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DE LOS DICHOS A LOS HECHOS

No hay quinto malo

Aunque yo no sea amante de la tauromaquia y no me quede a mí bien decirlo, a la presente antología sí que le encaja estupendamente este refrán; después de las cuatro recopilaciones anteriores, cada una con sus aciertos y desaciertos, puedo aseverar: “tampoco hay quinto malo”. Con 12 trabajos poéticos, 20 narrativos y la novedad de 5 trabajos académicos para la reflexión alrededor de temas cercanos, por no decir literatura del Caribe, son una manera de invitar a talleristas y demás lectores a trascender la creación artística hacia la escritura de ensayos y artículos literarios que tanta falta le hace a la literatura local y regional; para un total de 30 protagonistas, entre ellos 17 estudiantes y 11 graduados, entre ellos dos docentes y mi persona.

“Sin casco parió la mula y sin pico, la cotorra”

Pero más allá de las estadísticas, y en medio de estos tiempos convulsos, parafrasearé a los amantes de la numerología, indicando que el 5 representa esa transformación producto de la experiencia y nos abre el camino hacia la maestría; que el número, presente en la muy conocida estrella, simboliza un quinto elemento esencial, no material, de la naturaleza, cada uno de los cuales es percibido de 5 maneras distintas a través de nuestros sentidos para crear y vivenciar las realidades posibles en el universo.

“El que quiere marrones, aguanta tirones”

Como es ya bien sabido, las ilustraciones se han convertido en un valor agregado a nuestras publicaciones; por tanto, en la presente versión no podríamos quedarnos atrás y, por ello, se les presentó a los talleristas una propuesta que complementara ese gran talento literario que se despliega tanto en cuentos como en poemas. Así que, como novedad, las imágenes que acompañan cada uno de los trabajos literarios fueron elaboradas por los mismos escritores y poetas, y se construyeron desde los lineamientos de una propuesta a la que bauticé “Niño Interior”, con la que buscaba que se expresaran “garabateando”, desde ese acto creativo primario que ejerce un infante de manera espontánea, unas líneas, un dibujo o, sencillamente, eso: un garabato artístico.

En el caso de los poetas que presentaron varios textos, elaboraron un collage de imágenes dentro del formato seleccionado para tal fin. En el caso de los narradores, seleccionaron un aparte de la obra, ya un diálogo, ya una descripción, ya un retrato; en un acercamiento a los elementos de la narrativa gráfica, a la que le estamos apuntando y muy pronto tendremos muy buenas producciones en manos de algunos talleristas como Carlos Patiño, Cristian Manjarrés y Lorena Romero, quienes poco a poco ganan destreza y experiencia en ese campo.

La técnica, como lo podrán evidenciar, es variada y de acuerdo con las posibilidades, habilidades y consecución de materiales por parte de cada uno, aunque la mayoría optó por el formato digital.

“Los trapitos sucios se lavan en casa”

Lo anterior se produjo desde iniciativas como #quedateencasa, además de los talleres de apreciación, creación y edición, de la participación en eventos online entre la cuarentena y los protocolos de bioseguridad. Me di a la tarea de dinamizar diferentes actividades con el propósito de establecer espacios de “distensión” tanto para los talleristas como para mí. De esa manera, se programaron durante el segundo semestre del 2020 dos concursos en el interior del Grupo Talium.

Concurso “Tu poeta favorito”

Los integrantes y exintegrantes del grupo escogieron un verso de cualquier poema de su poeta favorito, lo ubicaron como verso inicial o epígrafe y a partir de él escribieron un poema de siete líneas. Se publicaron todos los poemas participantes en nuestras redes sociales y un jurado integrado por los extalleristas y egresados Yariffe Marín Freyle y Jorge Mario Sarmientopérez Villarreal escogieron los dos mejores poemas entre 38 concursantes, resultando como ganadores Luisa Fernanda Rosenstiehl Corredor, graduada del programa de Negocios Internacionales, y Javier Viloria Escobar, de Administración de Empresas. Se entregó a los ganadores un conjunto de tres buenos libros de poesía como premio. Veamos, a continuación, en el formato establecido, a los ganadores:



Concurso “Nano-relatos”

Con la temática de los “Espantos” y una extensión exacta de cincuenta palabras, incluyendo el título e incluyendo obligatoriamente la palabra “Talium”, los relatos de talleristas y extalleristas se publicaron en nuestras redes sociales de Facebook, Twitter e Instagram. El jurado estuvo conformado por la escritora Aura Mena de la Cruz, egresada del programa de Administración de Empresas, y el escritor Javier Gámez Rodríguez, egresado del programa de Negocios Internacionales, quienes, después de leer diecisiete textos participantes, dieron a conocer su veredicto, entregándole a la tallerista Carmen Lorena Romero Segrera, del programa de Psicología, el primer puesto, lo que la hizo merecedora de un bono canjeable en libros de una prestigiosa librería de la ciudad. Veamos, pues, en el formato establecido, el texto ganador, invitándolos a leer todos los cuentos participantes publicados en nuestras redes sociales de Facebook, Instagram y Twitter.


“… la quinta pata al gato”

Volver a pertenecer a la Red de Escritura Creativa RELATA, del Ministerio de Cultura, siempre será un honor y un privilegio tanto para mí como para los talleristas; ser referenciados nuestros procesos por el máximo rector de la cultura en el país, compartir experiencias con 79 talleres y 26 tertulias de todo el territorio nacional, disfrutar de las charlas con dos escritores de gran reconocimiento, estar publicados en la Antología RELATA y participar de las diferentes convocatorias literarias nos permiten no solo afianzarnos como grupo, sino también crecer nuestra dinámica personal frente a lo que bien pueda ser simplemente un hobby como estudiantes universitarios o pueda llegar a convertirse en su máxima proyección.

En adelante, mientras sigamos buscándole la otra pata al gato nos llamaremos TA. LI. U. M. - RELATA Santa Marta.

“No dejar para mañana lo que se puede hacer hoy” o el III Concurso de Cuento Corto Semana Cultural 2019

Antes de la pandemia habíamos dinamizado también un concurso en el marco de la XIX Semana Cultural y Deportiva Unimagdalena que quedó en standy by buscando el momento preciso para la publicación de los textos ganadores. En aquella ocasión se convocó a todos los estudiantes activos de la Universidad del Magdalena. La temática fue un “Tributo al Mar”. Los participantes escribieron un cuento corto con máximo 250 palabras, totalmente inédito. El cuento debía incluir exacta y completamente cinco palabras o conceptos clave: tributo al mar, caribe, playa, cano y ola. El jurado estuvo conformado por Ibeth Noriega Herazo (artista plástica y poeta), René Escorcia (artista plástico y poeta) y Rafael Darío Jiménez (escritor y poeta), quienes realizaron una preselección de los diez mejores cuentos cortos, los cuales fueron leídos el día de la premiación a los tres primeros lugares.

Primer puesto

Cuento: Jo’sa, eco de la armonía

Autor: María Alejandra Zapata Izquierdo (estudiante de Antropología)

Vivíamos a las orillas del inminente mar, las olas chocaban de manera incesante y abrupta contra las piedras, Cheychi1 decía que los espíritus del agua estaban enojados, él llevaba en sus arrugadas manos un caracol blanco como las perlas, plateado y transparente como su ser. Pronto, cuando calmó la marea y las olas descansaron, fuimos a visitar a Jiwu2 para rendirle tributo al mar, a las olas, a los peces y al misterio de las aguas más profundas y solemnes de todo el Caribe; la playa estaba desolada, los árboles danzando al compás de la brisa, las sombrías nubes nos gritaban: “No son dignos de venir, aléjense”, no entendíamos por qué tanto disgusto, estábamos realmente preocupados.

Él sacó de su mochila algunas hojas de Ayu3, tomó el Jo’sa4 y comenzó a emitir las más dulces notas de esta caracola, era el sonido del alma de mi abuelo, de la vida y del pagamento divino. De pronto empezaron a caer meteoritos diminutos en forma de cristal líquido, los cielos se abrieron, el padre Jwi5 se asomó y el puente de colores, Kumeyti6, convino nuestro pacto. Regresamos a nuestra casa, la canoa del vecino estaba destruida, la basura estaba regada en la superficie y muchos peces pequeños, muertos.

Quizás él no estaba enojado con nosotros, sino con aquellos que aún no lo entienden.

Segundo puesto

Cuento: Retorno a las aguas

Autor: David Martínez Martínez (estudiante de Antropología)

Aquella mañana, Marcelo escuchó su sentencia por la radio. El locutor informaba que el responsable del desfalco al Puente Taykú había sido visto en un hotel de Taganga. Ya no tenía tiempo. En cualquier momento la policía o los matones de su tío derribarían la puerta de la habitación. Sentado en la cama, repasó por última vez la tarde que le reclamó a Mateo por inculparlo ante las autoridades:

—Robaste esa plata. Esos muertos bajo el puente no son míos.

—No fui el que firmó los papeles —dijo Mateo antes de ser baleado por Marcelo. Oprimía furioso el reloj Cartier, reliquia símbolo del poder familiar. Lo había arrebatado a su primo. Se levantó. Ajustó su traje de buzo. Metió en la mochila la careta y su ultimo millón. Dejó la habitación.

En la playa, sobornó a un incrédulo pescador que preparaba su canoa. Le pidió llevarlo a Punta Aguja, sin preguntar. El fajo lo deslumbró, convencido por la cara de muerte del cachaco. La canoa remontaba una ola grande, mientras del cerro bajaban patrullas en su búsqueda. Este era su final elegido. Moriría como buzo, su pasión; no como gerente financiero en desgracia. Descendería a los arrecifes del Caribe, que, de joven, nunca debió abandonar.

Cerca del islote, largó el dinero al pescador con una sonrisa apesadumbrada, como de agradecimiento.

—Loco, ¿qué vas a hacer?

—Pagar un último tributo al mar —dijo Marcelo mientras lanzaba lejos el reloj seguido de su humanidad en las verdosas aguas.

Tercer puesto

Cuento: Polychrommytho

Autor: Antonio Escorcia Valencia (estudiante de Antropología)

El cielo irradiaba su gris vestido. Restos de barcos verdes, blancos y negros dormían en la orilla de la playa. Una ola saludó, estirando sus dedos a la arena. Huellas desaparecían al contacto con el agua. Burbujas reflejaron piernas canelas por el sol, pero torneadas por el oficio. El cedro esculpió tronco y senos marrones, y los mangles pintaron de ojos cafés la cabeza morena. Era Terra, sosteniendo su atarraya. El Oasis ofrenda salinas como tributo al mar, armonizando al Caribe. Descendiente de Gaia, la madre tierra que volvió a perecer, alistaba su faena. Subió a su canoa rosada “Delfín Lacustre”, y canaleteó, sola, sin más compañía que garzas y gaviotas, coloreadas lavanda y mostaza, por el océano incoloro que anula el rosicler del ocaso, maldición de humanos que antaño degeneraron el mundo. Lanzó la red, pescando toda clase de seres marinos sin color. De pronto, entre unas rocas cercanas, observa a un hombre moribundo, pecho plateado, piel avellana, con cinturón de plumas amarillas, anaranjadas y rojas, el cabello caído en churcos sobre la frente: era Vendaval, hijo de Eolo, condenado a morir. Resuelta a darle vida, dejó todo y lo abrazó fuertemente. Se fundieron creando un líquido, translúcido por iridiscencias de todos los minerales, deslizándose entre las piedras, besando el piélago. Los seres marinos que antes no tenían color se llenaron con infinidad de estos, y la mar, de haber sido maldita, revive como explosión de alba, teñida con el eterno destello del universo: azul.

Gustavo Hermógenes Arrieta López

Director, Taller Literario Unimagdalena

1. Papá.

2. Mar.

3. Hoja de coca.

4. Concha de caracol de mar.

5. Padre sol.

6. Arcoíris.

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