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ОглавлениеINTRODUCCIÓN
I. LA ELEGÍA LATINA, UN GÉNERO ABIERTO: EL EJEMPLO DE PROPERCIO
La elegía, que fue especialmente amatoria en Roma, surgió como heredera de la poesía helenística y neotérica. Y nació en un ambiente urbano, galante y refinado 1 . El género se inició en Catulo, especialmente en las poesías LXVIII y LXXVI 2 , tomó seguramente la forma usual en Cornelio Galo y triunfó en Tibulo y Propercio. Ovidio fue, una generación posterior, el último representante de un género que se agotó cuando desapareció esa misma sociedad que lo alimentaba.
Por eso tenía razón Quintiliano, cuando afirmaba que «en la elegía también rivalizamos con los griegos» (Inst. Orat . X 1, 93). Y así como Virgilio era un émulo de Homero, Horacio de Píndaro, Salustio de Tucídides y Tito Livio de Heródoto, de la misma forma Galo, Tibulo, Propercio y Ovidio siguieron los pasos de Calímaco y Filetas, los máximos representantes de la elegía griega (ibid . X 1, 58).
Creo que Quintiliano quería decir que los elegíacos latinos hicieron algo más que imitar a los griegos, pues crearon un tipo de elegía, sin duda más avanzado que las supuestas elegías objetivas de los griegos. En la elegía latina confluyen diferentes géneros literarios que, mezclados y fundidos como en un melting pot , produjeron algo diferente de los Aitia de Calímaco o las narraciones catulianas (LXIII, LXVI, LXVIII). Para que ello sucediera, la elegía acudió a géneros tan diversos como el epigrama, la elegía narrativa griega y el epilio, la poesía bucólica, la comedia, la carta erótica y, lógicamente, la retórica 3 . Es lo que el gran filólogo italiano Paolo Fedeli 4 ha llamado un mosaico o poikilía de géneros literarios. Veamos algunas muestras en Propercio, aunque lo mismo se podría hacer extensible a las elegías de Tibulo y Ovidio.
1.
El epigrama 5
Unas veces, las menos, Propercio escribió auténticos epigramas, como las elegías I 21 y 22, y II 11. En otra ocasión, nuestro poeta inserta un epigrama en él cuerpo de una elegía; se trata de una cita directa que seguramente procede de una inscripción dedicada al dios Pan (III 13, 43-46):
Quienquiera que seas, forastero, podrás cazar liebres
o aves, si acaso rastreas en mis cercados:
invócame desde una roca como tu acompañante, Pan,
ya busques presas con cañas o con perros de caza.
Propercio, en realidad, está traduciendo un epigrama de Leónidas de Tarento (Ant. Palat . IX 337), que dice:
Buena caza, si liebres persigues o acaso con liga
en busca de pájaros a este valle viniste:
si al rústico Pan desde lo alto del monte invocares,
te ayudará a cazar con perros o con cañas 6 .
Sin embargo, lo normal en Propercio es partir de un motivo epigramático para desarrollarlo hasta conseguir algo muy diferente: una elegía de amor. Es el caso de la primera elegía de la colección. El poeta de Asís toma el motivo de Meleagro de Gádara (Ant. Palat . XII 101):
A mí, que a Pasión en mi pecho era inmune, Miísco,
hiriéndome sus ojos, me dijo estas palabras:
‘Al valiente cacé. Mira cómo mis pies pisotean
el arrogante orgullo de tu ciencia gloriosa.’
Mas yo cobré aliento y repuse: ‘¿Te extrañas, querido?
También Eros a Zeus del propio Olimpo trajo’ 7 .
Cintia fue la primera que me cautivó con sus ojos,
pobre de mí, no tocado antes por pasión alguna.
Entonces Amor humilló la continua arrogancia de mi mirada
y sometió mi cabeza bajo sus plantas… (I 1, 1-4).
Ya no se trata de una traducción, sino de una adaptación del poeta a su propia experiencia amorosa. Propercio toma como pretexto, por así decirlo, cuatro versos de un epigrama helenístico para amplificarlos y lograr una elegía de 38 versos que no tiene nada que ver con el original. La misma técnica 8 se observa en otras elegías, como la I 15 o la III 7. En esta última, el epicedio a Peto, el procedimiento es un poco diferente, pues Propercio compone una elegía funeraria combinando diferentes epigramas funerarios del libro VII de la Antología Palatina , como ha mostrado M. A. Márquez 9 .
2.
La elegía narrativa .
Una de las características de la elegía alejandrina era precisamente su carácter narrativo. Los Aitia de Calímaco, la muestra más significativa, consistían en cuatro libros, hoy fragmentarios, compuestos en dísticos elegíacos, que contaban leyendas e historias relacionadas con las costumbres, prácticas religiosas y acontecimientos históricos de los griegos 10 .
Catulo imitó este tipo de elegía narrativa en las ya citadas LXVI (Cabellera de Berenice ) y en la LXVIII (elegía a Manlio), que, junto con el epigrama LXXVI, marcan el comienzo de la elegía «subjetiva» latina 11 , como dije más arriba.
Restos de esa elegía narrativa se observan en dos poemas de Propercio: I 20 y III 15, 11-46 12 . En el primero, tal vez un experimento temprano, el poeta narra el rapto de Hilas casi en forma de epilio 13 ; el segundo trata de la leyenda de Dirce y Antíope. Ahora bien, estas dos elegías narrativas de Propercio no tienen un carácter exclusivo de mera narración mitológica, como las griegas, sino que ambas se aplican a una situación creada por el poeta: el amor de Galo por un jovencito en I 20 y los celos de Cintia hacia la fidelidad de Propercio en III 15 14 .
3.
La poesía bucólica .
Es de esperar que algunas elegías arranquen con un marco bucólico para situar a toda la elegía, como en IV 4 y 9. Sin embargo, ya no es tan normal el amplio uso de temas bucólicos en una elegía 15 . Propercio no los utilizó con la profusión con que lo hicieron Galo (cf. Virg., Bucólicas X 46 ss.) o Tibulo, pero no están ausentes de su poesía, como en III 13, 25-46. La alabanza de la felicidad de estos versos introduce una añoranza de la sencillez y frugalidad de la edad primitiva, casi una edad de oro (cf. Tibulo, I 3, 35-40), frecuente en la poesía bucólica.
Las más de las veces se utilizan esporádicamente elementos de la poesía bucólica, como el lamento solitario en el bosque (I 18, 19-22):
Vosotros seréis testigos, si es que un árbol conoce el amor,
haya y pino, queridos del dios de Arcadia.
¡Ah, cuántas veces resuenan mis palabras bajo vuestras sombras
y se graba el nombre de Cintia en las tiernas cortezas!
El lamento del enamorado desgraciado que se refugia en los bosques fuera del alcance humano es un motivo helenístico que procede de las invocaciones a las rocas y cuevas, frecuentes en la tragedia griega. Recuérdense los lamentos de Coridón (Virg., Bucólicas II 1-5), inspirado en el del Cíclope de Teócrito ( Idilios XI 17-79), y el de Cornelio Galo ( Bucólicas X 52-54).
4.
La comedia .
La elegía no deriva de la comedia como un hecho biológico; de ahí que no haya que esperar fragmentos, traducidos o adaptados, de una comedia dentro de una elegía. Lo que sí podemos observar es cierta coincidencia no tan casual entre los personajes y motivos amatorios de ambos géneros 16 .
Por la elegía latina desfilan, por una parte, personajes de la comedia, como el joven enamorado, la cortesana avariciosa o la astuta alcahueta, y, por otra, los motivos amatorios usuales entre los elegíacos, como la militia amoris, el foedus amoris , la tortura de amor, y otros 17 .
Se ha visto, por ejemplo, en la elegía III 6, donde Propercio quiere que Lígdamo hable a Cintia por él, la influencia de una escena del Heautontimorúmenos de Terencio (vv. 275-309), en la que el esclavo de Siro habla a Clinia del estado de su amada Antífila 18 . Otra elegía que presenta características de la comedia es la IV 8 (rixae in amore); contiene elementos (ser sorprendido en adulterio, el lenguaje militar, el esclavo que ayuda en el amor y el pacto de amor) que proceden sin duda de la comedia 19 .
5.
La carta erótica .
También se encuentran no pocas similitudes entre la elegía amorosa latina y las cartas amatorias de Aristeneto (fl . 450 a. C.) y Filóstrato ( fl . 220 a. C.) 20 . En Propercio se ha relacionado la elegía I 2 con Filóstrato XXII y XXXVII, pero los tópicos de una suasoria en defensa de la belleza natural se encuentran también en la comedia y el epigrama. Por otra parte, cartas podrían ser las elegías I 11 (de Propercio a Cintia en Bayas) o II 19 (a Cintia a punto de partir de Roma). Pero más claro es el caso de la carta de Aretusa a su amado Licotas (IV 3), cuyo comienzo (vv. 1-6) es típico de las epístolas latinas:
Este mensaje envía Aretusa a su querido Licotas,
si puedo llamarte querido mío, cuando te ausentas tantas veces.
Con todo, si, cuando lo leas, faltara un trozo destruido,
mis lágrimas habrán causado ese borrón;
o si no entiendes alguna letra por su trazado inseguro,
será señal de que mi diestra ya desfallece.
La elegía (cf. III 12) presenta una gran semejanza con las cartas amatorias de las Heroidas de Ovidio, quien sin duda había escuchado las lecturas poéticas de Propercio (cf. Tristia IV 10, 45-46). También Catulo había empleado la forma de la epístola en sus poesías LXV (a Hortensio) y LXVIII A (a Alio).
6.
La retórica .
La retórica 21 está presente lógicamente en la elegía de Propercio, como lo está en todos y cada uno de los escritores clásicos, desde Homero hasta Rutilio Namaciano. No obstante, no está de más recordar, por ejemplo, el carácter de suasoria de la I 2 y otros ejercicios retóricos de escuela, como el elogio de las espartanas (III 14), la descripción de Cupido (II 12) o la libido de las mujeres (III 19).
7.
Singularidad de la elegía latina .
Una vez entendido que la elegía es un género abierto a componentes de procedencia muy diversa, se hace preciso recordar lo evidente y fundamental: que la elegía latina es especialmente amatoria y que, por tanto, se nutre de manera muy singular de un léxico especializado en el amor. Los elegíacos latinos reunieron en su obra un cuerpo de convenciones literarias para expresar las vivencias amorosas, reales o metafóricas, que esto es lo de menos. No hace al caso enumerar al detalle 22 cada uno de los términos y motivos amatorios (véase el «Índice de términos amatorios» al final del volumen), pero no estará de más hacer hincapié en que de su conocimiento depende que entendamos o no este tipo de poesía «de amor cortés» en la Roma de Augusto.
Ahora, volvámonos al poeta Propercio para adentrarnos en su vida y su obra.
II. LA VIDA DE PROPERCIO
Sexto Propercio debió de nacer en Asís, situada en una colina de la llana Umbría, no muy lejos de Perugia (I 22, 3-10). Apoyan esta tesis algunas inscripciones encontradas en Asís sobre la gens Propertia (p. ej., CIL XI 5405; Dessau 2925). Su familia pertenecía, probablemente, a la clase de los caballeros, una especie de clase media acomodada con propiedades de tierras. Él mismo nos cuenta (IV 1, 129-130) que esas propiedades quedaron disminuidas por las confiscaciones llevadas a cabo por Octaviano y Marco Antonio, en los años 41-40 a. C., para disfrute de sus veteranos después del Bellum Perusinum 23 . También la familia de Virgilio había pasado por el mal trago de las confiscaciones en su Mantua natal, como recuerda en sus Églogas I y IX. Cuando esto sucedía, Propercio era un niño; de ahí que podamos deducir la fecha aproximada de su nacimiento, que se fija en la frontera de los cincuenta a los cuarenta a. C., durante un tiempo de continuos enfrentamientos civiles, primero entre César y Pompeyo, y después entre Octaviano, el futuro Augusto, y Marco Antonio.
Lo cierto es que Propercio pertenece a una generación más joven que la de Virgilio (70-19 a. C.), Cornelio Galo (70/69-26 a. C.) y Horacio (65-8 a. C.), es de la misma que Tibulo ( ca. 55-ca 19 a. C.), y anterior a la de Ovidio (43 a. C.-17 d. C.).
Su madre, ya fallecido su padre, lo llevó a Roma en su adolescencia, pues la capital era el centro obligado para hacer una carrera política o literaria. Y, como los poetas antes citados, Propercio dejó a un lado la milicia o el foro para dedicarse a las Musas (IV 1, 131-4):
Más tarde, cuando se te quitó la medalla de oro de tu cuello viril
y tomaste la toga de ciudadano ante los dioses de tu madre,
desde entonces Apolo te inspira algunos de sus versos
y te prohíbe tronar con discursos en el loco Foro.
En Roma frecuentó los ambientes literarios, donde otros poetas recitaban sus versos ante una audiencia entendida. Allí conoció a Póntico, Baso, Vario, y otros 24 . Tras la publicación de su Monobiblos , Mecenas lo atrajo a su círculo literario al que pertenecían ya Virgilio y Horacio. Admiró profundamente al primero (II 34, 65-66) y quedó impresionado por la lírica del segundo, pese a que sus relaciones personales no debieron de ser muy cordiales. También conoció la actividad literaria de Tibulo, perteneciente al segundo gran círculo literario de la época, el de Mesala Corvino, y fue amigo del joven Ovidio.
Desconocemos la fecha exacta de su muerte. Por Ovidio (Rem . 764) sabemos que habría muerto en el año 2 a. C. Sin embargo, no sería muy osado poner la fecha de su fallecimiento no mucho después del 16 a. C., tras la publicación del libro IV. Como Catulo y Tibulo, no habría pasado de los treinta.
III. PROPERCIO Y AUGUSTO 25
La victoria de Augusto sobre Marco Antonio en Accio en el año 31 a. C. significó la progresiva introducción de formas autocráticas de gobierno; las estructuras políticas siguieron por un tiempo siendo republicanas, pero las formas de gobierno se alejaron cada vez más de los ideales republicanos. Y todo ello sucedió con el apoyo de la mayoría de ciudadanos, un poco cansados de todo un siglo (desde la guerra de Yugurta hasta Accio) de convulsiones político-sociales.
Augusto defendía una política de mantenimiento de fronteras en el exterior y una reforma de las costumbres en el interior. Y esta doble política fue apoyada por los dos grandes poetas de la época: Virgilio y Horacio. La actitud de Propercio, en cambio, no es tan clara, porque en su poesía hay dos formas diferentes de responder a la política de Augusto: como poeta de amor que emplea una voz privada y como poeta de Roma que habla de forma pública. No es que Propercio haya pasado de una clara oposición hacia Augusto en los tres primeros libros a su idealización en el último, sino que el poeta enamorado de Cintia habla como individuo que se ve perjudicado por algunas reformas morales de Augusto 26 , mientras que, cuando abandona a Cintia y quiere ser el Calímaco etiológico de Roma, no tiene inconveniente en proclamar públicamente la grandeza de las virtudes romanas, esas mismas que el régimen de Augusto se había propuesto reinstaurar.
Propercio, como poeta de amor, no entiende la actitud de Póstumo (III 12, 1-6):
¿Has tenido el valor, Póstumo, de dejar a Gala llorando
para seguir de soldado las valerosas enseñas de Augusto?
¿Tan importante fue para ti la gloria de despojar a los Partos,
mientras tu Gala te pedía insistentemente que no lo hicieras?
Si me es lícito decirlo, ¡ojalá perezcáis juntos todos los avaros
y todo el que prefiera las armas a un lecho fiel!
Para Propercio, como para Catulo o Tibulo, la paz ociosa es la atmósfera ideal para una vida dedicada al amor y a la poesía 27 . No es que se opongan a las armas y al engrandecimiento de Roma, sino que dejan esas actividades para otros. Y, desde luego, Propercio no puede comprender la opción de Póstumo; claro que tampoco los políticos de la época entendían la vida «ociosa» de los poetas elegíacos, quienes no solamente rechazaban la milicia y los negocios, sino que incluso se negaban a ensalzar ese tipo de vida tan normal en las clases acomodadas. De ahí que Augusto se emocionara escuchando el final del libro VI de la Eneida de Virgilio o que Horacio fuera otro de sus poetas preferidos y a él encargara el Canto Secular en el año 17. El ideal de Propercio, como poeta enamorado, no es proclamar el parcere subiectis et debellare superbos de Virgilio (Eneida VI 853) ni tampoco entonar el horaciano dulce et decorum est pro patria mori (Odas III 2, 13), sino elevar un cántico al haz la paz y no la guerra (III 5, 1-6):
Amor es un dios de paz, a la paz veneramos los enamorados:
duras sólo son las batallas que sostengo con mi dueña.
Y todavía mi corazón no se atormenta con el odioso oro,
ni necesito saciar mi sed en copas de joyas preciosas,
ni mil yuntas me aran en la fértil Campania, ni desgraciado
me procuro bronces a costa de tu ruina, Corinto.
La paz, la sobriedad y el ocio eran la bandera de los poetas elegíacos latinos frente a la guerra, la avaricia y la carrera política de los romanos acomodados de la época de Augusto. Por tanto, no se trata de que Propercio, Tibulo y Ovidio propugnen un ideal de vida diferente del de Augusto, sino que ellos prefieren una vida alejada del foro o la milicia. Sus ideales de vida privada se reflejan en los términos siguientes: desidia, inertia, infamia, ignauia y nequitia . Toda una serie de contravalores para el romano tradicional y, por supuesto, para Augusto, pero fundamentales para la vida de amor que propugnaban la mayoría de los poetas latinos desde que Catulo introdujera un nuevo modelo de vida literaria: los «novísimos» o poetae noui de corte alejandrino frente a la poesía tradicional representada por Ennio (239-169 a. C.).
Es más, cuando las reformas morales del todavía Octaviano quieren ir más allá de lo que el romano puede asimilar y su Lex de maritandis ordinibus es rechazada en el 28 a. C., Propercio 28 saluda la derogación de la ley de esta forma (II 7, 1-6):
Te alegraste sin duda, Cintia, de la derogación de la ley,
ante cuya promulgación ha tiempo lloramos los dos tanto
no fuera a separarnos: aunque separar a dos enamorados contra
su voluntad ni el mismo Júpiter puede hacerlo.
«Pero César es poderoso.» César es poderoso en las armas:
los pueblos vencidos no valen nada en el amor.
Pero, si pasamos del Propercio poeta de amor al Propercio ciudadano romano, su voz se acerca no poco a las de Virgilio y Horacio. El mismo orgullo que empujó a Virgilio a cantar las excelencias de Italia (Laudes Italiae ) en las Geórgicas (II 136-176) impulsa a nuestro poeta a poner a Roma por encima del resto del mundo (III 22, 17-42). Y esa misma voz de ciudadano romano es la que emerge a lo largo del libro IV, en el que las elegías etiológicas 29 sobre Tarpeya (IV 4) y sobre el culto a Vertumno, Hércules y Júpiter Feretrio (IV 2, 9 y 10) constituyen un canto a las tradiciones de Roma, moldeado en el más puro estilo de los Aitia de Calímaco. Esa defensa de la moral tradicional romana, precisamente la defendida por el régimen de Augusto, quedó expresada de forma insuperable en la última de sus elegías (IV 11), la llamada regina elegiarum, quizás desde criterios masculinos, como ha señalado M. Hubbard 30 . En ella Cornelia, esposa y madre ideal, representa el modelo augústeo de la familia, sostén de la sociedad romana, donde la lealtad y la piedad o respeto al papel de cada cual eran las virtudes más apreciadas. Lejos queda la Cintia del Propercio poeta de amor.
El poeta de Asís despliega, pues, dos caras de una misma moneda en su actitud respecto al régimen de Augusto. Como individuo que poetiza sobre el amor, no tiene más remedio que chocar contra quien pueda poner freno a su vida de ocio dedicada a Cintia; pero, como poeta romano, no tiene inconveniente en defender la moral tradicional romana. No me parece, por tanto, adecuado hablar de un Propercio que pasó de la oposición a Augusto en los tres primeros libros a su idealización en el cuarto. Más ajustado a la realidad sería interpretar esas dos caras de una misma personalidad: poeta de amor privado y poeta romano público. Por la primera defiende su vida privada de amor a Cintia, mientras que por la segunda apoya no exactamente a Augusto, sino a las virtudes tradicionales que hicieron de Roma la cabeza del mundo conocido.
IV. LOS CUATRO LIBROS DE ELEGÍAS
De Propercio nos han llegado un total de 92 elegías distribuidas en cuatro libros de 22, 34, 25 y 11 poemas cada uno.
1.
El «Monobiblos» .
El libro primero, el Monobiblos de los manuscritos, era llamado ya por Propercio su Cynthia 31 (II 24, 1-2) siguiendo la costumbre antigua de titular los libros de poesías de amor con el nombre de la amada 32 . Fue publicado aparte probablemente a finales del año 29 o comienzos del 28 a. C. y estuvo dedicado a su amigo Tulo nombrado en las elegías 1, 6, 14 y 22.
Los temas tratados en el Monobiblos son los siguientes:
1 Programa de amor: locura de amor (insania amoris ) por Cintia.
2 Suasoria en alabanza de la belleza natural.
3 Visita a Cintia.
4 Reproches a Baso.
5 Consejos a su rival Galo.
6 Propemptikón a Tulo.
7 Crítica literaria: épica/elegía (a Póntico).
8 Propemptikón a Cintia.
9 Crítica literaria: elegía/épica (a Póntico).
10 Erotodídaxis: amor de Galo.
11 Añoranza de Cintia.
12 Añoranza de Cintia (a Póntico).
13 Irrisor amoris: amor de Galo.
14 Riquezas y amor (a Tulo).
15 Traición de Cintia: (foedus amoris ).
16 Quejas de la puerta de Cintia (paraclausíthyron ).
17 Lamento del poeta por la partida de Cintia.
18 Quejas a la naturaleza por los desdenes de Cintia.
19 Amor y muerte.
20 Epilio sobre la leyenda de Hilas (a Galo).
21 Epigrama sepulcral: mandata morituri .
22 Epigrama final: sello del libro o sphragís (a Tulo).
El tema predominante en el libro I es el amor a Cintia, pero no solamente se ocupa del amor, sino que también aparecen los temas de la poesía, la amistad o la familia. Los poemas no han sido ordenados ni caprichosamente ni siguiendo principios de simetría numérica 33 , sino que la disposición de las elegías sigue el principio helenístico de la poikilía o mosaico de temas y motivos 34 . Como dice con razón Paolo Fedeli, «il primo canzionere properziano è un esempio insigne della ripresa del Gedichtbuch alessandrino ad opera degli emuli romani: di esso il I libro di Properzio riproduce, infatti, la mescolanza dei generi letterari, con la presenza di poesia erotica ed erotico-didascalica, di elegie che sviluppano temi di polemica letteraria 35 , di due epigrammi, di un epillio e di un paraclausíthyron» 36 .
El Monobiblos obtuvo un éxito inmediato, como nos lo recuerda el mismo Propercio (II 24A, 1-2):
¿Quién eres tú para hablar, cuando eres ahora el blanco de las murmuraciones por el éxito de tu libro y tu Cintia se lee por todo el foro?
Y gracias a tal éxito su autor, Propercio, fue incorporado al círculo de Mecenas, donde ya estaban, entre otros, Virgilio y Horacio.
2.
El libro II: ¿uno o dos libros? 37
Durante los años 27 a 25 Propercio se dedicó a componer los 1362 versos de su libro más largo. Los temas tratados son éstos:
1 Programática: elegía, no épica (recusatio ante Mecenas).
2 Belleza de Cintia: puella diuina .
3 Descripción de Cintia: puella diuina .
4 El amor no tiene cura.
5 Infidelidad de Cintia (foedus amoris ).
6 Celos del poeta (a Cintia).
7 Derogación de la Lex Iulia (a Cintia).
8 La rueda del amor (a Cintia).
9 Infidelidad de Cintia (foedus amoris ).
10 Programática: ¿hora de cambiar a la épica?
11 Epigrama sepulcral a Cintia.
12 Descripción de Cupido.
13 Amor y muerte.
14 Triunfo del amor.
15 Noche inolvidable de amor (gaudia amoris ).
16 Llegada del rival de Propercio (prosphonetikón inverso).
17 Penas de amor: amante rechazado.
18A Desprecio de Cintia.
18B Suasoria contra la belleza artificial.
19 Ausencia de Cintia (propemptikón ).
20 Compromiso de fidelidad (foedus amoris ).
21 Rival de Propercio.
22A Amor promiscuo: catálogo de mujeres (a Demofonte).
22B Amante rechazado.
23 El amor de las prostitutas.
24A Infamia de Propercio por causa de Cintia.
24B Infidelidad de Cintia.
25 Inconstancia de Cintia.
26 Sueño: naufragio de Cintia.
27 Amor y muerte.
28 Enfermedad de Cintia (sotería) .
29 Visita obligada a Cintia.
30 Amor y poesía de amor.
31 Inauguración del Pórtico y templo de Apolo en el Palatino.
32 Comprensión de la infidelidad de Cintia.
33A Contra la devoción a Isis.
33B Vino y amor.
34 Programática: la poesía de Propercio.
La longitud del libro II ha parecido desproporcionada a muchos estudiosos, si se la compara con la extensión usual del libro antiguo. De ahí que desde K. Lachmann (1816) se haya defendido la postura de que el libro II es en realidad la suma de dos libros 38 . Las palabras de Propercio (II 13, 25-26: «Suficiente, suficiente es mi cortejo, si hay tres libritos/ que ofrecer a Perséfone como regalo especial») fueron interpretadas por el mismo Lachmann como que al libro primero siguieron otros dos libros que después se unieron en uno solo. El mismo filólogo creyó que la elegía 10 era el poema introductorio del supuesto tercer libro. Su teoría de la división del libro II ha sido seguida por numerosos filólogos, entre los que podríamos destacar a O. Skutsch 39 , M. Hubbard 40 y B. A. Heiden 41 , pero este último lo divide en la elegía 13, considerada como el poema introductorio del posible libro III.
Sin embargo, hay quienes 42 defienden la unidad del libro II porque Nonio Marcelo asigna una cita (III 21, 14) al libro a que corresponde, es decir, al III (cf. pág. 249, 32 Lindsay), no a un hipotético libro IV. Y además, las elegías 1 y 34, ambas programáticas, son las adecuadas para abrir y cerrar un libellus , eso sí, más extenso de lo normal 43 .
Un problema mucho más grave es el de la transmisión textual del libro II. Sólo unas pocas elegías (2, 6, 8, 12, 14, 15, 21 y 25) no presentan algunos de los problemas textuales que afectan al resto: unidad o no de la elegía, transposición de versos o interpolaciones. He aquí unos pocos ejemplos 44 : II 3, 45-54 han sido separados para formar una nueva elegía (Lemaire) o se han unido a la siguiente (edición Aldina de 1502); II 13, 17-58 forma la 13B según Broukhusius, pero Wilkinson defiende su unidad; II 18, 1-4 se entiende como el final de la 17 (Escalígero, Luck) o como el comienzo genuino de la 18 (Cairns); II 28 se interpreta como una sola elegía (Williams, Hubbard), como tres (Hertzbert) o como cuatro (Jacob), y los versos 33-34 suelen colocarse detrás del 2 (Passerat) o en su sitio (Caims). La situación es tal que al libro II se le aplica con razón el famoso dicho de quot editores, tot Propertii .
Un hecho singular ha sido destacado por los críticos 45 en el libro II: la disposición de muchas elegías por parejas 46 . Así, tendríamos el siguiente esquema propuesto por Juhnke 47 :
I
(I)
8
(II/III; IV/V; VI/VII; VIII/IX)
4
(X/XI; XII/XIII)
12
(XIV-XXIVA)
4
(XXIVB/XXV; XXVIA/B)
8
(XXVII/XXVIII; XXIXA/B; XXX/XXXI; XXXII-XXXIII)
1
(XXXIV).
3.
El final de una pasión 48 .
Las elegías del libro III se podrían distribuir de la forma siguiente 49 :
A.
Elegías programáticas (1-5):
1
Rechazo de la épica (recusatio ).
2
Poder de la poesía (priamel).
3
Elegía, no épica (recusatio ).
4
Alabanza de Augusto, pero preferencia por la elegía (recusatio ).
5
Paz y poesía de amor, no la vida de acción y la guerra (recusatio ).
B.
Elegías varias (6-10):
6
Mensaje de Cintia (monólogo dirigido a Lígdamo).
7
Epicedio en honor de Peto.
8
Riñas entre enamorados (rixae in amore ).
9
Rechazo de la épica (recusatio ).
10
Cumpleaños de Cintia (genethliakón ).
C.
Elegías sobre la mujer (11-15):
11
Poder de las mujeres: Cleopatra y Marco Antonio.
12
Dolor de Gala por la partida de Póstumo: propemptikón .
13
La amada codiciosa.
14
Elogio de la mujer espartana.
15
Celos injustificados de Cintia hacia Licina.
D.
Elegías de temas varios (16-20):
16
Llamada de Cintia.
17
Himno a Baco.
18
Epicedio en honor de Marcelo.
19
La pasión de las mujeres.
20
Pacto de amor (foedus amoris ).
E.
Elegías de adiós a Cintia y a la poesía de amor (21-25):
21
Viaje a Atenas.
22
Elogio de Italia con motivo del viaje de Tulo.
23
Pérdida de los billetes de amor.
24
Ruptura con Cintia.
25
Adiós formal a Cintia (renuntiatio amoris ).
El libro III significa el final de los cinco años (III 25, 3) que Propercio consagró a servir a Cintia, la inspiración de su poesía de amor.
4.
La madurez poética 50
El libro IV de las Elegías , publicado sobre el 16 a. C., no rompe con la poesía de sus tres primeros libros, sino que en él Propercio asume el reto de componer una forma diferente de poesía, etiológica o de amor, de miras más amplias que la de los tres primeros libros.
Los temas del libro IV son los siguientes:
1 Programática: alabanza de Roma y autobiografía.
2 Etiológica: el dios Vertumno.
3 Carta de amor de Aretusa a Licotas.
4 Etiológica: leyenda de Tarpeya.
5 Lección amatoria de la bruja Acántide.
6 La batalla de Accio: exaltación de Augusto.
7 El fantasma de Cintia.
8 Recuerdo de unas rixae in amore .
9 Etiológica: Hércules, Caco y el Ara Máxima.
10 Etiológica: Júpiter Feretrio.
11 Apología de Cornelia.
Las elegías 1, 6 y 11 serían los pivotes sobre los que giran las elegías etiológicas (2, 4, 9 y 10) y las de temas amatorios (3, 5, 7 y 8).
V. CINTIA, LA INSPIRACIÓN DE UN POETA 51
Los poetas de amor latinos eligieron un seudónimo para nombrar a sus amadas, fuente tanto de su inspiración poética como de su pasión amorosa. Son los casos, recordados por Apuleyo (Apol . X 3), de la Lesbia (= Clodia) de Catulo, la Delia (= Plania) de Tibulo o la Cintia (= Hostia) de Propercio.
El nombre de Cintia se relaciona con Apolo, dios de la poesía, nacido en el monte Cinto, en las isla de Delos; por extensión, Cintia se relacionaba también con la poesía del propio Propercio, como él mismo recuerda en I 8, 41-42 52
¡Existen, pues, las Musas, y no es remiso Apolo con el enamorado;
en ellas confío para amar: Cintia, incomparable, es mía!
Cynthia rara mea pudiera ser el eco de Moûsan leptaléen de Calímaco 53 , a quien intentaba seguir Propercio. Además, el nombre de Cintia se emplea también como epíteto de Ártemis, diosa virginal, libre e imposible de ser sometida al amor, como hará Cintia con Propercio.
Propercio, como Catulo (XLIII y LXXXVI), nos transmite un retrato idealizado 54 de su amada Cintia, cuya belleza de cuerpo y alma, cercana a la de una diosa, trastornó el seso del poeta (II 3, 17-22):
Me ha cautivado su elegancia en el baile, servido ya el vino,
como cuando Ariadna dirigía las danzas de las Ménades;
y me ha cautivado cuando tantea versos en ritmo eolio,
tan experta en tañer la lira como Aganipe,
y cuando compara sus escritos con la antigua Corina,
cuyos versos piensa que ninguna otra puede igualar a los suyos.
La belleza física de Cintia sólo es parangonable con la de las heroínas, como en II 2, 5-12. Pero no es sólo la belleza física, sino el estilo y la cultura de una puella docta lo que llevó a Propercio a hacer que Cintia fuera la Musa de su poesía. Cuando Mecenas, tras el éxito de su Monobiblos , le invita a componer poesía épica, nuestro poeta le replica (II 1, 5-16) que no puede dejar de escribir poesía amatoria, porque:
Si la veo caminar luciendo un vestido de Cos,
todo este libro versará sobre las telas de Cos;
si veo sus cabellos caer esparcidos sobre su frente,
se alegra de ir orgullosa por los elogios a su cabellera;
si con sus dedos de marfil acompaña una canción a la lira,
admiro con qué técnica rasgan sus ágiles manos;
o, cuando deja caer sus ojos que se inclinan al sueño,
encuentro como poeta mil temas originales;
o, si despojada del vestido lucha desnuda conmigo,
soy capaz entonces de componer largas Ilíadas;
y, haga lo que haga y diga lo que diga,
de una nadería surge una gran historia.
Pero Cintia, no nos engañemos, era una cortesana de lujo, como Lesbia en Catulo o Sempronia en Salustio, que atendía a quienes le pagaban el alto nivel de vida que llevaba, como fue el caso del pretor, rival del poeta (II 16). Las relaciones, pocas veces felices, pasaron por las fases de enamoramiento, felicidad, dudas e infidelidades y ruptura 55 . Si creemos al poeta, su dependencia de Cintia duró cinco años (III 25, 3), pero el discidium no fue definitivo por cuanto después vemos a una Cintia celosa de Propercio (IV 8) o recordando al poeta la fidelidad que le había guardado hasta la muerte (IV 7). Pero esta Cintia, ya una cortesana ajada, es muy diferente de la «diosa» altanera que hizo sufrir a nuestro poeta de un incurable mal de amores.
VI. ASPECTOS LITERARIOS
«El arte peculiar de Propercio reside en la comunicación de sentimientos, en el fondo un don poético, que fácilmente puede quedar oscurecido por un excesivo academicismo.» Con estas palabras nos pone en guardia G. Luck 56 ante la tentación de generalizar y crear problemas literarios en lugar de calar en su poesía. Y su poesía parte, no se olvide, de unos modelos helenísticos, pasa por el tamiz de la poesía neotérica y termina en el stilus de Propercio.
Como es imposible tratar todos los aspectos del arte properciano, me voy a fijar en los que me parecen más relevantes para la comprensión de su poesía.
1.
Los modelos helenísticos .
La influencia griega 57 sobre Propercio empieza lógicamente con Homero, fuente constante de inspiración para los escritores clásicos. Claro que el objetivo de Propercio fue adaptar el estilo elevado de la épica homérica al ligero de la poesía elegíaca 58 . Esto ocurre, por ejemplo, en I 15, 9-14; II 3, 51-54; 8, 29-40; III 12, 23-26. Sin embargo, la fuente más evidente de la poesía properciana hay que buscarla en la época helenística.
Cuando Propercio se proclama a sí mismo el «Calímaco romano» (IV 1, 64), habría que preguntarse el alcance de tal afirmación. Giuseppe Giangrande ha contestado diciendo que Propercio pretendía dejar clara así su voluntad «di essere il più grande, il più famoso dei poeti romani di ispirazione ellenistica» 59 , pues otros hechos (como la poikilía o mosaico de motivos diferentes, la variatio , el estilo alusivo y las callidae iuncturae ) constituyen una característica común de la mayoría de los poetas helenísticos. Es más, el programa de amor de Propercio hacia Cintia no sigue las directrices de la escuela de Calímaco o Posidipo, sino las de la escuela de Meleagro, como se deduce de la I 1, que viene a ser una ampliación de un epigrama suyo (Ant. Palat . XII 101). Pese a ello, hay que reconocer que los Aitia de Calímaco vienen a ser el modelo artístico de la elegía latina 60 . La importancia de Calímaco es extraordinaria en la poesía etiológica del libro IV 61 , pero también se hace extensible al resto de su obra. Y ello se observa en la elección de las versiones menos conocidas de los mitos, en la ironía 62 e incluso en el estilo.
Pero a lo anterior hay que añadir que la influencia de la poesía helenística fue tamizada por los poetas «novísimos», a cuya cabeza estaba Catulo 63 , a quien podríamos llamar sin exageración el primer poeta lírico helenístico en Roma 64 . No se olvide, por ejemplo, que el poeta de Verona inaugura la poesía elegíaca con la Cabellera de Berenice , traducida de Calímaco (fr. 100 Pfeiffer).
Lo cierto es que los modelos helenísticos 65 influyeron en Propercio de manera decisiva. Theodore D. Papanghelis 66 ha resumido la cuestión en hechos como: a) la doctrina literaria (p. ej., II 1 y III 1); b) el interés anticuario que se refleja incluso en juegos de palabras etimológicos y semánticos (II 1, 47); c) la preocupación por la magia 67 en relación con el amor (II 4, IV 5 y 7); d) la imitación variada de temas; y e) la humanización de las figuras heroicas y divinas.
Sin embargo, la decisiva influencia de la poesía helenística no basta para explicar la naturaleza de la elegía latina, que es todo un conglomerado orgánico de componentes diversos, como se ha visto antes en las páginas 7-15.
2.
El mito, una forma artística para persuadir y fantasear .
Cuando Dámaso Alonso comparaba la Oda XIV de Francisco de Medrano (1570-1607) con la oda horaciana al ciclo natural (IV 7), llegó a decir 68 que la adaptación del poeta sevillano superaba a su original porque se libraba «de paso del mucho lastre mitológico que —para nosotros— carga el final en el modelo». Tal afirmación será cierta, en todo caso, para aquellos lectores modernos que desconozcan la función del mito en la poesía clásica. Los antiguos reconocían los mitos que habían aprendido en otros poetas, en manuales o en las obras de arte, especialmente la pintura y los relieves 69 . Y una cosa es clara: los poetas antiguos no salpicaban sus obras de ejemplos sacados de la mitología para alardear de erudición, sino para ofrecer conductas paradigmáticas (êthos ) y expresar sentimientos (páthos ), como enseñaban los retóricos antiguos y ha señalado modernamente C. Macleod 70
La función retórica del mito es evidente en Propercio. Unas veces el poeta emplea un exemplum para persuadirse a sí mismo de que es posible conseguir el amor de la altiva Cintia, como Milanión consiguió el de la esquiva Atalanta (I 1, 9-16):
Milanión sin rehuir ningún peligro, Tulo,
doblegó la crueldad de la altiva hija de Jaso;
pues hace poco andaba él errante y fuera de sí por las cuevas
partenias e iba a visitar las fieras salvajes;
también él, alcanzado por la herida de la rama de Hileo,
gimió abatido en las rocas arcadias.
Así pudo dominar a la veloz doncella:
tal es el poder de las súplicas y las atenciones en el amor.
Otras veces presenta el mito para convencer a Cintia de algo, como en I 2, una suasoria en favor de la belleza natural (I 2, 15-24):
No fue así como Febe, hija de Leucipo, inflamó de amor a Cástor,
tampoco con adornos a Pólux abrasó a Hilaíra, hermana de aquella;
ni así, la que fue un día motivo de discordia entre Idas y el apasionado
Febo, la hija de Eveno en las orillas de un río, su padre;
ni con blancura engañosa sedujo al pretendiente frigio
Hipodamía llevada en un carro extranjero:
sino que su hermosura no dependía de piedras preciosas
y su color era igual al de los cuadros de Apeles.
No se preocuparon ellas de buscar enamorados por doquier:
un elegante recato les era suficiente belleza.
Los exempla mitológicos sirven también para ilustrar las vivencias poéticas. Así, la narración mitológica ejemplifica actuaciones reales que no siguen lo señalado en los mitos. Cuando Cintia abandona a Propercio por otro, el poeta le recuerda (I 15, 9-22) que no fue así como actuaron Calipso con Ulises, Hipsípila con Jasón, Evadne con Capaneo, o Alfesibea con Alcmeón; su amada no estuvo a la altura de las heroínas citadas (23-24: «Ninguna de ellas pudo cambiar tu conducta,/ para que tú también te convirtieras en un mito famoso»). O las quejas de la amada por la infidelidad de Propercio (II 20, 1-8) superan los llantos de Briseida a la muerte de Aquiles, los lamentos de Filomela o las lágrimas desconsoladas de Níobe ante los cadáveres de sus hijos. Muchas veces el mito simplemente se iguala a la realidad y sirve para comprenderla mejor. Es clara, por ejemplo, la función paradigmática de la serie de exempla mitológicos de III 19, 11-22 (Pasífae, Tiro, Mirra, Medea, Clitemestra y Escila) para demostrar la «libido» de las mujeres.
Pero en otras ocasiones Propercio idealiza a su amada a través de las comparaciones mitológicas. Cuando el poeta visita a Cintia después de un banquete, la amada se le aparece (I 3, 1-8) con la languidez de Ariadna, la tranquilidad de Andrómeda o el profundo sueño de una bacante:
Como Ariadna quedó postrada sin fuerzas en una playa desierta
al marcharse la nave de Teseo;
y como la cefea Andrómeda quedó recostada en su primer sueño,
ya libre en los ásperos arrecifes;
e igual que una bacante, agotada por danzas continuas,
cae rendida en el frondoso Apídano:
así me pareció que respiraba dulce quietud
Cintia, apoyada su cabeza sobre manos inseguras…
En suma, la frecuente inserción de ejemplos mitológicos en la obra properciana responde a diversas funciones (retórica, idealizadora o expresiva) que no son excluyentes.
3.
El romanticismo de Propercio: «laus in amore mori»
Propercio está situado en el polo opuesto de la feroz diatriba contra el amor de Lucrecio (IV 1058-1287). No existe metáfora más fuerte que la que iguala amor y muerte. De ahí, la viva impresión que dejó nuestro poeta en Quevedo, Baudelaire, Bécquer o Aleixandre, como se dice más abajo. Y no es un tema que utilice de forma esporádica, sino que emerge por toda su obra. Ninguna poesía antigua supo conjugar la vida, el amor y la muerte como la I 19 71 y ninguna descripción es tan detallada como el propio funeral del poeta junto a la amada en II 13, 17-42 72 .
El clímax del motivo amor/muerte se alcanza en el final de las palabras que dirige al poeta el espectro de Cintia (IV 7, 93-94):
Que ahora te posean otras; luego yo sola te tendré:
conmigo estarás y desharé mis huesos mezclados con los tuyos.
Un verso que era sepulcral (Carmina Epigraphica 1136.2 [Bücheler]: «aquí mi esposa mezcló sus huesos con mis huesos») lo aplica a la consumación y unión, sexual y física, total y definitiva, entre dos enamorados.
4.
Una mirada interior: la composición de la elegía
Propercio, poeta de amor, plasma sus vivencias reales o literarias en una forma concreta: canciones en dísticos elegíacos 73 . Pero, ¿cómo organiza las letras de tales canciones? Es obvio que un poeta como el de Asís, que pretendía seguir las huellas de Calímaco y Catulo, no podía conformarse con enunciar en diez versos una situación amorosa dada, sea un lamento, una serenata a la puerta de la amada o una noche de amor. No, nuestro poeta organiza y dispone un motivo modelándolo con los instrumentos de la lengua, el ritmo y el estilo. A ello añadía su inspiración apasionada. Veámoslo de forma práctica en la elegía II 14 (triunfo del amor).
Non ita Dardanio gauisus Atrida triumpho est,
cum caderent magnae Laomedontis opes;
nec sic errore exacto laetatus Vlixes,
cum tetigit carae litora Dulichiae;
nec sic Electra, saluum cum aspexit Oresten,
cuius falsa tenens fleuerat ossa soror;
nec sic incolumem Minois Thesea uidit,
Daedalium lino cum duce rexit iter,
quanta ego praeterita collegi gaudia nocte:
immortalis ero, si altera talis erit.
No se alegró tanto el Atrida con su triunfo en Troya,
cuando cayó el gran poder de Laomedonte;
ni Ulises sintió tanta alegría cuando terminó su vida errante,
y tocó la costa de su querida Duliquia;
ni tanto se alegró Electra, cuando vio a salvo a Orestes,
cuyos supuestos huesos había abrazado y llorado como hermana;
ni con tanta alegría vio la hija de Minos a Teseo ileso,
cuando acabó el itinerario de Dédalo guiándose por el hilo,
como la que yo sentí en los goces de la pasada noche:
inmortal seré, si alcanzo otra igual.
El poeta inicia la elegía fantaseando con cuatro exempla mitológicos, cada uno de los cuales está insertado en sendos dísticos, pues a cada unidad rítmica debe corresponder una unidad de sentido. Pero no se olvide que la ecuación mito/poeta se establece en principio entre el verso 1 (Non ita Dardanio ‘gauisus’ Atrida triumpho est ) y el 9 (quanta ego praeterita collegi ‘gaudia’ nocte ). Los versos 3-8 amplifican los dos primeros a través de un paralelismo paulatinamente variado. Así, al non ita corresponden tres nec sic (vv. 3, 5 y 7), pero la disposición de sus términos es muy diferente:
errore exacto laetatus Vlixes
Electra, saluum cum aspexit Oresten
incolumem Minois Thesea uidit ,
donde los núcleos Vlixes, Electra y Minois (Ariadna) han sido organizados de forma muy diversa. Tampoco pasa desapercibido que la aparente simetría de las cuatro conjunciones temporales cum se han dispuesto por parejas en el primer lugar de verso (vv. 2, 4) o detrás de la cesura fuerte (5, 8).
Si de la unidad del dístico descendemos al verso, Propercio sigue el recurso habitual de colocar el adjetivo en la primera parte y el sustantivo en la segunda, pero de vez en cuando juega con otras posibilidades que le ofrecen tanto el hexámetro como el pentámetro, como el v. 3 (errore exacto/laetatus Vlixes) o el v. 10, inesperado por la colocación de los verbos (ero/erit ), donde se esperaría el entrecruzamiento de adjetivo/ sustantivo. Toda esta disposición de términos, muy queridos del oído latino, evitaban la linealidad y pesadez, arropando de forma diferente a los términos nucleares (Atrida, Vlixes, Electra, Minois y ego ).
Pero, además del cómo se poetiza, esencial en el mismo poetizar, es preciso saber qué se poetiza, no tan esencial pero necesario en ese poetizar. Pues bien, Propercio utiliza la ambigüedad semántica para enfatizar el contenido. Triumphus se refiere al triunfo militar de Agamenón sobre Troya (vv. 1-2), al éxito de Ulises que consiguió llegar a Ítaca (vv. 3-4), a la alegría de Electra cuando reconoció a su hermano Orestes (vv. 5-6) y al gozo que sintió Ariadna cuando vio sano y salvo a Teseo, vencedor del Minotauro. Ahora bien, el placer que sintió el poeta (ego ) en una noche pasada con Cintia no se puede comparar con los triunfos mitológicos. Y, claro, al superar al mito, puede incluso llegar a ser inmortal (v. 10), si se repitiera la experiencia de otra noche de amor.
Éste es el tema central de la elegía, el triunfo del amor de Propercio sobre Cintia. Así, los versos 11-22 evocan la fase anterior a esa noche de amor:
At dum demissis supplex ceruicibus ibam,
dicebar sicco uilior esse lacu.
Nec mihi iam fastus opponere quaerit iniquos,
nec mihi ploranti lenta sedere potest.
Atque utinam non tam sero mihi nota fuisset
condicio! Cineri nunc medicina datur!
Ante pedes caecis lucebat semita nobis:
scilicet insano nemo in amore uidet.
Hoc sensi prodesse magis: contemnite, amantes!
Sic hodie ueniet, si qua negauit heri.
Pulsabant alii frustra dominamque uocabant:
mecum habuit positum lenta puella caput.
[Sin embargo, mientras iba, suplicante, con la cabeza gacha,
se me decía que valía menos que un estanque seco.
Y ya no pretende enfrentarse a mí con su injusta altivez,
ni es capaz de sentarse insensible ante mis lágrimas.
¡Y ojalá no hubiera conocido tan tarde su manera de ser!
¡Ahora se ofrece remedio a quien ya es ceniza!
Ante mis pies brillaba un camino, pero yo estaba ciego:
cierto es que nadie ve en su locura de amor.
Me di cuenta de que más sirve esto: ¡mostrad desprecio, enamorados!
Así vendrá hoy quien ayer dijo que no.
Unos llamaban en vano a la puerta y solicitaban a mi dueña:
la joven, insensible, reclinó su cabeza sobre mí.]
El cambio de la alegría idealizada con una capa de mitología (vv. 1-10) al pasado narrativo viene marcado, como en otras ocasiones, por la adversativa at (v. 11). En esta segunda parte me parece claro un diálogo a tres bandas: el poeta (ego, mihi, mecum ), la amada (puella ), presente por doquier, y los enamorados en general (amantes ) y rivales, despreciados por ella (alii ). Y el léxico es fundamental para entender la situación. Al enamorado le cuadra el rebajamiento ante la amada (demissis supplex ceruicibus, ploranti, cineri, caecis… nobis ), a la amada la soberbia (fastus, dominam ) o la insensibilidad (lenta ), y a los rivales su inútil insistencia ante la puerta de ella (pulsabant… frustra ).
La segunda parte cambia un poco a partir del v. 23 de forma aparentemente imperceptible, pero evidente, porque se pasa del pasado al futuro con la celebración formal del triunfo de amor:
haec mihi devictis potior uictoria Parthis,
haec spolia, haec reges, haec mihi currus erunt.
Magna ego dona tua figam, Cytherea, columna,
taleque sub nostro nomine carmen erit:
HAS PONO ANTE TVAS TIBI, DIVA, PROPERTIVS AEDIS
EXVVIAS, TOTA NOCTE RECEPTVS AMANS .
[Esta victoria significa para mí más que una victoria sobre los partos,
éstos serán mis despojos, éstos mis reyes, éste mi carro.
Grandes regalos colgaré yo, Citerea, en tus columnas,
y junto a mi nombre pondré esta inscripción:
ESTOS DESPOJOS EN TU HONOR, DIOSA, DEPOSITO EN TU TEMPLO
YO, PROPERCIO, AMANTE DURANTE TODA LA NOCHE. ]
El primer dístico es todo un insigne exemplum anaphorae, por usar las palabras de P. J. Enk 74 , en el que se combina de modo magistral la forma (1 + 3: haec…/haec… haec… haec ) con el contenido (1 + 3: victoria…/spolia… reges… currus o elementos reales de todo desfile triunfal). La solemnidad de la ocasión exige, cómo no, una dedicación votiva a la diosa del amor, Venus (vv. 25-28).
Por último (vv. 29-32), el presente proyectado hacia el futuro:
Nunc ad te, mea lux, ueniet mea litore nauis
seruata, an mediis sidat onusta uadis?
Quod si forte aliqua nobis mutabere culpa,
uestibulum iaceam mortuus ante tuum!
[¿Llegará ahora a ti, mi sol, mi nave anclada en la orilla,
o quedará atracada en medio de los bajíos?
Pero, si acaso cambias tu actitud hacia mí con alguna infidelidad,
¡que yazga muerto ante tu vestíbulo!]
Había comenzado la elegía idealizando, mediante el mito, su triunfo de amor; ahora la remata con dos fuertes imágenes amatorias. Por la primera, el navigium amoris o «nave del amor» de los versos 29-30, el poeta equipara la tranquilidad del puerto con el amor correspondido, mientras las tempestades y los elementos adversos reflejan «el tormento de amor». Y por la segunda (vv. 31-32), la muerte, motivo tan querido a nuestro poeta, representa la quintaesencia de su amor a Cintia, pues ¡prefiere estar de cuerpo presente (iaceam mortuus ) a no contar con la fidelidad de la amada!
En conclusión, para acercarse a cualquier elegía de Propercio es indispensable tener en cuenta tres niveles de comprensión: a) el estilo elegíaco, en el extremo opuesto de la solemnidad y elevación léxica del épico; b) la composición genérica de cada elegía, es decir, el tipo de canción elegíaca; y c) el léxico convencional amatorio 75 .
VII. FORTUNA LITERARIA 76
Propercio no ha alcanzado nunca la fama posterior lograda por los poetas clásicos más imitados, Homero y Virgilio. Ni siquiera alcanza a Catulo, Horacio u Ovidio. Pese a ello, ha habido poetas posteriores que se han sentido especialmente atraídos ya por su insania amoris o ya por esa singular asociación entre el amor y la muerte. Fernando de Herrera, Francisco de Quevedo, John Keats o Vicente Aleixandre son quizás los poetas más propercianos hasta nuestros días.
La fama de Propercio comenzó en vida. Él mismo nos recuerda el éxito de su Monobiblos (II 24, 1-2) que andaba en boca de la gente. Tras su muerte, ejerció una influencia notable en el último gran elegiaco latino de época augústea, Ovidio, quien no sólo le imita en numerosas junturas poéticas 77 , sino en los temas de su obra amatoria 78 . La lista sería interminable. Citaré sólo algunas muestras de los Amores:
También las Her oidas de Ovidio tienen el precedente de la epístola de Aretusa a Licotas (IV 3) y hay quien ha llegado a decir que la descripción más perfecta de los Fastos aparece en IV 1, 69: sacra diesque canam et cognomina prisca locorum 79 .
Las poesías de Propercio siguieron gozando de no poca aceptación entre los poetas del siglo I d. C. 80 Así se deduce de los numerosos loci similes que se encuentran, entreotros, en la Consolatio ad Liviam , las tragedias de Séneca, los Astronomica de Manilio, Calpurnio Sículo, Lucano, Valerio Flaco, Silio Itálico, Estacio, Marcial o Juvenal, amén de los versos que se leen en los Carmina Latina Epigraphica 81 .
También fue leído por los poetas de siglos posteriores 82 , como Nemesiano, Ausonio, Paulino de Nola, Prudencio, Claudiano, Rutilio Namaciano, Oriencio, Paulino de Périgeux, Draconcio, Sidonio Apolinar, Venancio Fortunato, Boecio y Maximiano 83 .
En Bizancio destaca el epigramatista griego Paulo Silenciario del siglo VI d. C. Un epigrama suyo (Ant. Palat. V 275) guarda un gran parecido con la elegía I 3 de Propercio, pero se discute si el bizantino imita directamente a Propercio o a una fuente común de época helenística. La cuestión dista mucho de haber sido resuelta 84 .
Propercio fue poco conocido a lo largo de casi todo el medievo. No obstante, se observan algunas huellas, por ejemplo, en el Cancionero de Ripoll , del último tercio del siglo XII 85 .
Hasta la segunda mitad del siglo XIII no se observan huellas claras de su poesía en la de los pre-humanistas paduanos Lovato de Lovati, Zambono d’Andrea y Albertino Mussato (1261-1329), como ha señalado G. Billanovich 86 .
Tampoco fue grande la influencia de Propercio en la obra poética de Francesco Petrarca (1304-1374) 87 , aunque se pueden rastrear algunos ecos en su décima égloga, en una carta en verso a Giacomo Colonna, en la epistola métrica I 4 y en algunos sonetos del Canzionere 88 , como el titulado «Solo et pensoso», basado en la égloga X de Virgilio y la I 18 de nuestro poeta:
Solo et pensoso i piú deserti campi
vo mesurando a passi tardi et lenti,
et gli occhi porto per fuggire intenti
ove vestigio human l’arena stampi.
Altro schermo non trovo che mi scampi
dal manifesto accorger de le genti,
perché negli atti d’alegrezza spenti
di fuor si legge com’io dentro avvampi;
sì ch’io mi credo omai che monti et piagge
et fiumi et selvi sappian di che tempre
sia la mia vita, ch’è celata altrui.
Ma pur sì aspre vie né sì selvagge
cercar non so, ch’Amor non venga sempre
ragionando con meco, et io con lui.
Propercio, como tantos autores clásicos, fue redescubierto en el Renacimiento. En el Quattrocento sus poesías de amor y las de Catulo inspiraron en Italia a Antonio Beccadelli, llamado Panormita (1394-1471), especialmente en su Hermaphroditus , a A. Staccoli 89 , y a Enea Silvio Piccolomini (1405-1464), el futuro papa Pío II. Este último compuso en sus años juveniles un libro de poesías en latín titulado Cinthia , del que destaco la primera, en la que Cintia también es fuente de inspiración para el joven Piccolomini 90 :
A CINTIA
Cintia, si a mi trabajo se va a conceder alguna estima,
a ti deberé toda recompensa.
Tú me das la fuerza misma de componer poesía,
a ti debo mi talento, a ti toda la elocuencia.
[5] Bajo tu guía acceden a mis votos las divinas hermanas,
bajo tu guía bebo sueños de la fuente Castalia.
Sé que te pertenecen los mejores honores: con mi mejor
poesía, pues, si me es posible, te llevaré a las estrellas,
y estarás en la primera composición de mi libro:
[10] tú serás para mí principio y serás también mi fin.
Giovanni Pontano (1426-1503) conserva influencias del poeta de Asís en sus Eglogae , en los Parthenopei sive Amorum libri , en el De amore coniugali y otras obras. Miguel Marulo es un «heredero ecléctico» de Catulo y los elegíacos latinos 91 en sus Epigrammata (1493); el II 32, una carta a su amada Neera, sigue los modelos de Propercio (IV 3, la epístola de Aretusa a Licotas) y las Heroidas de Ovidio. También está presente en Jacobo Sannazaro (ca. 1456-1520), de quien la elegía II 1 se inspira en la misma de la colección properciana 92 . Cristobal Landino (1424-1498), el nuevo Propercio del Renacimiento, cantó a Sandra siguiendo fielmente a la Cintia de Propercio. Ecos de nuestro poeta se rastrean también en las Elegiae y Sylvae de Angelo Poliziano (1454-1494).
De la unión de la elegía properciana y la poesía petrarquista surgió una poesía humanista en lengua vulgar nada despreciable. Es el caso del barcelonés, afincado en Nápoles, Benedetto Gareth, llamado Cariteo o «amigo de las Gracias» (ca . 1450-1514), quien imitó muy de cerca la Cynthia de Propercio.
Ludovico Ariosto (1474-1533) imitó a Propercio tanto en su poesía latina como en la vulgar; así en Capitoli 12, inspirada en la célebre I 18. La presencia de Propercio se deja notar también en las Rime de Bernardo Tasso (1493-1569).
Enorme es la presencia de Propercio y demás poetas elegíacos latinos en la obra del holandés Juan Segundo Everaerts (1511-1536), enamorado de una española, a la que él llamaba Neera. Si Catulo fue el principal inspirador de sus Besos , Propercio aflora continuamente en las Elegías. He aquí su descripción de la Cintia properciana 93 :
Después Cintia, poderosa con sus ojos que despiden fuego,
las sigue contoneándose con un vestido de Cos.
Ésta domeñó a un altivo, no tocado por ningún Cupido,
y, altiva, se ensaña en los despojos de su mirada soberbia.
Tú también que la miras, que aquella no te hiera:
respira todavía fuego y blande sus propios dardos.
La descripción ha sido tomada de la primera elegía de Propercio con la incrustación de I 2, 2 en la alusión a la seda de los vestidos de Cos.
Joachim du Bellay (1522-1560) imita el canto a Roma de Propercio en el soneto 18 de su libro Las antigüedades de Roma 94 . Pierre de Ronsard (1524-1585), el poeta más importante de la «Pléyade», debe no poco a Propercio y a Petrarca 95 en sus Amours .
El diplomático francés y de madre griega, André de Chenier (1762-1794), sigue a Propercio en Les Amours , publicada en 1782.
Johann Wolfgang Goethe (1749-1832), llamado por Schiller «el Propercio alemán», compuso las Elegías romanas 96 desde 1788 hasta 1791 como fruto de su viaje a Italia (1787-1788). Cantó a Cristiana Vulpius, a quien dedica «Der Besuch» a imitación de la «Visita a Cintia» de Propercio (I 3).
Algunos ecos de Propercio 97 se observan en los poetas italianos Ugo Foscolo (1788-1827) y el liberal Giovanni Battista Niccolini (1782-1861).
Para B. Radice el poeta inglés que más le recuerda a Propercio es John Keats (1795-1821) en su lenguaje sensual, eco tanto del poeta de Asís como de Milton 98 .
Giacomo Leopardi (1798-1837) imita en el «Sueño» (Canti XV) la aparición de Cintia de Propercio (IV 7) y el Triunfo de la muerte de Petrarca.
Una visión romántica de Propercio se puede encontrar en el italiano Vincenzo Padula (1819-1893) en su obra Pauca quae in Sexto Aurelio Propertio Vincentius Padula ab Acrio animadvertebat de 1871 99 .
Petrarca y Propercio (I 1) inspiran algunas poesías de juventud de Giosuè Carducci (1835-1907), como el «Nuovo amore» (Iuvenilia I 13) o el poema «A Neera» (Iuvenilia II 31).
En 1917, Ezra Pound (1885-1972) completó su Homage to Sextus Propertius , una traducción recreada de algunas poesías de Propercio 100 . Aunque cometió algunos errores de traducción, su versión supera a muchos análisis fríos, distantes y no pocas veces irreales de los filólogos. Merece la pena recitar su poema VII (= II 15):
Me happy, night, night full of brightness;
Oh couch made me happy by my long delectations;
How many words talked out with abundant candles;
Struggles when the lights were taken away;
Now with bares breasts she wrestled against me,
Tunic spread in delay;
And she then opening my eyelids fallen in sleep,
Her slips upon them; and it was her mouth saying;
Sluggard!
In how many varied embraces, our changing arms,
Her kisses, how many, lingering on my lips.
«Turn not Venus into a blinded motion,
Eyes are the guides of love,
Paris took Helen naked coming from the bed of Menelaus,
Endymion’s naked body, bright bait for Diana»,
—such at least is the story.
While our fates twine together, sate we our eyes with love;
For long night comes upon you
and a day when no day returns.
Let the gods lay chains upon us
so that no day shall unbind them.
Fool who would set a term to love’s madnesss,
For the sun shall drive with black horses,
earth shall bring wheat from barley,
The flood shall move toward the fountain
Ere love know moderations,
The fish shall swim in dry streams.
No, now while it may be, let not the fruit of life cease.
Dry wreaths drop their petals,
their stalks are woven in baskets,
Today we take the great breath of lovers,
tomorrow fate shuts us in.
Though you give all your kisses
you give but few
Nor can I shift my pains to other,
hers will 1 be dead,
If she confers such nights upon me,
long is my life, long in years,
If she give me many,
God am I for the time.
En 1927 y 1928 Julien Benda 101 publicó en París un libro titulado Properce ou les amants de Tibur , en el que se redescubre el alejandrinismo y romanticismo de la poesía del de Asís. Fue un toque de atención para una interpretación de Propercio, más directa y menos académica.
Propercio en España
En 1499 se publicó La Celestina de Fernando de Rojas, cuya protagonista, Celestina, está modelada por alcahuetas famosas, como la Acántide de Propercio (IV 5), la Dipsas de Ovidio (Amores I 8) y la Trotaconventos del Arcipreste de Hita 102 .
Pero las primeras imitaciones de Propercio en España 103 se producen a finales del siglo XV en el poeta neolatino Jeroni Pau 104 . La recusatio de la Oda a la flor de Gnido (11-25) de Garcilaso de la Vega (1501-1536) se inspira en nuestro poeta (II 1, 17-26). A partir de la segunda mitad del siglo XVI se multiplica la influencia de la poesía amorosa de Propercio en los poetas españoles Juan de Verzosa 105 (1523-1574), Antonio Serón (1512-ca . 1580) 106 y Hernán Ruiz de Villegas (ca . 1510-ca. 1571) 107 .
El poeta español más properciano quizás sea Fernando de Herrera (1534-1597). Sus poesías rezuman por doquier el vocabulario y las imágenes amatorias de Propercio, tal vez tamizado por la influencia de Petrarca. He aquí el «Soneto I» muy próximo a la primera elegía del poeta de Asís:
Osé i temí: mas pudo la osadía
tanto, que desprecié el temor cobarde.
Subí a do el fuego más m’enciende i arde
cuanto más la esperança se desvía.
Gasté en error la edad florida mía;
aora veo el daño, pero tarde,
que ya mal puede ser qu’el seso guarde
a quien s’entrega ciego a su porfía.
Tal vez pruevo (mas ¿qué me vale?) alçarme
del grave peso que mi cuello oprime;
aunque falta a la poca fuerça el hecho.
Sigo al fin mi furor, porque mudarme
no es onra ya, ni justo que s’estime
tan mal de quien tan bien rindió su pecho.
Como Propercio, Herrera define su amor como una locura de juventud que le impide tener seso, porque Amor le tiene oprimido el cuello. Léase por un momento la elegía properciana y se verá que es la misma situación que vivió Propercio. Y desde luego, Fernando de Herrera era un gran conocedor del poeta de Asís, como se ve en su comentario a Garcilaso de la Vega (1580). Al comentar el «Soneto VII» de Garcilaso de la Vega 108 , lo relaciona con Propercio, II 12, de quien ofrece el texto latino y una versión de Francisco de Medina, de la que hablo a continuación. Además, descubre muchas otras imitaciones de Propercio 109 .
De la misma escuela poética que Herrera, Francisco de Medina (1544-1615) tradujo la célebre descripción de Amor de Propercio (II 12 110 ), de la que destaco el comienzo:
Cualquier que fue quien al Amor tirano
pintó en edad tan tierna, ¿no os parece
que tuvo buen consejo y diestra mano?
Advirtió bien que el amador carece
de seso, y como niño sin cordura
por bien ligero un grave mal padece.
No sin causa le puso en la pintura
dos alas extendidas con que vuela
encerrado del alma la estrechura.
Porque en incierto mar, rota la vela,
el amante navega al viento airado
y de varios peligros se recela.
Con flecha aguda el brazo tiene armado
y suena amenazando cruel castigo
la fiera aljaba al uno y otro lado
antes que se descubra el enemigo,
sentimos la herida, y nadie sana
de la rabia y dolor que trae consigo.
San Juan de la Cruz (1542-1591) no sé si tuvo presente a Propercio en Cántico espiritual 91-95, pero desde luego parece, salvada la diferencia, el mismo programa de vida de Propercio, la ya citada nequitia amoris :
Mi alma se ha empleado,
y todo mi caudal, en su servicio;
ya no guardo ganado,
ni ya tengo otro oficio,
que ya sólo en amar es mi ejercicio.
Lope de Vega (1562-1635) nos ofrece una excelente traducción de Propercio, I 2, en su Arcadia II (1a ed. de 1598), de la que destaco estos versos 111 :
Amor desnudo oféndese del arte;
mira la tierra hermosa de colores
y cuán mejor reparte
la yedra a su albedrío ramo y flores,
qué a su gusto en los riscos
crece el madroño rubio y los lentiscos.
Francisco de Medrano (1570-1607), citado antes, compuso un soneto, deudor de Propercio, IV 1, y probable antecedente de la conocida Canción a las ruinas de Itálica 112 de Rodrigo Caro (1573-1647). Dice así:
Estos de pan llevar campos agora,
fueron un tiempo Itálica. Este llano
fué templo. Aquí a Teodosio, allí a Trajano
puso estatuas su patria vencedora.
En este cerco fueron Lamia y Flora
llama y admiración del vulgo vano;
en este cerco el luchador ufano
del aplauso esperó la voz sonora.
¡Cómo feneció todo, ay! Mas erguidas,
a pesar de fortuna y tiempo, vemos
estas y aquellas piedras combatidas.
Pues si vencen la edad y los extremos
del mal piedras calladas y sufridas,
suframos, Amarilis, y callemos.
El soneto y el poema de Rodrigo Caro debieron de servir de inspiración a la «Silva a Roma» de Francisco de Quevedo 113 (1580-1645), quien, por otra parte, inmortalizó la elegía I 19 en el soneto amoroso 114 más acabado de la literatura española: «Cerrar podrá mis ojos la postrera…».
Esteban Manuel de Villegas (ca . 1589-1669), excelente traductor de Anacreonte y Horacio, no ignoró a Propercio. El ejemplo más claro es la «Elegía II» 115 , que se inspira en gran parte en la primera elegía del poeta de Asís:
Pero vosotros, que a la casta diosa,
quando mas resplandece allâ en su esphera,
haceis vajar con voz artificiosa:
O bien magico seas, o hechicera,
haced, que mi dolor se apague un tanto,
o que se ablande, la que assi me altera.
Que entonces yo creere, que vuestro encanto
es poderoso en detener los rios,
i a trastornar la barca del espanto.
Pero no es esto, paniaguados mios,
assi se desampara al desdichado?
assi pasmais en mi favor los brios?
Traed, traed remedios de cuidado,
que por la libertad, sufrir espero
el tremulo almacen de un açogado.
Ni temblaré las llamas, ni el acero,
ni al verdugo darê palida cara,
cuando me venga a desmembrar severo.
Menéndez Pelayo 116 recuerda las traducciones de Vicente Mariner, José Cadalso (1741-1782) 117 y Juan de Iriarte (1702-1771) 118 .
Tovar-Belfiore (págs. XXXVI-XXXVII) destacan con razón las versiones del colombiano Miguel Antonio Caro (1843-1909), quien tradujo 29 elegías de Propercio en tercetos. Tradujo también al latín la Canción a las ruinas de Itálica de Rodrigo Caro 119 .
En la poesía de Luis Cernuda (1902-1963) se ha observado 120 la influencia de la poesía latina, del epigrama griego y de los filósofos presocráticos. Propercio I 3, por ejemplo, le inspiró gran parte de su Elegía (1927).
Uno de los poetas contemporáneos que desarrollan más la idea del amor y la muerte es nuestro premio Nobel Vicente Aleixandre (1898-1984). No estoy seguro de que sus atrevidas imágenes amatorias provengan directamente de Propercio, pero no me cabe la menor duda de que nuestro poeta las hubiera firmado con agrado. El amor y la muerte son el denominador común de La destrucción o el amor (1932-1933), que se podría resumir en versos como:
«Cuando miro a tus ojos, profunda muerte o vida que me llama»
(A ti viva )
«Quiero amor o la muerte, quiero morir del todo,
quiero ser tú, tu sangre, esa lava rugiente» (Unidad en ella )
«Más allá de la vida, mi amor, más allá siempre» (Más allá )
Por último, Vicente Cristóbal me recuerda la Imitación de Propercio del poeta nicaragüense Ernesto Cardenal:
Yo no canto la defensa de Stalingrado
ni la campaña de Egipto
ni el desembarco de Sicilia
ni la cruzada del Rhin del general Eisenhower:
Yo sólo canto la conquista de una muchacha.
Ni con las joyas de la Joyería Morlock
ni con perfumes de Dreyfus
ni con orquídeas dentro de su caja de mica
ni con Cadillac
sino solamente con mis poemas la conquisté.
Y ella me prefiere, aunque soy pobre, a todos los millones de Somoza.
La recusatio de la primera parte evoca a Propercio, II 1, mientras que el triunfo del amor y la poesía sobre las riquezas recuerda a I 8, 39-40.
VIII. TRANSMISIÓN DEL TEXTO 121
Las primeras imitaciones de Propercio se encuentran en Juan de Salisbury y en el Pamphilus . Ello demuestra que el texto properciano era conocido en el valle del Loira, por Orleáns o París, durante los siglos XII y XIII . De allí procedería el arquetipo (Ω), del que se derivarían las tres familias de manuscritos propercianos que han llegado hasta nosotros procedentes de la segunda mitad del siglo XII .
El manuscrito más antiguo es el Guelferbytanus Gudianus 224 olim Neapolitanus (N); fue copiado en el norte de Francia un poco antes del año 1200 122 ; contiene todo Propercio, excepto IV 11, 17-76.
Unos 50 años después Richard de Fournival copió, tal vez en Orleáns, el Leidensis Vossianus 38 (A); contiene hasta II 1, 63, pero en tiempos debió de tener la obra entera. Este manuscrito fue enviado tras la muerte de Fournival a la biblioteca de la Sorbona. Allí fue copiado por Petrarca, cuyo manuscrito fue copiado, a su vez, en varias ocasiones; aunque se perdió, es la fuente directa o indirecta de los manuscritos italianos de los siglos XIV y XV . La copia más antigua e importante es el Laurentianus plut. 36.49 (F ), en Florencia, hecha por Coluccio Salutati entre 1379 y 1381. De él derivan los siguientes: a) el códice Holkhamicus Misc. 36 (L ), conservado en la biblioteca Bodleiana de Oxford y copiado en 1421 en Génova por Giovanni Campofregoso; b) el códice Parisinus Lat. 7989 (P ), en París, que contiene Catulo, Tibulo, Propercio y la Cena Trimalchionis , fue copiado en 1423; y c) el códice Marc. Lat. 443 (Z), en Venecia, copiado en Padua en 1453. La importancia de FLPZ 123 estriba en que sus lecturas son fundamentales para la mayor parte del texto de Propercio, porque A se conserva incompleto, y la copia que hizo Petrarca de él se perdió, como se ha indicado antes.
Butrica defiende la tesis de que un grupo de manuscritos del siglo XV forman una tercera familia, diferente de N y A . Son el Vaticanus Lat. 3273 (ν), copiado por Antonio Beccadelli o Parnomita en 1427; el códice Parisinus Lat. 8233 (m ), de 1465; el Bodmerianus Lat. 141 (r ), de 1466; el Vaticanus Urbinas 641 (u ), copiado ca . 1465-1470; el Monacencis (Bibliothecae Universitatis) Cim. 22 (s ), de ca . 1460-1470; y el códice Casanatensis 15 (c), copiado en el 1470 o 1471 por Pomponio Leto. Parece ser que la fuente común de todos estos manuscritos no es N , sino un codex vetustus (X ) que Poggio envió desde Francia a Niccolò Niccoli en Florencia. Dicho manuscrito estuvo en posesión de Bernardino Valla en 1484; sus lecturas fueron citadas por Poliziano en 1489 y por Puccius en 1502. Los manuscritos v m r u s c forman, según Butrica y Heyworth, una tercera familia de manuscritos propercianos que debemos añadir a N y a A 124 ; tienen una gran importancia para la lectura de IV 11, 17-76, justamente donde a N le falta un folio.
Por otra parte, un grupo de tres manuscritos (D = Daventriensis I.82, olim 1792 ; V = Vaticanus Ottob. Lat. 1514 ; y Vo = Leidensis Vossianus 117 ), copiados en Padua sobre 1460, no son independientes de N y A, sino que derivan de Z y otros relacionados con él. La importancia de esta familia de manuscritos (Δ), procedentes de diversos manuscritos de los cincuenta años anteriores, reside en las buenas lecturas que ofrece. De ahí que E. Baehrens, A. E. Housman y P. J. Enk los hayan sobrevalorado 125 .
En España 126 se conservan varios manuscritos, todos del siglo xv, de la obra de Propercio. De la Real Biblioteca del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial son los códices ç.IV.22 (ca . 1450-60?), g.III.12 (1450-75) y S . III.22 (1481 o después) 127 . La Biblioteca Universitaria de Salamanca posee en sus fondos tres manuscritos que fueron utilizados por vez primera en la edición de Tovar-Belfiore 128 : ms. 85 ( Sa ), ms. 86 (Se) y ms. 245 (Si ), del año 1464 129 . La Biblioteca Universitaria de Valencia guarda el ms. 725 , de 1460 o después, con anotaciones marginales de Pontano 130 . Por último, en la Biblioteca del Seminario de San Carlos de Zaragoza se conserva el ms. A-5-9 , de la segunda mitad del XV y contiene además a Tibulo, Maximiano y parte de Persio y Juvenal 131 .
IX. EDICIONES Y TRADUCCIONES
La editio princeps de Propercio apareció en Venecia probablemente en febrero de 1472. En el mismo año y también en la misma ciudad se imprimió el texto properciano junto con el de Catulo y Tibulo. De esta edición proceden todos los incunables de Propercio 132 .
De las innumerables ediciones y comentarios de la poesía properciana 133 hasta nuestros días habría que destacar a A. Poliziano (1472), F. Beroaldo (1486-1487), de donde procede la editio Aldina (1502), M. Antonio Mureto (1558), J. J. Escalígero (1577), J. Passerat (París, 1608), J. van Broekhuyzen (1702), los Adversaria de N. Heinsius (1742 por P. Burman II); a Ch. Th. Kuinoel (1805), K. Lachmann (1816), G. A. B. Hertzberg (1843), M. Rothstein (1920 y 1924), H. E. Butler y E. A. Barber (1933), P. J. Enk (1946 y 1962), D. R. Shackleton Bailey (1956), G. Luck (1964), W. A. Camps (1961-1967), L. Richardson (1976), J. C. Giardina (II, 1977), R. Hanslik (Leipzig, 1979) y P. Fedeli, el gran estudioso moderno de Propercio, como ha demostrado en sus comentarios (I: 1980, III: 1985 134 y IV: 1965) y su edición (Stuttgart, 1984).
En el mundo hispánico merecen ser reseñadas las ediciones de Antonio Tovar y María T. Belfiore Martire 135 (Barcelona, Ediciones Alma Mater, S.A., 1963) y la de Joaquim Balcells y Joan Mínguez (Barcelona, Fundació Bernat Metge, 1946, 2.a ed., a cargo de Josep Vergés).
Si tuviera que elegir una de entre todas las traducciones españolas que conozco, me inclinaría con pocas dudas por la de Germán Salinas y Aznárez (Líricos y elegíacos latinos . Tomo II: Propercio, Galo y Maximiano [Biblioteca Clásica Hernando; 232], Madrid, 1914, págs. 43-287). Otras, útiles en general, además de las dos citadas en el párrafo anterior, son las de Rubén Bonifaz (México, UNAM, 1974), Pedro L. Cano (Barcelona, Bosch-Erasmo, 1984) y Hugo F. Bauzá (Madrid, Alianza, 1987). De ellas me he beneficiado en mayor o menor medida junto con la alemana de G. Luck (Zurich-Stuttgart, 1964), la inglesa de W. G. Sheperd (Penguin Books, 1985) y la italiana de L. Canali (Milán, 1987).
La presente traducción
He seguido en líneas generales el texto de Paolo Fedeli (Stuttgart, Teubner, 1984), pero teniendo también a la vista el de Georg Luck (Zurich-Berlín, 1964).
Los pasajes en los que me desvío de Fedeli son los siguientes:
He preferido mantener la forma externa del dístico elegiaco, aunque la traducción no sea en verso. He puesto además una especie de título a cada elegía, siguiendo así el criterio de ediciones y traducciones antiguas. Las explicaciones de los nombres propios quedan relegadas al índice correspondiente para no cargar excesivamente las notas, ya de por sí numerosas por los muchos problemas que plantea el texto de Propercio.
Deseo agradecer la valiosísima ayuda que me ha prestado la Profesora Ana P. Vega en las diferentes versiones de este volumen. Las gracias son también debidas a mis colegas Juan Fernández Valverde y Francisco Socas por sus correcciones a la Introducción. Por último, no tengo palabras para agradecer al revisor del volumen, el Profesor F. Pejenaute, sus valiosísimas correcciones y sugerencias. Por supuesto, los errores que se encuentren, sólo a mí son debidos.
Sevilla, en Parque Cuatrotorres
Semana Santa de 1989
1 Cf. M. LABATE , «Poetica ovidiana dell’elegia: la retorica della città», Materiali e discussioni 3 (1979), 36-42.
2 Cf. J. GRANAROLO , «Catulle à l’origine de l’élégie latine», en A. THILL (ed.), L’Élégie romaine. Enracinement-Thèmes-Diffusion , París, 1980, págs. 27-36; y E. PASOLI , «Appunti sul ruolo del c. 68 di Catullo nell’origine dell’elegia latina», ibid . págs. 17-26.
3 Léase el todavía excelente libro de A. A. DAY , The Origins of Latin Love -Elegy , Oxford, 1938.
4 P. ej., en la introducción a Sesto Properzio: Elegie (BUR; 602), Milán, 1987, págs. 26-27.
5 Cf. DAY , Origins …, págs. 117-127; E. SCHULZ -VANHEYDEN , Properz und das griechische Epigramm , tesis doc., Münster, 1969; M. A. MÁRQUEZ GUERRERO , Propercio y el epigrama amoroso helenístico , Sevilla, 1986 (tesis de licenciatura inédita).
6 Traducción de M. FERNÁNDEZ -GALIANO , Antología Palatina , (Epigramas helenístico ), I (B. C. G.; 7), Madrid, 1978, pág. 87.
7 Traducción de M. FERNÁNDEZ -GALIANO , ibid ., pág. 438.
8 Cf. M. HUBBARD , Propertius , Londres, 1974, págs. 12-14 y 82-85.
9 «Propercio y el epigrama…», págs. 31-38; léase también su comunicación al VII Congreso Español de Estudios Clásicos «Componentes helenísticos de la fides amorosa de Propercio», en prensa.
10 Cf. A. W. BULLOCH , «Hellenistic Poetry», en The Cambridge History of Classical Literature , I: Greek Literature , Cambridge, 1985, pág. 553.
11 Cf. F. CAIRNS , «The Origins of Latin Love-Elegy», en Tibullus . A Hellenistic Poet at Rome , Cambridge, 1979, págs. 224-225; léase también a A. Rostagni, «L’influenza greca sulle origini dell’elegia erotica latina», en L’influence grecque sur la poésie latine de Catulle à Ovide (Fondation Hardt; 2), Ginebra, 1956, págs. 59-82.
12 Sobre influencias de la comedia en esta elegía, cf. J. C. YARDLEY , «Propertius’ Lycinna», Trans . Amer . Philol . Assoc . 104 (1974), 429-434.
13 Cf., p. ej., a TEÓCRITO , Idilio XIII, y APOLONIO DE RODAS , I 1207-1272.
14 Hecho señalado por P. FEDELI , Il Libro Terzo delle Elegie , Bari, 1985, pág. 469.
15 Cf. DAY , Origins …, págs. 76-84.
16 Sobre el estado de esta cuestión tan debatida, cf. DAY , ibid ., págs. 85-101; J. C. YARDLEY , «Comic Influences in Propertius», Phoenix 26 (1976), 134-139.
17 Cf. N. ZAGAGI , Tradition and Originality in Plautus . Studies of the Amatory Motifs in Plautine Comedy (Hypomnemata; 62), Gotinga, 1980; J. A. BELLIDO , Sobre los motivos amatorios en Plauto , Sevilla, 1986 (tesis de licenciatura inédita).
18 Cf. YARDLEY , «Comic Influences…», pág. 135; J. L. BUTRICA , «Propertius 3.6», Échos du Monde Classique , n. s. 2 (1983), 17-37; FEDELI , Il Libro Terzo …, págs. 206-207.
19 Cf. PLAUTO , Asinaria 921 ss.; Mercator 783 ss. Léase a FEDELI , Libro IV , pág. 205 y F. LEO , «Elegie und Komödie», Rhein . Mus . 55 (1900), 604-611; J. H. DEE , «Elegy 4.8: a Propertian Comedy», Trans . Amer . Philol . Assoc . 108 (1978), 41-53.
20 DAY , Origins …, págs. 37-58.
21 Cf. DAY , ibid ., págs. 59-75.
22 Cf. R. PICHON , Index verborum amatoriorum , Hildesheim, 1966 (= 1902); K. Preston, Studies in the Diction of the Sermo Amatorius in Roman Comedy , N. York-Londres, 1978 (= 1916); A. SPIES , Militat omnis amat . Ein Beitrag zur Bildersprache der antiken Erotik, N. York-Londres, 1978 (= 1930); A. LA PENNA , «Note sul linguaggio erotico dell’elegia latina», Maia 4 (1951), 187-209; E. MONTERO CARTELLE , Aspectos léxicos y literarios del latín erótico (hasta el s. I d. C.) , Santiago de Compostela, 1973; M.a C. GARCÍA FUENTES , «Tratamiento de los topoi elegíacos de la poesía erótica de Propercio», en Actas del V Congreso Español de Estudios Clásicos , Madrid, 1978, págs. 357-363; N. ZAGAGY , Tradition and Originality in Plauto , Gotinga, 1980.
23 Cf. E. GABBA , «Transformazioni politiche e socio-economiche dell’ Umbria dopo il Bellum Perusinum », en Bimillenario nella morte di Properzio . Atti del Convegno Internazionale di Sesto Properzio, Asís-Roma 21-26 mayo 1985, Asís, 1986, págs. 95-104.
24 Cf. J.-P. BOUCHER , «Properce et ses amis», en Atti del Colloquium Propertianum , I, Asís, 1977, págs. 53-71.
25 Cf. J. P. SULLIVAN , «The Politics of Elegy», en Propertius . A Critical Introduction , Cambridge, 1976, págs. 55-75; bibliografía en P. FEDELI , P. PINOTTI , Bibliografia Properziana (1946-1983) , Asís, 1985, págs. 42-43; V. VIPARELLI , «Rassegna di studi properziani (1982-1987)», Boll . Stud . Lat . 47 (1987), 23-27; cf. W. R. NETHERCUT , «Recent Scholarship on Propertius», Aufst . Nied . Röm . Welt II 30.3 (1983), 1836-1852.
26 Cf. F. DELLA CORTE , «Le Leges Iuliae e l’elegia romana», Aufst . Nied . Röm . Welt II 30.1 (1982), 539-559.
27 Léase a J.-P. BOUCHER , Études sur Properce . Problèmes d’inspiration et d’art , París, 1965, págs. 13-25.
28 Léase a F. CAIRNS , «Propertius and Augustus’ Marriage Law (2.7)», Grazer Beiträge 8 (1979), 185-204; E. BADIAN , «A Phantom Marriage Law», Philologus 129 (1985), 82-98.
29 Cf. R. M.a IGLESIAS , «Nacionalismo en Propercio», Cuad . Filol . Clás . 9 (1975), 79-131.
30 Propertius , pág. 146.
31 También MARCIAL (XIV 189) lo recuerda con ese mismo título:
Cynthia —facundi carmen iuuenale Properti—
accepit famam, non minus ipsa dedit.
32 Recuérdense, entre otros títulos, la Nanno de Mimnermo, la Lide de Antímaco, la Leontion de Hermesianacte, la Leucadia de Varrón de Átax, la Lesbia de Catulo, la Quintilia de L. Calvo, la Licóride de Cornelio Galo, la Neera de Lígdamo o, posiblemente, la Corina de la primera edición de los Amores de Ovidio.
33 Me parece absurdo dedicarse a buscar correspondencias numéricas, como han hecho, entre otros, M. ITES (De Properti elegiis inter se conexis , Gotinga, 1908), O. SKUTSCH (Class . Philology 58 [1963], 238-239), B. OTIS (Harv . Stud . Class . Philol . 70 [1965], 1-44), E. COURTNEY (Phoenix 22 [1968], 250-258) o J. K. KING (Class . Journal 71 [1975-76] 108-124); cf. «Propertii monobiblos: struttura e motivi», Aufst . Nied . Röm . Welt II 30.3 (1983), 1862-1865; V. ECKERT , Untersuchungen zur Einheit von Properz I , Heidelberg, 1985, págs. 19-23 y 259; P. TORDEUR , «Structures symétriques chez Properce», Latomus 47 (1988), 105-116.
34 Cf. G. PETERSMANN , Themenführung und Motiventfaltung in der Monobiblos des Properz (Grazer Beiträge, Suppl.; 1), Graz, 1980.
35 Cf. P. FEDELI , «Elegy and Literary Polemic in Propertius’ Monobiblos », Pap . Liv . Lat . Seminar 3 (1981), 227-242.
36 En «Propertii monobiblos: struttura e motivi», pág. 1864.
37 Sobre el libro II, léase a HUBBARD , Propertius , págs. 41-67; A. LA PENNA , L’integrazione difficile . Un profilo di Properzio (Piccola Biblioteca Einaudi; 297), Turín, 1977, págs. 48-68.
38 Cf. O. SKUTSCH , «The second book of Propertius», Harv . Stud . Class . Philol . 79 (1975), 229-233.
39 Citado en nota anterior; cf. la réplica de E. P. MENES , «The External Evidence for the Division of Propertius, Book 2», Class . Philol . 78 (1983), 136-143.
40 Propertius , págs. 41-44.
41 «Book-Division Within Propertius Book II», Quad . Urb . Cult . Class . 40 (1982), 151-169.
42 Por ejemplo, G. WILLIAMS , Tradition and Originality in Roman Poetry , Oxford, 1968, págs. 480-495; o G. O. HUTCHINSON , «Propertius and the Unity of the Book», Journ . Rom . Stud . 74 (1984), 106.
43 Cf. J. A. BARSBY , «The Composition and Publication of the First Three Books of Propertius», Gr . and Rom . 21 (1974), 128-137.
44 Tomo los datos del aparato crítico de la edición de FEDELI (Stuttgart, 1984); cf. G. R. SMYTH , Thesaurus criticus ad Sexti Propertii textum , Leiden, 1970.
45 Cf. H. JUHNKE , «Zum Aufbau des zweiten und dritten Buches des Properz», Hermes 99 (1971), 96-113; J. T. DAVIS , Dramatic Pairings in the Elegies of Propertius and Ovid (Noctes Romanae; 15), Berna-Stuttgart, 1977.
46 Lo mismo ocurre en las Pónticas de Ovidio: I 1; 2; 5; 9 / II 3; 4 | 7; 8 / III 2; 5; 8; 9; cf. A. Pérez Vega, Ovidio , Epistulae ex Ponto II , Sevilla, 1989, pág. 13.
47 «Zum Aufbau…», art . cit . en nota 45.
48 Cf. LA PENNA , L’integrazione difficile …, págs. 69-84; HUBBARD , Propertius , págs. 68-115.
49 Bibliografía en VIPARELLI , «Rassegna di studi properziani…», págs. 67-68; cf. esp. J. L. MARR , «Structure and Sense in Propertius III», Mnemosyne 31 (1978), 265-273.
50 Cf. P. GRIMAL , «Les intentions de Properce et la composition du livre IV des Élégies », Latomus 11 (1952), 183-197, 315-326 y 437-450; W. R. NETHERCUT , «Notes on the Structure of Propertius. Book IV», Amer . Journ . Philol ., 89 (1968), 449-464; C. BECKER , «Die späten Elegien des Properz», Hermes 99 (1971), 449-480; LA PENNA , L’integrazione difficile …, págs. 85-100; HUBBARD , Propertius , págs. 116-156.
51 Cf. G. LIEBERG , Puella divina. Die Gestalt der göttlichen Geliebten bei Catull im Zusammenhang der antiken Dichtung , Amsterdam, 1962; BOUCHER , Études sur Properce , págs. 441-474; SULLIVAN , Propertius , págs. 76-106; LA PENNA , L’integrazione difficile …., págs. 16-22; A. RAMÍREZ E VERGER , «Una lectura de los poemas a Lesbia y a Cintia», Est . Clás . 90 (1986), 67-81; M. WYKE «The Elegiac Women at Rome», Proc . Camb . Phil . Soc . 213 (1987), 153-178.
52 Cf. I 11, 7-8: «¿O algún desconocido rival, con pasión fingida,/ te ha robado, Cintia, de mis poesías de amor?»
53 Aitia 1, fr. 1.24; cf. J. G. RANDALL , «Mistresses’ Pseudonyms in Latin Elegy», Liv . Class . Monthly 4 (1979), 31.
54 Pero Propercio no llega al culto casi religioso que rendirán los trovadores medievales a sus amadas en el amor cortés; cf. N. RUDD , «Romantic Love in Classical Times», Ramus 10 (1982), 149.
55 Léase mi artículo «Una lectura de los poemas…», 67-83.
56 The Latin Love-Elegy , 2a ed., Londres, 1969, pág. 133.
57 Cf. P. BOYANCÉ , «Properce» en L’influence grecque sur la poésie latine …, págs. 169-222.
58 Cf. F. BERTHE , «Properce et Homère», en A. THILL (ed.), L’élégie romaine , París , 1980, págs. 141-155 (incluye una lista de loci similes en págs. 154-155); A. DALZELL , «Homeric Themes in Propertius», Hermathena 129 (1980), 29-36; D. T. BENEDIKTSON , «Propertius’ Elegiacization of Homer», Maia 37 (1985), 17-26.
59 «Propertius: Callimachus Romanus?» , en Colloquium Propertianum (secundum) . Atti , Asís, 1981, pág. 167.
60 Es la tesis de M. PUELMA , «Die Aitien des Kallimachos als Vorbild der römischen Amores-Elegie», Mus . Helv . 39 (1982), 221-246 y 285-304, resumido en «Gli Aitia di Callimaco come modello dell’elegia romana d’amore», At . e Rom . 28 (1983), 113-132; cf. SULLIVAN , Propertius , págs. 107-158; B. ARKINS , «The Freedom of Influence: Callimachus and Latin Poetry», Latomus 47 (1988), 289-293.
61 Cf. W. CLAUSEN , «Callimachus and Latin Poetry», Greek , Roman and Byzant . Stud . 5 (1964), 181-196; H. E. PILLINGER , «Some Callimachean Influences on Propertius, Book 4», Harv . Stud . Class , Philol . 73 (1969), 171-199; J. F. MILLER , «Callimachus and the Augustan Aetiological Elegy», Aufst . Nied . Röm . Welt II 30.1 (1982), 380-396.
62 Cf. E. LEFÈVRE , Propertius ludibundus . Elemente des Humors in seinen Elegien , Heidelberg, 1966.
63 Sobre la influencia, a mi parecer mucho menor, de otros poetas latinos (Ennio, Virgilio, Galo, Horacio y Tibulo), léase bibliografía crítica en VIPARELLI , «Rassegna di studi properziani», págs. 48-54.
64 Cf. H. TRÄNKEL , Die Sprachkunst der Properz und die Tradition der lateinischen Dichtersprache , Wiesbaden, 1960, págs. 22-30; A. THILL Alter ab illo . Recherches sur l’imitation dans la poésie personnelle à l’époque augustéenne , París, 1979, págs. 270-280; A. RAMÍREZ DE VERGER , Catulo: Poesías, Madrid , 1988, págs. 14-16.
65 Cf. F. SCHULZ -VANHEYDEN , Properz und das griechische Epigramm , Münster, 1969; P. FEDELI , «Allusive Technique in Roman Poetry», Mus . Philol . Lond . 7 (1986), 17-30.
66 En Propertius: A Hellenistic Poet on Love and Death , Cambridge, 1987, págs. 201-204.
67 Cf. G. DANESI -MARIONI , «La potenza magica della poesia d’amore», At . e Rom . 26 (1981), 26-35.
68 Vida y obra de Medrano , I, Madrid, 1948, pág. 284; cf. mi estudio «Horacio (Oda IV 7) y Francisco de Medrano (Oda XIV)», en Athlon . Satura Grammatica in honorem Francisci R . Adrados , II, Madrid, 1987, págs. 767-773.
69 Cf. LUCK , The Latin Love-Elegy , págs. 124-126.
70 «A Use of Myth in Ancient Poetry», Class . Quart . 24 (1974), 93 (= Collected Essays , Oxford, 1983, pág. 170).
71 Cf. mi artículo, «Una lectura de los poemas…», págs. 72-76.
72 Cf. PAPANGHELIS , Propertius …, págs. 50-79.
73 Sobre la métrica de Propercio, cf. M. PLATNAUER , Latin Elegiac Verse . A Study of the Metrical Usages of Tibullus, Propertius and Ovid , Cambridge, 1951; J. A. BARSBY , «Propertius’ polysyllabic Pentameters», Latomus 33 (1974), 646-653; É. ÉVRARD , «Style et métrique dans le livre I de Properce», Rev . Philol . 53 (1979), 264-285; V. VIPARELLI SANTANGELLO , L’esametro di Properzio . Rapporti con Callimaco , Nápoles, 1986; N. A. GREENBERG , «Metrics of the Elegiac Couplet», Class . World 80 (1987), 233-241.
74 Sex . Propertii Elegiarum liber II , Leiden, 1962, pág. 208.
75 Cf. Índice selecto de motivos y términos amatorios en págs. 267-270.
76 SULLIVAN , Propertius , págs. 46-53; LA PENNA , L’integrazione difficile …, págs. 250-324; F. DELLA CORTE , «Cultura classica e letterature moderne», en Introduzione allo studio della cultura classica , III, Milán, 1982, págs. 643-743; bibliografía en FEDELI -PINOTTI , Bibliografia properziana …, págs. 39-41.
77 Léanse las referencias literarias en A. RAMÍREZ DE VERGER , F. SOCAS , Ovidio . Amores (Colección Hispánica de Autores Griegos y Latinos) Madrid, en prensa. También en la edición de Munari (Florencia, 1970, 5.a ed.).
78 Cf., p. ej., J. T. DAVIS , Dramatic Pairings…; THILL , Alter ab illo …, págs. 281-353.
79 J. P. POSTGATE , Select Elegies of Propertius , 2.a ed., Londres, 1885, pág. CXLV.
80 Citas recogidas por P. J. ENK , Sex . Propertii Elegiarum Liber I (Monobiblos) , Leiden, 1946, I 1, págs. 54-70; D. R. SHACKLETON BAILEY , «Echoes of Propertius», Mnemosyne 5 (1952), 307-320. Véase también el rico elenco de referencias literarias en la edición de R. HANSLIK (Teubner, Leizig, 1979).
81 Cf. SHACKLETON BAILEY , «Echoes of Propertius», págs. 329-333; Z. POPOVA , «Influence de Properce sur les Carmina Latina Epigraphica », Ann . Univ . Sofia 67 (1973), 55-118; P. CUGUSI , «Carmina Latina Epigraphica e tradizione letteraria» Epigraphica 44 (1982) 65-107; y Aspetti letterari dei «Carmina Latina Epigraphica» , Bolonia, 1985, 184-186.
82 Cf. SHACKLETON BAILEY , «Echoes of Propertius», págs. 320-328.
83 Desde luego no tanto como la influencia que tuvo de Ovidio; cf. A. RAMÍREZ DE VERGER , «Parodia de un lamento ritual en Maximiano (El . V 87-104)», Habis 15 (1984), 149-156, y «Las Elegías de Maximiano: tradición y originalidad en un poeta de última hora», Habis 17 (1986), 185-193. Últimamente, CH . RATKOWITSCH (Maximianus amat . Zu Datierung und Interpretation des Elegikers Maximian , Viena, 1986, págs. 7-58) sitúa a Maximiano en el siglo IX d. C., es decir, en época carolingia.
84 Léase el estado de la cuestión en J. C. YARDLEY , «Paulus Silentiarius, Ovid, and Propertius», Class . Quart . 30 (1980), 241-243; cf. FEDELI , Sesto Properzio . Il primo libro delle Elegie , Florencia, 1980, págs. 109-110.
85 Léase la excelente edición bilingüe de J. L. MORALEJO , Carmina Rivipullensia , Barcelona, 1986, págs. 216, 264, 296 (hay que añadir PROP ., II 14, 16: cineri nunc medicina datur ) y 302.
86 «Veterum vestigia vatum nei carmi dei preumanisti padovani», Ital Med . e Uman . 1 (1958), 214-230.
87 Véase B. L. ULLMAN , «Petrarch’s Acquaintance with Catullus, Tibullus, Propertius», en Studies in the Italian Renaissance , 3.a ed., Roma, 1975, págs. 177-196.
88 Señalados por LA PENNA , L’integrazione difficile , págs. 254-261. Sigo la edición de G. CONTINI , Francesco Petrarca: Canzionere (Nuova Universale Einaudi; 41), 9.a ed., Turín, 1982.
89 Cf. E. CECHINI , «Properzio nella poesia di Agostino Staccoli», en Bimillenario …, págs. 265-276.
90 Sigo la edición, en prensa, de ANA P. VEGA ; cf. A. R. BACA , «Propertian Elements in the Cinthia of Aeneas Silvius Piccolomini», Class . Journ . 67 (1972), 221-226.
91 S. VIARRE , «La place de Marulle dans l’histoire de l’élégie: facture et thématique», en L’élégie romaine …, pág. 182.
92 Cf. G. LIEBERG , «Properzio in alcuni passi dell’ellegia II 1 di Jacopo Sannazaro», en Bimillenario …, págs. 313-318.
93 Elegías III 3, 17-22. Sigo el texto de O. GETE , Juan Segundo . Besos y otros poemas , Barcelona, 1979, pág. 274.
94 Cf. TOVAR , A. BELFIORE , Propercio: Elegías , Barcelona págs. 186-187, nota a IV 1.
95 Cf. LA PENNA , L’integrazione difficile …, págs. 278-281.
96 Cf. G. LUCK , «Goethe’s Römische Elegien und die augustische Liebeselegie», Arcadia (1967), 173-195; G. LIEBERG , «Properzio e le Elegie romane di Goethe», en Aitt del Colloquium Propertianum (secundum) , Asís, 1981, págs. 131-145.
97 LA PENNA , L’integrazione difficile …, págs. 286-289.
98 En la introducción a W. G. SHEPHERD , Propertius . The Poems , Harmondsworth, 1985, pág. 23.
99 Cf. P. V. TOMASZUK , A Romantic Interpretation of Propertius: Vincenzo Padula , Aquila, 1971; LA PENNA , L’integrazione difficile …, págs. 300-313.
100 Sigo el texto de J. P. SULLIVAN , Ezra Pound and Sextus Propertius . A Study in Creative Translation , Austin, 1964, págs. 143-145.
101 Cf. LA PENNA , L’integrazione difficile …, págs. 314-324.
102 Cf. G. HIGHET , The Classical Tradition . Greek and Roman Influences on Western Literature = La tradición clásica [trad. A. ALATORRE ), México, 1978, I, págs. 215-216. Sin embargo, la Pánfila de Apuleyo no influyó en la Celestina; léase a F. PEJENAUTE , Apuleyo. El asno de oro , Madrid, Akal, 1988, págs. 80-81.
103 Deseo agradecer a JUAN F. ALCINA ROVIRA el haber puesto a mi disposición sus trabajos «Petrarquismo latino en España, I», Nova Tellus 1 (1983), 55-74; y «Propercio y Quevedo», comunicación presentada al Simposio Catalán de Estudios Clásicos, en prensa.
104 Léase a M. VILALLONGA , Jeroni Pau . Obres , I-II , Barcelona, 1986, I, págs. 176-177.
105 Cf. ALCINA ROVIRA , «Petrarquismo latino en España I», págs. 72-74.
106 Cf. Sylva VII 152-157, y Elegeia VI 69-70 (de MARCIAL , XIV 189).
107 Léase a J. F. ALCINA , «Petrarquismo latino en España, II: Hernán Ruiz de Villegas y la imitación de Marulo», Nova Tellus 4 (1986), 49-51.
108 Cf. la edición de A. GALLEGO MOREL , Garcilaso de la Vega y sus comentaristas (Biblioteca románica hispánica: IV. Textos; 7), Madrid, 1972, págs. 331-332.
109 Cf. GALLEGO , ibid ., págs. 334 (PROP ., II 2, 1-2 y 3, 1-2), 398 (I 18, 1-4 y 19-20), 416 (II 15, 1), 449 (variación de IV 9, 65), 457 (II 8, 17), 463 (¿alusión a I 21?), 489 y 561 (III 24, 15, aunque Herrera lo asigne al libro I).
110 M. MENÉNDEZ PELAYO la asigna a la elegía novena en Biblioteca de traductores españoles , III, Santander, 1952, pág. 123.
111 Pág. 180 de la edición de E. S. MORBY , Lope de Vega . Arcadia (Clásicos Castalia; 63), Madrid, 1975. Noticia en M. MENÉNDEZ PELAYO , Biblioteca de traductores españoles , IV, págs. 333-334.
112 Cf. E. M. WILSON , «Sobre la Canción a las ruinas de Itálica de Rodrigo Caro», Rev . Filol . Esp . 23 (1936), 379-396.
113 Cf. J. F. ALCINA ROVIRA , «Propercio y Quevedo», en prensa.
114 Estudios de F. LÁZARO CARRETER , C. BLANCO AGUINAGA y W. NAUMANN en G. SOBEJANO (ED .), Francisco de Quevedo , 2.a ed., Madrid, 1984; cf. J. OLIVARES , The love poetry of Francisco de Quevedo . An aesthetic and existential study , Cambridge, 1983, págs. 128-141.
115 Sigo la edición de NÁJERA , 1617, págs. 7-8.
116 Cf. la edición de TOVAR -BELFIORE , pág. XXXVI.
117 Tradujo a PROPERCIO , II 1, 1-12. Y JUAN DE IRIARTE (1702-1771)
118 Su refrán «A mujer mala poco aprovecha la guarda» viene de PROPERCIO , II 6, 39: nam nihil inuitae tristis custodia prodest .
119 La canción a las ruinas de Itálica del licenciado Rodrigo Caro , con introducción, versión latina y notas por MIGUEL ANTONIO CARO publicadas por JOSÉ MANUEL RIVAS SACCONI , Bogotá, 1947.
120 Cf. MARÍA , M. Á. MÁRQUEZ , «Comentario a Elegía: la influencia grecolatina en L. Cernuda», Actas del VII Congreso Español de Estudios Clásicos , en prensa.
121 Fundamental es el libro de J. L. BUTRICA , The Manuscript Tradition of Propertius (Phoenix: Supplementary volume; 17), Toronto, 1984; de él son los datos de R. J. TARRANT , «Propertius», en L. P. REYNOLDS , Texts and Transmission . A Survey of the Latin Classics , Oxford, 1983, págs. 324-326. Léase también a A. E. HOUSMAN , «The Manuscripts of Propertius I-II», en The Classical Papers of A . E . Housman , ed. J. DIGGLE y F. R. D. GOODYEAR , Cambridge, 1972, I, págs. 232-304; A. LA PENNA , «Studi sulla tradizione di Properzio. I: II posto e il valore di D (Daventriensis 1792) e V (Ottobonianus Vaticanus 1514)», Stud . Ital . Filol . Class . 25 (1951), 199-238 y «Studi sulla tradizione di Properzio (continuazione e fine)», ibid . 26 (1952), 5-36, que están resumidos en L’integrazione difficile …, págs. 243-249; y la introducción de la edición de FEDELI (Stuttgart, 1984) en págs. III-XXIV.
122 Fue editado en facsímil con una completa introducción por T. BIRT , Codex Guelferbytanus Gudianus 224 olim Neapolitanus phototypice editus , Leiden, 1911; cf. P. FEDELI , Propertius . Codex Guelferbytanus Gudianus 224 olim Neapolitanus , Asís, 1985.
123 FZ descienden directamente del manuscrito perdido de Petrarca, mientras que LP provienen de una copia perdida de ese mismo códice de Petrarca; cf. BUTRICA , Manuscript Tradition …, págs. 53-54.
124 Cf. BUTRICA , págs. 62-95 y S. J. HEYWORTH , en Class . Review 36 (1986), 45 (reseña al libro de BUTRICA ); pero cf. las reticencias de A. LA PENNA en Gnomon 61 (1989), 121-122.
125 Léase a BUTRICA , Manuscript Tradition …, págs. 125-129 y 5-11.
126 Cf. L. RUBIO , Catálogo de los manuscritos clásicos latinos existentes en España , Madrid, 1984, pág. 624, s.u. Propertius.
127 Descripción en BUTRICA , Manuscript Tradition …, págs. 218-221.
128 Léase su edición en págs. XXXII-XXXIII, y, breve descripción en A. TOVAR , «Loci Propertiani », en Hommages à M. Niederman , Bruselas, 1956, págs. 324-328.
129 Cf. BUTRICA , Manuscript Tradition …, págs. 294-296.
130 Cf. BUTRICA , pág. 298.
131 Cf. BUTRICA , pág. 330-331.
132 Cf. BUTRICA , págs. 159-169.
133 Lista completa en P. J. ENK , Sex . Propertii Elegiarum liber I , págs. 78-85.
134 Cf. mi reseña en Amer . Journ . Philol ., 110 (1989), 180-183. Una nueva edición de Propercio de G. P. Goold saldrá a la luz en la Loeb Classical Library.
135 Léase la crítica ponderada de J. P. BOUCHER , «Une édition de Properce», Rev . Étud . Lat . 42 (1964), 154-159.