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Capítulo I

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Encuentro con el maestro

Monte Shasta destacaba majestuoso contra el cielo del Oeste, rodeado por una plantación de pinos y abetos que lo hacían parecer una joya de una blancura de brillo diamantino, prendida en un afiligranado engarce verdoso. Sus picos cubiertos de nieve relucían y cambiaban de color momento a momento, según se alargaban las sombras en el descenso del sol hacia el horizonte.

Decía un rumor que había un grupo de hombres, hombres divinos, llamado la Hermandad del Monte Shasta, que eran una rama de La Gran Logia Blanca, y que este Foco había existido sin interrupción desde muy remotos tiempos hasta el día presente.

Yo había sido enviado por asuntos gubernamentales a una pequeña ciudad situada al pie de la montaña, y mientras ocurría esto, ocupaba mi tiempo libre intentando desenmarañar este rumor, concerniente a La Hermandad.

Yo sabía, a través de mis viajes en el Lejano Oriente, que muchos rumores, mitos y leyendas, tienen por origen una profunda verdad subyacente, que usualmente permanece desapercibida para todos, excepto para aquellos que son verdaderos estudiantes de la vida.

Me enamoré del Monte Shasta, e involuntariamente, casi cada mañana, saludaba al Espíritu de la Montaña y a los Miembros de la Orden. Yo sentí algo muy inusual en la entera localidad, y a la luz de las experiencias que siguieron, no me sorprendo de que algunas de ellas proyectaran su sombra por adelantado.

Llegó a ser mi hábito recorrer largos senderos, siempre que deseaba estar a solas, o tomar decisiones de seria importancia. Aquí, en este Gigante de la Naturaleza, encontraba distracción, inspiración y paz, que calmaban mi alma y fortalecían mi mente y cuerpo.

Había planeado una de esas caminatas, por placer, según pensé, para pasar algún tiempo adentrado en el corazón de la montaña, cuando entró en mi vida la siguiente experiencia, para cambiarla tan completamente, que casi creí estar en otro planeta, si no fuera porque tuve que volver a la rutina usual, en la que estuve comprometido durante meses.

La mañana en cuestión, salí al amanecer, decidiendo caminar al azar, y de un modo muy vago pedí a Dios que dirigiera mi camino. Hacia el mediodía había trepado bastante arriba por la ladera de la montaña, donde la vista hacia el Sur era bella como un sueño.

Según avanzaba el día, hacía cada vez más calor, y paraba frecuentemente para descansar, y para gozar de la amplia y notable extensión de la campiña alrededor del río, valle y ciudad de McCloud. Llegó la hora de comer, y busqué el agua fresca y clara de un manantial de montaña. Vaso en mano, me incliné para llenarlo, cuando una corriente eléctrica pasó a través de mi cuerpo de cabeza a pies.

Miré alrededor, y directamente detrás de mí, se hallaba un hombre joven que, a primera vista, parecía ser alguien que estaba dando un paseo como el mío. Miré de manera más atenta, y comprendí inmediatamente que no era una persona ordinaria. Mientras pasó este pensamiento por mi mente, él sonrió y se dirigió a mí diciendo: “Hermano mío, si me pasas ese vaso, yo te daré una bebida mucho más refrescante que el agua de manantial”. Obedecí, y el vaso se llenó instantáneamente con una crema líquida. Devolviéndomelo me dijo: “Bébelo”.

Lo hice así, y mi cara no pudo esconder mi asombro. Mientras el sabor era delicioso, el efecto vivificante y eléctrico en mi mente y cuerpo, me hizo jadear con sorpresa. Yo no lo vi poner nada dentro del vaso, y me pregunté qué había sucedido.

—Eso que has bebido —explicó él—, procede directamente del Abastecimiento Universal, puro y vivificante como la Vida misma.

De hecho es Vida, Vida Omnipresente, porque ella existe en todo lugar alrededor nuestro. Ella está sujeta a nuestro consciente control y dirección, voluntariamente obediente, cuando nosotros amamos lo suficiente, porque todo el Universo obedece el mandato del Amor. Cualquier cosa que Yo desee, se manifiesta ella misma, cuando lo ordeno con Amor. Yo sostuve el vaso, y aquello que deseé para ti apareció. ¡Observa! Yo tan sólo extiendo mi mano y, si deseo oro, obtengo oro.

Instantáneamente apareció en la palma de su mano un disco con la medida de una pieza de diez dólares. Nuevamente continuó:

—Veo dentro de ti una cierta comprensión interna de la Gran Ley, pero no eres lo suficientemente consciente de ello, como para producir lo que desea, directamente del Abastecimiento Universal. Tu has deseado ver algo de este tipo tan intensa, tan honesta, y tan determinadamente, que no fue posible por más tiempo impedírselo. No obstante, la precipitación es una de las actividades menos importantes de la Gran Verdad del Ser. Si tu deseo no hubiera estado libre de egoísmo, y de la fascinación por los fenómenos, tales experiencias no habrían podido serte dadas.

“Cuando saliste de casa esta mañana, pensaste que salías a dar una caminata; es decir, en lo que se refiere a la actividad externa de tu mente. En el más profundo y amplio sentido, estabas siguiendo realmente el impulso de tu Ser Divino Interno, que conduce hacia la persona, lugar, y condición, donde su más intenso deseo pueda ser realizado. La Verdad de la Vida es, ‘no puedes desear aquello que no tiene posibilidad de manifestarse en ningún lugar del Universo’. Cuanto más intenso es el sentimiento dentro del deseo, más rápidamente será obtenido.

“No obstante, si alguien es lo suficientemente tonto para desear algo que perjudique a otro de los hijos de Dios, o a cualquier otra parte de Su Creación, entonces esa persona pagará la pena con discordia y fracaso, en alguna cosa de su propia experiencia de Vida.

“Es muy importante comprender plenamente que el propósito de Dios para cada uno de Sus hijos es la abundancia de toda cosa buena y perfecta. Él creó la Perfección y dotó a Sus hijos con el mismo poder. Ellos pueden crear y mantener la Perfección también, y expresar Dominio Divino sobre la Tierra y cuanto ésta contiene.

“La humanidad fue creada originalmente a imagen y semejanza de Dios. La única razón por la que no todos manifiestan Dominio, es porque no usan su Autoridad Divina —esa con la cual está dotado cada individuo, y con la que se pretende que gobierne su mundo.

“Así, ellos, no están obedeciendo la Ley del Amor, que sería derramar paz y bendiciones a toda la creación. Esto se produce a través de su fracaso en aceptar y reconocerse a sí mismos como Templos del Altísimo Dios Viviente, y por no mantener este conocimiento con reconocimiento eterno.

“La humanidad, en su momento presente, se encuentra en la misma condición en que estaría una persona necesitada, a quien se ofrece un puñado de dinero. Si la persona necesitada no se adelanta y toma el dinero que se le ofrece, ¿cómo, en el nombre de Dios, podría beneficiarse de lo que se le está ofreciendo?.

“La masa de la humanidad está exactamente en este estado de conciencia hoy en día, y continuará en él, hasta que acepten que el Dios que tienen dentro de sus corazones, es el Propietario, el Dador, y el Hacedor de todo el Bien que llega a sus vidas y mundo.

“El ser personal de cada individuo debe reconocer completa e incondicionalmente que lo humano, o la externa actividad de la conciencia, no tiene nada propio suyo. Incluso la energía, mediante la cual reconoce al Gran Dios Interno, es radiada dentro del ser personal por el Gran Ser Divino.

“Amor y alabanza al Gran Ser Interno, y la atención mantenida enfocada sobre la Verdad, salud, libertad, paz, abastecimiento, o cualquier otra cosa que puedan desear para un uso correcto, serán traídas a su uso y mundo, si las mantienen persistentemente en su pensamiento y sentimiento conscientes, tan seguro como hay una Gran Ley de Atracción Magnética en el Universo.

“La Ley Eterna de la Vida es: ‘Lo que pienses y sientas lo trae a la forma; donde está su pensamiento allí estás tú, porque es tu conciencia; y se convertirá en aquello en lo que pienses’.

“Cuando alguien permite que su mente se enfoque en pensamientos de odio, condenación, lujuria, envidia, celos, crítica, miedo, duda, o sospecha, y deja que estos sentimientos se generen dentro de él, es seguro que obtendrá discordia, fracaso, y desastre en su mente, cuerpo y mundo.Mientras persista en dejar que su atención esté enfocada con tales pensamientos, —tanto que sean sobre naciones, personas, lugares, condiciones, o cosas—, él estará absorbiendo estas actividades dentro de la sustancia de su mente, su cuerpo, y sus asuntos. De hecho estará ‘forzándolas’ a entrar en su experiencia.

“Todas estas actividades discordantes llegan al individuo y a su mundo a través de su pensamiento y sentimiento. El sentimiento relampaguea a menudo, antes de que uno sea consciente del pensamiento que lo genera en la conciencia externa, conciencia que puede usar para controlarlo, y esta clase de experiencia debería enseñar al individuo lo tremenda que es la energía contenida en sus muchas creaciones, que ha acumulado a través del hábito.

“La ‘actividad de sentimiento’ en la Vida, es el punto menos protegido de la conciencia humana. Es la energía acumulada, con la cual son propulsados los pensamientos en la sustancia atómica (física), y de este modo los pensamientos se transforman en cosas.

“Yo digo que la necesidad de guardar el sentimiento, debe enfatizarse con sumo vigor, porque el control de las emociones juega la parte más importante de toda cosa en la Vida, para mantener el equilibrio en la mente, la salud en el cuerpo, y el éxito y logros, en los asuntos y mundo del ser personal de cada individuo.

“Los pensamientos nunca llegan a ser cosas, hasta que son revestidos con el sentimiento.

“El Espíritu Santo es la ‘parte emocional’ de la Vida. Dios. La Actividad del Amor Divino, o la Expresión Maternal de la Deidad. “Por esto, se hace referencia a que el pecado contra el Espíritu Santo trae tan gran dolor, porque cualquier discordia en el sentimiento rompe la Ley del Amor, que es la Ley del Equilibrio,

Armonía, y Perfección.

“El mayor crimen en el Universo contra la Ley del Amor, es la emisión casi incesante que hace la humanidad, de toda clase de sentimientos irritables y destructivos.

“Algún día la raza humana llegará a comprender y reconocer que las fuerzas siniestras y destructivas que se manifiestan en la Tierra y en su atmósfera —generadas, ténganlo en cuenta, por los pensamientos y sentimientos humanos—, han inundado los asuntos de los individuos o las naciones, solamente por la falta de control de las emociones, en la experiencia personal de cada uno.

“Incluso los pensamientos destructivos no pueden expresarse ellos mismos como acción, eventos, o llegar a ser cosas físicas, excepto que atraviesen el mundo del sentimiento; porque en esta fase de manifestación es donde ocurre la actividad de agrupación o unión del átomo físico, a partir de los pensamientoforma.

“Del mismo modo en que una súbita explosión sacude el sistema nervioso de quien la oiga —generando una sensación de temblor en la estructura del cuerpo—, así lo hacen los estallidos de sentimientos irritados, perturbando y desordenando la sustancia más sutil de la estructura de la mente, cuerpo, y mundo de la persona que los emite, consciente o inconscientemente, intencionadamente o no.

“El sentimiento discordante es el productor de condiciones que nosotros llamamos desintegración, envejecimiento, falta de memoria, y todo otro fracaso, en el mundo de la experiencia humana.

“El efecto sobre el cuerpo es el mismo que el que se produciría en la estructura de un edificio, si la masa que une sus ladrillos estuviera recibiendo repetidos golpes, y estos golpes se incrementaran.

“Estos golpes continuos separarían las partículas que contiene el mortero, colapsando el edificio en una masa caótica; y desaparecería su forma. Eso es lo que la humanidad está haciendo constantemente con la estructura atómica del cuerpo humano.

“Expresar pensamientos y sentimientos discordantes en el ser personal de uno mismo, es el camino de menor resistencia, y es la actividad habitual del individuo no desarrollado, indisciplinado, y testarudo, que rehúsa comprender la ‘Ley de su propio Ser’, y rehúsa traer el ser personal, que es tan sólo un instrumento de expresión, a obedecer ‘esta Ley’.

“Aquel que no pueda, o no quiera, controlar sus pensamientos y sentimientos, va por mal camino; porque toda puerta de su conciencia esta ampliamente abierta a las actividades desintegradoras vertidas por las mentes y emociones de otras personalidades.

“No hace falta fortaleza, sabiduría ni entrenamiento para dar paso a impulsos descorteses y destructivos, y los seres humanos adultos que hacen esto son tan sólo infantes en su desarrollo del autocontrol.

“Es una desdicha, en la vida de la humanidad, que no se enseñe a tener mayor control de las emociones desde la cuna a la tumba. Prestar atención a este punto particular, en el mundo Occidental, es la mayor necesidad hoy en día.

“Es fácil ceder a los pensamientos, sentimientos, y actividades discordantes, porque la masa de la humanidad se encuentra sumergida, como si dijéramos, en un entorno y asociación enteramente creados por ella misma.

“El individuo, a través de su control de la conciencia externa, debe hacer el esfuerzo de superar esta condición por su propio libre albedrío, con objeto de superar permanentemente estas limitaciones, y nadie puede quitar de su mundo la miseria, discordia, y destrucción, hasta que él sujete su propio pensamiento y sentimiento.

“Con ese control, él se niega a permitir que la Vida, que fluye a través de su mente y cuerpo, se llegue a cualificar con la discordia procedente de cada pequeña ocurrencia perturbadora en el mundo a su alrededor.

“Al principio tal disciplina requiere un esfuerzo continuo y determinado; porque los pensamientos y sentimientos del noventa por ciento de la humanidad corren tan incontrolados y libres como un perro vagabundo.

“No obstante, no importa la cantidad de esfuerzo que toma traer bajo control estas dos actividades, ya que merece la pena cualquier cantidad de tiempo, energía y esfuerzo empleados, ya que no puede haber verdadero y permanente dominio de la vida de uno sin ese control.

Será mi placer y privilegio enseñarte el uso de estas Leyes Superiores. Su aplicación y uso te capacitarán para liberar verdadera Sabiduría y conseguir total Perfección”.

“El primer paso para el control de tu ser, es aquietar toda la actividad externa de ambos, mente y cuerpo. Esto hará maravillas para aquel que haga este ejercicio con el esfuerzo necesario, de quince a treinta minutos antes de ir a dormir, y por la mañana antes de comenzar el trabajo del día.

“El segundo paso requiere que se asegure uno de no ser perturbado, y después de llegar a estar muy aquietado, imagina y siente tu cuerpo envuelto en deslumbrante Luz Blanca. Los cinco primeros minutos debes sostener esta visión, y reconocer y sentir intensamente la conexión entre el ser externo y el Magno Dios Interno, enfocando la atención sobre el corazón y visualizándolo como un Sol Dorado.

“El siguiente paso es reconocer: ‘Acepto gozosamente ahora la plenitud de la Magna Presencia Divina, el Cristo Puro’. Siente la gran brillantez de la Luz e Intensifícala en cada célula de tu cuerpo por lo menos durante diez minutos de tiempo.

“Entonces finaliza la meditación con el mandato siguiente: ‘Yo soy un hijo de la Luz. Yo amo la Luz. Yo sirvo a la Luz. Yo vivo en la Luz. Yo estoy protegido, iluminado, abastecido por la Luz, y Yo bendigo la Luz’.

“Recuerda siempre: ‘Uno llega a ser eso sobre lo que medita’ y puesto que todas las cosas proceden de la Luz, la Luz es la Suprema Perfección y Control de todas las cosas.

“La Contemplación y adoración de la Luz obliga a que la iluminación ocurra en la mente, salud, fortaleza, y orden entrando en el cuerpo, y paz, armonía, y éxito manifestándose en los asuntos de cada individuo que quiera realmente hacerlo, y busque mantenerlo.

“Todo el tiempo, a través de los siglos y en cada era, bajo toda condición, se nos ha dicho por todos los que han expresado los mayores logros de la vida, que la Luz es Suprema, la Luz está en todo lugar, y en la Luz existen todas las cosas.

“Esta Verdad es justamente tan verdadera hoy como lo fue hace un millón de años. Tan remotamente como se encuentre un rastro de la humanidad, los sabios y grandes seres de todas las épocas son representados con una radiación de Luz alrededor de ellos, emanando de la cabeza y el cuerpo de cada uno.

“Esta Luz es real, tan real como las luces eléctricas de sus hogares. No está lejano el día en que serán construidas máquinas para revelar la emanación de la Luz alrededor de cada individuo, a la vista física de todo el que quiera observarla.

“Tal máquina también mostrará la contaminación o decoloración, que llega a ser una nube alrededor de la Luz de Dios, que el ser personal genera con los pensamientos y sentimientos discordantes.

“Esto, y esto tan sólo, es el modo mediante el cual se usa y cualifica mal la energía de la Gran Corriente de Vida.

“Si quisieran practicar este ejercicio fielmente y lo sintieran en cada átomo de su mente y cuerpo, con profunda, profunda intensidad, recibirían abundante prueba de la Inmensa Actividad, Poder, y Perfección, que reside y está activa por siempre dentro de la Luz.

“Cuando hayan experimentado esto, incluso durante un corto periodo de tiempo, no necesitarán pruebas posteriores. Ustedes llegan a ser su propia prueba.

“La Luz es el Reino. Entren en él y queden en paz. Retornen a la casa del Padre.

“Después de diez días de usar este ejercicio, es bueno hacerlo tres veces al día: mañana, mediodía, y noche.

“A menudo se escucha esta queja: ‘¡Oh! ¡Yo no dispongo de todo ese tiempo!’. A todos los que son de esta opinión deseo decirles simplemente esto: el tiempo que gasta la persona media en criticar, condenar, y culpar a la gente, a las condiciones y a las cosas, por no ser como ella piensa, si fuese ocupado con este reconocimiento y uso de la Luz, haría posible manifestarse el cielo en la Tierra, para el individuo que ose probarlo y tenga la determinación suficiente para mantenerlo. Nada es imposible. La Luz nunca falla.

“La Luz es el Modo Divino de crear y mantener Orden, Paz, y Perfección a través de la Creación. Cada ser humano sobre esta Tierra dispone de todo el tiempo que desee, en el cual hacer esto, cuando su deseo para hacerlo es lo suficientemente intenso.

“La intensidad en el deseo mismo reordenará el mundo de las personas, condiciones, y cosas, para proporcionar ese tiempo, si él fervientemente desea usarlo para su elevación. Ninguna persona en el mundo es una excepción a Esa Ley, porque el deseo intenso para hacer algo constructivo, cuando llega a ser suficientemente intenso, es el Poder de Dios que libera la energía necesaria para crear y expresar la cosa deseada.

“Todo el mundo tiene el mismo privilegio supremo de contactar con la Todopoderosa Presencia de Dios, y Ella es el Único Poder que siempre elevó, eleva ahora, y elevará, al ser personal y su mundo, por encima de la discordia y limitación terrenal. Hijo Mío Bienamado, prueba esto con gran determinación y hazte consciente de que Dios en uno es la Victoria Cierta.

Cuando finalizó su discurso, comencé a comprender que debía ser uno de los Maestros Ascendidos, porque no sólo me había dado pruebas de su Dominio sobre los elementos, con la precipitación, sino que además me había enseñado y dado explicaciones, tal como lo hizo. Me senté preguntándome cómo era que me conocía.

—Hijo mío, —dijo Él, contestando mi pensamiento de inmediato—, Yo te conozco desde hace eones. La elevación de tu pensamiento, por su esfuerzo consciente, ha hecho posible nuestro contacto en este momento. A pesar de que siempre he estado en contacto contigo, estando en los cuerpos más sutiles, tu esfuerzo consciente para poder alcanzar a alguno de los Maestros Ascendidos abrió el camino para que yo viniera a ti en un modo más tangible; es decir, tangible para tus sentidos físicos.

“Veo que no me reconoces lo bastante en tu conciencia externa. Yo estuve presente durante tu nacimiento, en la muerte de tu madre, y fui el instrumento que puso en contacto a ti y a Lotus, en el momento adecuado, para no retardar tu avance.

“Nuevamente intervine para traer a tu hijo a tu vida, en esta encarnación. No obstante, ten un poco de paciencia. Siéntate un momento y permanece tranquilo. Obsérvame atentamente y te revelaré mi identidad.

Hice como me indicó y, quizá en apenas un minuto completo, vi su cara, cuerpo, y vestiduras transformarse en la viviente, palpitante, tangible Presencia del Maestro Saint Germain, sonriendo ante mi asombro y disfrutando de mi sorpresa.

Él estaba allí ante mí, como la figura magnifica de un Dios, vestido con una túnica blanca enjoyada, y con una Luz y Amor en sus ojos que revelaban y probaban el Dominio y Maestría que poseía.

—Este —explicó Él—, es el cuerpo en el cual trabajo la mayoría del tiempo, cuando me ocupo del bienestar de la humanidad, a no ser que el trabajo que hago requiera un contacto más estrecho con el mundo externo de los negocios, y en ese caso hago que mi cuerpo asuma las características y vestimenta de la nación con la cual deba trabajar en ese momento.

—¡Oh! —exclamé yo—, ahora te reconozco porque te he visto muchas veces como ahora, en los niveles Internos de la conciencia.

—Hijo mío —explicó—, ¿ves lo que es auténtica Maestría? Nosotros, en el Estado Ascendido, podemos controlar la estructura atómica de nuestro mundo del mismo modo en que un alfarero controla el barro. Cada electrón y átomo del Universo es obediente a nuestro deseo y mandato, debido al Poder de Dios por el cual lo controlamos y del cual hemos ganado el derecho de ser los Directores. La humanidad no ascendida se maravilla ante estas cosas, pero les aseguro no nos requiere más esfuerzo cambiar la apariencia de nuestros cuerpos del que le requiere a un ser humano corriente cambiar su ropa.

“La desafortunada condición de la naturaleza humana, que mantiene a los individuos en sus auto-creadas limitaciones, es su actitud mental, que lo mismo teme que ridiculiza aquello que no comprende, o lo que es peor, en su ignorancia dice: ‘Eso es imposible’. Hay cosas que no son posibles bajo ciertas condiciones, pero el Ser Divino que es la Gran Luz, puede cambiar todas las condiciones humanas, de modo que nada es imposible.

“Cada individuo tiene la Llama Divina de la Vida dentro de él, y Ese Ser Divino suyo tiene Dominio dondequiera que uno se mueva en el universo. Si uno, a causa de su propia inercia mental, no quiere ejercer el esfuerzo necesario para reordenar sus viejos hábitos de la mente y el cuerpo, proseguirá atado a las cadenas que él mismo se forjó; pero si elige al Dios Interno y se atreve a dar a ese Ser Divino todo el control de sus actividades externas, recibirá el conocimiento, una vez más, de su dominio sobre toda sustancia, dominio que ha sido suyo desde el comienzo.

“Ha llegado el momento en el que muchos de los seres humanos están despertando rápidamente, y debe hacérseles comprender, en algún modo, que ellos han vivido, una y otra vez, en cientos, a veces miles, de vidas, cada vez en un cuerpo nuevo.

“La Ley de la reencarnación es la actividad, en el crecimiento humano, que da al individuo una oportunidad de restablecer un equilibrio, para las condiciones que conscientemente lanzó al desequilibrio. Es tan sólo una actividad de la ley de compensación, causa y efecto, o lo que puede ser llamado un proceso equilibrador automático, gobernando todas las fuerzas en todo lugar del universo. La correcta comprensión de esta Ley proporciona la explicación de muchas de las condiciones de la experiencia humana, que de otro modo parecen totalmente injustas.

“Es la única explicación lógica de las infinitas complejidades y experiencias de la creación humana, y descubre la operación y Ley sobre la cual descansa toda manifestación. Esto hace comprender a uno que no existe tal cosa como la casualidad o el azar. Todo está bajo directa, exacta, y Perfecta Ley. Cada experiencia de la conciencia tiene una causa anterior, y toda cosa, al mismo tiempo, es la causa de un efecto futuro. Si un hombre daña a una mujer en una vida, es seguro que reencarnará en forma femenina y pasará a través de una experiencia similar, hasta que comprenda y experimente eso que hizo soportar a otro. La misma cosa es cierta para una mujer que sea injusta o dañe a un hombre.

“Este es el único modo por el cual uno es forzado, o mejor dicho, se fuerza uno a sí mismo, a experimentar la causa y el efecto de toda cosa que él genera en el mundo.

“El individuo puede crear y experimentar cualquier cosa que desee en su mundo; pero si elige hacer algo que haga experimentar discordia a otros, entonces se obliga a sí mismo a pasar por una condición similar hasta que comprende el efecto que produce su creación sobre el resto de la Vida del Universo.

“Ven conmigo, y revisaremos una vida física en la que usaste una forma femenina en Francia, la cual fue una cantante de gran éxito, con una voz de exquisita belleza y poder.

Inmediatamente, sin el más mínimo esfuerzo por parte mía, estuve fuera de mi cuerpo físico, viéndolo claramente mientras reposaba sobre el suelo. Me pregunté si estaría a salvo allí sobre la ladera de la montaña, y en contestación a mi pensamiento, replicó Saint Germain:

—No te preocupes. Nada en el mundo puede dañar tu cuerpo mientras estemos fuera. ¡Observa!

Instantáneamente vi mi cuerpo rodeado por una Llama Blanca, formando un círculo de unos quince metros de diámetro.

Él colocó su brazo derecho alrededor mío, y vi como nos elevábamos rápidamente del suelo, mientras me ajustaba con prontitud a su acción vibratoria. No hubo un definido sentimiento de movimiento a través del espacio, pero de pronto vimos hacia abajo, un pueblo en el Sur de Francia, y Él continuó:

—Aquí nació usted como hija única, la hija de una bella mujer, cuya vida fue un ejemplo de idealismo muy adelantado con relación a la mayoría de aquel periodo. Su padre fue un marido y compañero muy devoto, de alta cultura, e inspirado por el primitivo espíritu Cristiano.

“El éter atmosférico de cada entorno registra todo lo que ha ocurrido en esa localidad. Reviviré estos registros etéricos y podrás ver imágenes vivientes, dando cada detalle de tu vida.

“Usted cantó en la iglesia de esta localidad y estudió con una maestra que persuadió a tus padres para que le permitieran entrenarte. Tuviste rápidos progresos, y recibiste todavía mayores ventajas al trasladarte con ellos a París.

“Después de un año de intenso estudio, llegó una oportunidad para cantar ante la Reina de Francia, y a través de su patrocinio tuviste actuaciones en muchos de sus salones. Esto le aseguró una carrera musical exitosa. Francia y el éxito prodigaron sus dones sobre ti durante los cinco años siguientes, y acumulaste mucha riqueza.

“De pronto, ambos padres pasaron a través del cambio llamado muerte, y el impacto fue muy grande para ti, seguido por varias semanas de seria enfermedad. Cuando se recuperó y retornó de nuevo a los conciertos, una nueva cualidad compasiva se había incorporado a su voz, a través de la reciente experiencia del dolor.

“Un hombre, que había guiado mucho de tu estudio musical, llegó a ser director de su trabajo público, y tú llegaste a depender de él como alguien que parecía ser digno de confianza.

“A continuación siguieron catorce años de brillante éxito, al final de los cuales enfermaste repentinamente y falleciste en el plazo de una semana. Tus joyas y tus riquezas las dejaste a cargo del director para ser usadas en ayudar a otros, y para cumplir ciertos planes para los cuales había trabajado toda su vida. Apenas habían finalizado los ritos funerarios, cuando tuvo lugar un completo cambio dentro de él. La codicia tomó enteramente posesión de él. Ahora te mostraré este hombre a quien conociste hace algunos años, aquí en América, en tu vida presente. Estoy bastante seguro de que recordarás claramente el incidente de negocios.

A continuación me mostró una relación comercial en la cual yo pretendía ayudar a diversa gente, mientras estaba en el Oeste, hacía unos diez años, en conexión con un representante del gobierno Belga.

—A este hombre —continuó Él—, se le dio una oportunidad aquí para corregir la equivocación cometida en tu contra en Francia. Se le mostró la condición, y supo perfectamente bien la situación por la cual se lo mostramos, pero no era aún lo suficientemente fuerte para dejar operar la Gran Ley Cósmica de Justicia, y saldar esa deuda. Si lo hubiese hecho de propia voluntad, hubiera obtenido la libertad en muchos modos y le hubiese permitido progresar mucho más rápidamente en esta encarnación.

“Es de este modo cómo la vida externa mantiene al individuo atado a la rueda de la necesidad, renacimiento, continuada lucha, y dolor, hasta que permitimos que la Luz del Cristo Interno nos ilumine y purifique, para que podamos responder solamente al Plan de Dios: Amor, Paz, y Perfección para Su Creación. Esta es la clase de lección que uno nunca olvida, porque la enseñanza objetiva registra la experiencia en la visión, lo mismo que en la mente. El registro en la vista es más profundo, y necesariamente recibe más atención desde la actividad externa del intelecto.

“La esencia de esta experiencia, olvidada hace tiempo, se fijó ella misma en mi memoria permanentemente, porque puedo recordar cada detalle, tan claramente como cuando la observé con Él.

“Ahora —prosiguió Él—, recordaremos otra encarnación tuya. Una ocurrida en Egipto.

Nos elevamos del suelo y proseguimos rápidamente hacia adelante. Yo era muy consciente del Mar Mediterráneo, mientras pasábamos sobre sus bellas aguas. Nos dirigíamos a Karnac y Luxor, cuando tomamos de nuevo contacto con la Tierra.

—Observa atentamente —dijo Él—. Este registro es de un templo muy antiguo en Luxor. No de esos cuyas ruinas están explorando hoy los arqueólogos, sino uno que es anterior a cualquier otro que haya sido descubierto hasta el presente. Si ellos supiesen dónde buscar, encontrarían templos magníficos en un estado de conservación casi perfecta.

Indicándome un cierto lugar lleno de ruinas, que es todo lo que los viajeros pueden ver hoy, la escena fue reemplazada por la actividad en el éter, tal como había sido originalmente en toda su belleza y esplendor, mucho más magnífica que cualquier cosa de la cual tenga idea la presente generación.

Los jardines y estanques estaban rodeados por grandes pilares de mármol blanco y granito rosa. La localidad entera llegó a estar viva, real y vibrante, y justo tan tangible como cualquier ciudad física actual de la Tierra. Se veía tan perfectamente natural y normal que pregunté de qué modo hacía Él tan vividas estas experiencias.

—El hombre y su creación —replicó Él—, como también la Naturaleza, tienen una contraparte etérica, un patrón, que hace su impresión eterna sobre la atmósfera alrededor de él, dondequiera que se mueve. El patrón de la actividad del individuo, y de la experiencia de la vida, está dentro de su propia aura todo el tiempo. Un registro similar existe en el aura de cada localidad. Un Maestro Ascendido puede, si así lo elige, revivificar o revestir el registro de las actividades anteriores del individuo, dondequiera que esta persona ocurra que se halle, porque el patrón, sobre el cual reúne el Maestro Ascendido la estructura atómica, está siempre en el aura de ese individuo. Cuando el Maestro reviste el registro de una localidad, debe hacerlo en el mismo y específico lugar; porque tal registro, cuando se reviste, llega a tener la misma forma y estructura viviente que tenía antes, cuando se construyó por primera vez en la sustancia física.

“De este modo es posible agrupar de nuevo la estructura física de un edificio completo y de sus alrededores, cuando así lo desea el Maestro Ascendido, para lograr algún buen propósito. Cuando uno ha obtenido este Dominio dado por Dios, él puede revestir y reanimar cualquier Registro Etérico que desee hacer visible para enseñanza y beneficio de los estudiantes y de otros. Cuando hace esto, es tan real como la realidad misma, y los objetos revestidos se pueden fotografiar, manipular y hacer tangibles a los sentidos físicos de aquel que los observe.

—Fíjate —me recordó Él—, Tu estás experimentando estas actividades en su cuerpo más sutil, pero no son menos reales a causa de esto, porque su cuerpo físico es solamente una vestidura que tú, el Ser Consciente, pensante, y experimentador, llevas puesta. Es lo mismo que si llevara un grueso abrigo en el frío invierno y solamente un traje ligero en un día del caluroso verano. Las experiencias en el traje ligero no serían seguramente menos reales que las vividas cuando lleva puesto el abrigo grueso. Traigo esto a tu atención para que puedas entender las actividades mayores y menores de la Vida.

Examinamos entonces los terrenos, el entorno y la arquitectura.

—Ven y entremos —dijo Él.

Y mientras hablaba, avanzamos unos pasos y atravesamos la entrada principal, entrando dentro del mismo templo. Nosotros nos volvimos actores vivientes y, al mismo tiempo, observadores de la experiencia siguiente.

Pasamos dentro de la parte principal del templo, y proseguimos hacia el Santuario Interno. El Sumo Sacerdote vino directamente en nuestra dirección, y pareció reconocerme.

—Este sacerdote de tiempos antiguos —explicó Saint Germain—, es ahora tu hijo.

Apareció entonces un sacerdote menor a quien inmediatamente sentí que conocía, y el Maestro señaló: “El sacerdote coadjutor era usted mismo”. Entramos al Santuario Interno y vi la virgen vestal guardando el Fuego Sagrado. Ella, a la que ahora observaba, era Lotus, mi bienamado Rayo Gemelo, a quien conocí y con quien me casé hace algunos años, y es la madre de nuestro hijo.

La escena cambió y vimos a un príncipe visitante de una distante provincia que planeaba apresar a la virgen vestal para hacerla su esposa. Todo parecía ir bien, hasta que el Sumo Sacerdote tuvo una visión de lo que iba a ocurrir. Eso le perturbó pero se contuvo. Se puso en guardia cuando vio entrar a los esclavos del príncipe y los observó al aproximarse éstos al Santuario. Cuando se acercaron más, él avanzó unos pasos y pronunció con tan sólo una palabra. Un esclavo más atrevido que el resto entró. El Sumo Sacerdote le advirtió que retrocediera, pero él todavía se acercó más.

Cuando alcanzó un cierto Círculo Sagrado de fuerza, que emanaba del Altar, el sacerdote no lo dudó por más tiempo. Avanzó hasta el borde externo de esa Radiación Protectora, elevó su mano derecha y apuntó directamente al esclavo. Una ráfaga Llameante salió disparada como un rayo y el esclavo cayó sin vida al suelo.

El príncipe, que estaba observando, se adelantó con insano furor. “¡Para!”, ordenó el sacerdote de nuevo, en un tono de voz similar a un trueno. El príncipe dudó por un momento, aturdido por el mismo poder de la palabra, y el sacerdote continuó: “¡Escúchame! Tu no profanarás el mayor de los dones de Dios al Templo de la Vida. ¡Márchate! Antes de que sigas la misma suerte de tu descarado y atrevido esclavo”.

El Sumo Sacerdote era totalmente consciente del poder que podía manejar y, mientras vigilaba al príncipe, era la misma encarnación del autocontrol absoluto, conscientemente mantenida en obediencia a su voluntad. Se veía Majestuoso, coronado con Poder Eterno. La voluntad del príncipe era también poderosa, pero no tenía control sobre sí mismo y, cuando le envolvió otra oleada de ciega rabia al verse contrariado, se lanzó hacia adelante, dando rienda suelta a su lujuria. El sacerdote, rápido como un relámpago elevó su mano. La Llama se disparó una segunda vez y el príncipe siguió la misma suerte que su esclavo.

Saint Germain se dirigió a mí, y explicó la experiencia todavía más ampliamente.

—¿Puedes ver? —comenzó—, ese es el modo en el que la cualidad dentro de cada fuerza reacciona sobre aquel que la emite. El príncipe y su esclavo llegaron con las cualidades de odio, egoísmo, y depravación dentro de sus sentimientos y, cuando el sacerdote dirigió la fuerza hacia ellos, de la que era maestro, tomó sobre sí misma esas cualidades, en el momento que tocó sus auras.

“El sacerdote hizo, simplemente, regresar sobre ellos sus propios sentimientos y egoísmos. El sacerdote quedó protegido él mismo por su generoso esfuerzo en proteger a la vestal.

Finalizado ese incidente se desvaneció la escena de esplendor, y nuevamente nos encontramos en medio de las ruinas del templo. Saint Germain me reveló todavía más cosas, que no puedo relatar aquí.

—Hay solamente un modo —prosiguió Él—, para evitar la rueda cósmica de causa y efecto, la necesidad de reencarnar, y es el de hacer un consciente esfuerzo para comprender la Ley de la Vida. Uno debe buscar fervorosamente el Dios Interno, hacer permanente y consciente contacto con ese Ser Interno y mantenerse firme en ello, ante toda condición de la vida externa.

“Será mi placer y privilegio mostrarte más, pero solamente por la enseñanza que les pueda traer a ti y a otros. Vamos, ahora debemos volver.

Cuando llegamos cerca de mi cuerpo, me instruyó de nuevo:

—¡Observa cómo desaparece el círculo de Llama Blanca!

Yo miré. El círculo se desvaneció. Un momento más tarde yo estaba de vuelta en mi cuerpo. El sol estaba descendiendo, y deduje que sería cerca de la medianoche, cuando llegara a casa.

—Coloca tu brazo sobre mi espalda —dijo Saint Germain—, y cierra tus ojos.

Yo sentí mi cuerpo elevarse del suelo, pero no fui particularmente consciente de ningún movimiento de avance. Al poco tiempo mis pies tocaron el suelo y, abriendo mis ojos, me encontré en mi alojamiento. Saint Germain estaba bastante divertido, cuando pregunté cómo era que habíamos podido volver en esta manera, sin atraer la atención de la gente alrededor nuestro, y Él contestó:

—Nosotros, muchas veces, ocultamos nuestros cuerpos con la capa de invisibilidad, cuando nos movemos en medio de las personas con cuerpo físico—, y en el siguiente segundo se había ido.

Yo había oído hablar de que los Maestros Ascendidos podían llevar sus cuerpos con ellos dondequiera que van, y manifestar, o hacer visible, cualquier cosa que deseen usar directamente desde lo Universal.

No obstante, fue una cosa muy diferente experimentar un contacto real con uno de ellos, e intenté comprender plenamente la maravilla de la experiencia. Para Saint Germain fue evidentemente una ocurrencia muy normal.

Me senté en silenciosa reflexión durante un largo tiempo con profunda, profunda gratitud, intentando comprender y darme cuenta plenamente de su explicación de “La Ley” concerniente al deseo.

Él enfatizó su importancia y actividad como el poder motivador del Universo, para propulsar nuevas ideas que forzan una expansión de conciencia dentro de la Vida de cada individuo. Él lo había explicado diciendo:

“El Deseo Constructivo es la actividad expansiva dentro de la Vida, porque tan sólo en este modo vienen a la expresión mayores y mayores ideas, actividad, y logros, en el mundo externo de la sustancia y la forma. Dentro de cada Deseo Correcto está el poder de su realización. El Hombre es el Hijo de Dios. Él tiene orden del Padre para elegir cómo dirigirá la energía de Vida, y qué cualidad desea que exprese su deseo realizado. Y esto debe hacerlo porque el libre albedrío es su derecho de nacimiento.

La función de la actividad externa del intelecto es la de guiar toda la expansión dentro de canales constructivos. Este es el propósito y deber del ser externo. Permitir que la Gran Vida, o Energía Divina, sea usada solamente para gratificar los deseos de los sentidos —que es el hábito de la masa de la humanidad— lleva a su uso destructivo, y siempre, sin ninguna excepción, está seguido por la desarmonía, debilidad, fracaso y destrucción.

El uso constructivo del deseo es la dirección consciente de esta ilimitada Energía Divina, mediante la Sabiduría. Todo deseo, dirigido por la Sabiduría, lleva alguna clase de bendiciones al resto de la creación. Todo deseo dirigido por el Dios Interno, sale con el sentimiento de Amor y bendice siempre”.

Los siguientes días los pasé escribiendo este registro de mis experiencias. De pronto, una mañana, al despertarme, encontré una tarjeta dorada sobre la mesa cercana a mi cama. Parecía una pieza de oro metálico, y sobre ella había una frase corta, escrita en un bello color violeta:

“Vaya a nuestro lugar de cita en la montaña

a las siete de la mañana.

Saint Germain”.

Guardé esta tarjeta cuidadosamente, y apenas pude esperar a que pasara el tiempo intermedio, tan grande era mi expectación. Tempranamente, la mañana siguiente, mientras preparaba un bocado, sentí un claro impulso de no llevar nada conmigo. Obedecí y decidí confiar que mis necesidades serían satisfechas directamente desde lo Universal.

Alegre de corazón, pronto estuve de camino, determinado a no perder ninguna oportunidad de hacer preguntas, si eran permitidas. A medida que me aproximaba al punto de encuentro, mi cuerpo llegó a sentirse cada vez más ligero, hasta que, cuando apenas faltaba un kilómetro y medio, mis pies casi no tocaban el suelo.

No había nadie a la vista, de modo que me senté en el tronco de un árbol para esperar a Saint Germain, no sintiendo fatiga ninguna, aunque mi caminata había sido de unos dieciséis kilómetros.

Mientras meditaba sobre el maravilloso privilegio y bendición que había llegado a mi vida, oí romperse una ramita y miré a mi alrededor, esperando ver a Saint Germain. Imaginen mi sorpresa cuando, alejada, no más de quince metros, vi una pantera aproximándose lentamente hacia mí. Mi cabello debió ponerse de punta. Quise correr, gritar, tal era el sentimiento de miedo dentro de mí. Hubiera sido inútil moverme, porque un salto de la pantera habría sido fatal para mí.

Mi cerebro dio vueltas por el gran miedo que sentía, pero una idea se abrió paso claramente y mantuvo mi atención con fijeza. Yo comprendí que tenía la Magna Presencia de Dios justo dentro de mí, y que esta Presencia era todo Amor. Este bello animal era una parte de la Vida de Dios también, y me obligué a mirarlo directamente a los ojos. A continuación me vino la idea de que una parte de Dios no podía dañar a otra parte. Estuve consciente solamente de este hecho.

Me recorrió un sentimiento de Amor, que se proyectó como un Rayo de Luz directamente hacia la pantera, y con él se fue mi miedo. Las sigilosas pisadas cesaron y yo me acerqué lentamente hacia ella, sintiendo que el Amor de Dios nos llenaba a ambos. Se suavizó la mirada viciosa de sus ojos, el animal se enderezó, y vino lentamente hacia mí, restregando su lomo contra mi pierna. Yo me agaché y palmeé su suave cabeza. Ella elevó la mirada hacia mis ojos durante un momento y después se tumbó y puso a rodar como un gato juguetón. El pelo era de un bello color oscuro, rojizo-marrón; el cuerpo era largo, flexible y de gran fortaleza. Yo continué jugando con ella, cuando subí la mirada repentinamente, y vi a Saint Germain de pié a mi lado.

—Hijo mío —dijo Él—, yo conocía tu gran fortaleza interna, de lo contrario no hubiera permitido semejante prueba. Has conquistado el miedo. ¡Te felicito!

“De no haber dominado al ser externo, no hubiese permitido que la pantera te dañara, pero nuestra asociación hubiera cesado por un tiempo.

“Yo no tengo nada que ver con la aparición de la pantera aquí. Fue parte de la operación de la Gran ley, como comprobarás antes de que cese tu asociación con tu nueva amiga.

“Ahora que has pasado la prueba del coraje me es posible darte mayor asistencia. Cada día llegarás a ser más fuerte, más feliz, y expresarás mayor libertad.

Él extendió su mano y en un momento aparecieron cuatro pastelillos de un bello color dorado-marrón, del tamaño de unos cinco centímetros cuadrados. Él me los ofreció y los comí según su instrucción. Estaban deliciosos.

Inmediatamente sentí una sensación de hormigueo y aceleración a través de mi cuerpo entero; un nuevo sentido de salud y claridad de mente.

Saint Germain se sentó a mi lado e inició mi instrucción.

Misterios develados

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