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EL PLAN DE LAS «10 ERRES»

1.Repensar. Con la información que tengo, ¿qué hago? Seguro que surgirán muchas posibilidades, tantas como personas: negarla; creerla; buscar más información con bases científicas; sacar unas conclusiones propias; decidir actuar; decidir no actuar; actuar solo en algunos aspectos... En este momento debemos preguntarnos si vivimos según nuestras convicciones, cómo nos sentimos, qué nos aporta realmente bienestar, qué nos cuida, cómo queremos vivir la ciudad, la naturaleza, qué repercusión tienen nuestros hábitos, quién hace nuestra ropa, cómo impacta la construcción… Es, en suma, un momento para ir pasando revista a aspectos sobre los que quizás antes no habíamos reflexionado y para hacer que los valores de vida se correspondan con las acciones en la medida de lo posible.

2.Rediseñar. Cómo vas a reflejar las decisiones tomadas en el entorno del hogar. Haz que sea fácil: programa los pasos, los tiempos. Empieza por aquellos productos que se han acabado y necesitas reponer. ¿Compro los mismos? ¿Cambio de marca? Apuesta por la simplicidad en casa. Menos es más. A tu ritmo, sin que suponga un problema, sino más bien la satisfacción de dar un paso más.

3.Realizar. Hay que poner los propósitos en práctica, comprometerse. Aunque parece obvio, a veces hacemos planes y disponemos de posibilidades más amables con nuestra salud y con la del planeta, pero acabamos decantándonos por los que no lo son tanto por costumbre, por el marketing o por diversas razones. La buena noticia es que, cuando lo tenemos interiorizado, el cambio ya pasa a formar parte de los nuevos hábitos.

4.Reducir. El mejor plan detox para depurarse y desintoxicarse es no exponerse a los tóxicos —ni las personas ni cualquier ser vivo ni el planeta entero—, así de fácil (o de complicado). Reducir el consumo de determinados productos, apostar por los más «limpios» es una buena ayuda para el organismo. Pasar a una vida low tox es posible. Empieza reduciendo los productos plásticos de un solo uso, opta por productos sin embalaje, por los más naturales, así ya minimizas la exposición a muchos tóxicos.

5.Responsabilidad. Consume menos y hazlo de forma consciente. Apuesta por vivir con menos y de más calidad, alargando la vida de los productos, que no ponga en peligro la salud del planeta, la de los trabajadores ni la de los usuarios. Apuesta por productos que siguen las premisas de respeto a la salud ambiental, a la salud social, a la soberanía alimentaria, a la biodiversidad, para minimizar la huella ecológica y apostar por una economía circular.

6.Rechazar. Que no entren en la cesta de la compra ni en casa todos esos productos que no necesitamos y que no cumplen los requisitos que nos hemos marcado respecto a que no incluyan tóxicos.

7.Reusar. Alarga la vida de tus productos, dales una nueva utilidad siempre que no contengan tóxicos en su composición.

8.Reciclar. Hazte consciente de los residuos que generas, así apostarás por productos que realmente sean más biodegradables y/o reciclables.

9.Reincorporar. Cerrar el ciclo natural, llevar los residuos orgánicos a la tierra, compostando. Si dispones de espacio, hazlo en casa. Hay cubos compostadores de medidas aptas también para pequeños espacios.

10. Reconectar. En pocos meses, o en un año, seguro que puedes dar la vuelta a tu modelo de consumo, a tu estilo de vida. En tu día a día entrarán hábitos más sostenibles y saludables, con una mirada en positivo destinada a abordar cómo a través de los recursos de que se dispone se puede vivir de forma más consciente. Recuerda que vivir de forma coherente, tener un propósito, también es fuente de salud. Así que diseña tu plan, visualiza y reconecta con cómo quieres vivir tu casa y tu vida y actúa en sintonía.

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