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Autor, identidad y estilo

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Llegados a este punto, cabría preguntarse que hace de la obra de estos dos grandes fotógrafos algo tan personal. La respuesta más inmediata es que tienen un estilo propio que los hace únicos e identificables. De hecho, solemos reconocer y atribuir el estilo con cierta facilidad. Pero ¿qué es el estilo?, ¿cómo se consigue?

Para intentar responder a estas preguntas, retomaremos el tema del estilo para intentar profundizar un poco más y definir nuestra posición ante él.

Algunas definiciones que pretenden ser concisas como: “El estilo es la medida y marca del talento” o “El estilo es el medio no el mensaje”, resultan incompletas y no parecen convencer del todo. El estilo parece ser una idea algo huidiza, que nada o poco tiene que ver una habilidad que se pueda aprender directamente.

Para complicar aún más las cosas, lo cierto es que la fotografía dispone de innumerables trucos y recursos técnicos que tienen un peso importante en su apariencia y resultado, y que parecen dejar poco sitio al estilo. Quizás por eso, a menudo al estilo se le relaciona con cuestiones tan diversas como usar una determinada óptica, encuadre, enfoque, movimiento o presentación, cuando no son más que un recurso técnico. No hay nada malo en usar una técnica como marca de identidad, pero esa marca tiene poco que ver con el verdadero estilo y evolución de la obra personal de un fotógrafo. Lejos de intentar definirlo con exactitud y para arrojar un poco de luz, podemos afirmar, por un lado que, para el espectador, el estilo es un instrumento básico que le permite identificar y analizar al autor y su obra, elaborar críticas, establecer comparaciones o influencias, etc. En cambio, para el autor, su función identificadora es menos relevante; para un autor, el estilo, tiene mucho más que ver con una actitud sensible que lo empuja a estudiar, explorar y reflexionar sobre el motivo.

Es interesante añadir que el estilo incluso puede ser objeto de renuncia por parte del fotógrafo, (el fotógrafo británico Lord Snowdon, manifestaba con firmeza su deseo de que fueran identificables sus personajes retratados, no su obra), o también una actitud en continuo cambio (Paul Strand a lo largo de su carrera desarrolló temas o estilos diferentes y sin ningún orden establecido).

Una buena postura ante tanta ambigüedad y que me convence bastante, es aquella que afirma que la capacidad de una fotografía de comunicar, estimular o emocionar, es una cuestión de estilo. Como pudimos ver en los casos mencionados de Adams y Erwitt, como ocurre con muchos otros artistas y fotógrafos, es su forma de ser, de ver y plantear situaciones lo que forja su estilo. La respuesta a todas estas incógnitas podría estar en que el estilo no es tanto una meta o prioridad, más bien algo que viene por añadidura.


Luis LLavori

El valle de los colores

Es bastante frecuente que el fotógrafo de naturaleza, con inquietudes artísticas, recurra a la abstracción como una nueva forma de expresarse. Cosa bastante comprensible, teniendo en cuenta que desde lo abstracto el autor se opone a una mirada más realista, actitud que favorece una visión más personal y una mayor libertad creativa. La mirada cede protagonismo a la visión del autor, que interioriza y construye su propio mundo o motivo.

Nikon D300, Micro Nikkor, 105 mm f/2,8, 1/100 s, f/8 - ISO 500 a pulso, prioridad a la apertura.

El arte de fotografiar la naturaleza

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