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PREFACIO

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Era cerca de las 23 hs. de un día cualquiera de la semana, del año 2002. En mi casa no encontraba espacio adecuado para orar, así que había salido a caminar por los alrededores de mi barrio mientras conversaba con Dios, en una noche aquietada. De repente, paso por una casa y quedo asombrado por lo que mis ojos ven: en un cesto de basura, hay una multitud de libros tirados para que los recoja el camión.

Déjame explicarte algo importante. Yo amo la lectura, desde niño podía pasar horas enteras leyendo cualquier tipo de literatura. Así ha sido durante mi vida entera. Quienes me conocen saben que lo primero que haré cuando entre en una casa es buscar la biblioteca y detenerme un rato a inspeccionar y hojear sus libros.

Puedes imaginar entonces lo que sentí esa noche cuando vi tantos desechados a la basura. ¡Qué horror! ¡Qué crimen! Recuerdo que salí corriendo a buscar a casa una bolsa grande de consorcio. Tenía que apresurarme antes de que me gane el camión de basura. Gracias a Dios, llegué a tiempo. No sé la cantidad de libros que rescaté, pero fue la mayoría.

Cuando llegué a mi casa, con esa bolsa llena, empecé a revisarlos uno por uno. De repente me llamó poderosamente la atención el título de uno: Lecturas Matutinas. Se trataba de una especie de manual de reflexiones para cada día del año. Lo separé del resto, lo limpié un poco y empecé a leerlo. Esa misma noche empecé a escribir este libro, Pan de Héroes. Con ese libro en mano, rescatado del basurero, entendí que Dios me estaba mostrando que debía escribir un libro de reflexiones diarias, con ese estilo; con reflexiones cortas que dejen un mensaje profundo.

El primer ensayo ocupó varias hojas de un cuaderno. El segundo, un par de meses después, lo edité en dos revistas a las que llamé Prédicas motivacionales I y II. Ambas revistas pasarán a la historia de mi vida como el primer material que publiqué. Se vendieron cientos de ejemplares. Pero tuvieron que pasar más de doce años para que saliera a la luz en formato libro.

Hoy tengo el altísimo honor de presentarles este, mi quinto hijo literario. El título del mismo tiene cerca de seis años y está sacado de un texto bíblico que me impactó, a mediados del 2008, mientras leía la Biblia del peregrino de Alonso Schöekel: el salmo 105, versículo 40. El salmista va enumerando una a una las acciones gloriosas de Dios para liberar y demostrar su amor a su pueblo. Y entre ellas nombra la siguiente:

…los sació con pan de héroes.

Con este sintagma, se está haciendo referencia al maná, ese pan que alimentó al pueblo de Israel en su estadía por el desierto, que caía del cielo para alimentar a esos valientes héroes hambrientos. El alimento les permitía seguir avanzando en aquella hostil travesía rumbo a la tierra prometida.

Creo que nosotros también necesitamos un alimento diario similar, en el desierto de nuestra vida rumbo a la tierra prometida que habitaremos definitivamente un día. También hoy necesitamos ese pan celestial. Ese pan es, sin duda, la Palabra de Dios, que me analizaré en un formato de pequeñas reflexiones para que puedan ser un alimento espiritual para fortalecer el espíritu.

Lo ideal sería leer una reflexión por día, de manera tal que podamos rumiarla adecuadamente a lo largo de la jornada. Este no está pensado como un libro de lectura continua, sino más bien como parte de un proceso de reflexión y meditación diaria que nos permita degustar, analizar, orar y poner en práctica los principios enseñados.

El estilo utilizado es el mismo al de los anteriores libros que escribí. No quiero hacer teología, psicología o filosofía, sino tal vez una mezcla de las tres, pero desde un enfoque espiritual. Una vez más, respetando mi estilo literario, uso un lenguaje que intenta escapar a la monotonía y a la pesadez y que busca ser accesible a través de cuentos, anécdotas, leyendas, películas, testimonios personales, parábolas, frases biografías, etc., recursos que le permitan meditar tanto a un niño como a un anciano.

He procurado la variedad, cambiando permanentemente de temáticas para reflexionar. Por lo cual no será posible hacer una lectura continuada de reflexiones sin tener que hacer una pausa mental entre enseñanza y enseñanza.

Hacia el final del libro, agrego una sección de pequeñas meditaciones, más cortas que las anteriores. Se trata de pequeños fragmentos de frases que he ido publicando en mi cuenta de la red social Facebook, semana tras semana, estos últimos años, y que muchas personas me pidieron que las publique. Creo que este es el mejor espacio para hacerlo. Y como no voy a dejar de publicar estas frases, intuyo que este es el primer tomo de varios Pan de héroes que el Señor me va a permitir escribir.

Ruego a Jesús que derrame su bendición amorosa en cada palabra que leas de este nuevo trabajo que Él me encomienda. Que sea para tu alma un alimento nutritivo que te lleve a escudriñar más y más las escrituras.

No dudes que este libro es para ti… claro que lo es… es el tipo de alimento que necesitan personas como tú.

Sebastián Escudero,

Junio de 2014

sebaescudero3@hotmail.com

Pan de héroes

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