Читать книгу La luz del silencio - Adriana Lozano - Страница 3

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AGRADECIMIENTOS

Agradezco en especial a Roberto, mi esposo, quien ha sido siempre un pilar en mi vida y un apoyo fundamental en todo momento; sin su amor y su ayuda nunca hubiera podido salir adelante. También agradezco infinitamente a mis hijos, Robert y Mau, por su paciencia.

A mi mamá, sobreviviente de cáncer y ejemplo de fortaleza: gracias por estar siempre a mi lado. A mi papá, por su cariño y apoyo incondicional; a cada uno de mis hermanos: Ale, Pau y Lalín, a quien expreso mi más profunda gratitud por dedicarme la «manda», nunca olvidaré ese milagro de la Virgen de San Juan de los Lagos.

A mis amigas, por su infinita paciencia y su gran cariño, en especial a la Sofí (mi «kiri kiri»); a mi comadre Clau, mi «petatera» Cris, Ita, Pame, Fetu, a todas mis mexicanas queridas: Maris, Caro, Lau, Tere, Pao, Ana. Cada una de ustedes es mi familia elegida.

Gracias también a mis amigas fuera de «Guate», aunque están lejos siempre siento todo su apoyo: Pollis, Ale, Marinita, Vale, Casandra, Chenchis, Jime, Gaby. A mi tía Ceci, por sus llamadas y oraciones. De verdad que no tengo palabras para agradecerles, para mí fueron ángeles de amor y luz en todo momento. Agradezco también en particular a Ita (mi angelita) por sus hermosísimas plegarias diarias. A Sandrita y a cada una de las personas que estuvieron rezando y mandándome su luz. A todas mis amigas que hicieron y forman parte del chat de oración: cada rezo y cada palabra de aliento las sentía como abrazos cálidos de Dios.

Asimismo, quiero expresar mi gratitud especial a Fr. Michael Della Pena por su cariño y su gran apoyo espiritual.

Me gustaría también agradecer a mis doctores: Michel Nuyens, Susan King, John Carey, Shawn Tassone, Santiago Restrepo y a mi psicóloga, Claudia Sibony. Gracias por existir, por su paciencia y sabiduría.

A Estelita y Mima, las nanas de mis hijos, por su tiempo: son aire fresco de alegría y amor en mi hogar.

A Dios y a la Virgen por el milagro de la vida, por dejarme sentir su presencia como nunca antes, y por enseñarme que, aun en los momentos de dolor profundo, se pueden vivir y experimentar situaciones intensas de amor.

Quiero agradecer a mis abuelitos, a quienes siempre sentí a mi lado a pesar de que ya están en el cielo: son de las personas más importantes en mi vida. Regresaron a mí en forma de pájaros, como mensajeros espirituales sensibles a mi energía y a mis estados de ánimo. Mi abuela (Tita) mediante un colibrí, y mi abuelo (Bobby), a través de un hermoso pajarito azul que sorpresivamente aparecía en mis momentos más vulnerables, cuando lloraba sola en la ventana de mi cuarto o cuando salía a caminar descalza por el campo, todas las tardes, tratando de calmar un poco el zumbido de mi oído... Sin duda, estos pequeños milagros fueron mi regalo oculto durante esta batalla.

Por último, gracias al increíble grupo de mujeres que lideran esta gran casa editorial y que han hecho posible este sueño, en especial a Norita, Claudia, Norma, Andrea y Angélica. Fue un placer trabajar con todas, desde el comienzo sentí mucha afinidad y conexión. Gracias por su confianza, apoyo y, sobre todo, por su profesionalismo.

La luz del silencio

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