Читать книгу Exploraciones por el planeta Comida - Pere Puigdoménech Rosell - Страница 7
ОглавлениеINTRODUCCIÓN
Comer y beber son dos de nuestras ocupaciones principales. Debemos hacerlo cada día, y en general varias veces al día, y debemos comer y tomar agua en cantidad suficiente y con una calidad adecuada. Desde que hay animales, que no tienen otro modo de extraer la energía que necesitan para realizar sus actividades que obtenerla de otros organismos, como plantas u otros animales, comer (y no ser comidos) ha sido una de sus ocupaciones esenciales. Y, por lo que se prevé para un futuro a corto y medio plazo, las cosas seguirán siendo así. En este momento en que vivimos, los que hemos nacido en las sociedades occidentales en el siglo XX y XXI nos encontramos en una situación que produce una serie de paradojas. Tenemos a nuestra disposición una cantidad y variedad de alimentos mayor que en cualquier otra época de la historia y a pesar de todo tenemos la sensación de que la comida es un problema para nosotros. Este problema puede ser por exceso, lo que provoca una epidemia de sobrepeso y de obesidad, y también de exceso de información mal digerida sobre los efectos que tienen sobre nuestra salud determinados alimentos. Comer es también un ejercicio en el que muchos encontramos un placer a veces intenso y que en algunos lugares se ha convertido de hecho en una actividad artística refinada. Sin embargo, al mismo tiempo sabemos que existen todavía en el mundo centenares de millones de personas que tienen el problema cotidiano de acceder a suficiente comida. Se trata de un problema que va disminuyendo con el tiempo, pero cuya existencia es contradictoria con la situación de exceso de comida que se da en las sociedades más desarrolladas. Nos preguntamos también si la manera en que producimos los alimentos podrá continuar igual en los tiempos que vienen, que verán al mismo tiempo un aumento continuado de la demanda de alimentos. Todo esto nos da una idea de la complejidad que la actividad de alimentarse supone para nosotros como individuos y para la sociedad en la que vivimos.
En esta situación podemos ver el mundo de la comida como un planeta complejo con una infinidad de facetas por las que podemos hacer una exploración como la que hacían los viajeros de tiempos legendarios. Podemos viajar a los tiempos más remotos para indagar sobre los orígenes y la evolución de nuestra necesidad de comer y podemos explorar la fisiología humana para tratar de entender qué necesitamos comer o para entender cómo incorporamos la comida a nuestro organismo y por qué a veces nos provoca algún problema. Podemos explorar la genética de plantas y animales, que son la base de lo que comemos actualmente y que nos ayuda a entender por qué nuestra alimentación es la que es hoy en día y se basa en unas especies y no en otras. Podemos adentrarnos en la manera en la que agricultores y ganaderos producen aquello que se convertirá en comida quizás a miles de kilómetros de donde vivimos. Podemos también viajar por cómo sentimos lo que comemos, y entender por qué nos provoca placer o nos repugna y cómo esta necesidad vital se ha convertido en parte de nuestra cultura, de nuestra economía e incluso en una verdadera actividad artística. Y durante el viaje sentiremos que las condiciones climáticas están cambiando en parte debido a cómo producimos los alimentos.
Al regresar de este viaje, aquellos que vivimos en esta sociedad urbana, en la que habitamos ya la mayoría de los humanos, podemos salir del lugar donde tenemos nuestra residencia e ir a comprar a la tienda o al mercado o ir a comer a un restaurante. Ahí tendremos que tomar decisiones sobre lo que compramos para comer o lo que elegimos del menú entre la enorme variedad de oferta de la que disfrutamos. Deberemos cocinar lo que hemos adquirido y nos sentaremos como cada día a la mesa de nuestro comedor (si es que no decidimos sentarnos ante una pantalla de televisión y con comida sobre una bandeja) o del restaurante que hemos elegido y tomar decisiones sobre qué introduciremos finalmente en nuestro organismo por vía oral. La vasta literatura de viajes de la que disponemos suele concluir que un viaje merece la pena si este enriquece nuestra experiencia personal y si al volver nos permite disponer de mejores criterios que nos ayuden a disfrutar de una buena vida. Este es el objetivo del presente libro.