforzar su política de seguridad (pero las detenciones de extremistas se perciben como una traición) y distanciarse de Washington (que parece no confiar ya en su aliado).

Esta gran divergencia política no podrá durar eternamente.

12. BAGDAD

EL DUELO DE LAS MIL Y UNA NOCHES

Capital de Irak, segunda ciudad de Oriente Medio después de Teherán, fundada supuestamente en el siglo VIII a. C. y poblada por 7 millones de habitantes.

Bagdad simboliza por sí sola todo lo que es Irak. Antigua capital del Califato Abasida del tiempo de la grandeza del Imperio árabe, fue en esa época la ciudad más poblada del mundo (junto a Constantinopla) y uno de los mayores centros intelectuales y científicos en torno a la casa de sabiduría creada en 832.

Bagdad es el corazón de Irak y sigue su destino como por simbiosis. Mientras que Irak (y Siria-Palestina) es el «vientre blando» de Oriente Medio, la región en que egipcios, turcos, persas y árabes se han enfrentado durante siglos, Bagdad trata de mantener el control: hasta aquí el lugar donde kurdos, chiitas y sunitas buscaban asentar su poder político, ella no reina ya más que sobre un país destrozado donde los conflictos se han desplazado hacia las periferias. El porvenir de Irak y de su capital están en juego. El poder ahora chiita intenta debilitar a los dominadores de ayer, política irrisoria ante la urgencia de contener la amenaza del Estado Islámico (EI) y los secesionismos.

Bagdad es una ciudad violenta, dividida en barrios confesionales casi estancos, sede de un poder minado por el clientelismo y la corrupción, pero cuyo hundimiento no es deseado por nadie.

13. AMRITSAR

¿LA PAZ DE LOS GUERREROS?

Ciudad del Punjab (Noroeste de la India), fundada en el siglo XVI, poblada por unos 3,5 millones de habitantes.

Amritsar, capital del sijismo, una religión que asocia elementos del hinduismo y del islam, fue un lugar importante del movimiento de descolonización (masacre de Amritsar en 1919). Después de la independencia, los sijs confirmaron su carácter guerrero (proporcionan una parte importante de los mandos del ejército), pero también sus aptitudes económicas, pues el Punjab es el primer Estado que adoptó la revolución verde. Este auge provocó la llegada de migrantes del resto del país y tensiones crecientes que desembocaron en el aumento de reivindicaciones independentistas. Para aplacarlas, New Delhi tomó por asalto el templo sagrado ocupado por los rebeldes, provocando una nueva masacre que vengó el asesinato de Indira Gandhi por sus guardias sijs (1984).

Los 100 lugares de la geopolítica

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