Читать книгу El séptimo gesto - Tsvetanka Elenkova - Страница 27

Los últimos serán los primeros...

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Donde terminé, allí comencé. Con las últimas gotas de la regadera regué la planta, con las primeras una vez más. Esas que trasplantamos, las otras, directamente en la tierra, las alcanzaron. La flor de la gardenia se derritió igual que una flor del glaseado de chocolate. En la fotografía no puedes distinguirlas. Mi perra es la única en toda la casa que es virgen. La oigo aullar a la luna durante la noche, yo creo que le aúlla a su himen. También monta las alfombras cuando las sacamos en primavera. Las alfombras las lavamos en otoño. Y las relavamos.

El séptimo gesto

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