Читать книгу Sin miedos ni cadenas - Vanesa Pizzuto - Страница 6
Introducción
Оглавление“Mujer, eres libre de tu enfermedad”. Con estas palabras, y con el toque sanador de su mano, Jesús liberó a una mujer que había estado enferma durante dieciocho años (Luc. 13:10-17).
Por medio de las presiones socioculturales, de las heridas del pasado e incluso de los medios de comunicación, Satanás desea sembrar inseguridades en el corazón de cada mujer. Desea encorvarnos por años —como lo hizo con aquella mujer—, utilizando un arsenal de enfermedades espirituales: envidia, competencia, rencor, y sobre todo, miedo.
Todas estas tácticas tienen una única meta: robarnos nuestra identidad como hijas de Dios. Satanás es como ese hermano celoso que susurra: “Eres adoptada y si no te portas bien, te van a devolver al orfanato”. Cuando las mujeres aceptamos esta falsa identidad, vivimos tratando de probar nuestro valor y de ganar la aprobación de los demás. Nuestro rendimiento profesional, nuestro rendimiento como madres o esposas, y aun nuestra apariencia física, se vuelven el barómetro de nuestra autoestima. Vivir así no solo es completamente agotador, sino también hace que miremos a otras mujeres con recelo. Si debemos ganar nuestro valor, las demás mujeres son contendientes, no aliadas.
Sin embargo, ¡el poder de Dios sigue vigente! Jesús desea sanarnos y restaurar nuestra identidad de hijas legítimas. Jesús nos libera de la tiranía de la competencia y la comparación constantes por ganar una aprobación efímera. Jesús nos libera del miedo a que alguien descubra que, en realidad, no somos lo suficientemente bonitas, inteligentes o pacientes. El amor incondicional de Dios es la única base firme para nuestra identidad. De esta identidad fluye nuestra transformación y nuestra libertad.