Читать книгу Yo quiero mi estrella - Varios autores, Carlos Beristain - Страница 8

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PRÓLOGO

Nací hace tiempo, pero a veces, siento como si hubiera aparecido recién en este mundo. Eso me sucede siempre cuando despierto, cuando me doy cuenta de que estoy viva y de que la vida no deja, ni por un instante, de ser maravillosa. Cuando corro las cortinas de mi dormitorio, me parece maravilloso que sea de día y que el sol haya salido por el mismo lado que lo hace siempre. Me parece un milagro estar viva.

En la época en que sucedió el Holocausto, antes de que todo mi pueblo fuera enviado a los campos de la muerte, tuve la inaudita suerte de poder salir de Macedonia con vida, Ahora, estoy muy lejos del lugar donde nací, Bitoly o Monastir, como lo llamaban algunos judíos, sobre todo los que escaparon de la Inquisición. Muchas veces pienso en ese lugar y hay ocasiones en las que, hasta el día de hoy, sueño con él.

En mis sueños, aún me veo niña, caminando por las calles de mi ciudad, bajo el sol que aparecía entre las nubes después de una lluvia o nevazón, sin sospechar jamás que toda mi existencia daría una gigantesca vuelta de campana.

De pronto, en esa época, en la primera treintena del siglo XX, el mundo se volvió al revés, se desquició por completo y lo observé con los ojos de una niña de cinco años.

Quiero relatar mi historia para que mi vida entre en el reino de un libro que esté dirigido a todos los que amo. Quiero mostrarles, con mi historia, que no deben desconocer ni olvidar lo que sucedió en el mundo.

Fue un tiempo extraño. Una insana locura homicida se había apoderado de una nación, Alemania, y de un hombre, Adolf Hitler.

Cuando comencé a retroceder en el tiempo, me di cuenta de que la extrema gravedad de lo que sucedió se había conservado intacto en los recuerdos en mi mente, como si estuvieran tatuados. Toda mi infancia, mis padres, amigas, abuelos, primos, e incluso mi perrito, apareció de pronto en tropel en mi corazón.

Un día tomé el lápiz y las palabras fueron surgiendo poco a poco, junto con el relato de todo lo que viví.

Escribo para contestar a las preguntas que hoy me hacen las voces de mi esposo, de mis tres hijas, de mis nietos y mis bisnietos. Escribo también para contestarme a mí misma las interrogantes sobre mi propia vida. No hay nada más triste que una pregunta sin respuesta.

Escribo, además, como una labor de rescate y orgullo. Me siento orgullosa de ser judía, de resguardar las tradiciones, mantenerlas y respetarlas.

Estas palabras, son, pues, nacidas de la memoria. Esta es una llama que debe ser mantenida. Si se apaga el recuerdo, se acaba la vida, porque olvidar la Historia es acallar la vida.

El drama del Holocausto no puede ser olvidado. Quiero que todo lo que creció en mi corazón y en el de todos los seres humanos, en los años de la guerra, se quede ahí, quieto, impreso, esperando que los jóvenes lo lean y puedan revivir lo que sucedió, mirándolo con sus propios ojos.

Al releer lo escrito, me doy cuenta de que, si bien es cierto que sucedieron cosas terribles, también surgieron hechos maravillosos, bellos regalos de humanidad y generosidad.

El principal, es estar aquí, con todos ustedes, contándoles esta historia al oído.

Yo quiero mi estrella

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