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AMOR Y DESAMOR

Finalmente, esa pareja que esperabas llega irrumpiendo e iluminando tu ser, inundando tu cuerpo con un torrente de hormonas que abren tus sentidos hacia la magnitud del deseo: esa intensidad irresistible que colma todos los poros y desvanece los límites de tu ego. Te sientes parte indivisible y crees que juntos sois capaces de cualquier cosa. Te sientes listo para dedicarte exclusivamente al bienestar, placer y deleite de ese ser que lleva tu corazón a la quinta dimensión.

Caes en el amor. (En inglés, enamorarse, se expresa como «falling in love», que se traduciría como ‘cayendo en el amor’). Es así, caes en un estado de felicidad donde el sol brilla y las preocupaciones desaparecen. Caminas por las nubes, y una poderosa atracción te empuja hacia adelante sin limitaciones.

Esta trascendencia sentimental-emocional se repite desde hace millones de años para mantener la supervivencia de la especia humana. Enamorarse es instintivo, y ha sido plasmado por artistas de todas las épocas; pintores, escultores y literatos.

Sin embargo, la realidad cotidiana es diferente de esos sueños románticos. Después de la euforia de esa primera etapa «de caída» —que puede durar días o meses—, comenzáis a descubrir diferencias en vuestros gustos y en las maneras de lidiar con la vida. Tratáis de caminar juntos, compartir tiempo con los amigos de ambos y establecer relaciones sexuales, pero la convivencia trae esas diferencias a la superficie, y solo con una comunicación efectiva que os permita discutirlas, podréis resolverlas.

Os enfrentáis a la tarea de dejar atrás los hábitos de soltería para crear un nuevo estilo de vida que no debéis subestimar: la transición de vivir solos a vivir en una relación. Tendréis que compartir tareas y realizar los ajustes y compromisos necesarios para convivir en pareja. Abandonar los viejos hábitos para enfrentaros al nuevo entorno. Y entrar en este ámbito desconocido de la relación puede ser una experiencia dolorosa. Muchas relaciones terminan en algún tipo de separación cuando no se pueden resolver las dificultades.

Las distintas expectativas de ambos sobre cómo debería ser una relación y las posibles diferencias culturales pueden erosionar la pasión y el amor vivido en la etapa inicial. Pero no es el hecho de convivir lo que sofoca la relación, sino el escaso o nulo desarrollo de la habilidad comunicativa afectiva para solucionar las diferencias.

Lo más útil sería que, al principio de la nueva relación, los miembros crearan un tiempo y un espacio para compartir sinceramente sus debilidades personales y sus expectativas sobre la misma. Qué os gusta, qué os incomoda, qué talentos tenéis en común, qué cosas sabéis hacer, qué cosas no, cómo negociaréis la economía y el reparto de tareas, etc. Los temas son muchos, pero si las diferencias surgen en una etapa temprana, luego es mucho más fácil lidiar con ellas. Normalmente no es así, por eso tenéis que hacerlo lo mejor que podáis en medio de vuestra realidad cotidiana.

Crear una relación consciente no es una asignatura de los currículos académicos. Para la mayoría de adultos jóvenes, la enseñanza sobre las relaciones proviene de los años vividos con padres, abuelos, hermanos y otros familiares. La información sobre cómo funcionan las relaciones (o quizá cómo no funcionan) se recopila de la observación de los modelos familiares, del condicionamiento en la escuela y la comunidad, y de las historias románticas de la literatura, el cine, la televisión o internet.

El conocimiento de la pareja sobre lo que funciona y lo que no en una relación lo descubrimos, por lo general, a lo largo de los años, en un proceso de ensayo y error, a menudo aderezado por la culpa y los juegos de poder. Y es probable que, en lugar de recurrir a un amigo sensato e imparcial (un mentor, coach de relaciones, psicoterapeuta o consejero), surjan comentarios irónicos («Te lo dije») u observaciones torpes por parte de algún miembro de la familia.

Soñamos con amar y cuidar a nuestra pareja, y que ella nos ame, nos cuide y nos aprecie por lo que somos. La relación consciente es aquella que está llena de actos sinceros de amor y cuidados. Se trata de dar. Esta actitud se desarrolla a partir de la intención consciente de aportar alegría y satisfacción al otro. Cuando esta dinámica funciona en ambos sentidos, el dar y el recibir fluyen en una intimidad progresiva, nutritiva y armoniosa para los miembros de la pareja.

Aprender de la experiencia es siempre un camino poderoso. Atrévete a ser activo y explorar libremente los límites de este nuevo terreno, no dejes que tus miedos te frenen y te hagan vacilar. Si buscas activamente el conocimiento sobre la dinámica de la relación, puedes acelerar tu tiempo de aprendizaje.

¿Qué capacidades y habilidades debemos desarrollar para ayudarnos a experimentar, de manera segura y progresiva, esa poderosa y excitante atracción sexual y acercarnos a la situación que anhelamos? Reconocer los conflictos que aparecen en la relación como oportunidades de aprendizaje y centrarse en entender las lecciones contenidas en esas experiencias ayuda a desarrollar una comprensión más profunda el uno del otro. Un afecto fuerte y reconocer el valor de la relación inspira al amor, que es quien os encamina de vuelta, una y otra vez, hacia este arduo trabajo.

¿Cuál es el contenido esencial de la relación amorosa consciente? ¿Qué temas debería incluir nuestro proceso de aprendizaje para crear armonía en la intimidad?

Tenemos muchos tipos de relaciones en nuestra vida; aquí exploramos la que es, quizá, una de las más desafiantes: la relación amorosa y sexual de largo plazo.

Además del flechazo de Eros, la evolución de la relación amorosa es una tarea exigente que requiere constancia, y que depende del compromiso de amar, de la comunicación efectiva, de la intimidad y de una sexualidad sana. La relación crece con más facilidad si tenemos en común valores fundamentales, compartimos intereses y aficiones, y podemos lograr acuerdos sobre el propósito de la convivencia. Comprometiéndonos en el aprendizaje continuo y en la sanación, además de inspirar al otro, nos salvamos del contrasentido de que el amor puede ser una experiencia dolorosa.

Os propongo siete pautas que contribuyen al éxito:

Pauta 1. Autoestima

Pauta 2. Comunicación efectiva

Pauta 3. Sexualidad saludable

Pauta 4. Autoconocimiento

Pauta 5. Respiración consciente

Pauta 6. Visión compartida

Pauta 7. Sanar las adicciones

CANCIÓN DEL AMOR

¿Cómo gira tu mundo al amanecer?

Te siento a través de un océano,

distante en el espacio, segura de una paz construida por ti misma,

tenue, protegida por altos muros de espejos,

refugiándote del calor de tu deseo.

Fresca y sola, lejos de mi cuerpo atezado,

con vientos de cambio en tu cabello castaño y abundante.

Me asusta verte ausente de deseo.

Tus acogedores brazos cruzados sobre tus pechos suaves,

moldean el dolor y el éxtasis en una memoria sofocada,

polvorienta y sin uso, alejada, inoportuna y seca.

De tus ojos marrones, demasiados tristes para sentir,

fluyen lágrimas saladas.

Tierno corazón abandonado, más allá de las expectativas,

demasiado hermético para abrirse sin llanto.

Imagen vívida y tan solitaria,

que no elegirías cantar sobre ella.

Pero oye esto, escucha otra canción, Viola,

porque tú eres amada, Mo’mina, la que cree.

Te conozco desde adentro, aliento cálido en mi oído.

He sentido tus raíces en mí, sembradas aquí en mi corazón.

Ven, únete a mi anhelo, revolotea en mis pensamientos enredados,

relájate entre las palabras que brotan de mis labios,

báñate con el amor que emana de mi corazón.

Tu cuerpo mojado y vivo, palpita con tranquila aceptación,

esperanza y pertenencia en lo profundo de tus ojos oscuros.

Yo sé cómo me amas, y cómo adoro amarte,

porque has desenredado mis traumas retorcidos,

has desnudado mis heridas y las has bañado con tu alma.

Mi espíritu está aprendiendo a cantar de nuevo,

sanado y respetado, abierto y vulnerable.

Escucha mi canción, porque a ti confió mi corazón.

¿Quién hace la cama?

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