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PRESENTACIÓN

Vivimos en la era global. Vivimos en un mundo que ha globalizado la casi totalidad de las esferas: la económica y la financiera, por supuesto, pero con la globalización de la comunicación y el conocimiento ésta también se ha extendido a las esferas política y social. Paradójicamente, este fenómeno no se ha reproducido en la salvaguarda de los derechos humanos: no hay una justicia global que vele por salvaguardar los derechos y la dignidad de todas las personas. Si hace nueve años los líderes mundiales se reunían para redactar los Objetivos de Desarrollo del Milenio, que fijan los parámetros cuantitativos que se deben seguir para liberar a gran parte de la humanidad de la extrema pobreza, el hambre, el analfabetismo y las enfermedades, entre los más destacados, este año, cuando ya hemos superado el ecuador del plazo para alcanzarlos, el 2015, nos encontramos con que cada vez hay más distancia entre los países, con que han crecido las desigualdades en ámbitos tan cruciales como la salud o la educación, con que la distribución de la riqueza a nivel mundial está muy lejos de ser mínimamente justa, con que hay pueblos que continúan sometidos a la tiranía de gobiernos autoritarios, con que todavía miles de personas perecen cada día víctimas del hambre y la desnutrición.

Ante estos problemas, los universitarios tenemos la responsabilidad de trabajar para que la dignidad y los derechos de todos los seres humanos sean promovidos. Tenemos el deber de reflexionar sobre cómo introducir el respeto de los derechos humanos y de la democracia y también sobre cómo garantizar el imperio de la ley para salvaguardar éstos. Tenemos el deber de contribuir a concebir mecanismos económicos que no excluyan de los beneficios de la economía de mercado a casi la mitad de la humanidad. y tenemos el deber de trasladar todas estas reflexiones a nuestra sociedad civil.

Fue, precisamente, este sentimiento de responsabilidad el que nos condujo, hace ya dos cursos, a dedicar el año académico 2008-2009 a la Justicia global. En este contexto, el Institut Universitari d’Història Jaume Vicens i Vives (IUHJVV) de la Universitat Pompeu Fabra (UPF) organizó un seminario sobre las raíces históricas de cinco conflictos armados, actuales y de desgarradora repercusión (Chechenia, Colombia, Afganistán, Oriente Medio y los conflictos sahelianos), que fueron introducidos por una ponencia sobre la insurgencia y contrainsurgencia globales.

El seminario, organizado con la colaboración de la Oficina de Promoció de la Pau i dels Drets Humans de la generalitat de Catalunya y el Consejo Social y el Departamento de Humanidades de la upf, incluyó, entre sus participantes, a algunos de los mejores especialistas en la materia que, posteriormente, han desarrollado sus ponencias, dando fruto a la colección que hoy tengo el placer de presentar.

La obra busca acercar al conjunto de la sociedad civil la dura realidad a la que se enfrentan cada día miles de personas. Porque, desgraciadamente, desde nuestra burbuja de cristal, demasiado a menudo olvidamos que después de más de cincuenta años trabajando para el desarrollo, todavía un tercio de la humanidad vive en la pobreza crónica y, peor aún, como nos alerta Mark Duffield, cómo ésta se ha ido redescubriendo como terreno de reclutamiento para el despliegue de las amenazas por las que el orden liberal se siente continuamente en peligro.

En la presente colección, hay artículos que abordan conflictos injustamente olvidados por los medios de comunicación. Sería el caso de Chechenia, que, como apunta Carlos Taibo, suele ser recordado únicamente en casos extremos y estremecedores como los acontecidos en el teatro Dubrovka de Moscú en el 2002 o en la escuela de Beslán, en Osetia del Norte, en el 2004. O el de los conflictos sahelianos, que, como recuerda Ferran Iniesta, pese a derivar en gran parte de una errónea implantación del Estado moderno como herramienta para la gestión política de los pueblos africanos, han tenido consecuencias en la actualidad que aún son desconocidas por la mayor parte de la población (evidentemente, salvo excepciones como la de Darfur, donde se estima que en los últimos seis años han perecido decenas de miles de personas y donde más de un millón se han visto obligadas a huir a campos de refugiados).

Otros artículos tratan conflictos más presentes en los medios, como el conflicto árabe-israelí, que, como recuerda Georges Corm, es uno de los pocos cuyo origen se remonta a la época posterior a la Segunda guerra Mundial y que, pese a su longevidad, en estos sesenta años no parece que haya experimentado progreso alguno. O la peculiaridad del conflicto colombiano, con ataques indiscriminados contra toda la sociedad civil ya que, según María Luisa Rodríguez Peñaranda, al enfrentar a ejércitos formales y clandestinos las convenciones que regulan la guerra (protección de los civiles, prohibición de los crímenes de guerra y de lesa humanidad) son continuamente inobservadas por todas las partes. O, por último, el candente conflicto en Afganistán, que nos ha traído de nuevo el debate sobre la noción de guerra justa (legitimado, demasiado a menudo, por sus defensores por servir como instrumento para preservar la libertad de la sociedad, en esa ocasión, norteamericana), pero donde se ha violado sistemáticamente el principio de proporcionalidad, que es un elemento esencial de presentación la doctrina de la guerra justa, precisamente. y es que, como nos recuerda Marc W. Herold, «si tiene que haber algo llamado justicia global, ningún país debería valorar la vida de sus propios ciudadanos por encima de la de otros».

En suma, éstas son sólo algunas de las ideas expuestas en una colección que, por su rigor expositivo, dilucidará algunas de nuestras dudas sobre el origen, las causas y el desarrollo de estos conflictos, pero que, al mismo tiempo, estoy convencido, también logrará que paremos un momento a reflexionar. Porque si los líderes mundiales se reunían hace nueve años para intentar paliar la desigualdad en el mundo, nuestro deber como sociedad civil es continuar trabajando para lograrlo.

Josep Joan Moreso

Rector de la Universitat Pompeu Fabra

Las raíces históricas de los conflictos armados actuales

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