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John Snow y su “cólera” (Autor Profesor Doctor Eduardo Halac). 1951–2018

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El Dr. John Snow nació en Londres en 1813, y murió en esa misma ciudad en 1858. Se graduó de médico el 2 de mayo de 1838.

Su primera tesis versó sobre Asfixia y resucitación del recién nacido, en la que ya discurría sobre los orígenes de la asfixia, concluyendo que no en todos los casos se debía a problemas obstétricos, sino a otros relativos a la falta de controles prenatales (¡por entonces no existía ninguno!) y sugirió que cuando se debía resucitar por mucho tiempo, ¡se podía concluir que la asfixia había durado casi el doble de tiempo que el empleado en resucitar. El hecho es que Snow conocía muy bien el sub mundo londinense de la época y pudo hacer un estudio sobre las cantidades de casos (hoy, incidencia) de enfermedades venéreas y sobre su forma de transmisión, también produjo dos trabajos más: uno sobre cómo extraer la placenta, y el otro sobre cómo mejorar los resultados de la operación cesárea.

Pero en 1846, le llegó, desde EE UU, la novedad de un hallazgo: la anestesia. Interesado en el tema, realizó investigaciones en los laboratorios de experimentación, creó un nuevo método para administrar éter, y utilizó el cloroformo. Administró más de 450 anestesias a sus pacientes, y la número 451 se la hizo a la mismísima reina Victoria en su parto, de donde se originó esto del “parto sin dolor” o “parto a la reina”. Cuando el cólera hace su llegada a Londres, el Dr. Farr, por entonces el Ministro de Salud del reinado, comunicó a sus pares y a las autoridades reales de las que dependía su puesto, que sus estudios “muy serios” permitían establecer que la enfermedad nada tenía que ver con brechas en la estructura sanitaria, sino que se debía a los miasmas contenidos en una nube que se instalaba muy baja sobre la ciudad. A lo que el bueno de Snow respondió: “qué estupidez”. Enseguida contrató asistentes pagados de su propio bolsillo, y puso manos a la obra. En la esquina de Broad Street existía una bomba de agua que se alimentaba de las conexiones a las plantas de Southwark y Vauxhall las que obtenían su agua de las zonas más contaminadas del Támesis.

El distrito de Lambeth obtenía agua de la planta homónima, cuya fuente era la parte alta (aguas arriba) del río. Munido de estos datos, Snow realizó una encuesta casa por casa, recabando información sobre los servicios sanitarios y las muertes por cólera en cada casa. Después de reunir los datos, los procesó y organizó en lo que hoy se cree fue la primera “tabla de datos” conocida en epidemiología, en la cual utilizó por primera vez, un indicador: el número de muertes cada 10.000 casas y no por número de personas como haríamos hoy. La (hoy) “famosa tabla” de Snow

El veneno colérico contamina apenas los alimentos y las agua y ya es lo suficientemente fuerte como para propagarse entre personas que conviven en hacinamiento y condiciones de escasez higiénica. Las excretas del enfermo, arrojadas al río, van a contaminar norias. Las redes municipales que se sirvan de esas aguas diseminarán el veneno colérico a todo el distrito, por ellas servido. (De donde surge el término “agua servida”). Snow pudo rescatar al cura párroco de la zona Saint James y Golden Square, donde se encuentra Broad Street, el reverendo Henry Whitehead para su propio beneficio y le supo demostrar con hechos y resultados, que su feligresía podría dejar de morirse y seguir asistiendo a los servicios religiosos si se acotaba el brote de una vez. El inteligente párroco comenzó a razonar los postulados de Snow y le brindó lo que el novel epidemiólogo más necesitaba: cerrar la bomba de agua de la calle Broad. El apoyo del párroco fue instrumental para lograr este objetivo. En pocas semanas, la epidemia comenzó a abatirse. La lógica de Snow, y su espíritu investigador le permitieron observar un hecho, documentarlo, investigarlo, conocerlo, cuantificarlo, asociarlo a riesgo y factores de riesgo, y hasta descubrir su agente causal: en este caso el agua. Este error aparente; pero recordemos que, en tiempos de Snow, el “veneno” del cólera era “traído” por el agua. Estamos en 1850; por lo tanto, faltan todavía unos años más para que Koch descubra el vibrio cholerae.

Hasta aquí los hechos puntuales que hacen de Snow el padre de la epidemiología y a los ingleses los profesores titulares de la materia. La Royal Society of Epidemiology and Public Health, convenció –en 1958– a los dueños de la actual cervecería de la esquina de Broad Street (donde estaba la famosa bomba de agua) de cambiarle el nombre al local. El lugar se llamaría, desde entonces, “John Snow Pub” y puede visitarse en dicha esquina.

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