Читать книгу Comunicación: relatos, interpretaciones y opinión - Varios autores, Carlos Beristain - Страница 16
Cuéntalo metacine
ОглавлениеEl metacine, como ya se ha mencionado, a veces es utilizado para narrar historias que reflexionan acerca de aspectos sociales como La tarea y Entre Marx y una mujer desnuda. Así, La tarea (Hermosillo, 1991) habla sobre aspectos sexuales al mismo tiempo que critica elementos cinematográficos, sin relacionar un tema con el otro. Se habla de la sexualidad por medio de una narración metaficcional: antes de descubrir que la cinta filmada es realizada e interpretada por los dos personajes de manera consciente, parece que Marcelo no sabe acerca de la existencia de la cámara y por ende se entiende que este personaje quiere dar la sensación de que sus palabras son sinceras y naturales. Además, en un diálogo guiado por Virginia los dos terminan hablando sobre temas sexuales, como en una conversación de la vida misma, representado de manera tan natural que la cámara permanece estática durante toda la película, así, de manera simple, como el mismo tema del que están hablando.
Marcelo comenta que la sociedad se ha encargado de arruinar la vida de las mujeres, pues les inculca llegar vírgenes al matrimonio y serle fieles a una sola persona sin poder disfrutar su vida, monólogo que luego Virginia califica como sobreactuado al momento de quitarse la máscara de actriz y convertirse en directora. También, comentan respecto a los condones en la sociedad que: “[…] en la farmacia de la esquina no te los venden, te miran como si fueras depravado”; algo característico de países católicos. Del sida, por otra parte, dicen: “es la pomada contra la lujuria”. Y así van dialogando sobre estos temas de manera casual.
Tan solo la idea de saber que Virginia está filmando una película sin que Marcelo lo sepa, da pie para entender su diálogo como algo totalmente natural, normal y no planeado, guiado por Virginia, pero siendo consciente de que quiere filmar la vida misma. Por ende, las reflexiones en torno a la sexualidad y la sociedad son presentadas al espectador de modo que este las siente sin filtros, sin guiones estructurados, pues lo expresado por Marcelo es aparentemente espontáneo y sincero. No quiere decir esto que lo que pase por guiones y libretos sea mentira, pero el solo hecho de tener una planeación hace que estos no sean espontáneos. Al final, claro está, el espectador se da cuenta de que las reflexiones de los personajes eran planeadas, pero ya el impacto de lo comentado cumplió con lo suyo, convirtiendo al espectador en alguien que observa una conversación privada y se vuelve parte de ella.
Por otro lado, Entre Marx y una mujer desnuda (Luzuriaga, 1996), basada en el libro del autor ecuatoriano Jorge Enrique Adoum, cuenta las travesías de un grupo de revolucionarios que quieren alcanzar el socialismo en Ecuador, donde todo lo que hacen para lograr este sueño termina siendo una simple ilusión expresada por medio del narrador, un personaje de la película que se encarga de escribir la historia que vemos, y que al final se sienta a conversar al lado de Marx, le cuenta que hacía parte de una película, diciendo mientras pasan los créditos: “No sé qué es realidad y qué es ficción, lo cierto es que en la vida real estoy casado [...] Oiga, creo que terminaron ya de filmar esta película [...] ¿me acepta una cerveza?” (Luzuriaga, 1996).
La historia es narrada por medio de elementos metaficcionales que confunden la realidad con la ficción, debido a que durante la historia no se sabe cuál es la realidad, pues el narrador, que es un personaje más como ya dijimos, está confundiendo todo el tiempo la historia de la película con una novela que él está escribiendo y con su vida misma. Además, la política socialista es por lo que luchan los personajes de esta historia, que por medio de rompimientos espacio-temporales e historias paralelas que el narrador introduce, se convierte en una confusión y en una imposibilidad a la hora de realizarse.
El uso de la metaficción acá sirve para entender que el socialismo soñado por los personajes se queda en la simple ficción y se estrella contra la realidad, como dice Salvador Velazco, “Entre Marx y una mujer desnuda, más que una visión derrotista de la utopía socialista, ofrece la posibilidad de catarsis, de la íntima confesión, de la poesía trágica de los sueños revolucionarios” (Velazco, 2002, p. 159).
Estas dos películas utilizan el metacine tanto para acercarse más al espectador y hacerlo parte de la película, como para recurrir otra vez al elemento de lo soñado que se estrella con la realidad, en países donde muchas veces se desea la ficción, se desea la revolución, pero a veces hay que seguir soñando.