Читать книгу Redescubriendo el archivo etnográfico audiovisual - Adriana Estrada Álvarez - Страница 32
EL PASADO PRESENTE...
ОглавлениеEl documental comienza mostrando a la Ciudad de México de los años sesenta. La cámara se ubica en el piso más alto de la Torre Latinoamericana para mostrar un skyline urbano. Después se muestran imágenes a nivel de piso del bullicio de gente caminando en la banqueta de San Juan de Letrán, emblema del México moderno. Posteriormente, se muestran los trabajos arqueológicos en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco. Un primer paneo de la cámara muestra los edificios modernos del multifamiliar construido allí por Mario Pani. Un segundo, los glifos prehispánicos en
Conchero con penacho, Ciudad de México, ca. 1958.
SECRETARÍA DE CULTURA-INAH-SINAFO F.N.-MEX. Archivo Casasola-Fototeca Nacional. Inv. 627353. Reproducción autorizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia.
el costado de una pirámide. Se manifiesta la idea de que bajo la superficie de un México moderno se esconde una raíz indígena, un concepto que no tarda en ser confirmado por la voz over del locutor, Claudio Obregón:
Resultó difícil seleccionar el tema. No por escasez: por abundancia. Toda ciudad esconde, entre su ritmo arrollador, las huellas del pasado. Nos asaltan a cada paso, penetradas, enterradas, medio ocultas por la maraña de cristal en el centro. Aquí, son las ruinas del México prehispánico: incógnita permanente. Allá, los muros coloniales. Los viejos recintos de la vida muerta. O casi muerta.
Entonces la cámara descubre a una agrupación de concheros (llevan una bandera que los identifica como la “Agrupación de Danza Azteca”) caminando en la plaza de Tlatelolco rumbo al santuario de Guadalupe en La Villa, mientras que la voz over se pregunta reiteradamente quiénes son estos hombres, que no se remiten al pasado, sino al presente.
El arranque del documental no es inocente. Tampoco del todo original. La idea de representar la coexistencia del México moderno con el tradicional ya había sido utilizada en Raíces (Benito Alazraki, 1953), una película producida por Manuel Barbachano Ponce, y que ha sido considerada pionera del cine independiente en el país, la cual iniciaba con imágenes asociadas con la modernidad (la esquina bulliciosa de San Juan de Letrán con Avenida Madero, los rascacielos de Avenida Reforma, la Ciudad Universitaria, una refinería), para terminar refiriéndose a la población indígena como una suerte de raíz de lo contemporáneo, como el título indicaba. En 1965, la misma selección de la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco ya era un tópico para la representación de la compleja relación del país con el tiempo: más que una línea continua y progresiva de eventos, la convivencia de elementos arquitectónicos del pasado prehispánico, colonial y moderno en la Plaza suponía una representación superpuesta de la historia, una forma de resolver una ansiedad sobre una modernidad capaz de
Danzantes concheros frente a la Basílica de Guadalupe, Ciudad de México, ca. 1935.
SECRETARÍA DE CULTURA-INAH-SINAFO F.N.-MEX. Archivo Casasola-Fototeca Nacional. Inv. 92814. Reproducción autorizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia.
borrar la especificidad del país y sus tradiciones.16 Tlatelolco era en el imaginario de los años sesenta una suerte de palimpsesto de la memoria, y por eso parece ser justamente el sentido que adquiere en las escenas iniciales de Él es Dios.17 La película muestra las piedras y los vestigios del pasado, pero sobre todo a los hombres que heredaron la tradición. En voz over, el locutor recrimina la búsqueda de pátina histórica en edificios. Es el triunfo de la antropología sobre la historia y sus fetiches; un buen golpe al conservadurismo de los historiadores del arte de entonces, como Justino Fernández o Francisco de la Maza, y una llamada al espectador para buscar al hombre:
¡Con cuánta frecuencia en esta ciudad es el presente el que proyecta su sombra en el pasado! Pero ¿por qué aferrarnos a esta evidencia material y no encaminar nuestra búsqueda hacia el hombre, hacia lo que en él queda de antiguo, de ancestral? Debe haber algo más profundo que la pátina de los viejos edificios. Algo más íntimo y esencial. Siempre quedan residuos, añoranzas, dudas. Queda siempre en nosotros algo del pasado. Hay quienes lo esconden recelosos. Hay quienes lo muestran con orgullo.
En contra de una antropología convencional que partía de la ciudad para estudiar a personajes campesinos, Él es Dios implica la posibilidad de hacer un ejercicio de antropología urbana, de encontrar una alteridad significativa en el escenario de un país que en ese momento (1965) parecía estar viviendo el momento climático de una nueva modernidad. Un año antes se había inaugurado el Museo Nacional de Antropología como emblema de cómo un pasado glorificado establecía una conexión con el presente. El documental pone en crisis esa estabilidad para encontrar una tradición que está viva, situada en el corazón de una modernidad aparente. Las personas estudiadas no eran los indígenas situados en comunidades remotas, sino sus herederos, presentes en la cotidianidad de la vida moderna. Un preámbulo de las ideas que muchos años después Guillermo Bonfil Batalla desarrollaría en su famoso libro, publicado en 1987, México profundo: una civilización negada.18