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1. LA HORMIGUITA SONRISITAS

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Un día de lluvia hacía

y no podía salir

en el hormiguero estaba

y yo pasé por allí.

Sentada en aquel banco

me puse a descansar

y de pronto en el zapato

me la vine a encontrar.

La miré con atención

algo de ella me extrañó

y al volver a mirar

la hormiga me sonrió.

¡No me lo podía creer!

estaría yo soñando

pero lo volvió a hacer

y se quedó esperando.

Muy quietecita estaba

en lo alto del zapato

y yo allí la miraba

y así pasé un buen rato.

Estando ya más tranquila

con el dedo la cogí

y me la puse en la mano

y yo también sonreí.

―¡No me vayas a aplastar!

―al pronto yo escuché

no me lo podía creer

y muy fija la miré.

―Sí, es que tú eres grande

y hasta me puedes matar

y yo que soy pequeñita

sólo quiero pasear.

―¿Es cierto estás hablando?

pues te puedo escuchar

estate aquí tranquila

que no te voy a dañar.

»Pero dime cómo es

que tú me puedes hablar

las hormiguitas no hablan

seguro que no es real.

―Mira si quieres te digo

algo para que tú sepas

pero mejor ven conmigo

y obtendrás más respuesta.

»Pues veo que eres curiosa

y te quieres enterar

por qué una hormiga habla

y te lo quiero mostrar.

Con ella sobre mi mano

hacia allí me dirigí

donde ella me indicaba

ahora te lo digo a ti.

El aspersor se paró

el agua ya no caía

y de llover ya dejó

eso la hormiga creía.

―Ahora verás salir

a todas mis hermanitas

que van a buscar comida

y se ponen en filita.

Yo miré atentamente

donde ella me indicaba

y al pronto apareció

una así asomaba.

Salió con mucho cuidado

lentamente apareció

y fuera del agujero

y a otra le precedió.

Al ratito eran muchas

las que allí se veían

y una filita puesta

en el suelo se movía.

Las seguí atentamente

no quería molestar

y llegando a una planta

se pusieron a buscar.

Pero lo que me extrañó

era que ellas hablaban

y allí estaba yo

escuchando y me miraban.

La que tenía en la mano

me dijo, ―¡Baja y verás!

cómo todas dicen algo

y te quieren enseñar.

Yo no salía de mi asombro

y a mi amiga pregunté

―¿Qué me enseñará una hormiga?

¿Qué puede ella saber?

Con su sonrisa en la boca

que aún no había dejado

me dijo, ―Escucha atenta

y mira para ese lado.

Un gatito allí había

que antes no me fijé

hablando con una hormiga

y yo bien los escuché.

Aquello no era cierto

y los ojos me froté

“Debía de estar durmiendo”

eso es lo que pensé.

Pero sí, era bien cierto

el gatito allí estaba

charlando con la hormiguita

mientras ella trabajaba.

Y los dos amigos eran

y se llevaban muy bien

esa hormiga y el gato

me hicieron comprender.

Que todos si lo queremos

amigos podemos ser

y no pelearnos nunca

eso debemos hacer.

Que siendo todos amigos

felices vamos a ser

estaremos más unidos

y nos podremos querer.

AMOR

Versos Sobre Hormiguitas

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