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4. LAS FESTIVIDADES. SAN JORGE, SAN DIONISIO Y LAS FIESTAS CENTENARIAS

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La fiesta propia de la iglesia era la de San Jorge. Así la describía La Figuera:

El día de San Jorge es Fiesta de Corte, y en su Templo del Colegio le festejan los Cavalleros de Montesa con gran solemnidad, asistiendo muchos de ellos, con sus mantos capitulares, a las vísperas, y a la misa, que en su dia se canta, a todo lo qual preside el Teniente General, el qual, de antigua costumbre come también en aquel dia en el Refectorio del Colegio, acompañado del Predicador, de algunos Caballeros, que se combida, i de algunos Priores Freyles de la Orden, que suelen venir de los lugares circunvezinos, a hallarse en la solemne fiesta que se le haze en su dia.51

Según la tradición, San Jorge había intervenido en la conquista cristiana del reino, «por la qual desde la conquista hasta hoy, se haze en Valencia grande fiesta el dia de San Jorge, y se predica la vitoria alcançada por su ayuda».52 En la Catedral de Valencia se conservaba según la tradición la bandera que llevaba San Jorge en las batallas y la reliquia del brazo derecho del santo, que todos los años se llevaba a la iglesia de San Jorge el día de su festividad.

Fue precisamente en torno a la festividad de San Jorge cuando se produjeron conflictos de preeminencias, tanto entre caballeros y religiosos como entre la Orden de Montesa y la parroquia de San Andrés, que siempre intentó extender su autoridad sobre el templo. El día de San Jorge asistían a las celebraciones los caballeros de la Orden, los colegiales y los religiosos. La Orden se sentaba en sus bancos dentro del presbiterio y los clérigos al fondo de la iglesia, al lado de la puerta y frente al altar mayor. Cuando el rector salía a celebrar la misa se esperaba que saludase al lugarteniente y la Orden distribuidos en el presbiterio. Desde tiempo de los maestres era costumbre que el prior sacara la reliquia de San Jorge acompañado de los caballeros y recibieran en la calle al cabildo, que llegaba en procesión con la milicia del Centenar de la Ploma y las parroquias que albergaban la reliquia de San Jorge que se custodiaba en la catedral. Entraban todos en el templo y el cabildo hacía la bendición del estandarte en el altar mayor, volviendo la Orden a acompañar al cabildo al exterior, esta vez por la puerta lateral del templo.


Figura 5. San Jorge. Relieve. Piedra, 69 × 87 cm. Museo de Bellas Artes de Valencia, n.º inv. 533, procedente probablemente de la Casa de la Ballestería.

El otro día en que el templo asumía todo el protagonismo era el de San Dionisio, el 9 de octubre.53 También fue Escolano el que en 1611 recogió la creencia de que la iglesia había sido mandada construir por Jaime I, «por la memoria de aquel beneficio, que fue la llave de la toma de la ciudad».54 Marco Antonio Ortí afirmaba que la de San Jorge fue la primera iglesia bendecida por Pedro de Albalat después de la catedral, «y por esto fueron a ella el mismo dia de San Dionisio, el Rey y su ejército vitorioso en procesión de Cruzes y clerecía», «Después la Ciudad y su Concejo [...] deliberaron, que todos os años el dia de S. Dionisio se hiciese una procesión como esta a la Iglesia de San Jorge, llevando en ella el estandarte de las armas del Rey don Jayme [...]», «suele acompañar esta procesión una lucida compañía de solados, que llama del Centenar, erigida por la misma Ciudad».55

En las fiestas celebradas en los Centenares de la Conquista, la iglesia de San Jorge era la primera estación de la procesión. Joseph Vicente Ortí y Mayor –siguiendo a Escolano– recuerda que desde 1343 cada 9 de octubre se realizaba una procesión a la iglesia de San Jorge conmemorando la conquista de la ciudad, tradición que solo se rompió en 1707.56

La conmemoración del 9 de octubre adquiría especial relevancia en los años denominados centenarios. En el de 1638 la estación de la procesión en la iglesia de San Jorge no pudo realizarse por estar la iglesia medio derruida;57 sin embargo, gracias a Ortí y Mayor conocemos especialmente bien el papel que asumió el espacio en el Quinto Centenario, el 9 de octubre de 1738. En ese año se formó de nuevo la Compañía del Centenar de la Ploma, que se había disuelto tras la Nueva Planta. Describe entonces Ortí y Mayor la imagen de la Virgen de la Victoria en su capilla de la iglesia y hace referencia a los pedestales del retablo, donde «se ven las insignias de la Compañía, que son la Cruz, y Ballesta».58


Figura 6. Retablo del Centenar de la Ploma. Victoria and Albert Museum, Londres.

Las fiestas se desarrollaron el 8 y el 9 de octubre. El miércoles 8 pudo visitarse la puerta de la iglesia de San Jorge y la plaza. En la fachada secundaria –suponemos que la lateral de la iglesia en la calle Trànsits alineada con el cuarto prioral–

se levantaron unos bastidores vestidos de tapices, y cortinas de terciopelo verde, y encima de la puerta debaxo de un dosel de damasco, se colocó el Retrato de el Rey nuestro Señor Felipe V, a cuyos lados se pusieron, como sirviendo de escolta a Su Magestad, las efigies de onze Lugar-Tenientes Generales de la Orden de Montesa.59

La fachada del Colegio de San Jorge recayente a la plaza del mismo nombre se cubrió con dos órdenes de tapices y cortinas. Sobre los tapices se pusieron «diez lienzos grandes en que estaban pintadas las Ciencias naturales, y Virtudes Theologicas, pintura muy exquisita de Italia, que servia no solamente para aplaudir lo delicado de el pincel, sino de generoso estimulo para adquirir lo que significavan». El espacio que quedaba desde la pared del Colegio hasta la casa inmediata se cubrió con dos órdenes de tapicerías, para que «asi concordasse con el frontis, en el qual sobre la puerta principal de el Templo se colocó una prodigiosa pintura de el Invicto Martir San Jorge, y sobre la Portería otra de el glorioso Conquistador Rey Don Jayme, y ambos lienzos estaban sobre unas cortinas de damasco carmesí».60

Encontramos aquí expuestos en la calle los retratos de los lugartenientes a los que antes hemos hecho referencia. También, como se dijo, los lienzos de San Jorge y de Jaime I, a los que se alude siempre en el cuarto prioral. En cuanto a los lienzos de supuesta procedencia italiana de ciencias y virtudes, no conocemos su autoría ni emplazamiento habitual.

Las fiestas continuaron el día 10, cuando la procesión entró en la iglesia de San Jorge. En ese día salían a la puerta tres religiosos franciscanos con la reliquia del santo.61 La decoración del templo corrió a cargo de frey Juan Bautista Sancho, prior del Colegio:

Viose toda la Iglesia cubierta de hermosas cortinas, siendo las de el Presbiterio de terciopelo carmesí, propias de el Real Convento de Montesa. El Altar principal tenia siete gradas con dos piñas a sus lados, en cuyos remates se colocaron los dos insignes Patriarcas de la Religión Cisterciense de cuerpo entero, que eran San Benito, y San Bernardo, con vestidos de tela y de oro, báculos, y pectorales ricos. A proporcionada distancia, y entre las dos piñas avia una mesa de Altar, sobre la qual se descubría un medio cuerpo de plata de San Jorge labrado con primorosa arquitectura (que también era de el Convento de Montesa) el qual assentava sobre un ayrosissimo trono plateado, y dorado, debajo de un dosel muy rico, y a los lados de el Santo arrimadas al dosel avia dos cornucopias doradas con luzes, sin los seis ciriales de a tres libras, seis velas de media libra, docientas y cinquenta entre las gradas, vestidas estas de una alfombra bordada, con gran variedad de artificiales flores, y otros seis ciriales, y seis velas sobre otra mesa de Altar que se avia dispuesto al piso de el Presbiterio, para hacerse en ella la Estación al Santo.62

La Orden de Montesa y San Jorge de Alfama

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