El rostro de las emociones
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Paul Ekman. El rostro de las emociones
AGRADECIMIENTOS
INTRODUCCIÓN
1. LAS EMOCIONES EN LAS DISTINTAS CULTURAS
2 ¿CUÁNDO RESPONDEMOS EMOCIONALMENTE?
3. CÓMO CAMBIAR LO QUE NOS EMOCIONA
4. COMPORTARNOS EMOCIONALMENTE
5. LA TRISTEZA Y LA ANGUSTIA
6. LA IRA
7. LA SORPRESA Y EL MIEDO
8. EL ASCO Y EL DESPRECIO
9. LAS EMOCIONES AGRADABLES
CONCLUSIÓN: VIVIR CON LAS EMOCIONES
APÉNDICE: CÓMO LEER EL ROSTRO. TEST
CRÉDITOS DE LAS ILUSTRACIONES
NOTAS
Отрывок из книги
Agradecimientos
Introducción
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Sin embargo, incluso hoy en día no todos los antropólogos están convencidos de ello, y existen unos cuantos psicólogos, fundamentalmente los que se ocupan del lenguaje, que afirman que los resultados de nuestro trabajo en culturas alfabetizadas —en el que pedíamos que se identificase la palabra referente a la emoción que correspondía a las expresiones— no demuestran su universalidad, porque los vocablos para cada emoción no tienen traducciones perfectas. La forma en que el lenguaje representa las emociones es, sin duda, producto de la cultura más que de la evolución. No obstante, en estudios realizados sobre más de veinte culturas alfabetizadas occidentales y orientales, el juicio de la mayoría de miembros de cada una de ellas sobre cuál es la emoción mostrada en cada expresión coincide. A pesar de las dificultades de la traducción, no ha habido ni un solo caso en el que la mayoría de dos culturas haya atribuido emociones diferentes a la misma expresión. Nunca. Y, ni que decir tiene, nuestros hallazgos no se limitan a estudios en los que la gente debía etiquetar una fotografía con una sola palabra. En Nueva Guinea utilizamos historias sobre un episodio emocional. También hicimos que representaran emociones. Y en Japón medimos el comportamiento facial en sí mismo, mostrando que cuando las personas estaban solas movían los mismos músculos faciales al ver una película desagradable, independientemente de que fueran japonesas o norteamericanas.
Otro crítico menospreció nuestra investigación de Nueva Guinea porque utilizamos historias que describían una situación social en vez de palabras sueltas.13 Dicho crítico suponía que las emociones son palabras, algo que, desde luego, no son. Las palabras son representaciones de emociones, no emociones en sí. La emoción es un proceso, un tipo particular de valoración automática influida por nuestro pasado evolutivo y personal, en el que sentimos que está ocurriendo algo importante para nuestro bienestar, con lo que un conjunto de cambios fisiológicos y comportamientos emocionales comienza a encargarse de la situación. Las palabras constituyen solamente un medio de tratar con nuestras propias emociones, y las utilizamos cuando experimentamos emociones, pero no podemos reducir las emociones a palabras.
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