Читать книгу Escultura Barroca Española. Las historias de la escultura Barroca Española - Vicente Méndez Hermán - Страница 46

6.5.2.Otros talleres

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Durante el siglo XVIII, Palencia se mueve entre la influencia de Valladolid y Medina de Rioseco, y la pujanza de sus propios talleres, especializados mayormente en el arte del ensamblaje. En esta línea, cabe citar a maestros como Gregorio Portilla, Pedro de Villazán y, sobre todo, Juan Manuel Becerril, quien ya se mueve dentro de un Barroco avanzando, con el empleo de las rocallas de forma reiterada.

La influencia de Valladolid y Medina de Rioseco se proyecta a través de las obras que llegan hasta tierras palentinas. Entre los ensambladores vallisoletanos están Alonso del Manzano, Pedro de Bahamonde y Pedro de Correas. Y entre los del foco riosecano destacan los Sierra, cuyas obras menudean en toda la zona.

En Burgos, citemos a Bernardo López de Frías el Viejo, o el taller de Juan Baldor, cuyas obras de talla exenta se caracterizan por un notable movimiento. Otro de los escultores de importancia es Manuel Romero Puelles Elcarreta, fundador de una familia que va a llenar con su producción buena parte del siglo XVIII. Su estilo se caracteriza por una mayor calidad formal; gusta de obras movidas, y las poses son teatrales y abiertas. El tratamiento de los paños es sumamente menudo y nervioso, y se caracterizan por su evidente ampulosidad. Como ejemplo, citemos la escultura de san Antonio de la iglesia de Tabanera de Cerrato (Palencia), de 1736, de la que se desprende también la proyección que tuvo su obrador[381].

León y su provincia carecen de escultores de renombre durante la centuria de mil setecientos, según señala Fernando Llamazares. Las obras importantes vendrán de fuera —Alejandro Carnicero o Luis Salvador Carmona—, y el eje artístico girará en estos momentos en torno a la catedral y al retablo mayor, que había ideado Narciso Tomé[382].

En Segovia, la catedral continúa ejerciendo una importancia singular para el desarrollo del barroco dieciochesco. Por lo general, son obras importadas, para las que se acude a los talleres de Luis Salvador Carmona o José Galván, escultor avecindado también en Madrid. Asimismo, no debemos olvidar la importancia que va a tener en Segovia el desarrollo de la escultura vinculada a núcleos palaciegos como el de La Granja.

En Ávila sucede algo similar, es decir, la clientela se deja seducir por talleres foráneos, madrileños sobre todo, dada su proximidad a la corte. Tal vez lo más granado del siglo XVIII sea el retablo de la capilla del Santísimo, de la iglesia de San Antonio en Ávila, que evoca el Transparente de la catedral toledana. Las columnas se decoran con cabezas de serafines adheridas por medio de tarjetas, que cobran la forma de nubes.

Escultura Barroca Española. Las historias de la escultura Barroca Española

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