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Capítulo 1 La iglesia de Dios a través de las edades 1. La iglesia del Antiguo Testamento

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La historia de la iglesia de Dios se extiende de Edén a Edén. Con el transcurso de los siglos, las personas que obedecieron a Dios fueron llamadas con distintos nombres, tales como: “hijos de Dios” (Gén. 6:2-4); “linaje de Abraham” (Juan 8:33); “hijos de Israel” (Gén. 45:21); “cristianos” (Hech. 11:26), etc., pero lo importante es que todos sostuvieron las mismas creencias fundamentales.

La iglesia de los tiempos del Antiguo Testamento aceptó los enunciados de la Ley de Dios como su regla y estilo de vida. Es imposible cambiar la Ley de los Diez Mandamientos porque, en sí misma, es una expresión del carácter de Dios, el cual es universal, eterno e inmutable. Es cierto que los Mandamientos fueron dados por primera vez, en forma escrita, a Moisés en el Sinaí, pero la Biblia demuestra que existían desde el principio y que el pueblo de Dios los guardaba antes del Sinaí. Por ejemplo, Dios dijo: “Oyó Abraham mi voz, y guardó mi precepto, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes” (Gén. 26:5).

Dios ha tenido un solo método de salvación, una sola norma de justicia, a través de todas las edades. En Salmo 105:8 al 11, descubrimos que Dios hizo un convenio, o “pacto sempiterno”, con Abraham, Isaac, Jacob y los hijos de Israel. Dios declara que ese pacto fue hecho para siempre: “la palabra que mandó para mil generaciones”. No es correcto decir que en tiempos del Antiguo Testamento la gente estaba bajo la Ley, y que en los del Nuevo Testamento está bajo la gracia. Dios siempre mantuvo una armonía o equilibrio entre la Ley y la gracia. Somos salvados a través de la fe en el Señor Jesucristo. Y al experimentar esta salvación y mantener una relación salvadora con él, nos deleitamos en hacer su voluntad.

Los miembros de iglesia del Antiguo Testamento mostraban su fe en el plan de salvación a través de los sacrificios. Aceptaron por fe el plan de Dios porque los sacrificios eran un símbolo del Cordero de Dios, que vendría y quitaría los pecados del mundo. Llegaron, así, a ser hombres y mujeres libres, nuevas criaturas, por medio de la fe en el Mesías que vendría. La esperanza de todos los tiempos ha sido siempre la prometida venida del Señor.

Dios guió a los miembros de iglesia del Antiguo Testamento enviándoles instrucciones por medio de los profetas. Moisés fue el primer escritor a quien Dios usó a fin de dejar instrucciones permanentes para su iglesia, y para registrar por escrito las experiencias del pueblo en beneficio de las generaciones futuras. Esos escritos inspirados se leían a las congregaciones en los días sábados y en otras ocasiones especiales. Los escritos de esos profetas son conocidos hoy con el nombre de Antiguo Testamento.

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