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Génesis de COMEDIC
(Catálogo de obras medievales impresas en castellano)
En 2012 un grupo de profesores de la Universidad de Zaragoza, con la colaboración de otros colegas de las universidades de Catania y Toulouse, decidimos abordar conjuntamente una investigación que atendiera a las «reescrituras y relecturas» que sufren las obras medievales en su paso por la imprenta.1 Los resultados se plasmarían en publicaciones y en una base de datos, en la que se recogerían estas transformaciones. Para ello contamos con una ayuda del Ministerio de Economía y Competitividad (FFI2012-32259), que en estos momentos concluye, cuando ya se ha puesto en marcha la base, pero queda mucho por hacer. Una parte de los integrantes del grupo contábamos con cierta experiencia previa, puesto que desde los últimos años de la década de los 80 nos habíamos iniciado en las bases de datos bibliográficas y en el trabajo en equipo. El resultado de esta labor previa es un portal (<http://clarisel.unizar.es/>) con tres ficheros independientes, «Amadís», «Sendebar» y «Heredia», dedicados respectivamente a reseñar la bibliografía sobre temática caballeresca, cuento medieval y literatura escrita en Aragón. A este proyecto, que ya es sobradamente conocido en nuestro ámbito de estudio, se vino a sumar «DINAM. Diccionario de nombres del ciclo amadisiano», resultado de la tesis doctoral de María Coduras.2
Los principios sobre los que se asienta este nuevo proyecto vienen a ser, resumidos, los siguientes.3 El principal objetivo es estudiar la difusión, evolución, transformación y recepción de la literatura medieval en los Siglos de Oro: el éxito de unos géneros en detrimento de otros (poesía, prosa didáctica, histórica y de ficción, frente a los cantares de gesta o las obras del ‘mester de clerecía’), la habilidad de unos impresores por atender los gustos de los receptores y saber remozar las viejas creaciones, los diferentes significados que adquieren las obras medievales en los nuevos contextos desde los que deben ser leídas y su capacidad para convertirse en paradigmas de series nuevas, su coexistencia en el panorama editorial con textos ‘modernos’, etc. Partimos del presupuesto de que los impresores condicionan la difusión, legibilidad, interpretación y el gusto literario gracias a sus ediciones e intervenciones, al crear divisiones en partes o capítulos, insertar paratextos, reordenar y reescribir contenidos, incorporar grabados, etc. Así dirigen y orientan a los nuevos lectores a interpretar los textos o a integrarlos en nuevas series genéricas. Combinando esta investigación con las humanidades digitales, el proyecto implica la plasmación de los resultados en una base de datos, COMEDIC, acrónimo de «Catálogo de obras medievales impresas en castellano», integrada a su vez en la web del grupo (http://grupoclarisel.unizar.es/). Como punto de partida se fijó el corpus objeto de estudio seleccionando los textos que cumplieran estos dos requisitos:
a) por su creación: obras concebidas, escritas o vertidas al castellano antes de 1501;
b) por su difusión: deberían contar con algún testimonio impreso anterior a 1601.
De este modo se abarca desde la primera obra impresa en castellano (el Sacramental de Clemente Sánchez, h. 1475) hasta cualquier testimonio publicado en el límite simbólico del 1600, año en el que, por ejemplo, se edita el Romancero general. Como únicas excepciones se incorporan las obras de autores nacidos antes de 1500 y con producción a caballo entre ambos siglos, como sucede con Juan del Encina o Rodrigo de Reinosa. Desde el punto de vista de la difusión, el catálogo se reduce a los cauces impresos en cualquier formato, dejando a un lado la tradición oral y la manuscrita, que seguirán siendo una vía para que la cultura medieval siga viva y, además, penetre en los ámbitos cortesanos, especialmente influyente en algunos géneros. Se limita a los impresos en castellano, con independencia de su lugar de producción (Tolosa, Roma, Venecia, Lisboa, Amberes, Lyon, etc.), prescindiendo también de que se trate de obras originales (crónicas, poesía cortesana, ficción sentimental) o traducidas (como ocurre con gran parte de la prosa didáctica, la ficción caballeresca breve, etc.). En este segundo caso, muy abundante a partir del siglo XV, como bien queda reflejado en el repertorio elaborado por Carlos Alvar y José Manuel Lucía,4 nuestro catálogo se centra en la obra y lengua de la que procede el texto castellano, que muchas veces es una intermediaria; por ejemplo, si atendemos a la difusión de la Ética de Aristóteles, la lengua de partida es el latín, al igual que sucede con las Vidas de varones ilustres de Plutarco.
Pese a que nuestro objetivo no son los testimonios manuscritos, se proporciona una relación de los mismos, creada, en gran parte, gracias a los datos ofrecidos en Philobiblon. Somos conscientes además de que, en muchas ocasiones, los testimonios impresos no guardan relación directa con los manuscritos conservados; así sucede, por ejemplo, con el manuscrito y el impreso del Decamerón, que representan dos traducciones diferentes, o con el impreso de El conde Lucanor preparado por Argote de Molina, quien dice contar para su edición con tres manuscritos, aunque el testimonio del que probablemente se sirvió se ha perdido. En cuanto al contenido solo quedará excluida la llamada «literatura gris» —leyes, ordenanzas, constituciones sinodales, etc.—, salvo que contenga otros materiales. Por ejemplo, el incunable de las ordenanzas Sobre el modo de medir y vender los paños ([Burgos: Fadrique Biel de Basilea, post. 1494]), dictadas por los Reyes Católicos, incluye al final unas Coplas a la Virgen («O Virgen y reina mía/ tú nos guía»), que serán objeto de nuestra atención. Por último, la base incorpora un planteamiento multidisciplinar al prestar también atención a las ilustraciones e imágenes, a su recepción o a los elementos paratextuales que acompañan a las ediciones. Pretende convertirse en una herramienta útil que posibilite futuros estudios sobre diversos ámbitos de la difusión del libro y de la cultura, al permitir recuperar información, por ejemplo, sobre los dedicatarios de las obras impresas, los testimonios de lectura a través de los inventarios, testamentos, etc., la transformación de los textos a lo largo del tiempo o las preferencias de las prensas por unos géneros y unas materias en detrimento de otros.
Con estos ambiciosos propósitos empezamos a trabajar en 2012 creando un fichero informatizado en Filemaker, del que surgieron los primeros problemas y que nos permitió adquirir conciencia del alcance de nuestro proyecto. Se trataba exclusivamente de una fase muy preliminar que tenía como único objetivo conocer el alcance de nuestro Catálogo, pero uno de los primeros obstáculos fue la dificultad para trabajar simultáneamente en él los distintos miembros del grupo. La primera opción fue continuar con Filemaker alojando un fichero en un servidor, creando así una base de datos estructurada con una interfaz determinada. Sin embargo, observamos que esta solución no era suficiente, a pesar de ser el programa al que estaban acostumbrados los miembros del equipo por las bases bibliográficas citadas. El equipo trabajaba con varios ficheros de Filemaker de datos sin sincronizar al no ser compartidos ni albergados en un servidor remoto, de tal forma que la edición del fichero en la máquina local de cada usuario favorecía la pérdida de información, la multiplicación de errores humanos, al mismo tiempo que hacía necesaria la presencia de una persona que debía dedicar mucho tiempo y esfuerzo en homogeneizar los datos con el riesgo, además, de malinterpretarlos.
Otra necesidad que surgió enseguida, asociada a la dificultad anterior, fue la de estandarizar los criterios para la introducción de datos, una vez establecidos los campos, pues corríamos el riesgo evidente de duplicar información o falsearla con la existencia de numerosas variantes, especialmente en los nombres de autores, impresores, etc. La primera solución consistió en la redacción de un Manual, documento base de los investigadores a partir de ese momento. Una vez contratado un ingeniero informático, necesario en el proyecto, este también construyó una base de datos que forzó a los usuarios a utilizar siempre los mismos estándares, al introducir unos listados internos de prácticamente cada uno de los campos para evitar duplicaciones. Además, la existencia de estos listados internos (autor, impresor, materia, ciudad de impresión…) posibilita a los usuarios su selección con el consiguiente ahorro de tiempo y la opción de realizar estudios no solo cualitativos, los más visibles a primera vista, sino también cuantitativos.
Tras sucesivas variaciones y reajustes del modelo de ficha, nuestro informático, Fergus Reig Gracia, quien ha trabajado con un código licenciado por el proyecto bajo GNU Affero General Public License, comenzó a construir los cimientos de COMEDIC. Es importante hacer constar aquí que diseñamos la base antes de tener los propios datos reales, por lo que los reajustes fueron numerosos. Gracias a su pericia, el equipo ha podido trabajar en la red volcando la información en un servidor alojado físicamente en la Universidad de Zaragoza, pero de uso exclusivo para el proyecto. Sus miembros acceden ahora mediante claves a un programa Manager para la introducción de la información. Cada usuario cuenta con un perfil (administrador, editor, etc.) y puede realizar diferentes acciones según sea su jerarquía en el proyecto con el fin de favorecer la seguridad y evitar la pérdida de información ante errores humanos.
Una vez proyectado el portal web que alberga y da acceso a los datos o fichas, hubo que buscar un diseño intuitivo, atractivo y de uso sencillo para usuarios no muy habituados al empleo de estas tecnologías para la visualización de los datos pero, sobre todo, para la inserción de los mismos. Desde el punto de vista del investigador, una de las facilidades que se le ofrecen es la escritura predictiva. Asociada al diseño, la principal dificultad ha sido la desigual extensión entre las fichas y su heterogeneidad, especialmente por el número de ejemplares tan dispar entre unas y otras obras. Esto se ha solucionado al crear un desplegable para cada uno de los impresos, de tal modo que se ha homogeneizado al máximo la estructura y el estilo de la ficha sea cual sea su cantidad de información.
En cuanto a los proyectos que nos sirvieron como referencia cabe mencionar algunos como Incunabula Short Title Catalogue (ISTC), Universal Short Title Catalogue (USTC), CICLE: clásicos latinos en los orígenes de la imprenta, Philobiblon o la Tipobibliografía valenciana siglos XV y XVI (Parnaseo), entre otros, cuyos modelos de ficha estudiamos concienzudamente. Sin embargo, estos presentaban una serie de problemas de muy diverso ámbito y calado si queríamos adaptarlos a nuestros objetivos: en primer lugar, la mayoría de sus fichas eran mucho más breves porque su propósito es bien diferente; en segundo lugar, en algunos casos, el diseño visual se hacía algo anticuado; además, algunas no ofrecían una posibilidad de búsqueda tan variada y, por último, muchos referentes eran inalcanzables a nivel económico dados los recursos limitados de los que disponíamos; esta escasez ha afectado especialmente al diseño visual, ya que no hemos contado con un diseñador gráfico, lo que nos gustaría solucionar en un futuro. Desde la perspectiva más técnica, se han empleado las siguientes tecnologías: MySQL, PHP, Zend Framework y JavaScript. Todas ellas son libres y estándares al ser las más utilizadas actualmente en el mundo web, con la idea de que otra persona pueda continuar el proyecto más adelante sin que este, además, presente problemas para funcionar adecuadamente en los servidores de la Universidad de Zaragoza.
Paralelamente, nuestro grupo investigador se sumó a la Red ARACNE, surgida de la coordinación de varios proyectos (BIESES, BIBLIOTECA SAAVEDRA FAJARDO, BIDISO, DIALOGYCA, PHEBO y nuestro grupo CLARISEL), que trabajaban en el ámbito de las humanidades digitales. El resultado de esta iniciativa ha sido la creación de un portal, denominado Red ARACNE (http://www.red-aracne.es), donde se han integrado todas las bibliotecas y bases en un metabuscador, lo que supone, en suma, un total de casi 30.000 recursos catalogados actualmente. Ello obligó a trabajar con los encargados de los servidores de la Universidad con el fin de poder compatibilizar nuestras bases bibliográficas con los criterios seguidos en este portal. Por ello, el nuevo Catálogo se ha preparado respetando la misma filosofía de desarrollo. Nuestro objetivo es unificar criterios y tecnologías que faciliten nuestro trabajo futuro y permitan la integración de COMEDIC en este portal.
En el Catálogo se incluyen actualmente 310 fichas, que corresponden a otras tantas obras que reúnen los requisitos anteriormente mencionados, aunque solo una mínima parte han sido ya elaboradas. Cada ficha consta de dos partes, de las cuales una recoge los elementos comunes y la otra es variable, puesto que atiende a las particularidades de cada edición:
a) Encabezado y pie reflejan los elementos básicos de la obra: autor (o autores), título normalizado, variantes del título que encontramos en los impresos, título original si se trata de una obra traducida, destinatario, fecha de composición y de traducción, lengua de partida, testimonios manuscritos, materia, edición moderna, reescritura donde se reflejan tanto las sucesivas transformaciones que el texto medieval va sufriendo a lo largo del tiempo como las supresiones o adiciones de materiales; la incorporación de grabados, etc., y testimonios de lectura, como resultado del rastreo de inventarios o de testamentos, que nos permiten conocer cómo se leyeron las obras, quiénes fueron sus poseedores, etc.
b) Un desplegable individualizado incluye la información de cada edición: sus datos tipográficos, principales repertorios que la describen, los testimonios conservados, facsímiles, los paratextos legales, como licencias de impresión o tasas; socioliterarios, como prólogos; o editoriales, como tablas, índices, colofones; y, por último, una descripción de los grabados, si los hay.
El trabajo realizado hasta ahora nos ha permitido conocer mejor la difusión de los textos medievales en la imprenta e incluso, en algún caso, rectificar, complementar o precisar algunas de las informaciones recogidas por los bibliógrafos. Pese a que nuestra tarea está realizada al margen de cualquier finalidad estrictamente catalográfica, gracias a la elaboración de las fichas hemos podido localizar nuevos testimonios y, lo que es más relevante, ediciones nuevas. A modo de conclusión provisional, podríamos decir que la literatura del siglo XV más novedosa continuó editándose en el siguiente con cierta pujanza, y en muchos casos fue asimilada por los lectores a las obras coetáneas, en cuyo panorama cultural se integra. Las deliberadas «manipulaciones» realizadas en los impresos (nuevos prólogos o dedicatorias, incorporación de grabados, capitulación, etc.) contribuyeron a insertar estos textos en el panorama histórico, político, cultural y literario de la época, y posibilitaron la creación de nuevos géneros literarios como resultado de la transformación de otros, dando paso a una continuidad no consciente de la tradición medieval en el siglo XVI.
En junio de 2016 dimos a conocer a través de la página web del grupo CLARSEL (http://grupoclarisel.unizar.es/) 22 fichas del Catálogo. Con ello y con este volumen se pone fin a la primera fase de nuestro proyecto, financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad, pero somos conscientes de que no hemos hecho más que culminar una etapa de un largo camino. Las colaboraciones que aquí se reúnen, todas seleccionadas y evaluadas de acuerdo con el sistema de arbitraje por pares, hacen referencia a las dificultades del recorrido. Junto a las aportaciones de los miembros del equipo investigador nos ha parecido oportuno sumar las de algunos responsables de otros grupos afines con los que hemos mantenido a lo largo de estos tres años un fructífero intercambio. Razones de tiempo o espacio nos han impedido contar con todos, pero agradecemos la participación de Charles Faulhaber (PHILOBIBLON), Marinela Garcia Sempere (LITHACAT), Josep Lluis Martos (CIM), Antonio Moreno (CICLE y CICLPOR) y Manuel Pedraza (SUMPTIBUS), así como la de Mercedes Fernández Valladares (DIALOGYCA), ausente de estas páginas, pero cuya orientación ha guiado nuestro trabajo. Nuestra gratitud también para los responsables del grupo ‘Parnaseo’, José Luis Canet y Marta Haro, que nos han brindado las prensas de la Universidad de Valencia, así como para Héctor H. Gassó, encargado de la maquetación.
1. El grupo está formado por los profesores y becarios de la Universidad de Zaragoza Juan Manuel Cacho Blecua, M.ª Carmen Marín Pina, Alberto del Río Nogueras, José Aragüés Aldaz, María Sanz Julián, María Coduras, Daniela Santonocito y Nuria Aranda, bajo la dirección de María Jesús Lacarra. En este proyecto colaboran también Amaia Arizaleta (Université de Toulouse) y Gaetano Lalomia (Università degli Studi di Catania). Para más información, véase la página del grupo <http://grupoclarisel.unizar.es/>, que sirve también de acceso a COMEDIC.
2. Vid. Juan Manuel Cacho Blecua y María Jesús Lacarra, «“Clarisel”. Bases de datos», en Actas del Seminario Internacional sobre Bibliotecas Digitales y Bases de datos Especializadas para la investigación en Literaturas Hispánicas (BIDESLITE), Madrid, 4-5 de julio de 2011, eds. María Casas del Álamo, Germán Redondo Pérez y Sara Sánchez Bellido, Madrid, IUMP (UCM), 2013, pp. 41-52; María Aurora García Ruiz, «Diccionario de nombres del ciclo amadisiano (DINAM). Universidad de Zaragoza. Departamento de Filología Española. Responsable María Coduras Bruna. ISSN 2341-1333 (Recurso electrónico)», Janus, 3 (2014), pp. 177-184.
3. Para una presentación más detallada del proyecto, vid. Juan Manuel Cacho Blecua, «Hacia un catálogo de los textos medievales impresos (Comedic): el ejemplo de la Crónica popular del Cid», en Texto, edición y público lector en los albores de la imprenta, eds. Marta Haro Cortés y José Luis Canet, Valencia, PUV. Universitat de València, 2014, pp. 29-52; Daniela Santonocito, «Reescrituras y relecturas: hacia un catálogo de obras medievales impresas en castellano hasta 1600 (Comedic)», en Le forme e la storia, I (2013), pp.175-187, y M.ª Jesús Lacarra, «Comedic: un “Catálogo de obras medievales impresas en castellano” en construcción», en En Doiro antr’o Porto e Gaia. XVI Congresso da Associação Hispânica de Literatura Medieval (Porto, 21 a 25 de setembro de 2015), en prensa.
4. Carlos Alvar y José Manuel Lucía Megías, Repertorio de traductores del siglo xv, Madrid, Ollero y Ramos, 2009.