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14 DESHÁGASE DEL CÉSPED Y ALGUNAS PLANTAS

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Si no es usted uno de esos jardineros de fin de semana, cuya pasión es regar y podar plantas, o jadear y resoplar empujando un cortacésped los domingos, o peor aún, caminar tras un ruidoso y maloliente cortacésped que vomita contaminantes, ¿por qué quiere tener césped en su jardín? ¿Es costumbre en su barrio? ¿Pretensiones sociales? ¿Hábito? ¿Realmente le gusta tener césped y muchas plantas? ¿Vale la pena mantenerlo todo saneado, cortado, segado, fertilizado, aireado, rastrillado y regado?

En cuanto al césped, aunque otra persona —un jardinero eventual— se ocupe de él por usted, aún tendrá que hacer el esfuerzo de velar por que le dé los cuidados precisos, y, como mínimo, tendrá que acarrear con los gastos suplementarios que ello conlleva.

¿No sería más sencillo deshacerse totalmente del césped y las plantas? Podría ahorrarse mucho tiempo, dinero, esfuerzo, y, en el caso del césped, energía, agua y otros recursos naturales (gasolina o electricidad para el cortacésped), además de recursos poco naturales (fertilizantes químicos y herbicidas), si cambiara su césped por otra planta.

Existen innumerables especies vegetales que cubren el suelo —por ejemplo, paquisandra, dicondra, hiedra, y numerosas plantas rastreras de hoja perenne— que son resistentes a la sequía y de crecimiento rápido, y que necesitan pocos cuidados, con lo cual pueden reemplazar de forma efectiva el césped. Consulte con un horticultor sobre cuál es el tipo más adecuado para el clima de su región.

Imagínese lo que significaría no tener que volver a preo­ cuparse por su césped y muchas de sus plantas. ¡Deshágase de ellos!

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