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CUENTOS SANADORES PARA JÓVENES

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Indirectamente conozco varias experiencias —a través de mi trabajo con terapeutas o psicólogos— en las que esta estructura de los cuentos sanadores ha podido ayudar igualmente a diferentes jóvenes; en general, ha supuesto una variedad de cuentos en los que el desarrollo ha sido impactante, único y sutil. En una ocasión un cuento resonó bastante en una chica aborigen australiana, de dieciséis años, que había intentado suicidarse varias veces; el mensaje cobró más fuerza cuando se le regaló un collar de perlas. Más adelante me enteré de que el cuento le había ayudado a mejorar su autoestima porque le transmitió que ella tenía algo bueno y bello a lo que aferrarse. No conseguí copia del cuento, pero este era el “esqueleto del cuento”:

• Niña en la playa.

• Se queda dormida al sol.

• Sueños con un delfín (el animal totémico indígena).

• El delfín está en apuro.

• El delfín es succionado hacia abajo.

• Cuanto mayor es su lucha contra los tirones del agua, mayor es la fuerza que lo empuja hacia la zona profunda y oscura del agua.

• Entonces se da cuenta de que está atrapado en un vertido de petróleo.

• Pierde el conocimiento y flota hasta la superficie; el mar lo arrastra a la playa.

• La niña se despierta y encuentra una perla brillante en la arena.

• Pone la perla en un cordón y se lo cuelga al cuello.

• La perla se convierte en su protección.

En estas ocasiones, la elección de las metáforas necesita ideas que se salgan de lo común. Con el fin de ayudar a una joven china de catorce años cuyos padres se habían separado (y ninguno de los dos quería que viviera con ellos), un terapeuta utilizó un cuento sobre una “naranja gunnan” (una fruta de China famosa por su sabor dulce): la naranja se cae del tren cuando iba de camino al mercado y aterriza en una zona desértica de hierbajos; al principio la naranja piensa que su vida no vale nada, pero termina por encontrar, en una de sus semillas, la fuerza para “volver a crecer”.

Hay otro ejemplo de este tipo, aunque en este caso se trata de un cuento dividido en muchos capítulos. Lo escribió un psicólogo junto con su paciente, un joven de diecisiete años que tuvo un accidente de coche: conducía él y chocó contra un árbol que provocó la muerte de tres de sus amigos (todos con un elevado estado de embriaguez). El cuento se titula “La bala oculta” y, aunque la idea fue concebida en uno de mis talleres, el proceso de elaboración de cada capítulo fue evolucionando poco a poco durante las sesiones de terapia con el joven.

La historia trata sobre un capitán que guía a sus soldados a la batalla y todos mueren menos él. No obstante, sobrevive con una herida tan profunda que ningún médico es capaz de encontrar la bala que la produjo. El capitán regresa a casa y emprende la búsqueda para hallar y transformar él mismo esa “bala oculta” (que representaba la culpa y el odio hacia sí mismo); esto significó mucho trabajo por su parte, como, por ejemplo, visitar y servir a las familias de sus amigos, tanto en el cuento como en la vida real.

¡El poder sanador de los cuentos no tiene límites!

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