Читать книгу Vamos a jugar - Raquel Rodríguez Mercado - Страница 38
Оглавление31 de enero
¿En qué lugar ayunó Jesús?
Marca la respuesta correcta
1 En el Jordán.
2 En el desierto.
3 Las dos respuestas anteriores son correctas.
¿Has estado enfermo alguna vez y sin ganas de comer?
Estoy segura de que enseguida que te recuperaste sentiste muchas ganas de comer, ¿verdad? Dios creó nuestro cuerpo con la necesidad de tomar alimento cada día, para poder estar sanos y fuertes. Sin embargo, hay personas que han resistido entre cuarenta y sesenta días sin comer por quedarse atrapadas o perdidas en la montaña o en medio de una tormenta de nieve... Lo cierto es que no se puede decir una cifra de días exacta, pues depende del peso o de las reservas que tiene el cuerpo de cada persona.
¿Recuerdas quién ayunó, es decir, quién estuvo sin comer durante cuarenta días en el desierto? Después de ser bautizado por Juan el Bautista, Jesús se fue al desierto a orar, es decir a hablar con su Padre para que lo ayudara en la difícil misión que le esperaba: morir por todos los seres humanos.
En el desierto no había nada de comer. Y estaba cansado, débil y con hambre. Entonces un ángel, llamado Satanás, se le acercó y quiso hacer que Jesús mostrara su poder divino para ayudarse a sí mismo. ¿Sabes cómo? Le dijo: “Si de veras eres Hijo de Dios, ordena a esta piedra que se convierta en pan” (puedes leerlo en Lucas 4:3).
Jesús tenía mucha hambre, pero quiso demostrar que con la ayuda de Dios podemos dominar nuestro apetito y nuestros deseos, algo que no consiguieron hacer Adán y Eva en el Edén. De modo que Jesús le respondió mencionando la Biblia: “La Escritura dice: ‘No solo de pan vivirá el hombre’ ” (puedes leerlo en Lucas 4:4). Al igual que Jesús venció la tentación de Satanás, tú también puedes vencer cuando Satanás te tienta a hacer algo que sabes que está mal.
Pídele ayuda a Jesús en tu Diario de Oración y él te ayudará a vencer la tentación.
“Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del río Jordán, y el Espíritu lo llevó al desierto. Allí estuvo cuarenta días, y el diablo lo puso a prueba. No comió nada durante esos días, así que después sintió hambre” (Lucas 4:1, 2).