Читать книгу El casamiento de Laucha - Roberto Jorge Payró - Страница 6
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Una mañanita que estaba en una esquina, muy lejos para el suroeste, matando el bicho con una copa de caña paraguaya, me puse á conversarle al patrón, porque yo era el único marchante y él se aburría como yo, del otro lado de la reja, medio echado de barriga sobre el mostrador y con la cara muerta de sueño entre las manos. Yo andaba otra vez sin trabajo y con poquitos cobres en el bolsillo... Es que no me puedo conformar con que me manden, ni con echar los bofes como una mula...
—¿Para dónde va ese camino?—le pregunté entre otras cosas al pulpero, mostrándole con la zurda—en la otra tenía el vaso,—una huella que agarraba para el sur.
—Á Pago Chico. Esa huella sigue derechito como unas seis leguas, y va á dar á la misma estación del ferrocarril del Pago...
Yo había oído las mentas de ese partido, y me entraron ganas de ir, por puro gusto: al fin y al cabo, lo mismo era trabajar allí que en cualquier otra parte, y el mismo gusto tiene una copa de ginebra legítima. Pero como no tenía caballo ni de dónde sacarlo, y seis leguas á pie son mucha música, le pregunté al pulpero si no caería alguna carreta ó algún carro que me llevara.
—No, amigo, me contestó:—esas huellas son de las tropas que pasaban antes con lana para Buenos Aires, pero desde hace un año ya no andan, porque todo se lo lleva el tren.
—¡Caramba, amigo, qué lástima!