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Índice

Claves secretas de la historia

Dedicatoria

Prólogo

Agradecimientos

Introducción

PRIMERA PARTE

Historia de las sociedades secretas

1. Las primeras sociedades secretas europeas

2. Rastreando la huella de los templarios

3. Los Illuminati y los saboteos

4. El gran secreto de la masonería

SEGUNDA PARTE

Presente de las sociedades secretas

5. Las sociedades secretas derivadas de los Illuminati

6. Las elites del dinero

7. La Reserva Federal de Estados Unidos

8. La última meta de los templarios: el hundimiento de la economía estadounidense

9. El gran reino de Enlil: el Vaticano

TERCERA PARTE

Las tragedias modernas (1991-2005) y la política oculta desarrollada entre 1917 y 1948

10.Preparando el tablero de ajedrez para el gran final

11. La guerra del Golfo y la tragedia del uranio empobrecido

12. El atentado de Oklahoma: ¿terrorismo de Estado durante el mandato de Bill Clinton?

13. El 11-S

14. ¿Qué se buscaba realmente con el ataque a Afganistán?

15. La tragedia española del 11-M

16. El otoño de 2004 (ajuste final de las piezas del juego)

17. El tsunami de la Navidad de 2004

18. Objetivo Irán

Apéndice I

El diamante de los Illuminati y el 17 de enero de 2006

Apéndice II

Los atentados del 7 de julio de 2005 y su relación con un hipotético atentado el 17 de enero de 2006

Epílogo

Bibliografía

Robert Goodman

Claves secretas de la historia

© Robert Goodman

2020

© Ediciones Robinbook, s. l., Barcelona

Diseño e imagen de cubierta: Regina Richling con fotografías de Photos.com

ISBN: 978-84-9917-599-7

Dedicatoria

Dedico este libro a la memoria de las víctimas de las dos guerras mundiales, de los conflictos bélicos de todo tipo y los atentados terroristas, ya estén perpetrados por grupos de fanáticos o por Gobiernos despiadados. También a todas aquellas personas asesinadas por servir los intereses ocultos de los Gobiernos, sean éstos democráticos o no. En mi lista de víctimas no puedo olvidar las bajas producidas en las fuerzas armadas enviadas a conflictos bélicos que sólo sirven a los intereses de unos pocos.

Tampoco olvido a los más indefensos: los niños. Son nuestro futuro y no podemos tolerar que se les explote y se abuse de ellos como si fueran meros objetos de consumo. En la actualidad existe una guerra permanente contra la infancia, no sólo en el Tercer Mundo sino también en Occidente. Estamos frente a una de las últimas etapas en el camino hacia el Nuevo Orden Mundial, el objetivo de algunas sociedades secretas desde hace muchos años.

Prólogo

En mis conferencias hay una analogía que suelo utilizar y a la que con el tiempo he llegado a coger cariño, sobre todo por el encendido debate que suele provocar entre los asistentes. Imaginemos el devenir de la historia como si se tratara de una representación teatral. Frente a nosotros hay un escenario y sobre él un reducido grupo de actores que dan vida a los personajes de la obra. Ellos serían los políticos y personalidades públicas cuyos nombres y vidas acaban pasando a los libros de texto. En el patio de butacas estamos nosotros, el público. Somos la inmensa mayoría de los que participan en la representación, pero nuestro papel es fundamentalmente pasivo. Contemplamos lo que hacen los actores y ello condiciona en aquel momento nuestra existencia, nos alegra o nos entristece. A veces, si la situación lo requiere, podemos mostrar nuestro agrado o desagrado ante lo que ocurre. Podemos aplaudir y vitorear a los actores, o patear y abuchearlos, incluso hasta sacarles del escenario.

Pero eso no es todo. Existe algo sumamente importante en lo que rara vez pensamos. Tras los decorados se mueve una laboriosa legión de personajes, invisibles para nosotros, pero sin los cuales sería imposible la representación. Son los tramoyistas, iluminadores, encargados del vestuario y el maquillaje. Los podemos llamar poderes fácticos. A pesar de ser desconocidos para el público, su capacidad de actuación es impresionante. Pueden arruinar la actuación de un actor con un mal maquillaje o un vestido incómodo. Si lo desean, pueden bajar el telón y dar por concluida la representación. Incluso podrían apagar todas las luces de la sala, dejando a oscuras el patio de butacas, provocando el pánico entre los espectadores.

No obstante, incluso entre estos detentadores del poder invisible existe una elite. Son los que dictan a los actores lo que tienen que hacer y decir, los que trazan, diseñan y supervisan el desarrollo de la obra. Son el director, el autor y el apuntador, cuyas instrucciones son seguidas puntualmente por los actores.

Pues bien, a lo largo de los próximos capítulos Robert Goodman nos va a desentrañar todo lo que sucede detrás de ese escenario que es la historia contemporánea. Les aconsejo que no pierdan detalle porque están ustedes a punto de embarcarse en un viaje apasionante y estremecedor guiados por el mejor cicerone posible. A lo largo de los años que llevo dedicado al periodismo más o menos heterodoxo, he tenido el privilegio de conocer a muchos colegas, algunos de ellos con gran renombre. Con algunos de ellos mantengo una buena amistad, con otros me he llevado tremendas decepciones y puedo decir que hay muy, pero que muy pocos, que despierten mi admiración. Robert Goodman es uno de ellos.

Me suele molestar mucho el peloteo indiscriminado del que se suelen poblar los prólogos de los libros, así que considero necesario razonar los motivos de esa admiración. Robert Goodman es un investigador riguroso y tenaz aparte de un escritor ameno e inteligente. Sin embargo, lo mismo se puede decir de muchos de los que compartimos con él las estanterías de las librerías. Lo que le distingue son dos cualidades que, por desgracia, se no se encuentran en la actualidad en sus horas más altas: la honradez y el valor.

Sé por propia experiencia que los temas de los que escribimos Robert y yo se prestan más que otros a la tentación del recurso fácil y el sensacionalismo barato, a «decorar» los hechos para hacerlos parecer más interesantes o estremecedores, a tratarlos en un tono truculento, de fogata de campamento, para provocar el miedo o la indignación por el camino más corto, o a utilizar el relato a mayor gloria del autor, que se acaba presentando a sí mismo como un nuevo James Bond acechado que ha sorteado toda clase de peligros para traernos la información de su libro. Quien busque algo de esto en la obra de Robert Goodman no lo encontrará. En las siguientes páginas sólo hay mucho trabajo de investigación bien realizado, cuyos resultados son presentados al lector para que éste interprete por sí mismo lo que son sólo hechos.

En cuanto al valor de Robert Goodman es la cualidad que más admiro de él. Cuando se camina sobre el filo de la navaja, sacando a la luz los secretos que otros han querido mantener ocultos, a veces durante siglos, desentrañando misterios cuya solución bien podría cambiar para siempre nuestra imagen del mundo tal y como lo concebimos actualmente, es lógico que el autor en ocasiones contenga su pluma y no dé a conocer todo lo que sabe ni todo lo que sospecha. Es algo que se hace no por el miedo a las represalias, sino por otro temor más insidioso, el de lo políticamente correcto. Uno teme que revelando hechos especialmente desestabilizadores, apuntando hipótesis demasiado apartadas del consenso, su imagen se vea dañada en un mundo presidido por la dictadura de lo políticamente correcto. Robert Goodman, en cambio, tira del hilo hasta el final, con todas sus consecuencias y, como los realmente grandes, si los hechos y las pruebas le indican una dirección, no abandona el camino por mucho que se aparte de la ruta que siguen los demás.

Yo les aconsejo que sigan a Robert por ese camino. No va a ser un viaje fácil y es posible que algunas de sus ideas preconcebidas comiencen a desmoronarse. Probablemente, aquellos que tengan una profunda fe en el sistema y en las instituciones sociales vean mermada esa confianza y, en consecuencia, tal vez su vida se vuelva un poco más incierta. Ahora bien, aquellos que sean rebeldes de corazón, que no contemplen la realidad que se nos plantea a través de los medios de comunicación como un mero espectáculo diseñado para distraer la atención del público de las cosas realmente importantes, a esos les aseguro que van a disfrutar mucho con esta obra.

En cierto sentido podemos considerarnos privilegiados. El material al que vamos a tener acceso rara vez es mencionado siquiera de pasada en los medios de comunicación o en los libros pretendidamente «serios». Es demasiado inquietante, demasiado apartado de la corriente del pensamiento único. Son datos, hechos, pruebas e indicios que han sido arrinconados en el desván de la historia. De haberse podido, hace tiempo que habrían sido erradicados, pero la verdad tiene la facultad de ser sumamente obstinada y empeñarse en salir a la luz a toda costa.

Santiago Camacho

(Periodista y Escritor)

Agradecimientos

Quiero dar las gracias a las personas que me han animado a escribir este libro. En primer lugar a mi esposa, Isabel, que con su paciencia y dedicación ha corregido este texto como hace con todos mis artículos antes de ser entregados a los editoriales.

Gracias también a Enrique de Vicente, director de la revista Año Cero, que me presentó a Manuel Martínez, director de Ediciones Robinbook. Agradezco, además, a Javier Sierra, director de la revista Más Allá de la Ciencia, que siempre me ha estimulado para escribir sobre muchos de los temas que entran en este libro; a Bruno Cardeñosa, autor de libros sobre el 11-S y el 11-M, que comparte conmigo el mismo viaje crítico con el «pensamiento único»; a las redacciones de Más Allá y Año Cero, por su amistad, solidaridad y apoyo; a Gerry Cannon, buscador incansable del Arca de la Alianza que me ha animado a escribir este libro y otros desde hace muchos años; a Hugh Emil de Cruz, incansable luchador contra las religiones establecidas; a mister Taylor, amigo desde la infancia que me inculcó la necesidad de revisar la historia ortodoxa; a Juan Miguel Fernández, presidente de la Asociación de Estudios Espiritistas de Madrid, que me apoya en todas las charlas que doy en su sede y que me anima a escribir obras de esta naturaleza, y a José Antonio Campoy, director de la revista DiscoveryDSalud, luchador nato contra las injusticias cometidas en nombre de la medicina.

También quiero dar las gracias a mis padres, que lucharon contra carros y carretas en la posguerra británica para darme la mejor educación posible. Gracias a su sacrificio he podido desenvolverme en todo tipo de ambientes.

Por último, a mi gran amiga y colaboradora Isolde Stein, toda una experta en cábala e infatigable investigadora sobre Egipto e Israel, sin su ayuda muchas de mis conclusiones habrían quedado incompletas.

Introducción

La consecuencia de vivir en un universo dual es que el género humano incorpora rasgos de carácter contradictorio. Se acepta tácitamente que en este mundo hay buenos y malos, una división simplista que sirve para el entendimiento común. Ser bondadoso depende en gran medida de la cantidad de amor y bondad que recibimos desde pequeños, y también de la capacidad individual para asimilarlo. De este modo se establecen pares inseparables como el hoy tan debatido de maltratado/maltratador. Aunque estos axiomas valen quizá sólo para el primer mundo, porque en los países pobres o en guerra permanente, como la Palestina del ya desaparecido Arafat, por mucho amor que reciba un niño de su madre, si vive en una sociedad empapada de muerte, desarraigo y odio, es difícil que llegue a ser un adulto sano y amoroso. De ahí a que ese niño se convierta en un terrorista sólo media el tiempo, cada vez menos tiempo, ya que los terroristas se involucran en las organizaciones terroristas cada vez a más temprana edad. Este tipo de maldad es fruto de la injusticia social y los intereses de los poderosos. Si en las sociedades ricas ya es difícil mantener una visión positiva y solidaria del mundo, en un entorno tan enrarecido es poco menos que imposible.

La dificultad para desarrollar una personalidad sana empieza pronto en contacto con un mundo competitivo, consumista y discriminador. Se puede adoptar una actitud conformista y engrosar el lado política y socialmente correcto o quedar fuera, en brazos de la disidencia o la anormalidad. El tomar un camino u otro puede depender de rasgos intrínsecos del carácter de cada uno. Hay personas activas y ambiciosas, y otras pasivas y relajadas. Unos quieren ser ricos y otros buscan calidad de vida o refugio en los libros, el arte y la cultura en general. Hay un dicho en inglés que reza «el dinero es la raíz de todos los males», y parece ser que, salvo excepciones, no se llega a rico sin trepar y explotar a otros. Los pisados y explotados entrarían en dos grupos distintos, o bien intelectuales pasivos o bien aquellos que, por su carencia de formación, proveen de mano de obra no cualificada y barata a las sociedades opulentas (y no sólo a ellas).

Lo que verdaderamente da valor al dinero es el poder que destila, el cual actúa como una droga cuyo poder adictivo es superior a cualquier otra sustancia psicotrópica. Un instrumento eficaz para la perpetuación del poder es la actividad de sociedades o elites que velan por los intereses de sus socios o «controladores» siguiendo el axioma según el cual «el fin justifica los medios». La perversidad de éstos no tiene límites, y el coste social está bien medido aunque fragmenten pueblos y aumenten hasta lo impensable las diferencias sociales. Por su parte, los intelectuales pasivos también cuentan con sociedades para proteger unos conocimientos que van mucho más allá de las preocupaciones meramente terrenales. Estos grupos, a diferencia de las sociedades de los controladores, siguen una filosofía que busca la felicidad e igualdad de todo el mundo.

Tras este preámbulo, puedo definir otra diferencia entre el «bien» y el «mal». Lo que tiende a fragmentar la sociedad en beneficio de un grupo privilegiado reducido es algo siempre negativo para el bien general. Según este razonamiento, aquello que busque el consenso, el diálogo y la distribución equitativa de la riqueza sería positivo.

En su libro Illuminati, Paul H. Koch llama tendencias del bien y del mal a la tradición y antitradición, respectivamente. Los miembros de la primera buscarían el espíritu, la naturaleza esencial que trasciende la ilusión del cuerpo humano y el apego a las posesiones y deseos terrenales. Por su parte, la segunda tendencia niega la existencia del espíritu y persigue sus fines mediante el poder y el control sin importar la cantidad de opresión necesaria para ello. Koch dice: «Uno de los instrumentos favoritos de la antitradición es la mentira. No sólo el engaño defendido con vehemencia, sino sobre todo, la inducción al error a partir de todo tipo de especulaciones y de la mezcla de medias verdades con falsedades». Tristemente, al considerar todas las tragedias que han sucedido desde el 11 de septiembre de 2001, es obvio que los antitradicionales del mundo intentan engañarnos continuamente con sus mentiras para que entreguemos nuestras libertades individuales al sistema a cambio de vivir «a salvo» de un enemigo creado a tal fin.

El Enuma Elisha es uno de los muchos textos traducidos de las tablillas cuneiformes descubiertas en Mesopotamia a finales del siglo XIX. Su contenido habla de una pretendida colonización de almas en nuestro sistema solar que habría comenzado mientras aún estaba en formación. Es decir, describe la época anterior a la creación de la Tierra; una época en la que el enorme abismo del cosmos estaba poblado por dioses y demonios, dos tipos de alma buscando un lugar para residir. Este intrigante manuscrito de los pueblos antiguos incluye una crónica que narra la migración de «grupos de almas» que querían controlar la tierra después de un cataclismo. William Henry, el autor estadounidense del libro One Foot in Atlantis (Un pie en la Atlántida), dice que esta antigua crónica de la creación permaneció enterrada en las arenas calientes de Irak durante siglos, esperando una inflexión en la historia para ser recordada, reinterpretada y entendida de nuevo.

El alienígeno libro del Génesis describe un enorme doceavo planeta en nuestro sistema solar, conocido por los sumerios como Nibiru o An, morada de los An-nun- aki, o dioses de la Atlántida. Se cree que An describe una orbita elíptica que tarda 3.600 años en dar la vuelta al sol y se conoce también como el «planeta de la encrucijada».

En El doceavo planeta, el filólogo hebreo Zechariah Sitchin, que interpretó el Enuma Elisha, escribe que los sumerios estaban convencidos de que el planeta An era el portador de la vida y lo llamaban NAN.TIL.LA.KU, que puede traducirse por «el dios que mantiene la vida». Después de más de treinta años de investigación, Sitchin nos cuenta sus conclusiones y afirma que hace unos 450.000 años los An-nun-aki aterrizaron en las orillas del golfo Pérsico, estableciendo una colonia llamada E.RI.DU. Su líder era Enki —el creador de la humanidad mediante ingeniería genética—. Estos extraterrestres venían a la Tierra para explotar sus yacimientos de oro, una sustancia que necesitaban para la supervivencia. Ya que no traían suficiente mano de obra para sus fines, Enki y su hermano mayor, Enlil, decidieron crear un esclavo no pensante, mezclando genes suyos con los del Homo erectus. Esta fuerza de trabajo fue llamada LU.LU. Al parecer, Enki tenía sus propios planes que ocultó a Enlil, ya que sabía que una anterior catástrofe cósmica consecuencia de la colisión de la Tierra con el planeta Tiamat había dejado atrapadas en el «vientre de la tierra» a muchas almas evolucionadas. Pensaba diseñar una «máquina de resurrección» para estos seres, a la que llamaría ADAPA. El resultado de esta resurrección sería el Homo sapiens, capaz de pensar y contribuir a la evolución de la especie humana en la Tierra.

Al conocer el carácter de los experimentos de su hermano, Enlil se opuso frontalmente ya que consideraba que los experimentos genéticos no tenían otra función que conseguir esclavos. William Henry afirma que esta característica de Enlil conforma el aspecto controlador de Yahvé, envidioso del progreso espiritual de la humanidad y destructor de la torre de Babel, así como responsable de la expulsión de Adán y Eva del jardín del Edén. Por otra parte, Enki sería el aspecto de un dios amoroso y no controlador que terminaría transformando al Homo sapiens en Homo angelis. Según Sitchin, el atrevimiento de Enki, pretendiendo que el Homo sapiens fuera portador de alma, fue el origen de la enemistad con su hermano, e incluso de la desaprobación temporal de su padre, Anu. Posteriormente, padre e hijo se reconciliarían cuando Enki le mostró la calidad espiritual de los primeros híbridos, es decir, Adán y Eva. Resentido, Enlil no sólo expulsó a Adán y Eva del E.DIN, sino que hizo lo propio con su hermano Enki, que sería la serpiente bíblica.

Esto es, pues, según Henry, el origen de la división en la humanidad. Por una parte, un grupo dispuesto a admitir la diversidad en su seno para que todos juntos alcancen las estrellas o la «corriente Enki», mientras que la otra parte, era más conservadora, racista y contraria al progreso, la «corriente Enlil». El gran desacuerdo entre las dos corrientes ha estado en la gestación de todos los conflictos importantes de la historia y son las sociedades secretas «enlilianas» las que están detrás de las grandes tragedias políticas, en el pasado, en el presente y, probablemente, a lo largo del siglo XXI.

El 11 de septiembre de 2001 fue una fecha crítica para los arquitectos del Nuevo Orden Mundial. El ataque terrorista y la masacre de miles de inocentes en las Torres Gemelas y el Pentágono representó la señal esperada para escribir el último capítulo de un libro diabólico que se comenzó a redactar hace unos cien años.

Para las personas que quieren indagar e investigar más allá de lo meramente obvio en los acontecimientos dramáticos que se han ido sucediendo a ritmo vertiginoso desde esa fecha fatídica, incluso las tragedias del 11 de marzo, en Madrid, y del 26 de diciembre de 2004, en el sureste asiático (el tsunami), encontrarán muchas claves de una conspiración global. El objetivo último de este complot sería dominar el mundo y el espacio para establecer una dictadura planetaria con una religión, un Gobierno y unos pensamientos únicos.

La reelección de George Bush, hijo, como presidente de Estados Unidos ha sido una tragedia anunciada. Para muchos analistas, esta situación tiene su precedente en 1972, cuando la potencia más grande del mundo estaba paralizada en Vietnam. Por entonces abundaban las pruebas de torturas y bombardeos contra civiles, así como de las mentiras continuas del Pentágono, tan abrumadoras como las que han acompañado la invasión ilegal de Irak. El candidato demócrata era entonces el pacifista George McGovern, que perdió las elecciones ante el «guerrero» republicano Richard Nixon, el cual extendió la guerra a Laos y Camboya, sembrando este último país de minas antipersona. Bush ha ganado las elecciones por una amplia mayoría, y es posible que extienda su holocausto a todo Oriente Medio.

Es muy probable que esta victoria de Bush estuviera planeada con anterioridad por las grandes corporaciones y bancos que manipulan los acontecimientos detrás de la escena, especialmente considerando que tanto Bush como Kerry son miembros de la misma sociedad secreta, «Skull and Bones» que promueve el establecimiento del Nuevo Orden Mundial sobre la base de la ideología de los Illuminati.

Este libro pretende proporcionar algunas claves contando una historia oculta no escrita por los vencedores de las grandes contiendas mundiales. No quiere ser «conspiranoico», pero denuncia cómo las sociedades secretas manipulan la historia para conducirla por un camino previamente trazado hacia un final que afectaría negativamente a casi todo el mundo.

Los lectores tienen que decidir por sí mismos si prefieren cruzarse de brazos y optar por un futuro bajo una dictadura global paternalista o luchar por sus derechos sabiendo utilizar los instrumentos de protesta que las democracias proporcionan. Ha llegado el momento de la solidaridad y la lucha por un mundo mejor para todos. En otras palabras, entre todos tenemos que evitar que se escriba el último capítulo de la historia de nuestra civilización, e incluso tenemos que favorecer que pueda ser reemplazado por otro distinto, el que nos pueda dirigir hacia una Nueva Conciencia Universal.

PRIMERA PARTE

Historia de las sociedades secretas

EN ESTA PRIMERA PARTE se aborda el tema de las sociedades secretas desde los templarios del siglo XII, pasando por el Priorato de Sión, los rosacruces, los primeros masones y los Illuminati (iluminados). Desde la creación de los Illuminati de Baviera, en el siglo XVIII, todas las sociedades secretas occidentales, en su nivel superior, son de la «corriente Enlil» y su fin último es controlar el planeta, estableciendo el Nuevo Orden Mundial.

1. Las primeras sociedades secretas europeas

Desde el amanecer de las civilizaciones han existido sociedades secretas, pero en el contexto que propongo me referiré a las que han tenido más influencia en Europa. Por lo tanto, empezaré con los nueve «voluntarios», hijos de familias nobles europeas, que fueron a Jerusalén a principios del siglo XII. Estos atrevidos jóvenes respondían a la petición del gobernador de la Ciudad Santa, Godfrey de Bouillon, que quería formar un cuerpo especial para proteger a los peregrinos que visitaban Tierra Santa. El pequeño grupo contó con la presencia de Hugo de Payens, futuro fundador y líder de la orden del Temple y Enrique St. Clair, barón de Rosslyn. Antes de hablar de la verdadera misión de estos nobles en Jerusalén, es importante profundizar en la palabra «Rosslyn».

El secreto de Rosslyn

Rosslyn es un pueblo de Escocia, cerca de Aberdeen, y se conoce por su famosa capilla. Tessa Ransford, experta en lengua gaélica escocesa y directora de la Biblioteca de Poesía Escocesa de Edimburgo afirma que la palabra Ross significa «conocimientos antiguos» y lynn, «generación». En su opinión, por tanto, Rosslyn debe traducirse así: «conocimientos antiguos trasmitidos de generación en generación». Tessa y sus colegas creyeron que, de ser así, el lugar habría sido premeditadamente escogido para albergar manuscritos. Esta conclusión pasó antes por averiguar desde cuándo se empleaba la palabra Rosslyn para el pueblo y el castillo del mismo nombre.

Esta información ha generado estudios más concienzudos sobre la historia de la familia St. Clair (actualmente Sinclair) en Escocia, ya que William Sinclair fue el inspirador de la construcción de la capilla, alrededor de 1447. Según los mismos, el iniciador del árbol genealógico inglés fue un caballero venido de Normandía (Francia), William de St. Clair, al parecer acérrimo enemigo del rey Guillermo I el Normando, quien conquistó Inglaterra en el 1066. Ya instalada la familia en Escocia, el primogénito de la familia, Enrique, recibió el título de Barón de Rosslyn al volver de la primera cruzada, hacia el año 1100. Parece ser que Enrique había entrado en Jerusalén con Hugo de Payens, fundador de la orden del Temple (los templarios) y responsable de escoger la palabra Rosslyn para su título. Poco después, Hugo de Payens, que se había casado con su sobrina, le regaló una amplia extensión de tierra en Escocia. Cabe preguntarse si aquél escogió ese nombre intencionadamente por poseer una conocimiento especial de alguna tradición antigua. En caso afirmativo, se confirmaría la hipótesis de que los nueve que formaron la orden templaría sabían lo que estaban buscando en Jerusalén, y serviría para localizar la fuente de esta teoría. La verdad es que durante sus nueve años en Jerusalén, alojados en los antiguos establos del templo de Salomón, no se dedicaron a otra cosa que a excavar y buscar ciertos objetos, manuscritos y reliquias.

Años atrás,Tim Wallace-Murphy, historiador y escritor británico, relató a otros investigadores que, un día, tras finalizar una conferencia en Londres sobre los templarios, se le acercó un anciano de aspecto distinguido hablándole en francés. Se presentó como descendiente del templario Hugo de Payens, y se mostró dispuesto a facilitarle información para su investigación. El anciano le dijo que cuando cumplió veintiún años, su padre le llamó a su despacho para comunicarle el secreto de la familia, repitiendo la tradición familiar cuando cada heredero cumplía la mayoría de edad. Así fue como supo de una tradición oral que se remontaba miles de años atrás. La historia que su padre puso ante sus ojos le dejó atónito. Parece ser que antes del nacimiento de Jesús, los sacerdotes del templo de Jerusalén dirigían dos escuelas, una de mujeres y otra de hombres. Aquellos sacerdotes se hacían llamar por diferentes nombres de ángeles, como Miguel, Melquisedec o Gabriel, y parece ser que esas escuelas eran la vía de transmisión del linaje de David y Leví. Cuando las jóvenes vírgenes de la escuela de mujeres llegaban a la pubertad, los sacerdotes las dejaban embarazadas y las entregaban en matrimonio a un hombre de probada honradez para que el niño creciera en un hogar donde se respetaran las tradiciones. A los siete años, los niños volvían a las escuelas del templo donde se les educaba para el sacerdocio. Aquel caballero francés, informador de Wallace, afirmó que ése fue el caso de una virgen llamada María, cuya preñez se debe a la «visita» del sacerdote arcángel Gabriel. A continuación fue dada en matrimonio a José, un hombre mucho mayor que ella.

Después de la crucifixión de Jesús, los pilares de la Iglesia de Jerusalén eran Jaime, que junto a Pedro y Juan, constituyeron un triunvirato, la forma tradicional esenia de gobernar. Según el informador de Wallace, cuando mataron a Jesús, apenas hubo reacción en la gente, ya que no era muy popular. Sin embargo, cuando Jaime fue asesinado, la ciudad entera se rebeló, dando origen a una revuelta en contra de los romanos. Estos acontecimientos habrían provocado la huida de varios sacerdotes esenios, primero a Grecia y, desde ahí, a Europa. Parece ser que hicieron un corto viaje a Jerusalén para recuperar los restos de quien ellos llamaban «el Salvador» y conducirlos a Grecia. De nuevo, en el año 600, volvieron a la Ciudad Santa a un escondite debajo de las ruinas del Segundo Templo. Parece ser que sus cimientos son un complicado entramado de pasillos y galerías, sobre cuyas paredes están escritas las líneas genealógicas de los niños educados por los sacerdotes del templo, genealogías que se remontan incluso a la época de David y Aarón.

El grupo originario de sacerdotes esenios que se escapara tras la muerte de Jaime tomó el nombre de Rex Deus (Reyes de Dios) y sobrevivieron a la persecución de los judíos mediante la adopción de las prácticas religiosas monoteístas de los países donde se establecieron. Este grupo pretendía seguir la tradición del antiguo linaje sacerdotal, siguiendo a los dos primeros mesías, David y Aarón, en la confianza de que volverían para establecer el reino de Dios en la tierra.

Ésta fue la historia que el francés contó a Tim Wallace-Murphy. De ser cierta, estos sacerdotes esenios que emigraron a Europa podrían haber conservado intacto el antiguo linaje hebreo dentro de familias aristocráticas europeas. Así, la información relacionada con objetos ocultos bajo el Segundo Templo habría sido trasmitida por línea paterna. A algunas de estas familias pertenecerían los primeros nueve templarios que, desde 1118 a 1128, estuvieron excavando bajo el templo. La existencia de Rex Deus puede explicar por qué los nueve voluntarios sabían bien lo que buscaban en Jerusalén, y el por qué del nombre de Rosslyn para las tierras que Hugo de Payens regaló a St. Clair.

Rex Deus: la sociedad secreta más antigua

Gracias al testimonio encerrado en una colección privada de libros masones, pertenecientes al investigador bosnio Dimitrije Mitronovic, ya fallecido, hemos podido descubrir los rituales de una sociedad secreta cuyo origen se remonta a la época de la construcción del Templo de Salomón. Una de las ceremonias era del cuarto nivel y se llamaba «El Maestro Perfecto». En la documentación se mencionaba a Zadok, quien, según una leyenda judía, fue el primer sumo sacerdote de Jerusalén. Zadok coronó al rey Salomón y podría haber sido uno de los fundadores del Rex Deus. Este nombre también se ha asignado a Jaime, el hermano de Jesús, conocido como el Justo (Zadok, en hebreo).

Por otra parte, los manuscritos del mar Muerto y otros documentos antiguos encontrados en el siglo XX, recogen la historia de un grupo llamado «Hijos de Zadok», que serían después la Comunidad de Qumran. Este grupo pertenecía al linaje sacerdotal que se denominaría Rex Deus, poco después de la destrucción del Segundo Templo, en el año 70. En el grado catorce, según los libros de Mitronovic, conocido como «El Caballero Escocés de la Perfección», se rememora la leyenda de cómo el rey Salomón creó una «Logia de la Perfección». Los miembros de esta logia celebraron su primera reunión secreta en la cripta del templo, aún sin terminar. La leyenda sigue diciendo que el templo de Salomón se construyó gracias a ciertos conocimientos antiguos trasmitidos a los judíos por los supervivientes de una civilización destruida en el Gran Diluvio (¿Sumeria?). En este grado, el nuevo hermano recibe un anillo de oro. Es comúnmente aceptado por los estudiosos que este ritual proporcionaba la prueba que necesitaban para dar autenticidad a la orden secreta del Rex Deus, pudiéndola situar originariamente en el templo de Salomón. Es más, la ceremonia descrita sobre este grado explica cómo los descendientes de los miembros de la Logia de la Perfección acompañaron a los príncipes cristianos en sus cruzadas a Tierra Santa y cómo, poco a poco, sus secretos fueron diseminados entre la nobleza europea gracias a la masonería.

Por último, es importante destacar que el redescubrimiento de los manuscritos secretos de la Iglesia de Jerusalén, presumiblemente aún debajo de la capilla de Rosslyn, podría ser crítico para el establecimiento de la Nueva Jerusalén en la Tierra.

De ser cierto y comprobable, la orden de los Templarios se fundó en un momento histórico predeterminado por las familias Rex Deus para crear lo que sería el precursor en el segundo milenio del Nuevo Orden Mundial, preparado para este tercer milenio en que vivimos.

Los rosacruces y los Illuminati

Fue en el siglo XIV, cuando los más altos iniciados de la Hermandad de la Serpiente aparecieron por primera vez. No tardaron en cambiar el nombre de la orden por el de Illuminati. Es interesante mencionar que la palabra bíblica para «serpiente» es «nahash» que se obtiene de la palabra raíz NHSH, a saber: descifrar, reconocer, encontrar. En otras palabras, esta hermandad se fundó para investigar más allá de lo permitido por la «Iglesia institucional».

Según una fuente alemana que prefiere mantenerse en el anonimato, una de las ramas más inquietantes de la orden de los Illuminati en Alemania (distintos de los Illuminati de Baviera) eran los llamados «místicos rosacruces», que aparecieron a principios del siglo IX. Pero no fue hasta el año 1100 cuando se fundó la primera logia oficial de los Rosacruces, en la ciudad de Worms. Los adeptos rosacruces pretendían indagar en el origen extraterrestre del hombre y conocer a fondo las enseñanzas secretas egipcias. Trabajaban con símbolos místicos y en la alquimia. Por entonces, los vínculos entre las ordenes o logias de los Rosacruces y los Illuminati eran muy estrechos y, en los grados superiores, los adeptos de ambas sociedades recibían juntos la iniciación.

El hecho de que los Rosacruces se hagan visibles durante 108 años para luego desaparecer otros 108, dificulta rastrear su trayectoria histórica. Por esta razón, muchos investigadores consideran 1614 como el año de creación de la orden, cuando se publicó en la ciudad alemana de Essen, una carta anunciando su existencia e invitando a nuevos miembros. Esta fase de trabajo hacia el exterior representaría el comienzo de otros 108 años. La carta instaba a sus lectores a que abandonaran las enseñanzas de la Iglesia, así como las directrices del Papa, Aristóteles y Galeno, tildándolas de falsas. También contaba la historia de Christian Rosenkreuz, considerado como fundador de la orden. Muchos rosacruces modernos opinan que este nombre es un seudónimo de un personaje famoso, para algunos sir Francis Bacon, fundador a su vez de la Sociedad Secreta Literaria Rosacruz, en 1580.

La publicación de Fama Fraternitas (1614), La confesión de la Hermandad Rosacruz (1615) y El matrimonio alquímico de Christian Rosenkreuz (1616) produjeron un gran interés en Europa. Se hicieron numerosas reediciones y provocaron una gran polémica, plasmada en varios panfletos, unos a favor y otros en contra, aunque sus autores parecían no saber cuáles eran los objetivos del autor original. Según algunos investigadores, los tres documentos, así como el concepto de la orden de los Rosacruces, eran creación del teólogo Johann Valentin Andrea (1586-1654) que utilizaba la palabra «Ludibrium» para referirse a los rosacruces.

Durante los años de la peste bubónica en Europa, los adeptos rosacruces se mostraron muy activos. Entre sus obras, cabe mencionar al grupo llamado «Amigos de Dios» (orden de San Juan). Este colectivo defendía una enseñanza apocalíptica y exigía una obediencia total a sus miembros.

En la actualidad, la Antigua Orden Mística de los Rosacruces (AMORC) afirma ser la heredera de la tradición rosacruz.

Los masones

La masonería libre es la orden fraternal más grande y extendida del mundo. Originalmente, las cofradías masónicas se limitaban a los «trabajadores de la piedra», pero después de completar la construcción de las catedrales en el siglo XVII —y especialmente en Inglaterra, durante la Reforma—, empezaron a admitir a hombres ricos o de cierta categoría social. Así, las cofradías se convirtieron en sociedades dedicadas a ideales generales, como la fraternidad, la igualdad y la paz. De esta manera sus reuniones se convirtieron en citas sociales en vez de reuniones de empresarios. Cuatro o más de estas cofradías, llamadas «logias» se unieron en la capital inglesa, el 24 de junio de 1717, formando una gran logia para Londres y Westminster, que seis años después sería llamada Gran Logia de Inglaterra. Ésta es la «madre» de los masones libres del mundo, y de ella surgieron todas las grandes logias reconocidas. En 1725 se fundó la Gran Logia de Toda Inglaterra, en York, la de Irlanda se creó en junio del mismo año, y la de Escocia en 1726.

Gracias a la protección que proporcionaron a dicha orden diferentes miembros de la nobleza, la clase empresarial británica vio en la masonería libre un medio de promoción social, haciéndose muy popular para este estamento. Los ideales masónicos de tolerancia religiosa e igualdad iban en consonancia con el espíritu del liberalismo emergente durante el siglo XVIII. Es más, una de las reglas básicas de las órdenes masónicas del mundo angloparlante ha sido considerar a la religión como un asunto personal de cada individuo.

En Estados Unidos, las primeras logias fundadas bajo la autoridad de la Gran Logia de Inglaterra, fueron la Primera Logia de Boston, establecida y la de Filadelfia, ambas en 1733. Antes de la guerra de la Independencia (1775), ya había unas 150 logias; en la actualidad, los estadounidenses representan el 75 por ciento del total de masones del mundo, unos 4,5 millones de personas.

En cuanto a los ritos masónicos, los más empleados actualmente corresponden al Rito de York y al Rito Escocés. El primero data del siglo XVIII y se llama, en su primera fase, «Capitular»; los miembros correspondientes a este nivel son los masones del Arco Real (4 grados); la segunda fase recibe el nombre de «Críptica», y sus miembros son los masones Reales y Selectos (3 grados); la fase final, llamada «Caballeresca», concede a los miembros el título de Caballeros Templarios (3 grados). El Rito Escocés fue creado en Charleston (Carolina del Sur), en 1801 (contempla 33 grados).

Origen de los tres primeros grados

La gran mayoría de los masones libres del mundo no progresan más allá de los primeros tres grados, basados en la leyenda de la muerte de Hiram Abif, conocido como el arquitecto del templo de Salomón.

Según una versión de esta leyenda, Abif era el único conocedor de los secretos de los maestros masones, entre los cuales se hallaba la palabra secreta masónica, es decir, el nombre oculto de Dios. La tradición ocultista nos dice que saber el nombre de una deidad equivale a poseer su poder. De ahí que se supusiera que Abif manejaba el poder de Yahvé y poseyera muchos otros secretos que, una vez finalizada la construcción del templo, pasarían a los otros artesanos, que se convertirían a su vez en maestros masones.

Cuentan que, llegado el mediodía, el insigne arquitecto tenía la costumbre de ir al Sancta Sanctorum para orar a Yahvé y planificar las obras del día siguiente. Uno de esos días, al terminar sus oraciones, Hiram Abif, se topó con el desagradable final de su historia de modo inesperado. Saliendo por la puerta sur del templo, le flanqueó el paso Jubela, el primero de sus verdugos, que armado con una especie de regla vertical, le conminó a que le revelara sus secretos. Abif no perdió el aplomo ante la clara amenaza de muerte a la que se enfrentaba y contestó que sólo tres personas en el mundo los conocían y sin su consentimiento no podía divulgar ningún secreto. Furioso, Jubela enarboló la regla y asestó un golpe en la sien derecha a su maestro, que dobló la rodilla por el impacto, aunque pudo alcanzar la puerta occidental donde, desafortunadamente, no fue ayuda lo que encontró. Allí estaba Jubelo, otro de sus aprendices, que también le propinó un golpe, en este caso en la sien izquierda, haciéndolo doblar la rodilla del mismo lado. Arrastrándose y perdiendo grandes cantidades de sangre, Abif llegó a duras penas a la puerta oriental, donde fue rematado por Jubelum, que usó una gran maza de piedra para aplastarle la frente.


No les quedó otra salida a los tres asesinos que ocultar el cuerpo del arquitecto para evitar la ira del rey Salomón y escapar del país para no ser descubiertos. Escondieron provisionalmente el cuerpo de Hiram Abif bajo unos cascotes y al llegar la medianoche, lo trasladaron a la cima de una colina para enterrarlo. La sepultura fue señalizada con una rama de acacia y hecho esto, los criminales intentaron darse a la fuga. No tuvieron éxito porque no consiguieron que ningún barco los sacara del país y tuvieron que guarecerse en los montes.

Mientras tanto, la ausencia de Abif llegó a oídos del rey Salomón que envió a varias personas a buscarle. La gravedad de la situación hizo que la verdad tardara poco en aflorar gracias al testimonio de doce trabajadores del templo que confesaron al rey que ellos y otros tres más (Jubela, Jubelo y Jubelum) habían conspirado para arrancar los secretos masónicos a su maestro.

En el último momento habían dado marcha atrás, pero supusieron que los otros no, dando muerte a su jefe. Agradecido por su honestidad, el rey los envió en grupos de tres para buscar el cuerpo de Hiram Abif.


Tras varias semanas de búsqueda dieron con los restos del arquitecto e informaron a Salomón de su hallazgo. Éste les ordenó levantar el cadáver de la sepultura mediante el «apretón de manos de un aprendiz», correspondiente al primer grado de la masonería. Al fracasar en su intento, el rey les dijo que probaran el «apretón de manos de un artesano compañero», del segundo grado. Tampoco lo consiguieron, y, entonces, el mismo Salomón se presentó en el lugar donde yacía Abif para levantarlo con el «apretón de manos de un maestro masón», o tercer grado. Gracias a ello, no sólo pudo levantarse el cuerpo sino que la vida regresó a él de nuevo. La primera palabra que pronunció en su nuevo estado, fue recogida por los masones y utilizada en sustitución de la perdida con su muerte. Desde entonces ha sido trasmitida de generación en generación hasta la actualidad. Muchos historiadores y escritores masones enmarcan la historia de Hiram Abif dentro del mito, mientras que otros están convencidos de su autenticidad.

Acerca de los tres primeros grados de la masonería, los investigadores británicos Christopher Knight y Robert Lomas dicen en su libro La clave masónica: «El personaje central de la masonería libre es el constructor del templo de Salomón, Hiram Abif, que fue asesinado por tres de sus propios hombres. La muerte estilizada y resurrección del candidato es el hecho que convierte a uno en “maestro masón” y cuando está levantado de su tumba, el lucero de la mañana está en el horizonte».

La logia de los Illuminati

Varios grupos sin conexión entre sí se han identificado con el nombre Illuminati, que en latín significa «alumbrados» o «iluminados». En algunos casos, esta denominación se debía a la posesión de textos gnósticos u otra información oculta no disponible para el público. En el siglo XV, otros grupos afines reivindicaron que la iluminación venía del interior de cada persona como resultado de una conciencia alterada o de un despertar de la conciencia. Los «alumbrados» españoles pertenecían a este último tipo. Las primeras referencias históricas a los «alumbrados» en España se remonta a 1492. Éstos tenían un origen gnóstico, y su filosofía se extendió en la Península gracias a la influencia italiana. Uno de sus primeros líderes, fue una campesina nacida en Salamanca, conocida como la beata de Piedrahita, cuyas pretendidas conversaciones con la Virgen y Jesús llegaron a conocimiento de la Inquisición en 1511, aunque gracias a un protector no tuvo que enfrentarse al todopoderoso organismo. Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, no fue tan afortunado. En 1527, cuando estudiaba en Salamanca, fue llevado ante una comisión eclesiástica acusado de simpatizar con los «alumbrados» consiguiendo eludir el castigo con una amonestación. Otros acusados de Toledo fueron sometidos a latigazos y encarcelamiento en 1529. En los años siguientes, y hasta principios del siglo XVII, muchos otros «alumbrados» fueron perseguidos por la Inquisición, sobre todo en Córdoba.

En su novela Ángeles y demonios, el escritor estadounidense Dan Brown plantea que Galileo era miembro de los Illuminati. Una afirmación sin otra validez que la de aportar intriga a la trama de la novela. Sí que es cierto, por otra parte, que en 1610 fue invitado a formar parte de una sociedad italiana de científicos e investigadores llamada Academia de los Linces (Accademia dei Lincei), fundada por Federico Cesi en 1603.

El nombre de este grupo procedía de Lynceus, el argonauta de la mitología griega dotado de una perspicaz vista. Junto con Cesi, el matemático Francesco Stelluti, el médico Johannes Eck, de los Países Bajos, y Anastasio de Fillis fueron los primeros miembros de la Academia, y vivían en comunidad en la casa del fundador, donde el anfitrión les proporcionaba libros y equipos de laboratorio. En un documento de 1605, se publicaron los objetivos de la Academia:

[...] no sólo adquirir conocimiento de cosas y sabiduría y vivir juntos legal y piamente, sino también mostrarla a los hombres de una manera pacífica, tanto oralmente como por escrito, sin causar daño.

Tanto el padre de Cesi como los aristócratas romanos estaban en contra de la Academia de los Linces. Acusaron a sus miembros de practicar magia negra, oponerse a la doctrina católica y llevar una vida escandalosa. Eck fue obligado a marcharse de Roma y durante algún tiempo sus miembros estuvieron esparcidos. Sin embargo, Cesi mantuvo la unión de los miembros por correspondencia.

Galileo fue el miembro más famoso y las publicaciones más prestigiosas de la Academia de los Linces fueron las suyas. En primer lugar apareció su «Tratado sobre las manchas solares» (1613) y luego, «El ensayador» (1623).

Con la captación de Galileo, el número de miembros del grupo creció hasta 32.

La muerte de Cesi, en 1630, precipitó el fin de la Academia.

El Priorato de Sión

Esta sociedad secreta, menos conocida, salió a la luz por el protagonismo que le concedió el mencionado Dan Brown en El código Da Vinci. En este bestséller mundial, se habla del Priorato de Sión como la sociedad que protege uno de los secretos más guardados del cristianismo no ortodoxo: la supervivencia de Jesucristo, su matrimonio con María Magdalena, sus tres hijos y su huida a Francia. El contenido místico de Brown se apoya en buena medida en el libro de investigación de Michael Baigent, Richard Leigh y Henry Lincoln, El enigma sagrado. Estos investigadores realizan una serie de afirmaciones sobre esta sociedad, empezando por decir que su historia comienza con la creación de la orden de los Caballeros Templarios, que fueron su brazo armado. El objetivo principal del Priorato era restaurar la dinastía merovingia, que gobernó el reino de los francos entre 447 y 751, en las monarquías de Europa y en el Reino de Jerusalén. Dicha orden, por lo tanto, protegía a los que consideraba los descendientes auténticos de Jesús y María Magdalena.

También especulan sobre las metas últimas del Priorato de Sión, donde la restauración monárquica adquiriría la forma de un Imperio Sagrado Europeo cuyo objetivo sería preparar el camino hacia un Nuevo Orden Mundial de paz y prosperidad. Para lo cual habría que sustituir la Iglesia católica romana por una religión estatal ecuménica y mesiánica, que contaría con el Santo Grial y las reliquias perdidas del antiguo templo de Herodes. Finalmente, se prepararía y coronaría al rey ungido del Gran Israel.

Ambos libros ofrecen una lista ininterrumpida de los grandes maestros del Priorato de Sión entre los siglos XII y XX, incluyendo a personajes como Leonardo da Vinci, Robert Fludd, Robert Boyle, Isaac Newton y Claude Debussy, entre otros —nombres asociados también con otras sociedades secretas como los Rosacruces.

Conclusiones

Este recorrido a través de algunas sociedades secretas revela que las más importantes poseían unos vínculos estrechos con los primeros nueve templarios y con sus hallazgos bajo los establos del templo de Salomón. Además de encontrar la línea de sangre que unía a los reyes David y Salomón con las familias Rex Deus de Europa, hallaron unos manuscritos secretos, que probablemente fueran llevados hasta Rosslyn por Enrique St. Clair, el primer barón de Rosslyn. También, es posible que encontraran otras reliquias importantes durante sus excavaciones, incluso el Arca de la Alianza y el Santo Grial.

Los templarios se dispersaron a causa de la persecución de que fueron objeto a principios del siglo XIV. Se piensa que se llevaron sus tesoros, dejándolos en lugares secretos que sólo los iniciados sabrían cómo encontrar. En este sentido, dedico el capítulo 2 a las ingeniosas técnicas empleadas por los templarios para dejar una huella permanente de su paso.

Empecé este capítulo con los Rex Deus y terminé con la sociedad secreta del Priorato de Sión. En el momento en que escribo estas líneas, no se sabe si existe alguna relación entre las dos.

2. Rastreando la huella de los templarios

Durante su estancia en Jerusalén en el siglo XI, los primeros nueve templarios, supuestamente hijos primogénitos de nobles y todos miembros de la sociedad secreta milenaria Rex Deus, buscaron ciertas reliquias y manuscritos debajo de los establos del primer templo, el de Salomón, donde estuvieron alojados durante su estancia de nueve años. Recordemos que, supuestamente, hallaron algunas reliquias de gran valor espiritual (el Arca de la Alianza y el Santo Grial). Además, algunos investigadores afirman que encontraron unos manuscritos con los rituales necesarios para transformar al heredero de un faraón en monarca tras el fallecimiento de su padre. A través de Moisés, esta información fue transmitida a David, el primer rey de Jerusalén y luego empleada por todos los sucesores de su linaje. Otros manuscritos encontrados incluirían descripciones sobre la vida de Jesús que discrepaban con la versión presentada por la Iglesia católica romana, así como información matemática sobre los astros y coeficientes importantes como pi y phi.


Al volver a Europa, y tras formar la orden del Temple, el crecimiento de esta sociedad fue espectacular y en poco tiempo acumuló una riqueza sin parangón, construyendo decenas de iglesias y catedrales por toda Europa. A finales del siglo XIII su poder se hizo incómodo para el Vaticano y para la monarquía francesa. Así, Felipe IV «el Hermoso», rey de Francia, conspiró con el papa Clemente V para perseguir a los templarios bajo la acusación de herejía. Su crimen era venerar a una cabeza llamada Baphomet que según los acusadores tenía relación con el diablo. El resultado de la persecución fue la captura del Gran Maestre de la orden, Jacques de Molay, quien, en un primer momento, no fue condenado a muerte, prometiéndosele recobrar la libertad si confesaba y reconocía sus herejías. Parece ser que el 11 de marzo de 1314 fue llevado, junto con otros miembros de la orden, ante los representantes de Felipe IV y Clemente V para escuchar la sentencia. Su disgusto fue inmenso al descubrir el engaño, ya que la promesa de libertad se transformó en una condena a pasar el resto de sus vidas en la cárcel. Al oír la sentencia, Molay declaró públicamente que las confesiones habían sido obtenidas con astucia y engaños y que por lo tanto, debían ser consideradas nulas y no válidas. Como consecuencia de esta declaración, esa misma tarde del 11 de marzo, Molay y su comendador de Normandía, Godofredo de Charnay, fueron quemados en una pequeña isla del río Sena.

Tras la muerte de Molay, comenzó la «diáspora» de los templarios, y de sus tesoros más significativos, hacia el norte de Europa, llegando incluso a Canadá. Según algunos investigadores dejaron pistas de su éxodo en la capilla de Rosslyn, en Escocia, en la isla danesa de Bornholm, y en la isla del Roble, en Canadá. También dejarían rastros importantes en Francia.

La estela de los templarios tiene que buscarse en la geometría sagrada y también en conocimientos secretos que sólo ellos sabían. En este capítulo, vamos a examinar cómo el emplazamiento de sus iglesias y templos contiene información vital para ellos y sus sucesores.

Rennes-le-Château

A unos cuarenta kilómetros al sur de la ciudad francesa de Carcasona, se encuentra el pequeño pueblo serrano de Rennes-le-Château. Se cree que fue el último reducto de grupos tan dispares como los visigodos, los cátaros y templarios, todos vinculados con tesoros perdidos. Más recientemente, en 1885, el sacerdote Berenguer Saunière fue a ocuparse de la parroquia del lugar. Por entonces, el edificio de 800 años necesitaba una amplia restauración debido a su estado general de deterioro. Tras varios intentos, consiguió un pequeño préstamo para poder iniciar las obras.

Durante el proceso de restauración, se retiró una de las piedras angulares del altar. Al parecer estaba hueca y contenía varios documentos, a saber, varios árboles genealógicos y textos en latín transcritos en un código complejo y de difícil interpretación. Con todo, la clave no estaba lejos y se encontraría poco después en la inscripción de una lápida situada en el mismo jardín de la parroquia. No obstante, su traducción al francés todavía distaba de arrojar luz sobre el contenido de los manuscritos:

BERGERE PAS DE TENTATION QUE

POUSSIN TENIERS GARDENT LA CLEF

PAX DCLXXXI PAR LA CROIX ET CE CHEVAL

DE DIEU J’ACHEVE

LE DAEMON DE GARDIEN A MIDI

POMMES BLEUS

La traducción al español sería: «PASTORA, SIN TENTACIÓN, QUE / POUSSIN, TENIERS TIENEN LA CLAVE / PAZ 681 POR LA CRUZ Y ESTE CABALLO / DE DIOS, YO TERMINO [O DESTRUYO] / ESTE DEMONIO DE LA GUARDA A MEDIO DÍA / MANZANAS AZULES».

Según los investigadores británicos, David Wood y Ian Campbell, autores de Poussin’s Secret (El secreto de Poussin), era tal la importancia de estos descubrimientos que Sauniere fue enviado a París con la bendición del obispo de Carcasona. Se desconoce el objeto del viaje, aunque se sabe que durante su estancia en la capital, Sauniere visitó el Louvre, donde compraría copias de tres pinturas, una de ellas muy importante para sus investigaciones posteriores.

Parece ser que al regresar a su pueblo, el párroco se hizo muy rico sin que haya trascendido la causa de su inesperada buena fortuna. Lo que nos ha llegado, es que Sauniere gastó un capital en la restauración de la iglesia y que llenó el edificio de imágenes polémicas, contrarias al espíritu de la fe de la que era valedor.

De las copias adquiridas en el Louvre, Los pastores de la Arcadia, de Poussin, se convirtió en centro de atención de las investigaciones del nuevo mecenas. El significado de la obra quedó magnificado cuando Sauniere descubrió que el original había sido comprado por el rey Luis XIV, cuyo interés surgió después de leer una extraña carta enviada al jefe del Tesoro de la Corona, Nicolas Fouquet, por su hermano, el abad Louis Fouquet, tras el encuentro que éste tuvo con Poussin en Roma. Entre otras cosas, se decía lo siguiente:

[...] Los dos discutimos ciertas cosas que te explicaré con todo detalle —cosas que te darán, a través de Monsieur Poussin, unas ventajas que incluso los reyes tendrían dificultad de sacar de él, y que, según me decía, es posible que nadie más las redescubra en los siglos venideros—. Además, son cosas tan difíciles de descubrir que nada que existe en la tierra en este momento puede tener un valor tan grande ni ser igual.

Estas palabras apuntan hacia la existencia de algo mucho más espiritual que el oro. De hecho, su obra contiene suficiente evidencia de que conocía la existencia de una geometría sagrada en la zona de Rennes-le-Château. Es evidente también de que se trataba de algo de vital importancia por lo que debería permanecer encriptado evitando su destrucción.

Según el investigador español Enrique de Vicente, autor del libro Las claves ocultas del código Da Vinci, Poussin fue miembro de la sociedad secreta el Priorato de Sión, que defiende un Jesucristo hombre, casado con María Magdalena y padre de tres hijos. Quizá esto hecho prueba que la pintura que estamos considerando aquí contiene pistas ocultas sobre algún secreto que data del tiempo de los templarios.

David Wood, uno de los autores de Poussin’s Secret, es cartógrafo y, durante más de once años, estudió la geometría de las iglesias, cimas montañosas y restos megalíticos de la región del Languedoc. Desde el principio andaba tras la pista de una geometría sagrada sobre la base del pentágono, cuyos ángulos miden 36 º. Aunque sus mediciones probaban la existencia de una estructura pentagonal en la zona, pronto descubrió que la figura no era regular ya que situando un círculo sobre siete marcadores de identificación (iglesias, etc.) obtuvo cuatro ángulos de 36 º dentro del círculo, pero faltaba el quinto. No obstante, al extender los lados del triángulo que no hacía intersección para dar el quinto vértice, consiguió el encuentro más allá del límite norte del círculo y su ángulo era también de 36 º (un resultado considerado imposible por los matemáticos modernos), hasta comprobar por sí mismo su autenticidad.

Conviene recordar que el pentagrama era un símbolo secreto de la escuela Pitagórica y para el ocultista Paracelso abarcaba todas las fuerzas arcanas de la naturaleza. También la estrella de cinco puntas es un símbolo femenino, en contraste con el hexagrama masculino.

Para estudiar el pentagrama con un vértice extendido, Wood procesó sus mediciones de ángulos y distancias con ayuda de un programa informático de diseño asistido (CAD), que suele utilizarse en ingeniería y arquitectura para diseñar edificios. Descubrió que la figura guardaba una relación directa con la constante f (la sección áurea) mediante la ecuación: seno 18 º = f/2.

Según Wood, y también Campbell, coautor del mismo libro, los creadores del pentagrama extendido de Rennes-le-Château estaban indicando tres datos importantes para quienes conocieran la existencia (1) de la división «partir por la mitad», (2) del uso de la relación del seno y (3) del número 18.

Volviendo al código descifrado de los textos descubiertos por Sauniere en su iglesia, tanto la extraña frase «POUSSIN TENIERS GARDENT LA CLEF, PAX 681», como la copia de la pintura Los pastores de la Arcadia, que el párroco trajo de París, merecen consideración aparte. La primera pista la ofrece el 681, un número pitagórico ya que la relación entre los valores seno de los ángulos de un triángulo cuyos lados midan 6, 8 y 10 unidades es 0,6, 0,8 y 1,0, respectivamente. Esto importa si tenemos en cuenta que dentro de la parroquia en cuestión, hay una pintura que retrata a unos romanos jugando a los dados para conseguir la ropa de Jesús. Se ven las caras de dos dados con los valores 3, 4 y 5. Otra pista se encuentra en las palabras «POUSSIN TENIERS GARDENT LA CLEF». Wood y Campbell sostienen que una persona con mente matemática diría que la clave está en las palabras «POUSSIN» y «TENIERS», ya que en inglés la palabra «seno» es «sin», luego su inclusión en POUSSIN es intencionada. Se repite en TENIERS, pero al revés, y estas letras son las únicas comunes en ambos nombres.

Servidor discrepa con Wood y Campbell, ya que en inglés la palabra «seno» es «sine» y no «sin», y el nombre Poussin no contiene la palabra «sine». Los dos nombres, Poussin y Teniers contienen la palabra SIN que probablemente se refieren al dios caldeo de la Luna. El apellido Teniers contiene la palabra «sine» (seno) que es un homófono de otra palabra inglesa, «sign» que significa «señal».

En la iglesia, los dos investigadores británicos encontraron dos inscripciones con la palabra «sign»: una sobre el portal, «IN HOC SIGNO VINCES» («mediante esta señal conquistará»); y otra dentro de la iglesia, «PAR CE SIGNE TU LE VAINCRAS» («mediante esta señal lo conquistará»). Según Wood y Campbell, la señal en cuestión se refiere al pentagrama y ambas inscripciones estarían apuntando hacia el número 18, que es el ángulo de la punta de un pentagrama dividido por dos.

Habiendo establecido estas conexiones geométricas entre la iglesia de Rennes-le-Château y la frase que alude a Poussin y Teniers, después se examina la pintura Los pastores de la Arcadia, y se observa a un pastor arrodillándose y apuntando hacia la letra «R» de la inscripción «ET IN ARCADIA EGO». Al darse cuenta de que esta letra hace el número 18 del abecedario inglés, los autores británicos supusieron que el pintor sería uno de los custodios del secreto del pentagrama.

Otra evidencia de su inteligencia matemática se halla en la disposición de los bastones de los pastores en la pintura —están partidos por la mitad, justo en un punto donde quedan ocultos por otros detalles de la obra— un indicio de que él sabría que al partir la constante f por la mitad se conseguía el seno de 18 º. Al descifrar la frase, a primera vista sin sentido, Wood y Campbell descubrieron que incorporaba las distancias principales de la geometría del pentagrama del suelo y, además, revelaba la identidad del dios más temido por los egipcios: Set. Una posible confirmación de este descubrimiento viene de la réplica de la tumba mostrada en Los pastores de la Arcadia, construida en la zona. Parece ser que el número de piedras que recubre su interior era de 56 —el número, según el historiador griego Plutarco, que representa al dios Set.

Sin duda, Berenguer Sauniere también descubrió la relación entre la pintura de Poussin y los misterios de Rennes-le-Château, responsable de conducirle a un gran tesoro, o quizá fue un pago por su silencio.

La isla de Bornholm

Varios estudiosos han destacado los paralelismos entre las iglesias redondas medievales de la isla danesa de Bornholm, en el mar Báltico, y la geometría sagrada que los templarios habían utilizado en Rennes-le-Château.

Según parece, en 1162 el arzobispo danés Eskil viajó a Francia para visitar al Gran Maestre de los templarios, Bertrand de Blanchefort, nueve años después de la muerte de su antecesor, Bernard de Clairvaux. Según la versión histórica oficial, el propósito de la visita fue preparar una cruzada contra los paganos que habitaban la costa oeste del mar Báltico, en lo que hoy es Estonia y Letonia. Sin embargo, Haagensen y Lincoln creen que dicha cruzada se produjo en un momento en que los templarios se sentían muy vulnerables tras la muerte de su protector de Clairvaux y por ello, construyeron unas iglesias en Bornholm donde esconder algunos de sus tesoros. La distribución de reliquias en diferentes zonas de Europa sin aparente relación entre sí, pudo ser una táctica para protegerlas contra posibles depredadores. Por tanto, la visita de Eskil en un momento tan crítico, sería la oportunidad buscada por la orden militar para esconder algunas de las piezas más valiosas, como el Arca de la

Alianza y el Santo Grial, entre otras. Además, la pequeña isla de Bornholm estaba protegida y era fácil de controlar. No parecía pues un destino atractivo para invasores que desearan crear un nuevo reino.

Salvo los habitantes de Escandinavia, pocos han oído hablar de esta isla. Hacia 1200, su población no pasaba de unos pocos miles, aunque ya tenía una larga historia. Sus primeros habitantes tenemos que buscarlos hace más de 10.000 años y quedan vestigios de la Edad del bronce (2000-3000 a. C.) pertenecientes a una civilización de gran riqueza. Los enterramientos de este periodo ponen de manifiesto que hubo contactos con los pueblos mediterráneos, situados a más de 3.000 kilómetros en una época en que los viajes eran lentos y peligrosos. El mismo periodo asistió a la erección de más de mil dólmenes esparcidos por toda la isla, el único lugar de Escandinavia donde existe una cantidad tal. Todavía no se sabe por qué, pero se especula que esta isla reunía características muy particulares para las gentes de este periodo. Además, el nombre Bornholm guarda información de gran interés. La palabra holm, es «isla» en danés antiguo y, hace siglos, el nombre de la isla era «Burgunderland» o «Bungunderholm», de donde procede su denominación actual. El prefijo «Burgund» parece tener relación con el antiguo reino de los burgundios, pueblo que tras establecerse a orillas del Rin, se trasladaron a las cuencas del Saona y del Ródano, extendiéndose, hacia el siglo V, entre la actual Borgoña y el sureste francés. Podría parecer especulativo asociar una remota isla del norte de Europa con Francia, pero, en realidad, quizá se trata de algo más que una coincidencia.


En 1985-86 se desenterró un tesoro de valor incalculable en un prado de Bornholm. Se trata de más de 3.000 figuras pequeñas de oro, de apenas 3 cm de longitud, pero con tal riqueza de detalles, que hacía falta un microscopio para apreciar la delicadeza de la artesanía. Acuñadas en troqueles, el tesoro de Bornholm incluye más de 100 patrones. El patrón que más se repite es el de una persona de aspecto noble y cabellos largos que sostiene un bastón o cetro. Las figuras han sido fechadas entre los siglos V y VII, cuando los reyes merovingios estaban en su apogeo. Según unos manuscritos encontrados en Rennes-le-Château, el tesoro de Berenguer Sauniere perteneció supuestamente a Dagoberto II —el último rey de la dinastía merovingia de Francia, asesinado en el año 679.

La aparición de un tesoro relacionado con los reyes merovingios en Bornholm proporciona una clave importante en este misterio, ya que se los ha vinculado con la línea de sucesión davídica y la nobleza de Borgoña. Además, el historiador español, Orosius, en su Historiae Adversum Paganos (417) explicaba ya a inicios del siglo V que los primeros burgundios (o borgoñones) procedían de Bornholm y de las orillas de esa parte del Báltico, extendiéndose y asentándose posteriormente por las orillas del Rin, en las inmediaciones de la actual Coblenza. Más tarde, cuando fueron vencidos por Atila, rey de los hunos, emigraron más hacia el sur conquistando una amplia región de las montañas Jura y extendiéndose hasta la línea del río Durance, cerca de la actual Marsella.

Las insólitas iglesias de Bornholm

En la época medieval se construyeron quince iglesias en la isla y once de ellas siguen todavía en pie, siendo la base de las investigaciones de Haagensen y Lincoln. Cuatro eran redondas y en ningún otro sitio del mundo, salvo Jerusalén, hay tantas juntas. Sobresale en estas construcciones circulares, la disposición del coro y el ábside, que están directamente relacionados con una rotonda circular formando círculos concéntricos que interactúan entre sí. La bóveda de la rotonda está apoyada en una columna central única. Estas iglesias redondas no tienen igual en toda Dinamarca. Sin embargo, existe un diseño que coincide y está en la capilla de una fortaleza conocida en la época medieval: Château Pelerin, en Ashlit, Palestina, construida por los templarios.



Además de las cuatro estructuras circulares, todas las iglesias de Bornholm tienen unas torres muy poco comunes, lo que obligan al observador a preguntarse sobre el propósito del diseño y su origen. Se ha observado que las iglesias de la isla están entrelazadas dentro de un diseño geométrico complejo. El análisis cuidadoso de las distancias entre ellas, ha permitido trazar una forma hexagonal que da lugar a una estrella de David sobre el suelo, entre otras formas tales como triángulos equiláteros, estrellas de cinco y siete puntas, etc. Las investigaciones apuntan que la intención de los templarios era esconder sus tesoros en ciertos puntos clave del trazado geométrico, que sólo los iniciados pudieran encontrar en fechas posteriores. En 1955 se realizó una excavación bajo el suelo de la iglesia de Oesterlar, la más grande de todas, y se encontraron vestigios extraños que sólo podían responder a la existencia de una cripta secreta. Por otra parte, la iglesia de Olsker, otra estructura peculiar en cuanto al diseño geométrico, también parece haber tenido una construcción subterránea bajo una escalera. En 2001 se realizaron unas investigaciones con instrumentos de georadar y gravímetros en la iglesia de Osterlars, confirmando la existencia de una enorme estructura subterránea por debajo del edificio. Estas investigaciones replicaban otras realizadas en Rennes-le-Château, donde se descubrió una cripta en el subsuelo de la iglesia, así como la existencia de un posible baúl o cofre debajo de la torre de Magdala de Sauniere. Todo apunta a la existencia de un vínculo entre Osterlars y Rennes-le-Château..., y es probable que los templarios escondieron sus tesoros en diferentes sitios.

Otro emplazamiento relacionado con los templarios y su tesoro es la capilla de Rosslyn, en Escocia. Se ha constatado la posibilidad de que existiera una cripta en el subsuelo del santuario. Esta cripta sería más grande que la capilla y, según el tratamiento informático de su planta con programas CAD, sería una réplica, a escala reducida, de la del templo de Salomón. Hasta la fecha, el Rosslyn Chapel Trust (Fundación de la Capilla de Rosslyn) no ha podido llevar a cabo una investigación en toda regla por no contar con los permisos pertinentes del Gobierno de Escocia.

Geometría invisible

Los planos de las plantas de las iglesias de la isla de Bornholm muestran que han sido construidas en tres círculos. Dentro del simbolismo de la geometría sagrada, los tres círculos representan, en el caso del cristianismo, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. La distribución de estas iglesias sobre la isla, que tiene forma de cuadrilátero, responde a un diseño geométrico. La línea que une las dos iglesias más orientales cruza la línea que une las otras dos iglesias formando un ángulo de 30 grados con una precisión del 99,6 por ciento. Este ángulo es muy corriente en la geometría sagrada, ya que es parte de la formación de la estrella de seis puntas de David.

Los investigadores Erling Haagensen y Henry Lincoln, danés e inglés respectivamente, autores de The Templars’ Secret Island (La isla secreta de los templarios), han estudiado a fondo la isla de Bornholm y sus vínculos con Rennes-le-Château. En sus prospecciones, pudieron encontrar estrellas invisibles de 5, 6 y 7 puntas, en cada caso interrelacionando diferentes iglesias de la isla. En el caso de la estrella de cinco puntas, la isla de Christiansoe, a unos 20 kilómetros de la costa norteña de Bornholm, estaría en un eje que pasa por el medio de la punta situada al lado de esta costa norteña. No hay evidencia de que Christiansoe estuviera habitado cuando se construyeron las iglesias de Bornholm. No obstante, antes de 1684, cuando el rey danés Christian V estableció una base militar en la isla, su nombre era Kirkholmen (isla de la Iglesia). Según una carta actualmente en el Archivo Nacional de Dinamarca y escrita en 1756 por el capitán Herman Bohn Wolfsen, comandante de la base de Christiansoe, antes de dinamitar una zona de rocas para utilizar la piedra en la construcción de un muro, él había visto una gran roca plana sobre la cual alguien había tallado un enorme brújula en cuyo centro había un orificio para colocar un palo con una veleta. La talla en cuestión habría estado en el centro de la pequeña isla y justo al extremo del mencionado eje. Este descubrimiento parece probar que las iglesias de Bornholm no fueron construidas aleatoriamente y que prueban la estancia de los templarios en esta zona.

La capilla de Rosslyn, clave del Nuevo Jerusalén

En el norte de Escocia, cerca de Aberdeen, hay una pequeña capilla en el pueblo de Rosslyn, considerada como el monumento emblemático más importante de la masonería internacional, debido a la gran variedad de símbolos masónicos que contiene. Dicha capilla fue fundada por William Sinclair, y su construcción empezó hacia 1447. Este noble escocés era el último príncipe de las islas Orkney, así como canciller real de la Corona escocesa. Fue también patrón de la masonería en Europa y Gran Maestre e iniciado en el grado más alto. Al principio, la capilla de Rosslyn iba a ser una de las siete grandes catedrales construidas en toda Europa, desde Escocia hasta España, pero por razones aún sin aclarar, ésta no fue terminada, aunque sus cimientos permanecen como la muestra del gran proyecto que entrañaba. La explicación oficial es que se gastó tanto dinero en decorar la parte terminada del edificio, que no quedaron fondos para el resto. Hay también otra explicación, propuesta por los ya mencionados Christopher Knight y Robert Lomas. Según estos investigadores, se dejó la capilla de Rosslyn sin terminar como símbolo de las ruinas del templo de Salomón, donde los primeros nueve templarios supuestamente encontraron manuscritos con las enseñanzas secretas de Jesús, así como distintas reliquias. Puede que esta capilla esconda el Arca de la Alianza y otros tesoros de gran valor.

Existe una macabra leyenda asociada a esta capilla. Parece ser que el masón encargado de construirla recibió un patrón de una columna, de diseño exquisito, que había de ser levantada a la entrada de la catedral. No quiso empezar hasta ver el original, bien en Roma o donde quiera que fuere. Por lo tanto, viajó al extranjero y, durante su ausencia, el aprendiz construyó la columna, según se cree, después de soñar cómo era. Cuando el masón regresó le invadió la envidia al comprobar la perfección y exactitud del trabajo de su sencillo aprendiz y, preso de cólera, le asestó un golpe de mazo provocándole la muerte. Desde entonces, a unos metros del suelo, hay un busto de piedra del aprendiz con una herida en la cabeza, concretamente en el hemisferio derecho.

Para Tim Wallace-Murphy, coautor, junto a Trevor Ravenscroft, de The Mark of the Beast (La marca de la bestia), la cabeza herida de este masón simboliza el cambio de conciencia de la humanidad desde lo espiritual e intuitivo a lo racional, que es lo que ocurrió a partir del siglo XV. Desde el asesinato del aprendiz, la columna que fuera la causa de su desgracia, se llamó «columna del Aprendiz», cuyas tallas representan el Árbol de la Vida y equivale a la Boaz del Templo de Salomón y los templos masónicos. La otra columna, que debería representar a Jaquin, no está en Rosslyn, y se cree que debe estar en alguno de los lugares de Europa visitados por el maestro masón, al final de un alineamiento de catedrales que representan la Tierra como un templo.

Conocedores del significado de las columnas del templo de Salomón y del Alto y Bajo Egipto, el arco sobre la columna desconocida y la del Aprendiz sería una constelación de estrellas: la Vía Láctea. Es curioso observar que en la capilla de Rosslyn hay una gran profusión de lilas talladas en la bóveda, encima del coro. En el templo de Salomón, el arco sobre Boaz y Jaquin había sido decorado con lilas como símbolo de las generaciones futuras de la línea de sangre de Israel. Al lado de las lilas de Rosslyn hay muchas estrellas, talladas como imagen de la Vía Láctea.


En su búsqueda de la otra columna, Ravenscroft y WallaceMurphy indagaron en toda la documentación que pudieron encontrar sobre William Sinclair, a fin de averiguar la fuente utilizada para dibujar el patrón de la columna que había proporcionado a su constructor. Parece ser que Sinclair poseía los registros nórdicos de los primeros viajes vikingos por el Atlántico hacia el continente americano, y los dos investigadores concluyeron que no sería descabellado pensar que el noble escocés hubiera enviado estos registros a Portugal para ayudar a este reino en sus expediciones transoceánicas.

Esta deducción movió a Ravenscroft a visitar Portugal siguiendo el rastro de la otra columna, el Árbol de la Sabiduría. Después de cruzar Inglaterra, Francia y España en coche, llegó finalmente a su destino. Buscó la columna en Sagras, Lisboa y Coimbra, sin éxito. Finalmente, por pura casualidad, estando atrapado en un atasco, descubrió la columna en la plaza de Cintra, una pequeña ciudad cercana a Lisboa. La columna tiene casi tres metros de alto y está tallada con cuatro espirales dobles de follaje en relieve que giran alrededor de la columna en dirección contraria a las manecillas del reloj. Además de este detalle, la columna de Cintra es idéntica a la de Rosslyn. De todos modos, esta nueva columna parecía no tener relación ni con una catedral ni con una iglesia y se desconocía su origen. Sólo se sabe que fue construida a principios del siglo XV. A pesar de este detalle, Ravenscroft intuyó que había descubierto la columna Jaquin del templo apocalíptico en piedra.

El número siete se repite continuamente en el Apocalipsis de san Juan: siete estrellas, siete candelabros de oro, siete mensajes, siete ángeles de las siete iglesias, siete sellos, siete trompetas y siete viales de ira.

Se sabe que casi todas las grandes catedrales de Europa fueron construidas sobre antiguos emplazamientos druidas y, tras localizar las columnas de Boaz y Jaquin en los dos extremos del pórtico del templo apocalíptico en la tierra, Trevor Ravenscroft esperaba encontrar siete catedrales sobre dichos emplazamientos. Los druidas creían que los siete chacras no sólo se hallaban en el ser humano, sino también en el cuerpo del planeta. El conocimiento de estos centros telúricos y su funcionamiento, era parte importante de la sabiduría mística. Por esta razón, existe una secuencia de siete oráculos planetarios entre la península Ibérica y Escocia. El oráculo del Sol, el más importante, estaba situado en Carnuntum, entre el Loira y el Eure, documentado por Julio César en De Bello Gallico. Sobre esta gruta de iniciación solar, se construyó la catedral de Notre-Dame, en Chartres. El oráculo de la luna se localizó en Galicia, y, sobre él, se levantó la catedral de Santiago de Compostela. Los oráculos de Mercurio y Venus se situaron en los chacras de la tierra donde actualmente están las ciudades de Toulouse y Orleans, y sobre las grutas druidas en cuestión se construyeron las catedrales respectivas. Además, la catedral de Notre-Dame de París, junto al río Sena, está situada en el antiguo emplazamiento del oráculo de Marte, y la de Notre-Dame de Amiens, sobre el oráculo de Júpiter. Finalmente, la capilla de Rosslyn, originalmente diseñada para convertirse en una gran catedral, se levanta sobre el oráculo de Saturno.

Parece ser que antes del cristianismo, los peregrinos druidas que veneraban a la diosa de la tierra, viajaron desde Iberia hasta Escocia, pasando por estos oráculos planetarios y de ese modo, sincronizaban los siete chacras humanos con el alineamiento correspondiente de los siete chacras de la tierra. La gran configuración de las dos columnas en cada extremo y las siete catedrales entre ellas, bajo el arco real de las estrellas, no representa un monumento estático. Cada vez que hay un alineamiento de los siete planetas mencionados, el conjunto de columnas y catedrales se aviva creando un aura en forma de arco iris sobre los extremos. El último gran alineamiento se dio el 5 de mayo de 2000 y marcó el principio del «final de los tiempos» descrito por san Juan en su Apocalipsis.

Dicho alineamiento se dio el mismo año en que astrónomos de todo el mundo informaron al público sobre el descubrimiento de un gran destello de luz en el centro del universo —quizá, el acontecimiento comunicado a las niñas del pueblo español de San Sebastián de Garabandal, cuando el 8 de junio de 1961, fueron testigos de una aparición mariana—. En uno de los mensajes recibidos, María decía que después de un gran acontecimiento de luz y justo cuando la Nueva Jerusalén empezara a vislumbrarse entre el cielo y la tierra, empezarían los grandes desastres vaticinados. Menos de un año y medio después del gran alineamiento del 2000, las dos columnas que simbolizaban el poder económico del mundo fueron derribadas por un ataque terrorista en Nueva York, una señal más antes del cumplimiento de las revelaciones de san Juan y el establecimiento de un nuevo templo espiritual uniendo el cielo y la tierra.

Conclusiones

La persecución de los templarios durante la Inquisición obligó a esta orden de caballeros a construir sus iglesias y templos o bien siguiendo una geometría sagrada basada en estrellas de 5, 6 o 7 puntas desplegadas sobre grandes superficies de terreno o bien erigiéndolos sobre antiguos santuarios druidas, llamados «oráculos planetarios» que concentraban las energías telúricas en los chakras (ruedas de energía) de la tierra.

El diseño templario de unas estrellas sobre el terreno podría corresponder a un lenguaje matemático aún sin descifrar donde esconder su botín de oro, reliquias varias y manuscritos o quizá son estrellas simbólicas del cielo del Nuevo Jerusalén que promete la paz continua y el amor incondicional del dios andrógino. Debajo de este cielo están siete grandes templos distribuidos por España, Francia y Escocia, flanqueados por dos columnas que representan las energías femeninas y masculinas en Escocia y Portugal. Es la representación simbólica del Nuevo Jerusalén prometido después de los acontecimientos apocalípticos descritos en las Revelaciones de san Juan.

3. Los Illuminati y los saboteos

En el capítulo 6 («Las elites del dinero»), me extenderé en explicar como Adam Weishaupt, fundador de la sociedad secreta de los Illuminati de Baviera, recibía ayudas económicas de M. A. Rothschild, creador de la dinastía banquera más poderosa del mundo. Ahora quiero mostrar cómo esta sociedad secreta ha influido directamente en la política y la mayoría de las tragedias históricas de los últimos cien años.

En la segunda mitad del siglo XVIII, la población de la región de Baviera era de mayoría católica y contaba con una aristocracia ampliamente asentada. La ciudad de Ingolstadt, donde residía Weishaupt, está ubicada en las orillas del Danubio, a unos setenta kilómetros al norte de Múnich. Por entonces, Baviera contaba con más de 25.000 iglesias para 40.000 habitantes, además de 19 conventos y monasterios. En este escenario, el poder de los jesuitas era evidente en todos los lugares y Baviera era un opositor radical a la Reforma. A pesar de este talante religioso, Weishaupt afirmó que el ateísmo, la apostasía y el deísmo eran más frecuentes en Baviera que en cualquier otro lugar.

Influencia jesuita

Weishaupt empezó a formar los Illuminati de Baviera cuando era profesor de derecho canónico en la universidad de Ingolstadt. Por entonces estudiaba para hacerse sacerdote jesuita. Sin embargo, cuando en 1773, el papa Clemente XIV prohibió los Illuminati, su disgusto le llevó a romper con la Iglesia católica. Sin embargo, no declinó su interés por la teología jesuita. Otra influencia importante en su vida fue la del mercader Kolmer. Algunos investigadores, como Jim Marrs, sostienen que, en su trayecto a Francia y Alemania, hacia 1770-73, Kolmer se encontró con Cagliostro en la isla de Malta, antigua sede de los caballeros templarios. Al parecer, Cagliostro, el futuro revolucionario francés, se involucró entonces en actividades masónicas, así como también lo hicieron Giovanni Giacomo Casanova (el eterno amante veneciano) y el enigmático conde de Saint-Germain. Habría sido Kolmer quien, en Alemania, transmitiera sus conocimientos secretos a Weishaupt, quien empleó muchos años en trabajar para consolidar los distintos sistemas ocultos en su sociedad secreta, los Illuminati. Marrs argumenta que la adopción del calendario persa por los Illuminati de Baviera evidencia su respeto por los antiguos misterios de Mesoptamia.

El estudio profundo de los secretos de Kolmer y del conocimiento que poseía de los jesuitas fueron la base para que Weishaupt estableciera una estructura piramidal para sus iniciados, situando a personas claves dentro de los nueve grados superiores. Para sus compañeros de los Illuminati, Weishaupt era conocido por su nombre de iniciación, Espartaco, en memoria del esclavo que lideró la famosa revuelta contra los romanos en el año 73. Según Paul H. Koch, autor del libro Illuminati, Weishaupt se veía a sí mismo como un nuevo héroe rebelde en contra del orden establecido, tanto en el ámbito material como espiritual..., una especie de Lucifer humanizado.

Por otra parte, Jim Marrs sostiene que Weishaupt estudió las enseñanzas del líder de los Hassasins (los Asesinos), una sanguinaria secta musulmana contemporánea de las cruzadas en Tierra Santa, que recibió este nombre porque, antes de sus hazañas, los miembros solían consumir hasish (hachís) para iluminarse. Probablemente, por esta razón, el mismo Weishaupt consumía este narcótico para alcanzar la «iluminación» durante los rituales de la orden.

En total, el llamado Rito de los Iluminados de Baviera contaba con trece grados de iniciación. A saber: 1.º) Preparatorio; 2.º) Novicio; 3.º) Minerval; 4.º) Iluminado menor; 5.º) Aprendiz; 6.º) Compañero; 7.º) Maestro; 8.º) Iluminado mayor; 9.º) Iluminado dirigente; 10.º) Sacerdote; 11.º) Regente; 12.º) Mago; 13.º) Rey. Si un miembro llegaba al grado de sacerdote podía asumir los poderes del Estado y debía actuar en consecuencia.

Hoy es ampliamente aceptado que el sistema interno de los Illuminati de Baviera, copiaba las técnicas jesuíticas de espiar a otros miembros para probarlos y conocer sus debilidades. Denunciarse unos a otros era también otra técnica para asegurarse de que nadie del último escalafón de la orden trabajaría en contra de los demás. En muy poco tiempo, Weishaupt reclutó para su sociedad secreta, a las mejores cabezas de las finanzas, la industria, la educación y la literatura. Utilizó el soborno y el sexo para controlar a los que iban alcanzando posiciones superiores; posteriormente, el chantaje le garantizaba el mantenimiento de este control. En esta etapa, los Illuminati empiezan a utilizar a sus adeptos (los iniciados de grados superiores) como consejeros de políticos, pero siempre desde una posición discreta sin salir de su anonimato. De esta manera, las medidas adoptadas por aquellos beneficiaban a los Illuminati, que pretendían erradicar las condiciones sociales que fueran un obstáculo para conducir a los hombres hacía lo que consideraban su estado natural y de felicidad. Este «sueño» significaba eliminar a las monarquías y a la Igle-sia, por lo tanto la orden pronto tuvo enemigos muy poderosos.

Infiltraciones, expansión y ocaso de los Illuminati en Alemania

El «Nuevo Testamento de Satanás», que se trata en el capítulo 6, es un calco de la ideología de los Illuminati, cuyo gran objetivo era y sigue siendo crear un Nuevo Orden Mundial. Este plan exigía que el grupo se expandiera haciendo ostensible su presencia en otros lugares. En julio de 1782, varias logias masónicas se reunieron con un grupo dirigente de los Illuminati en el convento de Wilhelmsbad. Weishaupt, considerado su conocimiento y prestigio, aprovechó la ocasión para unificar y controlar todas las ramas europeas de la organización masónica. Hay que decir que sólo obtuvo un éxito parcial, ya que ni la Gran Logia de Inglaterra, ni el Gran Oriente de Francia, ni los teósofos del sueco Emmanuel Swedenborg le apoyaron. Frustrado por este resultado, uno de los seguidores más fieles de Weishaupt, el barón Von Knigge, dimitió, retirándose a Bremen, donde murió en 1796. El fundador de los Illuminati se sentía entre la espada y la pared; por una parte estaba acosado por los masones ingleses y por la otra, tuvo que soportar la traición de un tal Joseph Utzschneider, que, después de salirse de los Illuminati, envió un documento a la gran duquesa Maria Anna de Baviera, advirtiéndola de que los Illuminati eran responsables de organizar una conspiración, con el fin de extinguir el cristianismo y las monarquías europeas.

El resultado de esta grave denuncia fue que, en 1784, el elector de Baviera, el duque Karl Theodor Dalberg prohibió el establecimiento de cualquier sociedad, fraternidad o grupo secreto no autorizado. La situación se hizo tan delicada que, en palabras de Paul Koch, en su libro Illuminati:

Poco después, Weishaupt fue destituido de su cátedra y desterrado, aunque encontró refugio en la corte de uno de sus adeptos, el duque de Saxe, que le nombró consejero oficial y le encargó la educación de su hijo. El resto de los dirigentes de la orden se puso a salvo, refugiándose en la actividad de las logias masónicas europeas y americanas, antes de que, en mayo de 1785, comenzaran las persecuciones, detenciones y torturas de los miembros inferiores de la organización.

En julio del mismo annus horribilis, Weishaupt sufrió un serio revés del destino. Durante la noche de 10 de julio de 1785, el abad Lanz, enviado de Weishaupt, fue alcanzado por un rayo mientras galopaba en medio de una tormenta. Fue la gente del lugar quien encontró el cadáver y lo condujo a una capilla. Entre sus ropas encontraron documentos muy comprometedores para los Illuminati, como «El Nuevo Testamento de Satanás». Debido a este golpe de mala suerte, su conspiración a escala mundial se hizo pública, lo cual vino a marcar a esta sociedad secreta con un tinte de malditismo.

Al publicar los documentos de los Illuminati, el emperador Francisco de Austria supo que todas las monarquías estaban en el punto de mira y, especialmente, la francesa, encabezada por Luis XVI y su hija María Antonieta. Con el destierro de Weishaupt y la disolución de la orden, tanto Francisco de Austria como los reyes de Francia se sintieron a salvo, aunque la realidad era bien distinta.

Alianza con los saboteos

En ese mismo año crítico de 1785, los Illuminati, supuestamente desde la clandestinidad, tuvieron una reunión con los saboteos, creando una alianza que demostraría tener una influencia decisiva en la política mundial desde entonces hasta la actualidad. Pero ¿quiénes eran los saboteos? Este movimiento fue fundado a raíz de las enseñanzas del místico y Mesías judío, Shabbatai Zevi (1626-1676), nacido en la ciudad turca de Izmir (o Esmirna). El primer maestro de Shabbatai fue Isaac di Alba con quien estudió la cábala desde 1650. Seis años después, Shabbatai continuó sus estudios con R. Joseph Eskhapa, uno de los mejores cabalistas de entonces. Es muy probable que éste concediera a su alumno el título de hakham (sabio). Ya antes de 1648, Shabbatai había hecho gala de un comportamiento extraño por lo que se refiere a su desprecio de algunas leyes religiosas y a su proclamación como «Mesías». Tras ser expulsado de Izmir, viajó por Grecia, Tracia, Palestina y Egipto, entre 1651 y 1654. En 1665 conoció a Nathan de Gaza que le confirmó como Mesías, dando lugar a su proclamación oficial el 18 de junio de 1666, año que fue designado como el primero del milenio del Mesías Prometido. Pronto fue reconocido en Palestina y entre los países de la diáspora. Es importante decir que todo el mundo judío de 1665-1666 creyó que Shabbatai no era un mero profeta o maestro si no un Mesías y una encarnación de Dios.


Shabbatai intentó desembarcar en Constantinopla en 1666 pero fue detenido y encarcelado por las autoridades turcas. Se convirtió al islamismo, supuestamente para escapar de una ejecución segura, aunque Nathan y sus otros seguidores interpretaron este hecho de otra manera. Según ellos, su apostasía suponía un descenso voluntario al reino infernal para rescatar las chispas de luz perdidas. Shabbatai murió en el exilio en la población montenegrina de Ulcinj (Yugoslavia). Miles de creyentes saboteos de todo el mundo, pero sobre todo de Asia Menor, le siguen venerando en secreto bajo el disfraz del Islam o del cristianismo. Fue una secta turca conocida como Donmeh la que mantuvo vivo el movimiento, extendiéndolo por toda de Europa un siglo más tarde, a través de un judío polaco llamado Jacobo Frank, otro Mesías que afirmó ser la reencarnación de Zevi. Jacobo Frank fundó la secta frankista o zoharista que sostenía que ciertos elegidos estaban exentos de las leyes morales. Esta secta abandonó el judaísmo sustituyéndolo por «una torá superior», inspirada en la Zohar, la obra más importante de la cábala judía. Sus miembros se hicieron llamar zoharistas. En 1756, sus seguidores abandonaron la secta debido a las prácticas orgiásticas y rituales extremadamente promiscuos. No obstante la orden recibió protección de la iglesia católica que vio en ellos el instrumento para convertir a los judíos. Gracias a esta protección, los zoharistas debatían en público asuntos tan candentes como la naturaleza blasfema del Talmud o el uso de la sangre cristiana durante los rituales de Pascua.

En su libro To Eliminate the Opiate (Para eliminar a los creyentes), el rabino Marvin Antelman advertía que la sociedad de los Illuminati y el CFR (Consejo de Relaciones Extranjeras) estaban instrumentando una guerra oculta contra las religiones, particularmente, contra el judaísmo y en menor medida, contra el cristianismo. Según Barry Chamish, escritor e investigador judío, la importancia de este libro es que prueba que son los judíos las víctimas principales del Nuevo Orden Mundial, y no sus inductores más significativos. En 2002, Antelman publicó la segunda parte del libro donde intenta buscar el origen de la traición contra Israel, encontrándolo en el movimiento saboteo que aglutina a los seguidores de Shabbatai Zevi.

Después de la alianza con los Illuminati, los preceptos saboteos penetraron en los núcleos de poder de todo el mundo, alcanzando Norteamérica e Israel. Antelman se refiere a los seguidores modernos de la secta como frankistas saboteos satánicos. El apelativo satánico se debía a que Shabbatai Zevi promovía el antijudaísmo, contrario a la religión creada por Dios. Mientras que la meta real del judaísmo es la supervivencia de la raza elegida, el objetivo de la secta de los Saboteos era su erradicación y, con ello, la de sus seguidores. Para Antelman, los seguidores de Shabbatai Zevi son mucho más perversos que su instigador y sostiene que los saboteos practicaban el incesto, el adulterio y la sodomía. Conspiraban con los Illuminati para destruir las religiones y pretendían agrupar todas las naciones en una sola.

Albert Pike y su plan del Nuevo Orden Mundial

Adam Weishaupt murió en 1830 a la edad de ochenta y dos años. En 1834, Giuseppe Mazzini asumió el liderazgo de la logia de los Illuminati, manteniendo este puesto hasta su muerte en 1872. Durante su mandato mantuvo correspondencia con el satanista y masón de grado 33, Albert Pike, Gran Comandante Soberano del Rito Escocés Antiguo y Aceptado de los Francmasones, perteneciente a la jurisdicción del Sur de Estados Unidos, y más tarde, fundador del Ku Klux Klan. Mazzini había nombrado a Pike jefe de operaciones de los Illuminati en Estados Unidos, y los dos cooperaron estrechamente. Pike se encargó de los aspectos teosóficos de sus actividades y Mazzini asumió los asuntos políticos. En cierta ocasión, como consecuencia de la mala reputación en Europa de las logias masónicas del Gran Oriente, por las actividades revolucionarias de Mazzini, éste escribió a Pike, el 22 de enero de 1870, presentándole una solución:

Giuseppe Mazzini (izquierda) y Albert Pike (derecha).

Debemos dejar que todas las federaciones sigan igual, con sus mecanismos, autoridades centrales y distintos modos de correspondencia entre los grados altos del mismo rito, organizados como están en la actualidad; pero debemos crear un «súper rito» que permanezca desconocido, para el cual sólo convocaremos a aquellos masones de grado superior a quienes seleccionamos. Con respeto a nuestros hermanos masones, deben jurar mantener sus actividades bajo el más estricto secreto. Mediante este rito superior, controlaremos a todos los masones dando lugar a un único centro internacional, el más poderoso porque su dirección sería desconocida.

Según Jan van Helsing, esta elite procede del grado 33 del Rito Escocés. Al igual que muchos ocultistas, Albert Pike tenía un «guía espiritual» que le orientaba en sus estrategias para implantar el Nuevo Orden Mundial. En una carta que envío a Mazzini, el 15 de agosto de 1871, transcribe uno de los mensajes que recibió de su guía. El contenido de la misiva incluye planes para provocar tres guerras mundiales, describiendo con gran precisión acontecimientos que han ido sucediendo dentro de su macro agenda mundial. Lógicamente, estas coincidencias no deben ser atribuidas a los poderes proféticos del guía espiritual de Pike, sino a los agentes de los Illuminati que se han encargado de manipular los sucesos políticos para hacer realidad dichos planes.

La supuesta exposición de la citada carta en el Museo Británico, en 1925, no está exenta de polémica. Algunos investigadores dan como válida la versión del cardenal Caro Rodríguez, quien sostenía que la carta había sido catalogada y expuesta por el Museo Británico, extremo que niegan los responsables del Museo. Sea como fuere, las siguientes líneas extraídas de la carta en cuestión mostrarían que las tres guerras mundiales habían sido premeditadamente planeadas tiempo atrás:

La Primera Guerra Mundial permitiría a los Illuminati eliminar el poder de los zares en Rusia dejando el país en manos de los comunistas. Las diferencias instigadas por los agentes de los Illuminati entre los imperios británico y germánico servirían para fomentar esa guerra. Al final de la cual, el comunismo quedaría establecido y utilizado para destruir otros Gobiernos y debilitar las religiones.

Es un hecho que la alianza política de Gran Bretaña y Alemania, forjada entre 1871 y 1898 por Otto von Bismarck, fue un instrumento decisivo para el estallido de la Primera Guerra Mundial.

La Segunda Guerra Mundial tendría a los fascistas a un lado de la línea y a los sionistas en la otra. Para acabar con el fascismo y fortalecer el sionismo político con vistas a la creación del Estado de Israel en Palestina había que ahondar en la sima que separaba a ambos. Durante la Segunda Guerra Mundial, el comunismo internacional tenía que ser lo suficientemente fuerte como para equilibrar el poder del cristianismo, que quedaría controlado y restringido hasta utilizarlo posteriormente para el cataclismo social final.

Acabada la Segunda Guerra Mundial, la fuerza del comunismo se puso de manifiesto con la absorción de Gobiernos más débiles con la connivencia de los aliados occidentales. En 1945, la conferencia de Potsdam, entre Truman, Churchill y Stalin, legalizó la entrega de parte de Europa a Rusia, mientras que las secuelas de la guerra con Japón contribuyeron al desarrollo del comunismo en China.

La Tercera Guerra Mundial debe fomentarse sobre la base de las diferencias ahondadas una vez más por los agentes de los Illuminati entre sionistas políticos y líderes del mundo islámico. La guerra se debe conducir de tal manera que el Islam y los sionistas (Estado de Israel) se destruyan mutuamente. Mientras tanto, las otras naciones, divididas habitualmente sobre este asunto, se verán obligadas a luchar hasta llegar al agotamiento físico, moral y económico. La idea es dejar que los nihilistas y los ateos provoquen un cataclismo social dramático que enseñe a las naciones la consecuencia del ateismo absoluto, origen del salvajismo y el desorden sangriento. Después, en todas partes, los ciudadanos se verán obligados a defenderse contra una minoría global de revolucionarios y exterminarán a estos destructores de la civilización y, desilusionados del cristianismo, recibirán la luz verdadera a través de la manifestación universal de la pura doctrina de Lucifer. Esta manifestación será el resultado del movimiento reaccionario general que seguiría a la destrucción mutua tanto del ateismo como del cristianismo.

Desde los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, los acontecimientos en Oriente Medio muestran una inestabilidad creciente entre los sionistas y los árabes. La situación en Irak, Afganistán, Palestina y, en un próximo futuro, Irán y Siria podría agravarse hasta tal punto que una Tercera Guerra Mundial sería inevitable.

Números, símbolos y señales

Franklin Delano Roosevelt, presidente de Estados Unidos antes de Truman y masón de grado 33, decía que nada sucede en política por casualidad, tal y como pretendo mostrar en este libro. Casi todas las tragedias orquestadas por los Illuminati ocurren en fechas simbólicas cuyo análisis revela un hilo común relacionado con acontecimientos anteriores.

Veamos, en primer lugar, el simbolismo y los números especiales incorporados en el diseño del billete de un dólar.

La mitad izquierda del anverso del billete muestra el «gran sello de Estados Unidos», formado por una pirámide truncada, encima de la cual se sitúa un triángulo rodeado de luz con un ojo abierto en su centro. Tradicionalmente la forma de la pirámide ha sido considerada como símbolo esotérico cuyo significado es la convergencia hacia lo alto, la fuente de la iluminación suprema y el punto de la no-dualidad, es decir, lo Absoluto. Una pirámide truncada y coronada por un triángulo, parece indicar que el camino de la humanidad hacia Dios esta cortado; existe una separación entre la parte superior de la pirámide y la base del triángulo haciendo que lo Absoluto sea inalcanzable. Ese triángulo isométrico con un ojo también aparece en los blasones de las logias masónicas de todo el mundo, aunque no es un símbolo masónico propiamente dicho. Su introducción fue posterior a la infiltración de los Illuminati en las logias masónicas a finales del siglo XVIII. Los Illuminati lo llamaban su delta resplandeciente. El ojo alude a la capacidad de los Illuminati de verlo todo, como el Gran Hermano de la novela de George Orwell, 1984. El delta resplandeciente representa el esclarecimiento mental, así como la letra griega «delta» alude a la transición. La base de la pirámide y el lado occidental están en sombra. Según el escritor británico, Simon Cox, en su libro Diccionario de ángeles y demonios, algunos investigadores afirman que dicha sombra representa la oscuridad en el oeste del país, que no había sido explorado todavía en aquellos momentos. También el sol, que es un símbolo muy importante de la logia de los Illuminati, se pone en el oeste abriendo el camino hacia la oscuridad. En un universo dual existen los opuestos, como son la oscuridad y la luz. El triángulo, sin embargo, no tiene zona sombreada. Esto es intencional, ya que el dios de los Illuminati resplandece también en la oscuridad.

En la base de la pirámide viene la fecha de 1776 en números romanos, el año de nacimiento de los Illuminati de Baviera, concretamente el 1 de mayo; 1776 es también el año de la declaración de Independencia, aunque el día es el 4 de julio.


La transición representada por la mencionada «delta resplandeciente» está reflejada en las palabras latinas al pie de la pirámide, NOVUS ORDO SECLORUM, es decir, el «Nuevo Orden Seglar». Hay que recordar que para los Illuminati las religiones son un estorbo en el camino del esclarecimiento científico. Las palabras IN GOD WE TRUST («en dios confiamos») pueden parecer contradictorias, aunque su significado es que Dios está más allá de las religiones y es la energía común que aglutina a todos. Estas palabras coronan a otra en el centro del billete, ONE que significa «uno». Es decir, dios es uno y no patrimonio exclusivo de una religión. Por encima del triángulo se ven las palabras, ANNUIT COEPTIS, cuya traducción viene a decir, «ha favorecido a nuestra empresa». La referencia apunta hacia los que habían colaborado y colaboran para que se produjera esa transición hacia la luz. Si consideramos los objetivos de los Illuminati, el dios que veneran es Lucifer, portador de la luz para ellos y sombra para el resto de la humanidad.

Los Illuminati y el número 13

Es interesante reproducir unas palabras de Simon Cox sobre el número 13 en relación con el dólar:

En la pirámide del Gran Sello hay 13 escalones; 13 letras en ANNUIT COEPTIS; 13 letras en la frase E PLURIBUS UNUM («una nación formada por muchos pueblos») que sostiene en el pico el águila del Gran Sello; hay 13 estrellas encima del águila; 13 hojas en la rama del olivo que sostiene ésta; 13 barras en el escudo detrás del cual esta el águila; 13 penachos de plumas en cada tramo del ala del águila y 13 flechas sujetas en la otra garra. Además en la firma de la declaración de Independencia había 13 firmantes y 13 colonias; también hay 13 franjas en la bandera de Estados Unidos.

Conclusiones

Se dice que la orden de los Illuminati de Baviera desapareció oficialmente tras la persecución de sus miembros en la Alemania de 1785, pero la verdad es bien distinta. Algunos de sus miembros huyeron a otras zonas de Europa y a Estados Unidos. A finales del siglo XIX no quedaban Illuminati en Europa, aunque encontraron su refugio ideal en Estados Unidos, donde han seguido operando desde entonces y donde gozan de la situación ideal para continuar y crecer en ese Nuevo Mundo. El Gran Sello y otros diseños en el billete de un dólar, así como varias cartas reveladoras, son pruebas de ello. En el mismo año del destierro de Weishaupt y la prohibición de la secta, se constituye la logia Colombia de los Illuminati, en Nueva York, y de ahí la orden de los Illuminati de Estados Unidos, conocida como la logia Rockefeller desde principios del siglo XX. Fue Albert Pike quien propuso un plan diabólico para implantar al Nuevo Orden Mundial a través de tres guerras mundiales y de la entrega del planeta a Lucifer. Muchos de los sucesos políticos trágicos de los últimos cien años han sido provocados por esta siniestra secta y es muy posible que durante este siglo sigan la misma política para alcanzar su objetivo.

4. El gran secreto de la masonería

La mayoría de los masones del mundo no progresan más allá de los primeros tres grados de iniciación, a pesar de la existencia de otros treinta grados superiores en el llamado Rito Escocés y once más en el Rito de York. En su libro ...And the Truth Shall Set You Free (Y la verdad os hará libres), David Icke dice:

Los hombres que van a su logia local en tu ciudad no tendrán ni la más remota idea de cómo su organización los utiliza. Para que el plan funcione, hay que mantenerlos a oscuras y qué mejor manera de lograrlo que mediante los distintos niveles de iniciación. Sólo los «aceptables» progresan a los niveles superiores y averiguan lo que realmente ocurre. La gran mayoría de los masones ocupan los tres niveles inferiores. Son la carne de cañón de la organización. Entre los grados cuatro y treinta y tres, encontrarás a los que «piensan correctamente» y que tienen influencia en la sociedad hasta los presidentes de Estados Unidos. Después del grado 33 existen los «grados Illuminati». Algo que no se menciona en ningún manual de la masonería. Estos últimos son los que controlan el espectáculo y son agentes de la secta del «Ojo que todo ve». La masonería global es una enorme pirámide de manipulación.

Morales y dogma

Que las logias masónicas tienen una agenda secreta es algo en lo que coinciden muchos investigadores. Los análisis de los libros escritos por masones sobre la masonería muestran, sin ningún género de duda, que el objetivo final de la masonería es destruir el cristianismo para abrir el camino hacia un Nuevo Orden Mundial, inspirado por una única religión: el luciferismo. El sostén de la masonería superior es un libro de Albert Pike, titulado Las enseñanzas de la masonería que recoge las opiniones de célebres escritores masónicos como Albert G. MacKay, de grado 33 y autor de los dos tomos de Una Enciclopedia de masonería, donde declara que Pike fue uno de los escritores masónicos más importantes de todos los tiempos. Otro masón del mismo grado, Arthur Edward Waite, también autor de una enciclopedia sobre la masonería sostiene que Pike fue un gran genio de la masonería. Por su parte, el escritor Carl Claudy, de grado 33, se refiere a Pike como «uno de los genios más grandes de la masonería [...]. Fue un místico, un experto en simbología y profesor de las verdades ocultas de la masonería».

En Las enseñanzas de la masonería, Pike alude a un «secreto» escondido en el libro que sólo pueden encontrar los adeptos de grado 32 o 33 (los que tienen un poder mental superior), y afirma que otros masones o personas fuera de la masonería se engañan en relación con el uso de los símbolos masónicos y, especialmente, con el verdadero significado de la Luz, vinculado con el Gran Arquitecto del Universo, el dios masónico. Para Pike, la verdad es relativa y se equivocan los que dicen que la Biblia está inspirada en lo Absoluto. En la Biblia se dice que matar es un crimen, pero, para Pike, con frecuencia un hombre debe sacrificarse si su muerte beneficia a otros. Franklin D. Roosevelt, un masón del grado 33, creía en ese principio de Pike, aplicándolo al caso del ataque de Pearl Harbour. Aunque ese presidente de Estados Unidos sabía al menos una semana antes que Japón iba a atacar, no hizo nada para evitarlo. El sacrificio de cientos de hombres inocentes benefició a su país ya que proporcionó la excusa ideal para declarar la guerra a Japón y, a la vez, participar en la guerra contra Alemania, contrariando sus promesas electorales. Las palabras exactas de Pike dicen: «[...] el interés e incluso la vida de un hombre debe sacrificarse por los intereses y bienestar de su país y de la mayoría».

Después de Roosevelt ha habido muchos otros casos de presidentes y primeros ministros masones que han recurrido al principio del sacrificio de Pike para justificar la muerte de inocentes en conflictos y guerras de todo tipo. Algo que veremos más adelante en este libro.

La masonería como religión

Como toda religión que se precie, la masonería tiene su propio dios. Sin embargo, el segundo nivel de una logia no quiere que los masones inferiores sepan que se venera a un dios distinto del suyo. De modo que ocultan intencionalmente a sus hermanos el significado del sol en los distintos ritos. Pike explica que las logias se sitúan en dirección este-oeste, porque el Maestro representa el sol naciente. Aquí no está hablando del astro rey, que aparece al amanecer y se pone en el ocaso. Habla de un dios oculto cuyo símbolo es el Sol y que nos remite al dios Osiris de los egipcios que, según afirma Pike, tenía un dios rival, Adonai (uno de los nombres que se da a Yahvé en el Antiguo Testamento). Consecuentemente, en todos los grados se pide al iniciado que busque la Luz. Así, el neófito ha de buscar esa Luz. En todas las culturas, la luz simboliza la inteligencia, el conocimiento y la verdad, en oposición a la oscuridad que simboliza la ignorancia y la maldad. De modo que los masones son los buscadores de la luz cuya fuente es el «secreto» o «parte del secreto» en Las enseñanzas de la masonería.

Pike también relaciona el Sol (con mayúscula) con el «Ojo que todo ve» de las logias masónicas y con la serpiente cornuda, el jeroglífico de un dios egipcio. En la Biblia, la serpiente representa a Lucifer o a Satanás. En otras palabras, Pike vincula un dios «Solar» distinto al Dios de la Biblia con una «serpiente» y el «Ojo que todo ve». Además, en su libro Mágnum Opus, afirma que el Dios Solar no creó nada. Esta revelación de Pike significaría que los masones reconocen a dos dioses en el universo, un Dios Creador y un Dios Solar que recibe el nombre de Gran Arquitecto del Universo, que, como tal, diseña pero no crea.

Volviendo a la luz que busca el masón, Pike identifica su fuente como un «portador de luz». En Las enseñanzas de la masonería, se puede leer: «¡LUCIFER, el portador de luz! ¡Un nombre extraño y misterioso para dar al espíritu de la oscuridad! ¡Lucifer, el Hijo de la Mañana! ¿Es el que porta la Luz...? ¡No hay duda!».

Con estas aseveraciones queda claro que los masones de alto grado reconocen que la Luz que piden viene de Lucifer, el portador de Luz, también conocido como Satanás o el diablo. Lucifer es el nombre de Satanás antes de su caída. Si las Escuelas de Misterio hubieran creído que este ser «caído» era un dios, habrían creado y mantenido una religión para venerarlo. Posiblemente se la conociera como «la religión misteriosa de los antiguos».

La Estrella del Oriente

Existe otra forma para que un masón llegue a saber que Lucifer es el dios de su organización global: mediante el estudio del símbolo de la Estrella del Oriente, un grupo auxiliar, básicamente para «las mujeres, hijas, madres y viudas de los masones del tercer grado». El símbolo de esta estrella es una figura con una punta hacia abajo y dos hacia arriba. Esto quiere decir que la estrella es la inversa de la de cinco puntas que vemos normalmente. En un libro escrito por ochenta masones en 1890, History of Freemasonry and Concordant Orders (Historia de la masonería y ordenes concordantes), se dice lo siguiente sobre la estrella de cinco puntas:

Esta estrella representa a Dios, todo lo que es puro, virtuoso y bueno, cuando se representa con una punta hacia arriba, pero, cuando se invierte, representa el MAL, todo lo opuesto a lo bueno, puro y virtuoso; en otras palabras representa al CABRIO MACHO DE MENDES.

Para estos ochenta líderes masónicos, la Estrella del Oriente representa a Satanás. Llegados a este punto, interesa mencionar algunas referencias que acusan a Yahvé, el dios de los judíos, de ser negativo. Retrocediendo un poco, señalaremos que, cuando los templarios estaban excavando en el Templo de Salomón, encontraron restos de unos textos en hebreo que enviaron a un tal Etienne Harding para su traducción. Resulta que eran fragmentos de declaraciones de espías mandados por el sacerdocio para que lo tuvieran informado sobre las actividades de Jesús y de su pretendida blasfemia contra el Dios de Israel. El contenido de estos informes discrepa del que se predicaban habitualmente en las iglesias medievales. Según los espías, Jesús llamó Satanás al Dios hebreo Yahvé y reprochaba a los judíos que consideraran al diablo como su único dios. En este contexto es interesante notar que en Juan 8:44 podemos leer: «Vuestro padre es el diablo y vosotros queréis cumplir los deseos de vuestro padre». Para entender el asombro y la decepción de los templarios ante este descubrimiento es necesario apelar a su fuerte fe. El Dios que la Iglesia les había mostrado como «Padre de Cristo» era, en palabras de Jesús, el diablo, con quien tenían que luchar y motivo de su encarnación en la Tierra. Pronto se dieron cuenta de que las enseñanzas de Jesús eran totalmente opuestas. Es más, los judíos nunca se dirigen a Dios como «Padre», sino como YAHVÉ y EL SHADDAI. Este ultimo era Sheitan, el ángel caído.

La guerra masónica

Entre los grados 4 y 32 del Rito Escocés se deja claro que el masón está en guerra con un enemigo y que la victoria será del primero. Según Pike, este enemigo es la Iglesia y el Gobierno. En el ritual del grado 30 se habla de la necesidad de vengar un crimen terrible; no mediante el castigo de los responsables sino a través de la destrucción de aquella instancia que mandó cometer la fechoría a los criminales, instrumentos de un poder arbitrario, irresponsable, parcial e intolerante. El «crimen terrible» no es otro que el juicio y ejecución de Jacques Molay, el Gran Maestre 22 y último de los templarios, el 11 de marzo de 1314, delante de Notre-Dame de París. Al parecer, esta fecha fue elegida por su significado simbólico. Marzo es el tercer mes del año y si multiplicamos su número de orden (el 3) por 11, que fue la fecha de ejecución, obtenemos el número 33, número clave para los masones. Casual o intencionadamente, esta fecha fue también la elegida para los atentados ferroviarios de Madrid en 2004.


Aunque la ejecución de Molay fue vengada con las muertes del papa Clemente V y de Felipe IV de Francia, la del primero en 40 días y la del segundo en menos de un año, la venganza total aún no ha sido cumplida, ya que, según Pike, hay que destruir la Iglesia y los Gobiernos.

Parece razonable pensar que la evidencia final de que los masones quieren destruir el cristianismo yace en el significado de la simbología del sombrero que llevan los miembros de los Shriners, el grupo masónico más visible, gracias a sus obras benéficas en favor de la infancia, sobre todo en Estados Unidos. En su libro Conspiracy Against Christianity, el investigador de la masonería A. Ralph Epperson dice: «Tanto los masones del grado 32 del Rito Escocés como los de grado 13 del Rito de York pueden unirse al Shrine. El sombrero rojo con forma de macetero de cerámica invertida, se llama “fez”, nombre derivado de la ciudad de Fez, en Marruecos. La Compañía de Suministros Masónicos, vende un fez rojo oscuro llamado el “fez noble”. El uso de la palabra “noble” para describir el fez parece referirse al Shriner, llamado noble».

Mike Oxley, un ex masón inglés y estudioso del Islam y del hinduismo, nos dice que unos amigos suyos musulmanes de Egipto, mullahs (profesores islámicos), le contaron la historia del «fez». Según su versión, en la ciudad marroquí de Fez, hacia el año 800, los musulmanes vengaron sus pérdidas durante las cruzadas ejecutando a 50.000 hombres, mujeres y niños cristianos. Contaban que la sangre de los cristianos masacrados corría por las calles de Fez y los verdugos metieron sus turbantes blancos en la sangre de sus víctimas, tiñéndolos de rojo oscuro. Después, se volvieron a poner los turbantes en la cabeza como símbolo de la victoria. Desde entonces estos sombreros recibieron el nombre de «fez». Los Shriners son los que llevan este tocado y lo exhiben con orgullo por ser el «símbolo de una victoria sobre el cristianismo».

La batalla final

Lo cierto es que, hasta la fecha, la masonería internacional no ha destruido los símbolos del cristianismo. Quizá se deba a que, al obedecer a una agenda cronológica propia, el momento de cumplir sus objetivos no ha llegado todavía. En todo caso, la razón de la demora sería sorprendente si consideráramos la manera en que la humanidad registra el tiempo.

En nuestro calendario, las fechas escritas van seguidas por las siglas «a. C.» o «d. C.» (respectivamente, «antes de Cristo» o « después de Cristo»). Considerando que Jesús nació en el «año 0», decir que estamos en el año 2005 supondría que hace 2005 años que nació Jesucristo. Sin embargo, no todos están de acuerdo con este convenio del supuesto año 0. Gene Faulstich, del Instituto de Investigaciones Cronohistóricas de Rossie, Iowa (Estados Unidos), ha introducido todas las fechas registradas en la Biblia en un ordenador para realizar un estudio. Según sus resultados, la fecha más probable de nacimiento de Jesús sería el 21 de mayo del año 6 a. C. Si Faulstich estuviera en lo cierto, el calendario occidental no está relacionado con el nacimiento de Jesucristo.

El historiador masónico Albert Macay, define en su enciclopedia otro concepto del calendario, el Anno Lucis: «Año de la Luz; abreviado, A... L... La fecha empleada en la masonería; calculado al añadir 4000 a la Era Vulgar [es decir, nuestra era]; así [en su ejemplo] 1911 d. C. + 4000 = 5911 A... L...».

El año cero en el calendario A... L... es el año que Lucifer, el portador de la Luz, cayó a la Tierra después de ser expulsado del Cielo. De esta manera los masones registran los años desde el principio de los tiempos. Parece ser que creen en los siete días de la creación del libro del Génesis y por eso han creado un calendario de 7000 años. Para ellos, el hombre controlará la tierra durante 6000 años y su dios, Lucifer, gobernará durante 1000.

Claves secretas de la historia

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