Читать книгу Teoría del desarrollo por información - Pedro Román Bermejo - Страница 6
Оглавление1. PLANTEAMIENTO A LA PROBABILIDAD DE UN ESPIRITUALISMO CIENTÍFICO
Si tuviera que utilizar y adecuar mi inquietud para construir un espiritualismo científico basado en el conocimiento histórico y actual, no sería posible. Por la razón de que no hay una probabilidad científica de la existencia de Dios ni del alma humana. La ciencia utiliza herramientas rigurosas para la verificación de sus postulados y verdades, mientras que la espiritualidad las acepta por creencia. Muchos espiritualistas y creyentes en general, por lo que puedo observar, confunden el concepto de fe con certeza y, estiman que la fe es un instrumento suficiente para acceder a la verdad; lo que es un error. La verdad, en cuanto a creencia, es una que concierne al individuo, es algo propio de su subjetividad y de su deseo de que la realidad sea tal y como él la supone. Pero, fuera de sí, pierde el valor de lo verdadero. En cambio, la verdad, respecto a la ciencia, es una que se relaciona con la realidad exterior, es ajena a lo propio, trasciende la subjetividad y busca adecuar los pensamientos y relacionarlos con su entorno. Si bien muchos científicos y religiosos entienden que fe y ciencia son compatibles, no deja de ser una posición personal. Pero dicha actitud no tiene nada que ver con un espiritualismo científico, que dependa de teorías que puedan ser falsables, como entendía Karl Popper el saber científico. Lo que pienso como regla general, para quien aspire a una espiritualidad científica, como es mi caso, además de que sean refutables las ideas y verdades, hay que diferenciar y separar los conceptos creencia y ciencia. Es pues necesario, para desarrollar una modalidad científica en el trabajo por realizar, verificar el alcance, lugar que ocupan y fin que tienen dichos conceptos, para no mezclarlos. Una actitud acientífica y muy común en los espiritualistas es dar por verdadero lo que no ha tenido una adecuada revisión. Puede que haya cierta actitud psicológica evasiva porque no se quiere enfrentar e ir a fondo en el cuestionamiento de la o las creencias. El punto es que la ciencia es un instrumento que nos guía para una optimización del conocimiento. Y, si queremos encontrar la verdad, debemos adecuarnos al método científico, dado que este no se adaptará a nuestros antojos. Una personalidad caprichosa y cerrada no se puede dedicar a la ciencia, quizá ni la acepte, porque esta requiere de una mente abierta, flexible, moldeable y permeable a las refutaciones. No caben dudas de que la educación científica es una tarea imprescindible en épocas actuales, porque gran parte del conocimiento más creíble y probado se basa en ciencia, que también sirve para el desarrollo tecnológico. Lo digo porque parece que hay una resistencia de las masas humanas a considerar inútil el incorporar el pensamiento científico en el diario vivir. Puesto que es observable que en la cotidianeidad las personas se valen de la opinión y de la creencia, no solo religiosa, sino de la creencia como uno de los mecanismos de la inteligencia. Cosa parecida a lo que ocurre con el pensamiento científico, sucedió en la Antigua Grecia cuando los filósofos plantearon la necesidad de diferenciar la opinión del conocimiento. Platón, en su obra La república, distinguió claramente la episteme de la doxa, procuró llevar a las masas el saber filosófico para acercarles el conocimiento y la verdad metódicamente. Hoy ocurre lo mismo, aunque con la ciencia, dado que, si pensáramos científicamente, lograríamos resultados muchos más favorables para todas nuestras tareas cotidianas. La ciencia no es ningún ogro ni una piedra en el zapato, aunque por desconocimiento las personas que no tienen acceso a esta creen que no es necesario para sus vidas. La ciencia es, en todos los casos, según el fin que tiene y, no el que algunos les pudieran dar, un beneficio para la humanidad que nos ilumina en nuestra necesidad de conocernos y conocer. Nos ayuda a no ser estafados, engañados emocional ni intelectualmente, nos proporciona herramientas que nos acercan a la realidad y esencia de las cosas. Permite profundizar y afianzar el conocimiento para progresar, y lo más importante: es libre y está al alcance de casi todas las personas. Todos los saberes humanos se han enfilado tras dicha metodología, pregunto: ¿por qué los espiritualistas no intentan avanzar?, ¿por qué no salen de la cúpula de la fe y enfrentan sus propias verdades?, ¿por qué no hay un saber espiritual científico? En realidad, no tengo de mi parte una respuesta certera. Aunque considero que algunos motivos podrían ser propios de las religiones, pues probablemente sus creencias no encuadrarían con los resultados científicos actuales que les son adversos. También, y creo que es el asunto esencial: un conocimiento científico espiritual sería de una complejidad mayor a otros saberes meramente materiales. Por la razón de que la espiritualidad o la propia existencia referida a un ser no humano, divino o de la naturaleza que fuese. Implica manejar conceptos y datos de naturaleza inmaterial, los que deberían permitir algún tipo de demostración. En mi experiencia personal, por muchos años estuve protegido bajo el ala de la creencia, pero no me dio las respuestas que necesitaba, dado que la verdad dependía de mi propia fe. Por lo que decidí abandonarla e integrarme a un mundo de saber científico. Cuando salí de la zona de la creencia, me encontré con las manos vacías, puesto que el conocimiento espiritual no tiene ningún valor científico. Por eso me refiero a la espiritualidad como parte de la subjetividad, la que se encuentra dentro de un domo que protege sus dogmas y no le permite integrarse al saber científico. Entiendo, después de muchos años dedicados a la tarea espiritual, que la imposibilidad de un espiritualismo científico no es propio del fenómeno en sí, sino que está en el modo en el que los espiritualistas y religiosos lo han abordado. Esto generó uno de los grandes mitos humanos: la creencia de que la existencia de Dios es solamente una cuestión de fe. En algún momento de la historia humana, la fe no podía ser cuestionada y se convirtió en norma del saber. Pero en la actualidad el nuevo paradigma humano es el saber científico. En mi caso, después que abandoné la fe como instrumento de conocimiento, por muchos años seguí estudiando y tratando de entender las complejas teorías científicas. El poco tiempo que estudié filosofía me permitió una mirada metódica del pensamiento que me ayudó a plantearme problemas y responderlos sistemáticamente. La hermenéutica junto con la duda metódica de Descartes fueron y son herramientas esenciales que me ayudan a interpretar teorías, ensayos y el modo en que los científicos y filósofos presentan sus conocimientos. Me impulsó a ser crítico, aunque más que con los pensamientos ajenos, con el propio. La filosofía me inspiró a buscar la verdad de manera distinta a la fe. Me planteé que si mi meta era alcanzar la verdad espiritual tendría que transformar mi modo de pensar y abordarla, además, aprender a aceptar los resultados aunque no fueran los esperados. Aprendí que, aunque me defina como espiritualista, ello puede ser solo una etiqueta. Puesto que es necesario conformarse como tal y, para ello, el modo en el que abordara la verdad lo definiría. No obstante, lo que había encontrado, tanto en la espiritualidad como en la filosofía, solo era una parte del conocimiento, aún estaba a mitad del camino. Por lo tanto, si quería aspirar a lograr un saber espiritual científico, al menos las bases, necesitaba dar un paso más allá del pensamiento filosófico y adecuar mis conceptos a la metodología científica para poder darle el formato teórico apropiado.
En lo personal entiendo la espiritualidad como un proceso humano en el que hay que adecuar el conocimiento a cada etapa. Quizás, en el pasado fue útil y suficiente entender y aceptar las verdades mediante un acto de fe y que esta, hasta nuestros días, siga siendo fundamental para los creyentes. Entiendo que no le quita su esencia ni el fin que tiene la espiritualidad, pensarla y experimentarla, también, científicamente; sino que le suma al añadirle herramientas para una mayor comprensión que se adecua más a las necesidades del hombre actual. La creencia no solamente atañe a la religiosidad, es un aspecto intrínseco de nuestra inteligencia asociada a la intuición, mantiene fuertes y vivas las ideas y convicciones de las personas y nos ayuda a confirmar lo que fluye de nuestro sentir más profundo. Es pues la base y el alimento que nutre también el conocimiento científico, puesto que, en definitiva, todo saber no es más que una de las formas de fe. Plantear la probabilidad de un saber espiritual científico es también considerar todo lo que lo involucra. Dado que es la continuación de algo propio de la naturaleza humana, que se expresa en experiencias trascendentales, intuición y una extraña conexión y amor a Dios que ha vibrado y vibra en muchos espiritualistas, como es mi caso. Mi base espiritual es la experiencia, aunque la intuición y fe la sostienen, no renegaría de estas; al contrario las valoro y las rescato como la raíz de toda espiritualidad. Dar un paso de la fe al conocimiento científico espiritual no es otra cosa que ir transformándonos, descubriendo otros modos y sumando herramientas para integrarnos espiritualmente y, sobre todo, conocernos a nosotros mismos para unirnos de manera consciente a lo que ya estamos fundidos, aunque de forma inconsciente, al universo y a su creador. Y, lo más importante, es posible de generar un espiritualismo científico, en los próximos capítulos se verán los argumentos que lo harían viable.
Síntesis de la teoría del desarrollo por información. Valor simbólico.
1) (v, t, r) (x, e) = (i, m, p)
2) (a, i) x (m, p) = (a, i) (a, d) x (m, p) = (a, d)
3) (c, e) = x (x, c) (n, i, c)
4) (e, e)
5) (e, p)
Los que se leen de la siguiente forma:
1) En toda variación de tiempo reloj respecto a uno o equis eventos, hay irreductiblemente una modificación en el o los procesos. 2) Toda acción o acciones de naturaleza eventual, ineludiblemente, generan reacciones desordenadas que van en un constante aumento, por mayor probabilidad. Toda acción o acciones determinadas, irreductiblemente, generan reacciones ordenadas 3) La constante existencial que tiene un valor igual a equis, donde equis es la constante y la nada e infinitud son anuladas por carecer de demostración científica. 4) Toda energía que está en equilibrio por sí misma no se puede modificar, solamente es alterable mediante factores extrínsecos o intrínsecos. 5) La energía en potencia. Todos los puntos están debidamente justificados en los respectivos capítulos.