Читать книгу 24 Horas, historia de un secuestro - Ramon Diez Galan - Страница 9
EJERCICIOS
Оглавление1. Roberto no ………………….. (poder) dormir.
a) ha podido b) he podido c) hemos podido
2. El Mimi ………………….. (tener) un problema con Andrei.
a) he tenido b) teniendo c) ha tenido
3. A Andrei no ………………….. (gustar) Natasha.
a) me gusta b) le gusta c) te gusta
4. El inspector ………………….. (buscar) al primo del Mimi.
a) estoy buscando b) busco c) está buscando
5. Roberto ………………….. (querer) hablar con Andrei.
a) quiere b) quiero c) he querido
6. El capitán no ………………….. hablar al inspector.
a) lleva b) deja c) prepara
7. Natasha no ………………….. a la familia del Mimi.
a) conoce b) sabe c) va
8. Andrei dice que ………………….. toda la noche en la discoteca.
a) ha estado b) ha ido c) ha sido
01:35
Barrio de San Gabriel, Alicante
A pesar de conocer bien la zona le ha costado demasiado encontrar el bar donde trabaja Daniel, el primo del «Mimi». Parece el típico bar español donde día tras día se reúnen los amigos del barrio para tomar unas cañas y tapas. A través del cristal puede ver a los últimos clientes despedirse del camarero que limpia la barra y la cafetera. Roberto piensa que ha llegado en el momento perfecto para tener una conversación discreta.
– Buenas noches, inspector Sánchez de la Policía Nacional. ¿Trabaja aquí Daniel? Quiero hacerle unas preguntas.
El camarero deja de limpiar la barra, lanza el trapo al fregadero y se acerca para contestar.
– Sí, yo también quiero hacerle una pregunta a Daniel, que por qué no ha venido esta noche a trabajar, hemos tenido el bar lleno y he estado aquí yo solo.
– Y… ¿no ha avisado?
– Pues no, no ha dicho nada. Aquí he estado toda la noche esperando y trabajando como un tonto. ¿Qué ha pasado? ¿Ha hecho algo malo? a ese chico le gusta meterse en problemas.
– Busco a su primo Miguel Fernández, el «Mimi».
– ¿El de la tele?
– Sí, el mismo, ¿sabes algo de él?
– Sé que es un borracho7 y que cuando viene aquí se bebe todo lo que tenemos con alcohol. Estoy seguro de que gana muchísimo dinero con esos reality show tontos de la tele, pero cuando viene aquí nunca me da propina… No deja encima de la mesa ni siquiera las moneditas de un céntimo… ¡Desgraciado!
– ¿Sabes dónde puedo buscar a Daniel?
– Su casa no está lejos de aquí, te escribo la dirección.
01:42
Roberto sabe perfectamente dónde tiene que ir, a pesar de llevar poco tiempo trabajando en la ciudad ya ha tenido que ir en varias ocasiones a la dirección que tiene entre sus manos. Es un viejo bloque de edificios donde hay más problemas que en todo el continente africano, la mayoría de los vecinos son gitanos y se dedican a vender cosas en los mercadillos de la ciudad, en varias ocasiones productos robados o ilegales. El inspector aparca el coche a unos cien metros del edificio, camina en dirección al portal cuando ve una cara que le resulta familiar, un ladrón llamado el Culebra, bien conocido por todos los policías de la ciudad. Es un chico joven, pequeño como un colibrí pero ágil y escurridizo8 como una serpiente, de ahí su apodo. Está saliendo de una furgoneta vieja aparcada en la calle.
Aunque tiene solamente 24 años, el Culebra ya ha estado dos veces en prisión, ambas por robo. Sus principales víctimas son los turistas que disfrutan del sol en las terrazas de las cafeterías o en la playa del Postiguet, cuando salen del mar se llevan la sorpresa de que sus teléfonos o carteras han desaparecido. La policía ha estado buscando a un ladrón de sus características en las últimas semanas por el robo de una moto pero no han podido localizarlo en su antigua dirección, parece que es aquí donde se ha escondido.
Roberto sabe que no debe desviarse de su misión pero lo tiene tan cerca que no puede resistirse, se acerca disimuladamente mirando al suelo, sin embargo el Culebra ve su cara, le reconoce a pesar de que no lleva el uniforme de policía y escapa corriendo a toda prisa por la calle.
– ¡Alto! ¡Policía! – el inspector grita al tiempo que corre.
Roberto tiene una buena condición física pero parece que el delincuente al que persigue también es un buen corredor, entran por una estrecha calle a toda velocidad, el Culebra salta una pequeña valla ágilmente, Roberto le sigue sin darse cuenta de que su teléfono móvil se le cae del bolsillo9.
Del jardín pasan a una calle más grande, poco a poco el agente de policía gana terreno, 5 metros más y lo atrapa. La gente que está en la calle mira la carrera como un espectáculo pero nadie intenta detener al delincuente. Pasan por una oscura plaza donde hay varios grupos de jóvenes que se ríen al ver la situación.
– ¡Policía! ¡Alto!
Nadie hace nada. El Culebra gira noventa grados apoyando su mano en una farola, avanza unos metros y vuelve a girar con la ayuda de un semáforo, de nuevo entra en la calle donde ha empezado la persecución. El delincuente corre a toda velocidad hacia su furgoneta, puede sentir poco a poco como el inspector se acerca a su espalda.
Roberto duda si sacar la pistola o no, si lo hace puede terminar con la persecución con un buen disparo en la pierna, pero también puede terminar trágicamente si el disparo resulta mortal. Ya casi lo tiene a su alcance, sólo 3 metros más, decide no sacar la pistola, está seguro de que va a atrapar a ese delincuente que ya parece agotado.
El Culebra entra por una puerta de madera que está abierta, es un edificio viejo, Roberto le sigue. Bajan unas escaleras que conducen al sótano, la única iluminación que hay son las luces de emergencia naranjas. Entran en una sala oscura, dentro están los contadores de agua y la caldera10 del edificio, el agente está muy cerca de atrapar a su presa, al final de la sala hay una pared, las opciones de escapar son cada vez menos para el Culebra.
– Ya está, se ha terminado el juego, manos a la cabeza y rodillas al suelo. – El inspector ahora sí grita enfadado y saca su pistola.
El Culebra no tiene escapatoria, aun así realiza un último intento desesperado de huir, aprovecha su agilidad para meterse entre la caldera y la pared por un hueco de apenas cuarenta centímetros. Roberto se acerca con cuidado sin soltar su arma cuando el delincuente sale rápidamente por el otro lado de la caldera, corre hacia la salida, escapa de la habitación y cierra la puerta.
Se oye el «clic» de un candado. El detective no puede salir de la oscura habitación, escucha como el Culebra sube las escaleras y sale del edificio.
01:57
Encerrado11, Roberto no se lo puede creer, golpea la puerta varias veces con las manos y el pie, busca su teléfono en todos los bolsillos, no está.
– ¡Aaaaaaaaaaaggggggghhhhhh! – Grita con rabia.
La habitación es oscura, sólo tiene una pequeña luz naranja arriba de la puerta, se pregunta cómo ha terminado en esa situación, atrapado en un sótano, no tiene forma de comunicarse con el exterior, golpea la puerta con más fuerza.
02:35
Está sudando, en la última media hora ha intentado abrir la puerta metálica de mil formas diferentes: ha gritado con todas sus fuerzas, ha golpeado tuberías y techo sin respuesta. Tiene su pistola USP Compact de 9mm reglamentaria con 12 balas12, empieza a pensar en utilizarla para abrir la puerta, lo ha visto en las películas, pero sabe que en la práctica es algo inútil, el candado está al otro lado y es casi imposible romperlo de un disparo sin saber con exactitud dónde se encuentra.
Examina la sala de nuevo, todos y cada uno de los rincones de la oscura habitación; las paredes son de ladrillo, el suelo está lleno de polvo, hay un fuerte olor a humedad, no hay ventanas y las tuberías desaparecen en algún lugar del techo al que no puede llegar. Busca un detector de humos pero no lo encuentra, da una patada13 tras otra a la puerta con todas sus fuerzas, finalmente se rinde y se sienta en el suelo agotado.
03:12
Atrapado en el sótano de aquel viejo edificio Roberto siente como el tiempo pasa horriblemente lento. Desde pequeño odia las cucarachas y en la última hora ha visto más que en toda su vida. Piensa en el Culebra, en Natasha y en el rumano de la discoteca, recuerda todas las conversaciones que ha tenido esa noche.
Estar encerrado es algo inhumano, imagina como debe sufrir el «Mimi» en estos momentos, igual que él, prisionero en una habitación sin saber nada del mundo exterior, pensando en las personas que están fuera.
Hace mucho tiempo que no ha estado tanto tiempo sentado y sin hacer nada, utilizando la cabeza sólo para pensar, el trabajo y la tecnología han colapsado su cerebro en los últimos meses. Recuerda a su familia y amigos a los que no escribe ni llama desde hace tiempo, piensa en buenos momentos que ha pasado en el pueblo de sus abuelos, por un momento consigue relajarse y sus ojos se cierran solos.
Tarda menos de un minuto en abrirlos, está en el suelo con la espalda apoyada en la pared, tiene la puerta enfrente suyo a unos 3 metros, saca la pistola y apunta, se concentra y respira profundamente, hace calor, mucho calor. Cuenta hacia atrás:
– Tres… dos… uno… – Respira una vez más.
– ¡Bang! ¡Bang! – El sonido de los disparos hace eco en toda la sala, las balas atraviesan la puerta metálica.
Roberto se levanta, da una patada a la puerta con toda su energía, sin embargo esta no se mueve ni un centímetro. Vuelve a apuntar con la pistola, esta vez de mucho más cerca.
– ¡Bang!… ¡Bang!… ¡Bang!…
Golpea la puerta con rabia, no consigue abrirla.
– ¡Bang! ¡Bang! ¡Bang! ¡Bang! ¡Bang! ¡Bang! ¡Bang!
La puerta recibe empujones, patadas y puñetazos14 durante dos intensos minutos, sigue sin abrirse.
Roberto vuelve a sentarse en el suelo, mira a la caldera y piensa que va a morir de calor en ese horrible sótano.
– ¡Calor! ¡Eso es! – Una idea pasa por su mente, una forma de atraer a los vecinos hasta la caldera, piensa en las noches que no ha podido dormir debido al clima caluroso de Alicante.
Se levanta de un salto, busca los controles de la caldera, los encuentra en seguida, enciende la maquinaria a máxima potencia, abre todas las llaves de paso de las tuberías y escucha como el calor sube rápidamente hacia el edificio. Sabe que si los vecinos se dan cuenta de que tienen la calefacción encendida van a bajar a apagarla, sólo tiene que esperar.
03:50
Ha pasado un poco más de media hora cuando escucha pasos al otro lado de la puerta, alguien abre el candado con una llave y Roberto vuelve a ver la luz. Un hombre de unos 70 años con pijama y cara de sueño está inmóvil bajo la luz naranja, paralizado, sorprendido.
– Soy agente de policía, me han encerrado en su sótano, ya puede usted apagar la calefacción. – La voz de Roberto suena un poco agresiva pero no está de buen humor y no intenta remediarlo
El inspector sube las escaleras mientras el hombre del pijama no sabe cómo reaccionar ante la situación que está viviendo.
Ya en la calle vuelve sobre sus pasos, pasa por la plaza, ahora está totalmente desierta, ni rastro de los grupos de jóvenes. Roberto salta otra vez la valla del jardín y allí en el suelo lo encuentra, su teléfono móvil. Tiene dos llamadas perdidas de la comisaría, seguro que es Cristina con información interesante, piensa en llamarla pero no lo hace, antes quiere terminar lo que ha ido a hacer a San Gabriel, buscar al primo del «Mimi».
Daniel vive en un bloque de los años ochenta, la mayoría de estos edificios tienen la misma distribución, Roberto los conoce bien, una vivienda a cada lado de una escalera en mal estado que parece no terminar nunca. Encuentra el portal abierto, entra y comprueba el buzón15, la casa está en el último piso.
– ¡Mierda!
Empieza a subir las escaleras, sabe que la primera reacción de la gente es muy importante por eso quiere ver la cara de Daniel al preguntarle por su primo.
Subir seis pisos después de haber estado encerrado en un sótano es como correr una maratón de resaca, piensa.
7
Persona que bebe alcohol en exceso. EN: drunk
8
Que se escapa o escabulle con facilidad. EN: elusive
9
Especie de bolsa pequeña que está en la ropa y se utiliza para guardar pequeños objetos. EN: pocket
10
Aparato donde se calienta el agua. Funciona con gas. EN: boiler
11
Persona que está en un lugar y no puede salir. EN: locked
12
Munición que disparan las armas de fuego. EN: bullet
13
Golpe que una persona da con el pie. EN: kick
14
Golpe fuerte dado con el puño. EN: punch
15
Caja donde los carteros depositan las cartas. EN: mailbox