Читать книгу Mundo de Gigantes, Horizontes y Espejismos - Óscar Anibal Milovich - Страница 14

El rey sale de sus aposentos a saludar a la plebe que lo adula ciegamente cual Dios salvador de todos los males. Detrás de la puerta, sus escribas transcriben las palabras que se han de transformar en los edictos, para cumplir por los aldeanos, que sus lacayos han de expresar como si fuesen bufones de su majestad.

Tras los muros del castillo se esconden los secretos más oscuros de la dinastía, sombras que opacan el brillo de sus torres.

El emblema de su escudo, deslucido por sangre de justos derramada, y el reino con sus tierras reducidas ante el avance de invasiones extranjeras.

Los escuderos del rey, cegados por una obediencia obtusa a todo entendimiento, llevan a ejecución dichos edictos que favorecen a aduladores y castigan a los rebeldes sin causa.

Los señores feudales, protegidos detrás de sus muros rodeados por el foso, viven sus vidas ajenas a toda justicia por ellos dictada. Brindan los unos por los otros, mientras se divierten con arlequines bien pagados por su actuación, ignorando sin piedad la hambruna de los vasallos que felices festejan por las migajas.