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El caso
El caso “Belén”
Belén, nombre ficticio para preservar la identidad, ingresó a la Guardia del Hospital Avellaneda -en Tucumán- la madrugada del 21 de Marzo de 2014.
Con 25 años y dolores abdominales fuertes Belén entró acompañada de su mamá por esa misma puerta que la despediría -esposada- camino al Penal de Santa Ester donde permaneció alojada hasta que obtuvo su libertad 26 meses más tarde.
A las 3.50 de esa madrugada la atendieron dos médicas y un médico. Le diagnosticaron un “abdomen agudo” y le administraron calmantes inyectables. Volvió a la camilla donde estaba, una enfermera le acercó una frazada porque Belén dijo tener frío. Pasó aproximadamente allí dos horas.
Cuando amanecía y la hora de limpieza avanzaba, le indicaron cambiarse de camilla y allí constataron una hemorragia. Fue derivada al Servicio de obstetricia del mismo Hospital donde la recibiría su primer “Juez”: el Dr. José Daniel Martín. Fue él quien le diagnosticó un “aborto espontáneo incompleto sin complicaciones” - registrado correctamente
en la Historia clínica - y fue también él quien convirtió ese aborto en un “homicidio”, con ayuda de una policía.
Ese aborto espontáneo se convirtió en una causa judicial de “aborto seguido de presunto homicidio” y luego de una investigación fiscal plagada de irregularidades, en un “homicidio doblemente agravado por el vínculo y por alevosía”.
la historia de Belén es la historia de un evento obstétrico adverso que se transformó en un caso policial primero y judicial después, pero que con la ayuda del movimiento de mujeres se convierte en un hecho político que pone al descubierto una tríada de poder para disciplinar mujeres con la herramienta más violenta del Estado: la cárcel.
Hospital de Clínicas Nicolás Avellaneda - Tucumán
Otra forma de contar el Caso de Belén: los números
Belén entró al Hospital Avellaneda a las 3.50 de la madrugada del 21 de Marzo de 2014.
Según su historia clínica, tuvo 1 aborto espontáneo.
Fue al baño unos minutos, 5 minutos dice una Enfermera.
Le llevó otros 5 minutos que sus médicos la acusen de haberse provocado un aborto.
Sólo 6 minutos después de que le hicieran el legrado ya estaba “aprehendida” en la cama del Hospital.
Despertó con 5 policías que la custodiaban.
2 fueron las Psicólogas que pidieron que esa custodia fuera -por lo menos- femenina.
En sólo unas 5 horas más, estaba detenida por orden judicial por “aborto seguido de presunto homicidio”.
4 días después le dieron el alta y salió directamente presa al Penal Santa Ester.
Llevando 5 días presa, el Fiscal le imputó un “homicidio agravado por el vínculo”, 1 día antes de que haya una autopsia.
1 mes es el tiempo que demoró la Fiscalía en pedir un ADN.
0 es el número de estudios genéticos que se hicieron para probar la acusación.
1 mes es el tiempo que demoró el Hospital en pedir disculpas por haber “confundido” primero y “perdido” después “el feto de la causa”.
En un solo día declararon 3 médicos/as, 2 psicólogas, 1 partera y 2 enfermeros/as.
1 mes después de su detención, 1 Jueza resuelve su encarcelamiento preventivo.
2 son las hojas con que su Defensora oficial apeló esa sentencia.
La investigación de su caso duró casi 4 meses.
Su Juicio oral duró 3 días y declararon 8 profesionales de la salud, todos los que la atendieron esa noche de su aborto espontáneo.
30 minutos tuvo que esperar el tribunal, el Fiscal y Belén a la Defensora oficial el día que le dictaban su condena.
15 años de condena pidió el Fiscal, 8 años le dio la Cámara.
Los números son fríos puede pensarse. Sin embargo, 898 días son los que Belén estuvo en prisión sin una condena firme. 55 horas y 1 Hábeas Corpus es lo que demoró su “inmediata libertad”.
Hace más de 900 días que Belén está involucrada en una causa que según el Ministro Fiscal es “nula desde fs. 1”. Es fácil entrar y difícil salir del Sistema Penal.
Los vericuetos procesales son difíciles de aventurar y hay plazos que deben cumplirse, después de todo la ley esta para eso. “La Justicia es lenta” se escucha a menudo y este caso habilita a responder “depende para qué”.
“La justicia es ciega” nos enseñan y este caso muestra que según “la cara del cliente”. Entre 370.00 y 500.000 abortos por año se hacen en argentina, según el Ministerio de Salud de la Nación2. Ricas y pobres abortan. la clandestinidad es para todas, sólo para Belén -que es pobre- la cárcel.
Hiere el sesgo patriarcal del Poder Judicial en este caso. Hiere la premura con que acusa, la urgencia con que condena y la desidia con que revisa.
Ojalá finalmente nuestro Poder Judicial entienda que sus modos -y sus tiempos-también pueden ser una condena.
¿Cómo llego al caso? Por casualidad
El día 13 de abril me contacta una mujer por teléfono. Me dice saber que yo trabajo cuestiones judiciales vinculadas al aborto y que necesita mi asesoramiento.
Me explica que hay una chica acusada de aborto y también de homicidio. Me cuenta que el juicio durará 2 días nada más y que está preocupada por los límites del secreto profesional. le cuento cómo funciona y nos despedimos.
Un par de horas más tardes, me llama otra vez. “Doctora, yo no sé si le dije que este caso es de hace dos años” me dice. Primera señal de alerta. no, le contesto. “Doctora hay una chica presa” me dice en voz baja. Estaba muy apesadumbrada me pareció. Nunca la conocí.
Eso era un miércoles. al día siguiente declaró el equipo de salud. El viernes no hubo juicio. cuarto intermedio hasta el lunes: alegatos y sentencia, según pude averiguar en tribunales.
El sábado me fui a la cárcel a ver si daba con la chica que estaba presa por un aborto. todavía no era Belén.
No me permitieron entrar ese sábado. Yo no la conocía y ella debía autorizarme a verla. le pido a la oficial que estaba de guardia le entregue mi tarjeta y le diga que quiero ayudarla. insisto, pero nada.
A la tarde recibo una llamada. Es su mamá. Está desesperada. Me cuenta que le dijeron que a su hija “le darían perpetua”. Me pide vaya al día siguiente y hable con ella en el Penal. Me estará esperando.
Foto APA
Mi encuentro con Belén
17 de abril. Mañana lluviosa y fría. En la cárcel más frío aún.
Me presento, dejo mi cartera como lo haría de ahí en más en todas las oportunidades y espero en una salita improvisada para visitas. Espero unos minutos. aparece Belén.
Nos abrazamos, ella llora. Está desesperada. No habla casi, solo llora.
Le cuento quién soy, qué hago, que pertenezco a católicas por el Derecho a Decidir, que queremos ayudarla. Le cuento de “María Magdalena”, un caso similar del año 2012 en el que la Justicia absolvió por violación de secreto profesional a una joven tucumana que fue acusada de aborto por sus médicas. le explico que quienes la atendieron en el Hospital tenían la obligación de cuidarla. le hablo de la confidencialidad. Le hablo mucho. Ella llora y se tapa la cara. Me dice que no da más. Extraña a su familia.
Se calma. Me cuenta que está presa desde hace más de dos años y que los médicos dijeron cosas horribles de ella el jueves pasado en el “juicio”. Que la acusaban de cosas que ella no había hecho. Vuelve a llorar: “¿Cómo van a pensar que yo hice algo así?”. Yo le agarro la mano y lloramos las dos.
Le pregunto qué pruebas hay. Me mira sorprendida y me contesta que nunca vio su causa. Que nunca leyó un escrito de su expediente. Solo vio una vez a su abogada Defensora de oficio y la recuerda mal, le pedía que se haga cargo de lo había hecho. Me cuenta que le pidió que se fuera.
Pasan 3 horas sin que nos demos cuenta. Sin que yo al menos me dé cuenta. Me pide que tome su defensa, pero le explico que no leí el expediente y al ser día de alegato, no podría defenderla. Le aseguro que estaré ahí para acompañarla. Ella le hablará mañana a los Jueces me dice. Yo le digo que esté tranquila que todo se va arreglar y que habrá justicia para ella.
Subo a mi auto y manejo automáticamente bajo la llovizna que no para. Pienso con pesar que es muy común hablar de la deshumanización de la relación médico-paciente, este caso transparente de falta de humanidad. Pero ¿Qué pasa con la relación abogado-cliente? ¿En qué momento asumimos que los operadores del derecho pueden deshumanizarse y eso no está mal? Una persona enjuiciada que no conoce las pruebas que hay en su contra y que no ha leído una sola presentación que se ha hecho en su nombre es la viva imagen de una puerta “minúscula” de acceso a la justicia.
Después las dos recordaríamos muchas veces ese día con cariño. Ella me imita: “Hoooola” y abre los brazos, parece que así me presenté yo.
El día de los Alegatos: sorpresas para todos y todas
Lunes 18 de abril de 2.016. Son las 10. Conozco a una de sus hermanas y a dos tías. Nadie más se encuentra en la Sala de Juicio.
Llegan puntuales los Jueces: Dante Ibáñez, Fabián Fradejas y Rafael Macoritto. Está el Fiscal Carlos Sale. Está Belén esposada y su custodia penitenciaria se ubica a su lado. Están esperando que llegue su Defensora. Todos la esperamos, no sólo Belén. Media hora después, el Presidente del tribunal se muestra muy molesto -como no estarlo- y pide a su Secretario busque urgente a la Dra. Norma Bulacios. “No es posible esta demora, estamos todos esperando a ella” dice a viva voz el Dr. Ibáñez.
La Defensora aparece al rato y pide disculpas. Comienza su alegato y argumenta que Belén “estaba en estado de shock”. Se queja que no le permitieron hacer una prueba de “junta médica” para probarlo. Pasa por alto sin ni siquiera mencionar que su Defendida negó haber cometido el deli-to que se le imputaba. la Defensora habla de “estado puerperal”. nada dice sobre las contradicciones de las pruebas documentales que se recolectaron en la etapa de investigación. Y promediando el final de su exposición monocorde sobre un estado de ánimo, como una especie de posdata, la Dra. norma Bulacios lanza al tribunal su última frase “y además, no hay ADN”.
Belén me mira. Yo la miro. Siento que cada vez entiendo menos.
Hace su alegato el Fiscal. De sus dichos sólo me parece importante registrar que citó la “convención americana Belem do Pará” como instrumento para proteger la vida del feto. A partir de ese solo dato, creo que todo sobre abundaría a la hora de describir la exposición y la mirada del caso que presentó el Fiscal Sale.
Finalmente habló Belén en su juicio:
“Antes que nada, le quiero decir que yo no sabía que estaba embarazada, no me pueden decir que yo cometí semejante atrocidad. ¿Cómo pueden decir que corté el cordón? Es imposible cortar un cordón, presencié el parto de mi sobrino. Me pusieron un calmante por una vía; y cuando me despierto, estaba llena de sangre, un empleado policial me estaba mirando mis partes. ¿Dónde hay un ADN que diga que es mi hijo? me sentí dos años de mi vida lejos de mi familia; estuve cinco días internada en el Hospital ¿y dicen que hice eso? Yo no hice daño a nadie, ellos no me preguntaron si como estaba o si necesitaba ayuda. Las psicólogas se arrimaron, cuando me llevaron a la sala de parto no me cuidaron, después entró una empleada y me empezó a tratar mal como si fuera una asesina, me acusan sin pruebas. ¿Dónde están las pruebas que digan que soy una asesina, como piensan que soy? Yo necesito estar con mi familia, desde el primer día me alejaron. Yo, lo único que pido, no soy ninguna asesina. Yo no maté a nadie, estoy mal, pido que me tengan piedad, estoy destrozada. Ver a mi mamá que se va del penal, a mi sobrino, ¿Cómo piensan que yo voy a matar a alguien? Nunca hice daño a nadie, es injusto lo que están haciendo, es injusto lo que dicen de mí, ellos no saben cómo estoy yo. Lo único que les pido es que tengan piedad, yo jamás maté a nadie, no me pueden acusar de semejante cosa. Denme la oportunidad de estar con mi familia. No aguanto más, No doy más.”
Ella vuelve llorando a su lugar, se da vuelta y mira a su hermana que también llora. Los Jueces dicen que pasarán a cuarto intermedio hasta el día siguiente y dictarán recién sentencia.
La verdadera sorpresa no fue constatar que la Defensora oficial de Belén no daba muestras de conocer el expediente. tampoco fue una verdadera sorpresa la ignorancia del Fiscal al citar legislación para la erradicación de la violencia que sufren las mujeres y eludir valorar la violencia de la investigación que su Ministerio Público había llevado a cabo sobre Belén. La verdadera sorpresa fue comprobar que Belén se defendía mucho mejor a sí misma de lo que habían hecho sus Defensas anteriores.
Los alegatos son importantes en cualquier juicio, pero sobre todo en los juicios penales porque son orales y las partes -acusadora y defensora- tiene oportunidad de hablarle directamente al tribunal que dictará la condena. Es una argumentación meticulosa sobre las pruebas que existen en contra de la imputada -sobre ello alega la Defensa- y un repaso sobre las pruebas que apoyan la acusación -sobre ello alega el Fiscal-. técnicamente se llaman “alegato de bien probado” y se supone que es la oportunidad cúlmine en que cada parte cierra su idea. lo vimos en muchas películas.
Lo llamativo es que la Defensa de Belén no haya mencionado nada sobre el desastre probatorio con el cual se estaba envolviendo para regalo a su defendida: vicios de la investigación como es la inclusión de testimonios recolectados ilegalmente o contradicciones en los tiempos, los lugares y los modos de los hechos. Quizás ese silencio fue llamativo solamente para mí. Quizás ese silencio de la Defensa no fue casual, sino que fue funcional para consolidar una cosmovisión moral que se vería reflejada luego en la sentencia. No lo sé.
La Sentencia
Martes 19 de abril. a las 10 hará conocer el tribunal su sentencia.
De vuelta los pocos de ayer: dos tías, una de sus hermanas, las guardia cárceles que la rodean, sus Jueces, el Fiscal y yo. Llega Belén con su Defensora. llegan juntas. Esta vez me acompaña una médica amiga. Conoce el Hospital desde adentro y está muy mortificada con el caso.
Nos sentamos. Toma la palabra el Presidente del tribunal, el Dr. Dante Ibáñez: “Este ha sido tal vez el caso más complejo que nos ha tocado resolver. Sabemos de la ausencia de políticas del Estado para combatir el embarazo no deseado, sabemos de la ausencia del Estado para la Educación Sexual, pero nos hemos visto en la obligación de atender el valor vida del NN…” (en los puntos suspensivos va el apellido verdadero de Belén, el que 4 meses después el mismo Juez revelaría sin razón a la prensa).
De ahí en más lo que ya se conoce por la prensa, Belén
Es condenada a 8 años de prisión por “homicidio agravado por el vínculo en circunstancias especiales de atenuación”. Esto último, sabríamos días después cuando dieron los fundamentos del fallo, porque consideraron que obró en estado puerperal. Belén me mira y yo le hago un gesto con la mano que se calme. le quiero decir que esté tranquila, que daremos vuelta esta historia, que es una injusticia lo que le pasa, que es un tribunal de varones y la asimetría es muy profunda, pero solamente le hago con la mano que se calme.
Se levanta el tribunal y vuelve a sus quehaceres me imagino. Los veo irse solemnemente. Los veo tranquilos. Detrás queda este juicio para ellos.
Miro a Belén que rompe en llanto. Su hermana también llora atragantada. Se abrazan antes de que le pongan las esposas. Me acerco y le doy un abrazo, le digo que iré a visitarla al Penal. Se la llevan las oficiales. Nos quedamos mirando hasta que desaparece por el pasillo.
Se acerca la Dra. norma Bulacios y me dice “le expliqué que es un logro frente a la posibilidad de perpetua. Que salió bien. Que a los 4 años le dan permiso extramuros así que le faltan solo 2. Explicale vos también por favor, sé que vas a tomar la defensa. Ahora te entrego la radiografía”. Me quedo atónita por no saber qué era “la radiografía” y por no poder sentir esta sentencia como un logro.
La famosa “radiografía” del expediente
No soy penalista. Las pocas cuestiones penales que hice me sirvieron para darme cuenta de dos cosas: por un lado, los procesos penales siguen un trámite por inercia, nadie lee demasiado el expediente, nadie argumenta demasiado sus posiciones y en general, están llenos de “mañas” que conocen los que se dedican al tema. En segundo lugar, creo mis pocos casos penales fueron exitosos porque al no sentirme cómoda con el derecho penal, los estudiaba mucho.
Lo que quiero decir es que no soy penalista, pero si soy estudiosa.
Quizás porque no soy penalista no sabía que era la “radiografía” que me entregaría la Defensora. Y me parecía tarde para preguntar. Obscenamente tarde para no conocer el léxico que acababa de encarcelar a mi futura clienta, a quien tenía yo que tratar de liberar.
Pero, mucho más obscena fue la sensación que sentí cuando recibí la famosa “radiografía”. la radiografía es un resumen del expediente, de sus partes más importantes, de las piezas probatorias centrales, de las pruebas que serán analizadas y sobre las cuales la Defensa argumentará la inocencia de su cliente. Es un “mini-expediente”, pero con lo grueso, lo sustancial, lo que no puede faltar para tener un panorama completo de la causa.
La Defensora me entregó una “radiografía” de no más de 50 hojas. Luego comprobaría que la causa de Belén tenía 400 hojas aproximadamente. 2 cuerpos como les llamamos.
Lo hojee ahí nomás mientras me iba caminando. lo primero que vi fue la historia clínica con el diagnóstico “aborto espontáneo incompleto sin complicaciones”. lo segundo que vi fue que la cronología estaba alterada y que las horas no coincidían. Pensé que la habrían “armado” después. lo tercero que me llamó la atención es que allí mismo constaba la violación del secreto profesional. Estaba muy agitada, recuerdo haber tomado un taxi en la puerta de los tribunales y haber ido directo a mi casa. no quise ir al Estudio, quería leer todo con detenimiento.
Luego comprobaría que esa “radiografía” estaba incompleta y no tenía por ejemplo, las hojas que acreditaban que el feto se había perdido en la Morgue del Hospital, que el Forense de tribunales decía no haber podido cumplir con la extracción de muestras que le pedía la Fiscalía para hacer el examen de ADN y tampoco el pedido de disculpas que por esa confusión -o pérdida- pedían el abogado y el Director del Hospital Avellaneda.
Esa “radiografía” era un recorte conveniente de la causa. Conveniente para todos, menos para Belén.
Ver el expediente: primer obstáculo del Tribunal
20 de abril tomo formalmente la Defensa de Belén.
No trabajo sola, me ayudan Luciana Gramaglio y Noelia Aisama. Juntas somos Mujeres X Mujeres en Tucumán.
Ya estoy “apersonada” y pido que me presten el expediente para fotocopiarlo. la respuesta fue: “No, el Tribunal lo tiene para estudio porque están haciendo los fundamentos de la sentencia”.
Trago saliva. Le explico al empleado que me atiende que acabo de tomar la Defensa, que tengo un recurso de casación en puertas, un pedido de cese de prisión preventiva en el que trabajar y que no podré hacerlo si no conozco el expediente. Me dice que son órdenes de los Jueces. le vuelvo a explicar que ellos “desocuparán” el expediente el mismo día que a mí me empiece a correr el plazo para el recurso de casación y que eso perjudicará a Belén.
Cara de “tiene razón doctora, pero son órdenes” me pone el empleado sin decir una palabra. Yo lo entiendo. también trabajé en un Juzgado y sé lo que son las órdenes.
Pido hablar con el Secretario, pero no puede atenderme. Está ocupado.
Pienso en el derecho que tiene Belén a que la defienda bien y en lo difícil que se hará sin tener el expediente. Pienso en el poder que tienen los que tienen poder y me voy.
La primera nota periodística
Al contar ya el caso con una condena por homicidio, la estrategia jurídica sola no iba a alcanzar para revertir esa situación.
Si, es verdad que su Historia clínica decía que había tenido un aborto espontáneo, pero también lo es que todos los Magistrados que habían intervenido en la causa habían restado importancia a este dato.
Había una condena moral que se instaló en la atención sanitaria y se proyectó al proceso penal. Había que hacer público el caso para interpelar socialmente al Poder Judicial.
Necesitaba que Belén esté de acuerdo. Lo charlamos en el Penal. Paola, una oficial, me ayuda a convencerla. le aseguro que su nombre no aparecerá en ningún lado, pero le explico que necesitamos además de argumentos jurídicos, el apoyo de la gente. Denunciar la injusticia que está viviendo. Lo duda, teme exponerse. Le preocupa su familia y la vergüenza social que puedan pasar si la identifican.
Insisto. Acepta. Ahí nace Belén.
Me debato entre hacerlo público con la prensa nacional y pienso inmediatamente en Mariana Carbajal, una periodista comprometida con la comunicación con perspectiva de género y las cosas que nos pasan a las mujeres. Pero también pienso en Celina de la rosa de aPa! Agencia de Prensa Alternativa, compañera con quien hemos compartido marchas y reuniones.
El desafío era grande porque debíamos ser capaces de comunicar aquello que la voz de autoridad, el Poder Judicial, se había propuesto con éxito ocultar: un caso de aborto. Quien diera la primera noticia de Belén tendría que mostrar que detrás de una condena judicial se escondía la violación de derechos, las violencias y el Patriarcado.
Finalmente me decido por Celina De la rosa porque me parece importante que el caso tenga “voz” tucumana. Alguien que sepa en carne propia como es nuestra Provincia, nuestras políticas sanitarias, nuestros actores estratégicos y nuestra idiosincrasia en cuestiones de género. Hablamos y en el acto está en sintonía. El 25 de abril sale la primera nota, la que replicaron medios nacionales y la que se amplificó en otros países3. la que llegó a Rusia.
Sin ese primer “micrófono” que fue aPa!, el caso de Belén no hubiera sido el mismo. Con la pluma de Celina se contó el revés de la trama judicial: la trama patriarcal. Esa trama que la había colocado en el banquillo de los acusados siendo ella una víctima de un Sistema Machista.
Belén nunca fue la misma después de esa primera nota.
Luego Mariana Carbajal, desde Página 12, supo contarlo con su compromiso de siempre en una nota del día 26 de abril que se tituló “Un juicio para violar derechos”.
De ahí en más, todo fue creciendo en materia periodística. Repercusiones casi cotidianas y a nivel mundial. Y si bien las arremetidas de los medios de prensa hegemónicos fueron poderosas, no lo fueron tanto como para opacar la injusticia patriarcal que encarnaba Belén en su condena.
“Una mujer condenada a 8 años tras haber sufrido un aborto espontáneo en el hospital Avellaneda”
La mirada de Celina de la Rosa de APA!
La primera sensación al conocer la historia de Belén, fue sentir que lo mismo me podría haber pasado si hubiese tenido una complicación cuando tuve un aborto o, a mi amiga si no hubiésemos sido diez personas entre la familia y compañeros que la acompañamos en el hospital cuando tuvo una hemorragia postaborto.
Otra vez la sensación de doble opresión sobre nuestras vidas: por ser mujer y por ser pobre.
Cuando Soledad Deza, la Defensa Técnica de la causa de Belén (posterior a la condena) me contó el 20 de abril de 2016, paso a paso los atropellos, violaciones de derechos, violencias de las instituciones del Estado que llevaron a esta joven del hospital a la cárcel pensé que la tarea periodística desde la Agencia de Prensa Alternativa debía ser colaborar en dilucidar lo sucedido, mostrando los hechos, evidenciando la falta de pruebas, la contradicción entre los documentos de la causa y poniendo a la vista los debates que rondaban al caso desde una perspectiva de género y de derechos humanos.
Este caso ha marcado, a mi entender, la posición de las mujeres en esta sociedad y el peso de las desigualdades sociales tanto en la Salud como en la Justicia. Además, ha contribuido a tirar del pedestal a efectores de salud que violan el secreto profesional, a policías y funcionarios judiciales que construyen causas sin pruebas y que no investigan, a una defensa oficial que no defiende. Incluso, esta causa ha dejado en el tapete a jueces errados que juzgan según una cosmovisión y una clase dominante.
En la cobertura de esta historia he escuchado, estudiado, leído y aprendido mucho junto a otras. Pude ver como una mujer que estaba sola frente al Estado, pasó a fortalecerse y a ser acompañada provincial, nacional e internacionalmente.
El análisis sobre el rol de los medios de comunicación también se hizo necesario. Medios que privilegian el juego de las versiones más que los hechos y que son fieles las fuentes que ideológicamente les importan a los periodistas: policías, jueces, iglesia y funcionarios públicos. Medios que tomaron como línea editorial exponer la identidad de Belén sin que ello aportara en lo más mínimo a la información de la causa. Buscaron estigmatizarla y para ello vulneraron la ética periodística.
Es ideológico las voces que elegimos para entrevistar, aunque se lo quiera disfrazar de pluralidad. Es ideológico preguntar una y otra vez por el nombre real de Belén, aunque esté en las fronteras de la contradicción con la ética periodística difundir su identidad por la sensibilidad del caso y aunque no aporte informativamente nada a entender la causa. Por supuesto esto no implica que fuimos los únicos que cubrimos la causa de una manera que consideramos adecuada.
Desde APA! he podido trabajar junto a otros, acompañando paso a paso la salida de Belén de la cárcel. El mérito de su liberación respondió a: una abogada comprometida y un movimiento de mujeres que demostró su poder de fuego.
Foto que ilustró esa primera nota de APA
La lectura de los fundamentos de la condena
3 de Mayo Es un día de lluvia.
Belén es citada a los tribunales Penales para escuchar los fundamentos de su condena. El caso ya tomó estado público y desbordó el ámbito nacional. Hay muchos periodistas queriendo cubrir el caso.
Algunas organizaciones se acercan para acompañar. Era el preludio quizás de la Mesa Provincial que se armaría 6 días después.
Aprovechamos para presentar el cese de Prisión Preventiva. Argumentamos que su detención es arbitraria porque no reúne los requisitos procesales: Belén no presenta riesgo de fuga y no puede obstaculizar una investigación que terminó. También denunciamos que su prisión fue decidida “de oficio” por los Jueces que la condenaron, esto quiere decir, sin que haya habido un pedido del Ministerio Público.
Pedimos que en vez de constituirse el tribunal para la lectura de la sentencia, se le notifiquen los fundamentos en la alcaidía. Ella espera ahí, esposada. No queremos que su imagen se haga pública en una Sala de Juicios que estará atestada de fotógrafos.
El tribunal accede y Belén sale raudamente dentro de un camión celular de la Prisión Santa Ester, de vuelta al Penal. Nadie pudo verla y eso la deja tranquila. Después contaría emocionada que una vez ubicada dentro del celular, cuando quería esconder su cabeza para que nadie pudiera reconocerla, la guardia-cárcel que la custodiaba le dijo “estate tranquila ya nadie te puede ver, levantá la cabeza y mirá, toda esa gentes está acá por vos” y que cuando finalmente se animó a mirar, aflojó y se largó a llorar.
Foto: APA.
“El caso de Belén resulta una contradicción para Tucumán”
La mirada de Ignacio López Isasmendi del Colectivo “La Palta”
El caso de Belén resulta una contradicción para Tucumán. Tiene, a la vez, rasgos de singularidad y de cotidianidad.
Es único porque logró, de distintas maneras, movilizar la solidaridad de una importante porción de la población urbana a favor de una mujer joven y pobre que sufrió violencia institucional. Una movilización que chocó contra el sentido común mayoritario que, ora, suele desentenderse de las injusticias que recaen sobre aquellos que no pertenecen a la categoría de “gente como uno”; ora, direccionado por sectores conservadores, avala conscientemente el accionar judicial y aprovecha para reafirmar su dominio en el campo de los derechos de las mujeres y una “verdad” que aún hoy sigue lacerando: el aborto es un pecado y, como tal, debe ser prohibido, escondido, perseguido y penado por la Justicia.
Pero gracias a la rápida organización del movimiento de mujeres se consiguieron algunas victorias: poner en discusión a nivel nacional e internacional un caso que estaba prácticamente cerrado, detener y dar los primeros pasos para revertir un impulso judicial que tenía como punto cúlmine la prisión de Belén e, incluso, lograr que por primera vez un diputado nacional tucumano se manifieste a favor de la legalización del aborto son sólo ejemplos prácticos. En el plano de la consciencia, el movimiento por la libertad de Belén tuvo la fortaleza para enfrentarse a un tejido social donde prevalece el tradicionalismo clerical y, con las armas del derecho, neutralizó el debate binario que se proponía desde allí: aborto sí, aborto no.
Por la tangente apareció, después de dos años de tormentos, una abogada que se interesó por su suerte y puso en marcha el mecanismo que alienta la posibilidad de un futuro para Belén.
Foto: Ignacio López Isasmendi. La Palta
¿De qué la acusan y por qué la condenan?
“Que el día 21/03/2014 siendo horas 3.50 aproximadamente, ingresó a la guardia mayor del hospital Avellaneda aduciendo padecer cólicos renales y diarrea siendo atendida en un primer momento por la Dra. Natalia Azar y posteriormente por la Dra. Sara Sader. Que entre horas 04:00 y 05:00 aproximadamente del día de mención, usted, solicitó permiso para concurrir al baño, manifestando tener diarrea y mientras se encontraba en el mismo, dio a luz a un bebé de sexo masculino de aproximadamente 32 semanas de gestación con una talla de 36 cm. y de 950 grs de peso que nació con vida, conforme se desprende del Informa N°1792. Que después de dar a luz a su hijo, cortó el cordón umbilical, lo anudó y con claras intenciones de provocar la muerte de su hijo, el cual se encontraba en un estado de total indefensión, actuando sobre seguro, lo arrojó por las cañerías del baño del mencionado nosocomio y tiró la cadena y provocó en su hijo un traumatismo encéfalo-craneano, lesión que ocasionó el óbito del niño. Que luego de consumado su accionar se retiró del baño y se dirigió nuevamente al consultorio donde estaba siendo atendida, quedando el cuerpo de su hijo, ya sin vida, atascado en la cañería del inodoro”.
¿Qué declaró Belén desde el primer momento?
El 26 de Marzo, apenas dada de alta, Belén es trasladada a la Fiscalía para declarar. Se le acusa de que “A eso de las 5.15 me subieron arriba, me hicieron entrar a la sala de partos, me hicieron dormir, a esto yo no sabía que estaba embarazada, yo creía que era una hemorragia por los medicamentos que había tomado. A mí me preguntaban si estaba embarazada y yo contestaba que no. Nunca me dijeron que había un bebé. Me hicieron un legrado, después de ahí estuve hasta las 6.20 y vino un enfermero y me hizo ver y me di cuenta lo que había pasado. Yo nunca quise empujar. Me hizo ver en una cajita un feto y no era de 27 semanas como dicen. Nunca me quise escapar del hospital, yo si hubiera sabido que estaba embarazada me habría cuidado. Nada que ver con el relato que dijeron. Como piensan que yo voy a hacer esa crueldad, yo no soy así. Como pueden inventar que yo voy a tratar de empujarlo por el inodoro. Yo hasta el día de hoy estuve a disposición de todo”.
A la pregunta de la Fiscalía sobre si tuvo embarazos anteriores, responde: “no estuve embarazada antes, no tengo hijos.
A la pregunta de la Fiscalía sobre porque usted dice que el feto tenía menos de 27 semanas: “porque el ginecólogo me dijo que era de dos meses y medio, casi tres. Cuando me hicieron que lo vea no era grande”.
Ella fue siempre sincera. Sus 3 declaraciones son coincidentes.
Vaya un dato que muestra que ella estaba condenada de entrada, apenas se la asoció con un aborto: el Fiscal Washington Navarro Dávila le imputó un “homicidio agravado por el vínculo” no solamente sin probar el vínculo, sino también antes de que esté hecha la autopsia, que es de fecha 27 de Marzo.
Esto es importante porque sin este examen forense no hay nada que hable de un feto con vida. Sin embargo en el imaginario sanitario, policial y judicial evidentemente el prejuicio estaba ya instalado y Belén fue una asesina mucho antes que una paciente con un evento obstétrico adverso.
2 Protocolo para la Atención Integral de Personas con Derecho a Interrumpir Legalmente un Embarazo (2015)
3 Ver nota periodística http://apaprensa.com.ar/una-joven-tucumana-fue-condenada-a-8-anos-de-prision-por-un-aborto-en-elhospital-avellaneda/