Читать книгу Períocas. Períocas de Oxirrinco. Fragmentos. Libro de los prodigios. - Tito Livio - Страница 6
ОглавлениеINTRODUCCIÓN
Aunque las Periochae tienen independencia e historia propia, su relación, interna y externa, con el Ab Urbe condita de Livio explica que se hayan presentado unidos ambos textos en todas las ediciones (con dos notables excepciones: las ediciones de O. Jahn y de Rossbach, en la que está basada la traducción que sigue), y por esta razón se incluyen las Períocas en este volumen complementario, una vez publicada la traducción completa de la obra de Livio.
1. EL AUTOR
Se trata de una obra anónima. En palabras de Rossbach, quisquis is fuit qui periochas composuit ... nomen suum videtur tacuisse 1 . No llevan ninguna introducción, en la que podrían haber aparecido datos sobre el mismo o sobre los motivos o la intención de su obra. En algún momento se supuso que podría haber sido el propio Livio o, tal vez, su hijo, pero esta hipótesis apenas llegó a encontrar eco. Mayor consistencia presentó en principio la atribución a Floro. De hecho, al menos una veintena de manuscritos de las Períocas incluyen también el texto de Floro, y al menos cinco atribuyen a Floro su autoría. Pero a partir, sobre todo, del estudio de Niebuhr 2 , y principalmente por razones de estructura y estilo, se considera descartada por completo esta hipótesis.
Hay que considerar descartada asimismo la hipótesis de la autoría múltiple 3 . A lo largo de este siglo es comúnmente compartida la convicción de que las Períocas se deben a la mano de un único redactor. Por lo que se refiere a la fecha, la opinión más común coincide en considerarlo un escritor de época tardía, situándolo en el s. IV , sin descartar del todo algunos argumentos de menor entidad que harían pensar en el s. III o incluso, con muy escasa probabilidad, en el s. II .
2. LA OBRA
Se trata de unos breves sumarios o resúmenes de cada uno de los libros de Livio (con la excepción del 136 y el 137). La extensión de las Períocas varía desde las tres líneas de la 135 y la 138 hasta las cuatro páginas de la 49 (95 líneas), andando el promedio entre 10 y 30 líneas. Se desconoce si esta diversidad guarda alguna relación con la extensión de los libros perdidos o se debe a razones de selección de contenido por parte del epitomista.
a)
Título
Estos «resúmenes» son conocidos como Periochae porque este es el título que llevan en tres de los manuscritos más importantes: Titi Livi Periochae omnium librorum ab urbe condita .
Otros manuscritos las titulan epitoma o epitome , otros breviarium , y otros no llevan título. Se trata de una cuestión en la que van implicados el carácter y la finalidad de la obra. Los editores, desde la editio princeps hasta O. Jahn (1853) utilizaron el término Epitomae , pero desde comienzos de este siglo se impuso la denominación Periochae por su presencia en los manuscritos (sobre todo en las suscriptiones , al menos ocho casos) y especialmente por considerar que responde mejor a las características del texto. Mientras que «epítome» responde más a una historia abreviada, un relato conciso pero continuo, períoca designa más bien argumentum , sumario del contenido de una obra. En palabras de O. Jahn, «... singulorum librorum argumenta, quibus quid quisque liber contineat quam brevissime adnotetur ... quas Graeci dicere solent » 4 .
b)
Transmisión del texto
Las Períocas tienen su propia transmisión manuscrita, independiente de la transmisión del texto de Livio (los primeros códices donde aparecen las Periochae como apéndice de los libros de Livio son de finales del siglo XV ). Son muy numerosos (al menos 87) los códices que las transmiten parcial o totalmente.
Forman un grupo nueve manuscritos (de los siglos X al XV ) que contienen únicamente las siete primeras períocas.
Otro grupo, mucho más numeroso, está formado por los manuscritos que incluyen todas las períocas (es decir: 140, pues las períocas 136 y 137 no figuran en ninguno; y son muy pocos los que señalan la laguna —bien con un espacio en blanco, bien con una anotación, o bien saltando la numeración de 135 a 138 y extendiéndola hasta 142—). El más antiguo es el Palatinus 894 (N), del s. IX , perteneciente a la abadía de San Nazario de Lorsch, conservado actualmente en Heidelberg. Los demás son, en su mayoría, del s. XV .
Al menos la mitad de los ms. contienen el texto de las Períocas junto con el texto de la Epitoma de Floro.
La editio princeps es de 1469. Los editores publican las Períocas junto con el texto de Livio, con las dos excepciones ya señaladas que las editan aparte: O. JAHN , Titi Livi ab urbe condita librorum CXLII Periochae (Leipzig, 1853), que las publica junto con el Liber prodigiorum de Obsecuente, y O. ROSSBACH , Titi Livii Periochae omnium librorum, fragmenta Oxyrhynchi reperta, Iulii Obsequentis prodigiorum liber (Leipzig, 1910).
c)
Fuentes
Dando por admitido sin discusión el hecho de que las Períocas tienen su fuente en Livio, la cuestión fundamental radica en saber si fueron compiladas directamente sobre ese original o si derivan de una instancia intermedia, un epítome de la obra de Livio.
La discusión de este punto ha centrado la mayor parte de los estudios de las Períocas desde el siglo pasado hasta hoy. Puede verse una síntesis de las distintas posiciones en Bingham 5 , Jal 6 y Bessone 7 .
Desde el s. XIX hasta mediados del XX es compartida de manera general la «Epitometheorie», la idea de que hubo un epítome (o varios) de la obra de Livio, perdido, no citado expresamente por ninguna fuente antigua. Redactado en el s. I d. C., habría servido de fuente directa para las Períocas, las Períocas de Oxirrinco y las demás obras basadas en Livio 8 . Sólo así se explicarían las divergencias (formales y de fondo) entre todas estas obras, por una parte, y el Livio conservado, por otra. Sólo así se explicarían las divergencias comunes a las Períocas y a Orosio, frente a los libros conservados de Livio. A un epítome de estas características estaría refiriéndose MARCIAL , XIV 190.
En los últimos años han aparecido algunas opiniones progresivamente escépticas con respecto a la teoría del epítome, más inclinadas a la idea de que el redactor de las Períocas utilizó directamente a Livio como fuente. Así Klotz 9 y C. M. Begbie 10 . La más convencida en esta línea es la posición de Jal, que rebate los argumentos anteriores 11 y reduce a una quincena las divergencias entre las Períocas y lo que se conserva de Livio 12 . Más detallado y más prudente en sus conclusiones es el estudio de Bingham, que llega, entre otras, a la conclusión de que «it is natural to assume that the Periochae were compiled directly from the Livian original» 13 .
Fontán opina que el autor de las Períocas dispuso o pudo disponer del Liuius ingens , basándose en una carta del año 401 dirigida a Valeriano por Q. Aurelio Símaco en la que le habla de la edición de un Livio completo (totius Liuiani operis quod spopondi) que está siendo preparada bajo su patrocinio 14 .
Bessone propone avanzar por una vía que a su juicio ha sido menos estudiada que la naturaleza de las Períocas y el problema de sus fuentes: investigar los criterios seguidos por su autor a la hora de seleccionar el material original de Livio. Y sostiene que las divergencias entre las Períocas y ese original, en lo que se conserva, «rilanciano l’ipotesi dell’Epitome como fonte comune in luogo di Livio, anche se si verificano ulteriori differenziazioni» 15 .
d)
El texto de las Períocas y el texto de Livio
La comparación de las períocas 1-10 y 21-45 con los correspondientes libros de Livio permite constatar que hay una coincidencia básica, tanto de contenido como de lenguaje, y a la vez algunas diferencias. El análisis de contenidos realizado por Bingham 16 pone de manifiesto que las relaciones de Roma con el exterior son recogidas en las Períocas sistemáticamente, y muchas veces, como es el caso de algunas guerras, casi exclusivamente. En las noticias relativas a la constitución, a las leyes y al gobierno se trasluce una selección pero no un criterio específico que la explique. Las noticias de carácter religioso aparecen esporádicamente, al igual que las referentes a obras públicas y juegos. También son citados los discursos de Livio cuando tienen un interés especial, y se reflejan episodios anecdóticos con relativa frecuencia.
Por otra parte, el compilador en algunas ocasiones añade hechos o detalles que no se encuentran en el modelo (55 casos según el estudio de Bingham) o que dan una versión diferente de la que aparece en Livio (65 casos). No es posible determinar el origen de estos añadidos, que podrían deberse a la utilización de otra fuente, a la opción del autor de las Períocas en favor de una versión diferente cuando existían varias, o a errores en la transcripción o la transmisión del texto de Livio o de las Períocas.
Por lo que se refiere al orden, el epitomador suele respetar libro por libro la sucesión expositiva de Livio, pero en ocasiones (58 en total), casi siempre de forma intencionada, introduce cambios en la secuencia, o reagrupa y sintetiza acontecimientos que en el modelo están separados.
Las frases empleadas en las Períocas reproducen el modelo con total fidelidad en unos casos y con alguna diferencia en la colocación de alguna palabra en otros.
En síntesis se puede decir que el autor de las Períocas entresaca del texto de Livio lo que considera pertinente, eliminando y seleccionando; a veces reordena o reagrupa los hechos, o condensa en pocas palabras lo esencial de largos desarrollos del modelo; otras veces interpreta, o añade, aposiciones o elementos buscando precisar, o se inclina, en ocasiones muy contadas, por una versión diferente.
e)
Aspectos particulares
La Periocha 1 comprende dos períocas, 1a y 1b, bastante diferentes en contenido, vocabulario y estilo. En gran parte de los manuscritos figuran una a continuación de otra sin ningún elemento de separación, en otro grupo 1b aparece como 2, y en unos pocos se indica de algún modo el paso de una a otra. La 1a resume todo el libro primero de Livio, y la 1b sólo a partir de I 33. La hipótesis más común es que tienen un origen diferente, que la 1b se debe a la misma mano que compiló el resto de las períocas, y que al faltarle el principio otra mano la completó recurriendo a una períoca de otra serie.
Los subtítulos de las períocas 109-116 figuran en la mayor parte de los manuscritos (aunque no siempre todos). Se supone que podrían derivar de una antigua edición de esos ocho libros por separado. El subtítulo de la períoca 121 sólo figura en cuatro manuscritos, y también es discutida su autenticidad.
La última frase de las Períocas, clades Quinctilii Vari («derrota de Quintilio Varo»), de gran relevancia en orden a establecer la fecha hasta donde llegaba la obra de Livio, parece no ser auténtica sino un añadido de comienzos del s. XVII ; sólo figuraría, en todo caso, en un manuscrito, hoy desaparecido 17 .
f)
Valor de las Períocas
En primer lugar es preciso destacar su valor histórico: aparte de que hay numerosos datos que sólo son conocidos por las Períocas, éstas constituyen el cauce natural —aparte están los fragmentos— por el que nos ha llegado la información histórica contenida en la obra de Livio, y, salvo cuestiones de detalle, la autenticidad de su contenido no es objeto de discusión. No hay que olvidar, sin embargo, que su valor histórico guarda relación muy directa con el nivel de su fidelidad al modelo, y con su capacidad de reflejar y transmitir lo esencial de Ab Urbe condita , y en esta línea la comparación entre los libros conservados y sus correspondientes períocas permite deducir conclusiones extrapolables al total.
En segundo lugar, y en estrecha relación con lo anterior, está la cuestión del valor literario de las Períocas. No puede descartarse alguna forma de intención literaria en su autor. El estilo neutro, la escueta yuxtaposición de datos, la reiteración de fórmulas expresivas propias de quien se limita a resumir los contenidos del modelo, coexiste con desarrollos de anécdotas de carácter diverso, no siempre presentes en el modelo, y con la selección y reorganización del material, buscando dirigir el interés del lector. Por eso sigue siendo objeto de estudio la naturaleza de las Períocas, su definición, entre dos polos: el simple índice, o la «historia abreviada».
3. LA PRESENTE TRADUCCIÓN
Está basada en el texto latino de la mencionada edición de O. Rossbach (Leipzig, Teubner, 1910), señalándose en nota a pie de página las divergencias. La numeración de parágrafos corresponde a la también mencionada edición de P. Jal. En las notas a pie de página se ha pretendido fundamentalmente (casi exclusivamente, por razones de prioridad en la selección) complementar el texto con referencias a la cronología y a las magistraturas, dado su interés histórico.
La preparación del presente volumen es deudora del trabajo realizado por Araceli Fernández Rodríguez, especialmente en los aspectos comparativos con la obra de Livio que forman parte de las introducciones.
1 T. Livi Periochae omnium librorum (Leipzig, 1910), praef , pág. XXIII.
2 Vorträge über römischen Geschichte . Berlín, 1846.
3 Hipótesis rebatida por E. WÖLFFIN, «Die Latinität der verlorenen Epitoma Livii», en Archiv. f. lat. Lexikogr . 11 (1900). 1.
4 T. Livi ab urbe condita librorum CXLII Periochae , Leipzig, 1853, praef ., pág. IX. Citado por L. BESSONE, «Le Periochae di Livio», Atene e Roma 29 (1984), 43.
5 J. BINGHAM , A study of the Livian «Periochae » and their relation to Livy’s «ab urbe condita », Univ. of Illinois at Urbana-Champaing, PHD., 1978 (Univ. Microfilms Int. 1982), passim . Se trata del estudio reciente más completo de las Períocas.
6 P. JAL, Abrégés del livres de l’Histoire Romaine de Tite-Live. Tome XXXIV, 1.er Partie: «Periochae» transmises par les manuscrits , París, 1984, págs. XXVI-LV.
7 Op. cit ., págs. 47-55.
8 Las obras de Obsecuente, Floro, Orosio, Eutropio, etc.
9 «El Epítome de Livio debe ser relegado al reino de la fábula». Artículo Livius , en PAULY -WISSOWA, R. E., c . 829 (1936). Citado por JAL , op. cit ., pág. LV, nota 5.
10 E. BEGBIE, «The Epitome of Livy», Classical Quarterly 17 (1967), 332-338.
11 Op. cit ., págs. XXXIII s.
12 Op. cit .. págs. XLV-XLVI.
13 Op. cit ., pág. 444.
14 A. FONTÁN, Tito Livio. Historia de Roma I , Madrid, 1987, pág. LV.
15 Op. cit ., pág. 54.
16 Op. cit ., págs. 407-438.
17 Cf. la edición de ROSSBACH, praef , págs. XIV-XVI, y JAL, op. cit ., págs. XIX-XXII.