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GUÍA DE ESTUDIO

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Aléjese un momento de las presiones, interacciones y decisiones de la crianza de los adolescentes para reflexionar acerca de nuestro llamado como padres. Dios nos ha escogido para ser parte del trabajo más importante en este mundo - la transformación del alma humana. Él nos ha llamado a preparar seres humanos para una vida en un mundo quebrantado y caído. Nos ha comisionado para enseñar a los corazones de los jóvenes a cómo pensar, desear y escoger. Nos ha permitido ser su voz cuando los niños todavía están aprendiendo a pensar acerca de los misterios del universo. Pero aún de mayor importancia, Él nos ha llamado a ayudar a rescatarlos - no solamente de un mundo perverso, sino también de sus mismos corazones pecaminosos y faltos de entendimiento- al guiarlos a Cristo. ¡No hay un llamado más grande y santo que éste!

Gran parte de este trabajo se lleva a cabo en los años de la adolescencia. En la medida que los adolescentes asumen más responsabilidades, disfrutan de nuevas relaciones y experimentan más independencia sus corazones son expuestos. Esto nos da algunos de los dolores de cabeza más fuertes y algunas de las oportunidades más grandes de nuestros años como padres.

La pregunta es, ¿estamos listos para sacarle el mayor provecho a estas oportunidades? La respuesta es, solamente en la medida que Dios nos permita hacerlo. Como padres, la mayoría de nosotros queremos y deseamos la paz y tranquilidad. Instintivamente odiamos el alboroto o confusión que los años de la adolescencia traen a nuestras vidas. No nos gusta pensar en qué viene por delante cuando vemos que pasamos de una crisis a otra. Pero en medio de toda esta tormenta está Cristo el Redentor. Él realmente es “nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.” Realmente tiene el bien en mente. En su amor hacia nuestros adolescentes, Él permite que veamos sus corazones tal y como son, de forma que podamos ser usados para llevar a nuestros jóvenes a los pies de Cristo.

Este es un drama de consecuencias eternas, pero uno que muy fácilmente se pasa desapercibido, aún cuando está sucediendo enfrente de nosotros. Se lleva a cabo en los aburridos y rutinarios momentos que nuestra familia vive día con día. Es por eso que necesitamos ver lo que está pasando alrededor nuestro. ¡La vida no se vive en los “grandiosos” momentos de nuestra existencia! La mayoría de la gente solamente toma dos o tres decisiones grandes en la vida. La mayoría de nuestros nombres nunca serán leídos en los libros de historia. No mucho después de que nos vayamos de este mundo, los familiares que dejemos aquí nos recordarán con dificultad. Es un hecho que la mayoría de las cosas importantes que hagamos van a llevarse a cabo en la vida rutinaria. Es ahí donde Dios hace el trabajo milagroso de retomar y reorientar los corazones. ¡Él es el Dios Soberano de cada día y de lo ordinario! Su gloria está esperando ser revelada en cada momento, no importa lo insignificante que sea. En la medida que veamos esto, lo podremos compartir con nuestros adolescentes.

Hay una cosa más que debe ser mencionada acerca de esta tarea gloriosa que es el ser padres y es que: ¡no estamos listos para semejante trabajo! Simplemente no tenemos el amor, la paciencia, la sabiduría, y la perseverancia que se necesita. Somos padres que todavía necesitamos un padre nosotros mismos. Somos sabios que se encuentran faltos de entendimiento. Somos pecadores pidiendo a nuestros adolescentes que se alejen del pecado. Somos idólatras que quieren ayudar a sus hijos a destruir sus ídolos. ¡Realmente no estamos capacitados para cumplir las responsabilidades que se nos han asignado!

Pero hay esperanza cuando nos enfrentamos a nuestra falta de entendimiento y nos damos cuenta de nuestra incapacidad. Esa esperanza se encuentra en Cristo. ¡Él es nuestra sabiduría! ¡Él es nuestra fortaleza! Su gracia llega hasta los más íntimos espacios de nuestra debilidad. Él murió no solamente para darnos vida eterna, sino también para darnos todo lo que necesitamos para vivir en el aquí y el ahora. Él suple la capacidad para cumplir con las responsabilidades que se no han asignado y nos refugiamos en Él. Por Él, podemos llevar a cabo esta gran tarea con valor y esperanza. ¡ Él está aquí con su poder y su gloria y Él está con nosotros!

Esta verdad es la base de Edad de Oportunidad y de esta guía de estudio. Esta guía fue diseñada para ayudarle a profundizar su conocimiento de usted mismo y de su adolecente, y para ayudarle a mejorar sus habilidades prácticas de forma que pueda participar en lo que Dios está haciendo en la vida de su adolescente. Tómese el tiempo para contestar las preguntas que refuerzan las partes esenciales de cada capítulo. En oración, complete las evaluaciones personales, pidiéndole a Dios que le ayude a ver su corazón. Confiese sus faltas con humildad. Comprométase al cambio con alegría. Espere el tiempo de cosechar el fruto.

Mis sinceros agradecimientos a Amy Knicely, quien hizo la mayor parte del trabajo para desarrollar esta guía de estudio. He añadido resúmenes y principios básicos a cada capítulo. Todos estos materiales le darán un modelo bíblico para enfrentar los años de la adolescencia.

Que el Señor le bendiga a medida que completa esta guía. Que el Señor destruya los fuertes que todavía no se han entregado a Dios en su vida y la de su adolescente. Que el Señor se afiance en su corazón y de esta manera, lo ponga en una mejor posición para ministrarle al corazón de su adolescente. Finalmente, que el Señor le deje ver la magnificencia de su gracia y la incomparable sabiduría de su Palabra- y que esto dirija la forma en la que usted camina con sus adolescentes en la vida diaria.

Paul David Tripp

Marzo 14, 2001

Edad de oportunidad

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