Читать книгу Política comunitaria gobernanza global y desarrollo internacional - Aldo Olano Alor - Страница 8
INTRODUCCIÓN
ОглавлениеEste es un libro escrito con la finalidad de participar en un debate sobre aspectos teóricos que, en las actuales circunstancias, adquieren mayor relevancia para la disciplina de relaciones internacionales. Debemos agregar que son objeto de discusión en la disputa epistemológica establecida sobre los principios en que está organizado el sistema internacional, más los mecanismos político-institucionales que lo soportan. Puesto que la investigación ha sido orientada por la teoría y el pensamiento decolonial, aquel es un sistema que más bien reconocemos como sistema-mundo moderno y colonial.
Es un libro que rastrea aspectos ya algo conocidos sobre el origen y la difusión de teorías, conceptos y definiciones influyentes en su estudio, pero de manera particular lo hace en lo relacionado con lo que se conoce como gobernanza global y desarrollo internacional. Ambos conceptos son centrales en el estudio realizado, pues han venido interactuando de manera muy dinámica en la región durante las últimas tres décadas, sobre todo cuando observamos el diseño de políticas públicas que orientan el desarrollo de los países latinoamericanos promoviendo, en este caso, la extracción y exportación de materias primas. De manera particular, aquí nos referimos a la gobernanza ambiental y a la gobernanza regional de los recursos naturales.
Pero no se trata solo de mostrar las definiciones elaboradas por quienes se han encargado de administrar el sistema que promueve la gobernanza global para el desarrollo, según las normas del nuevo régimen internacional organizado para tal fin, sino también de confrontar las teorías tradicionales con las generadas en América Latina/Abya Yala1 durante el periodo que decidimos estudiar: 1980-2020. Para tal fin, nos referimos al pensamiento decolonial como el horizonte teórico al estar situado en la región, lo cual no descarta que en momentos dados de la exposición se recurra a muchos otros, pues igual se pueden valorar como aportes al estudio del sistema-mundo moderno y colonial.
De igual manera, el pensamiento decolonial nos permite reiterar su importancia para el estudio de la organización y el funcionamiento del sistema, sobre todo por la posibilidad que otorga adelantar un tipo de análisis basado en la larga duración y a la vez tenerlo como una forma de conocimiento que desde su formación se reconoce como de origen local. En este caso, es un tipo de pensamiento que desde lo regional y lo local promueve un interesante debate sobre las definiciones dadas a la gobernanza global y al régimen internacional del desarrollo, las cuales –y desde la perspectiva con que analizamos– se consideran parte de un tipo de pensamiento, el occidental, al que ya hemos reconocido también como occidentalismo. Sí, el mismo que es resultado de una trayectoria histórica e intelectual claramente situada y cuyos principios los hemos analizado con el rótulo de nuevos estudios internacionales latinoamericanos (Olano, 2018 y 2019).
Aquí debemos señalar que este rótulo ha dominado la producción de conocimiento en el interior de la disciplina de relaciones internacionales, y en el caso particular de la gobernanza global y el desarrollo internacional, sus múltiples definiciones gestadas durante las últimas cuatro décadas están inscritas en aquel pensamiento con el cual, supuestamente, se busca darle forma a un orden mundial más democrático. Por ello, aquí reafirmamos que el occidentalismo surgió sobre la base de una particular trayectoria histórica que involucra múltiples aspectos, por ejemplo, la larga duración o el surgimiento de la llamada modernidad, y la mayor parte de ellos creó las condiciones para organizar o acceder a ciertas formas de entendimiento.
En este caso, estamos hablando de cómo fue posible construir visiones muy etnoeurocéntricas sobre la organización y el funcionamiento del sistema-mundo moderno y colonial, el mismo que desde aquel lugar de enunciación se llama sistema internacional. Ahora bien, es importante señalar al liberalismo como la ideología que mayor influencia ha tenido en los análisis internacionales, como también mencionar el privilegiado rol adquirido por este en la organización y el funcionamiento del sistema-mundo moderno y colonial, más aún en su contemporánea fase de la globalidad neoliberal. Por ello, consideramos la importancia de irlo despojando de su aura universalista, pues el liberalismo es también una ideología que no se puede desvincular de una historia caracterizada por su particularidad, de una trayectoria intelectual con la que se constituyó una visión del mundo, aquella que está basada en la ontología con que se ha formado el ser occidental.
De alguna manera, esto último puede vincularse al proyecto intelectual formulado por el físico, historiador y teórico poscolonial indio Dipesh Chakrabarty, quien afirmó que provincializar Europa era un acto de justicia con la historia de los pueblos y las sociedades colonizadas, pues dicho continente dejaría de ser el centro universal orientador de acciones similares en distintos lugares del planeta. Las acciones siempre han abarcado aspectos complementarios en la generación de conocimiento, sobre todo en memoria histórica, formas de organización política, tradición jurídica, actividades económicas, prácticas sociales y expresiones culturales (Chakrabarty, 2008).
Por estas razones, y por muchas otras que aparecen a lo largo del libro, es que estudiamos el régimen de la gobernanza global y el desarrollo internacional, y a las instituciones que agrupan, como los aspectos centrales de nuestra investigación. Todas ellas son promotoras de un ideario e impulsoras de políticas que proponen lograr el desarrollo para un importante número de países alrededor del planeta, a través de una mayor inserción en el mercado mundial incrementando la extracción y exportación de materias primas en amplias regiones del continente. Por eso, afirmamos que el sistemamundo moderno y colonial ha dado forma a un régimen económico internacional extracto-desarrollista, a sabiendas de las consecuencias negativas que para distintos pueblos y sociedades trajeron intentos anteriores orientados por una idea similar: extraer y exportar las riquezas o, como se acostumbra decir, los recursos naturales de los que gozan nuestros países. O sufren.
Esto nos ayuda a entender por qué siendo un modelo que viene de tiempo atrás, me atrevería a decir que desde comienzos del siglo XVI, algunas regiones de los Andes pasaron a ser territorios mineros, petroleros, gasíferos, agroexportadores, y como podemos ver en la actualidad, algunos Estados se propagandizan como si esa situación fuera una virtud, por ejemplo, ser un país minero o considerar a este sector como locomotora del desarrollo. Pero da igual, pues con base en información cuantitativa ampliamente divulgada, podemos ver las estadísticas que publica la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y queda demostrado cómo la inversión extranjera se relaciona de manera prioritaria con el extracto-desarrollismo en todos los países de la región andina, mientras que un pequeño remanente va al sector comercio y otro al sector servicios. Ahí no hay nada que potencie el desarrollo, en caso de que este sea todavía posible, por medio de la extracción y exportación de materias primas o por medio de una difícil, por no decir imposible, industrialización.
Pero este proyecto de universalizar-uniformizar pensamientos, producción de conocimientos y políticas no ha estado exento de respuestas en los campos de lo epistémico y también de lo político. Es lo que ha venido sucediendo de manera particular con los pueblos andinos ubicados en los actuales Estados de Ecuador y Bolivia, lugares donde además de venirse adelantando una seria resistencia a los proyectos de la gobernanza global y el desarrollo internacional, se han logrado elaborar propuestas económicas alternativas y proyectos de convivencia entre habitantes de distintos territorios. Propuestas basadas en principios radicalmente distintos a los que enarbola y promueve el funcionariado de las instituciones multilaterales y de los Estados que se hacen llamar desarrollados, a los que de manera cotidiana se suman los integrantes de ciertas academias que se hacen llamar globales. De más está decir que todos estos justifican sus ideas sobre la base de considerarse a sí mismos democráticos e incluyentes.
En este trabajo, observaremos el grado de afectación que la gobernanza global y el desarrollo internacional han traído para los pueblos originarios de la región, pues con su implementación solo han logrado una mayor exclusión y han profundizado las desigualdades epistémicas ya existentes en el interior del sistema-mundo moderno y colonial. Es por eso que tratamos de averiguar cómo en medio de un proceso de cambios regionales y globales realmente importantes adquirieron un lugar tan destacado las teorías de la gobernanza global y el desarrollo internacional. Al mismo tiempo, queremos averiguar sobre el impacto que la materialización de muchos de sus principios en las llamadas políticas públicas, aquellos que según sus promotores son considerados como irrenunciables, ha generado en comunidades originarias alrededor del planeta, en este caso y de manera particular entre los integrantes de los pueblos andinos.
Después de todo, las definiciones más utilizadas para dichos conceptos no hacen sino demostrarnos la permanencia del occidentalismo en las actuales teorizaciones y análisis del sistema-mundo moderno y colonial. Para nosotros, es el momento en el que los ideólogos de la gobernanza global y el desarrollo internacional solo buscan legitimar, con la retórica de la cooperación y la igualdad dentro del sistema, el actual dominio de los Estados que lo han controlado desde su fundación. Por eso, una contribución bastante interesante al entendimiento de la actual fase del sistema, la globalidad neoliberal, es el debate que intelectuales y pensadores han propiciado en torno a ambos conceptos, cuyas definiciones más convencionales han sido ampliamente difundidas y sobre todo aceptadas en distintos círculos académicos y medios decisores de política durante las últimas cuatro décadas.
Gobernanza global y desarrollo internacional son teorías y conceptos que siguen siendo objeto de cientos de conversaciones en instituciones multilaterales del viejo y el nuevo regionalismo, en centros de investigación y de educación superior públicos y privados por igual, en medios de comunicación, sobre todo los más transnacionalizados, así como en escenarios de realización de la política a escala local y global. En el debate, han confluido infinidad de académicos y funcionarios procedentes de universidades y Estados del primer y el tercer mundo, en especial de aquellos que se hacen llamar democracias liberales, pues cuentan con autoridades elegidas y con autoridades pertenecientes a dictaduras civiles y militares que se ubican en distintos lugares del mundo.
Ahora bien, tras haber establecido los criterios mínimos que orientaron la realización de este trabajo –se podría también decir que fueron las motivaciones intelectuales–, quisiéramos presentar la forma en que ha sido organizado. El primer capítulo, titulado “Pensamiento decolonial y relaciones internacionales”, está escrito a manera de ensayo y aquí exponemos algunos aspectos dirigidos a entender el posicionamiento del occidentalismo como paradigma dominante en el estudio del sistema-mundo moderno y colonial. Para ello consideramos que, en su mayor parte, su actual organización y funcionamiento están relacionados con la trayectoria histórica e intelectual de un solo tipo de civilización: la occidental, lo cual es posible de afirmar después de revisar la normatividad que da forma a los distintos regímenes internacionales, nuevamente el derecho internacional, o de constatar la procedencia de quienes dirigen las instituciones multilaterales que integran dicho sistema.
En relación con la importancia de identificar aspectos normativos, podríamos decir que sin haber sido los únicos, algunos de ellos fueron los realmente importantes para la organización del sistema-mundo moderno y colonial. En esta parte, hablaremos del derecho de conquista, la doctrina del descubrimiento, la disputa de Valladolid y la Paz de Westfalia como acuerdos que conllevan imposiciones legales, morales, culturales e institucionales justificadas con los aspectos misionales de la invasión europea del continente y que luego fueron replicados, incluso con mayor intensidad, en Asia y África. Todos esos acuerdos los encontramos en la violenta incorporación de Abya Yala como evento fundacional para dicho proceso, y en consecuencia, son los antecedentes legales y políticos más tempranos en la formación del sistema-mundo moderno y colonial.
A lo largo de este capítulo, hacemos una revisión desde posturas abiertamente críticas a las teorías dominantes en el interior de la disciplina de relaciones internacionales. Estas últimas son identificadas como parte de un pensamiento historicista que por considerarse universal, no deja de tener su origen en un determinado lugar del mundo. Esta es la razón para que el occidentalismo responda de manera muy adecuada a un determinado contexto, reconociendo que al ser un pensamiento situado ha logrado tener una muy buena capacidad explicativa de tal trayectoria histórica, pero no justifica ninguna posición de superioridad epistémica sobre la totalidad de conocimientos generados por distintas civilizaciones alrededor del planeta.
En el segundo capítulo, al que hemos llamado “Gobernanza global y conocimiento situado”, trabajamos aquel concepto y lo hacemos en una perspectiva histórica a corto plazo, pues nos remontamos a inicios de los años ochenta en busca de sus orígenes, un momento de la historia reciente en el que ya se visualizaban los primeros síntomas de una serie de cambios en el sistema internacional. Aquí argumentamos que, en el exitoso tránsito hacia el nuevo orden mundial liderado por Estados Unidos desde inicios de la década siguiente, no solo se tuvo una institucionalidad multilateral constituida en soporte del Estado dominante, sino que también se contó con el aporte de las academias dedicadas al tema internacional.
En tal sentido, y con el ánimo de conocer algo más sobre el concepto en debate, en el primer acápite (“Transformaciones globales y los orígenes del concepto”) muestro el contexto intelectual y político en el cual se inicia la búsqueda de una teoría que permita reformular el sistema internacional para entonces vigente. Fueron momentos en los que los seguidores del pensamiento neoliberal habían empezado a tomar el control de las instituciones multilaterales, en medio de una grave crisis económica iniciada años atrás, en 1974 coinciden los expertos, como también políticos adscritos a esa tendencia ganaban las elecciones en dos de los Estados más importantes para el funcionamiento del sistema: Estados Unidos y Reino Unido.
Es el inicio de un proceso conducente a la instalación de lo que después pasó a llamarse nuevo orden mundial, y con la idea de estabilizar el naciente orden es que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) creó la Comisión de Gobernanza Global, integrada, de manera algo paradójica, por personalidades con una destacada trayectoria política e intelectual muy cercana al ideario socialdemócrata. Fueron aquellas personas quienes tuvieron una participación muy activa en la primera definición del concepto, el cual fue luego ampliamente difundido a través de los distintos medios con los que cuenta la ONU, incluida una revista como el espacio académico Global Governance.
Por eso, aquí afirmamos que personalidades políticas y académicos procedentes de distintos lugares del mundo fueron convocados por la necesidad de pensar y resolver en nombre de la humanidad un problema que ya resultaba acuciante para el nuevo orden mundial. Los integrantes de la comisión trabajaron en definir el concepto de gobernanza global sin darse la tarea de que lo hacían desde la particularidad de una ideología, el neoliberalismo, y siendo fieles a su tradición intelectual, le dieron un carácter universal por su lugar de enunciación: Occidente.
En el segundo acápite (“El capitalismo cognitivo y las críticas desde el Norte”), exponemos algunos de los más importantes cuestionamientos que se le han dado al concepto de gobernanza global desde lugares de enunciación algo similares a los que han predominado en el debate dentro de la disciplina de relaciones internacionales. Uno de aquellos permite visualizar la relación que se ha construido con el llamado capitalismo cognitivo, la cual es muy evidente al observar la institucionalidad académica global que se ha organizado para el debate y la difusión del concepto, en los que se deben tomar en cuenta los requerimientos poco democráticos establecidos para participar en el debate. Luego hacemos una breve revisión de algunas críticas teóricas y metodológicas relacionadas con lo que hemos llamado unas relaciones internacionales de las ausencias, retomando una acción que interpela la exclusión de formas de entendimiento distintas a las dominantes, por ejemplo, las ontologías andinas.
En el capítulo tercero, titulado “La gobernanza para el desarrollo y los bienes globales”, debatimos algunas de las definiciones que más han circulado sobre ambos conceptos. La gobernanza para el desarrollo la estudiamos en dos de sus componentes, los cuales han sido tomados muy en cuenta al momento de decidir e implementar las políticas dirigidas a lograr el desarrollo internacional, que ya sabemos que involucra lo nacional y lo regional. En el primer acápite, analizaremos algunas definiciones y políticas públicas relacionadas con la gobernanza ambiental y la de los recursos naturales, puesto que ambos tipos de gobernanza han sido considerados por la retórica y las políticas dominantes como insustituibles en la actual búsqueda del desarrollo, que además será internacional; esto junto a los dos tipos de gobernanza y a la densa red de instituciones multilaterales que soportan el proyecto, desde las financieras y jurídicas hasta las humanitarias y de cooperación.
En la segunda parte del capítulo, se trabaja el concepto de bienes públicos globales y su correlato de los bienes colectivos regionales, en cuanto continuidades teóricas de lo ya visto, dado que ellas buscan legitimar un manejo más adecuado, racional dirían sus seguidores, de la gobernanza ambiental y la de los recursos naturales. Cosa similar sucede con la argumentación que realizan las instituciones del régimen internacional para el desarrollo, en favor de un acceso racional a los llamados bienes públicos globales. En su parte final, se introduce un análisis sobre lo que vendrían a ser los nuevos proyectos latinoamericanos de integración, relacionando dichos proyectos con las ideas contenidas en los conceptos que hemos mencionado.
Por último, aclaramos que en los tres primeros capítulos hemos priorizado las definiciones que sin lugar a dudas proceden o forman parte del repertorio teórico proveído por el pensamiento neoliberal. Pero de igual manera, hasta aquí hemos adelantado un estudio utilizando también la perspectiva que a escala regional promueve debatir las teorías y los conceptos que más se utilizan en relaciones internacionales: el pensamiento decolonial. Algo necesario de hacer si sobre todo se piensa participar de manera mucho más activa en el debate con el occidentalismo.
En el capítulo cuarto, “Los pueblos andinos y la política exterior comunitaria”, se presentan algunas de las propuestas que han elaborado distintos movimientos sociales y organizaciones de los pueblos originarios de Bolivia y Ecuador, en relación con temas muy complejos y bastante diversos que, igualmente, comprometen la política internacional. Unas propuestas que vienen desde comienzos de la década de los ochenta y con las cuales se inició un debate político de gran alcance, puesto que podrían ser consideradas como los antecedentes programáticos para una nueva forma de organizar el Estado en estos países. El Estado se propone como una forma de sociedad política con la cual se contribuye a pensar e implementar una forma de gobernanza regional muy distinta a la que se ha venido promoviendo desde las instituciones multilaterales que identificamos en los capítulos dos y tres.
Ahora bien, aquel proceso que de alguna manera concluyó cuando se promulgaron las nuevas Constituciones ya en la primera década del siglo XXI se ha reactivado con recientes acontecimientos que, en gran medida, han creado las condiciones para repensar algunos de los fundamentos originales contenidos en las propuestas del primigenio progresismo andino. Infortunadamente, y por razones relacionadas con el proyecto de investigación original, no fueron aquí trabajados. En todo caso, reiteramos que las bases teóricas e institucionales del sistema-mundo moderno y colonial se han visto sacudidas con las propuestas que sobre su organización y funcionamiento han hecho un buen número de organizaciones sociales en ambos países. Algunas de ellas relacionadas con aspectos fundamentales para la existencia del Estado-nación en que han debido actuar, como las nuevas definiciones de frontera, territorio, autonomía y autodeterminación, e igualmente pensando que con todas ellas es posible construir una nueva forma de relacionamiento entre lo local y lo regional.
Para una mejor explicación, el capítulo lo hemos dividido dos partes. En el primer acápite (“Ver el mundo desde los Andes del Sur”), se analiza el camino seguido por distintas organizaciones y movimientos de los pueblos originarios de Bolivia desde comienzos de la década de los ochenta, y por ello, también presentamos el contexto y los principios que acompañaron su fundación. En este caso, el proceso condujo a una forma de centralización organizativa que se llamó el Pacto de Unidad y Compromiso, en el que confluyeron las más importantes organizaciones sociales junto al Movimiento al Socialismo-Instrumento Político para la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP).
En el segundo acápite y teniendo el caso del Ecuador, realizamos un estudio muy similar al revisar la trayectoria de los más relevantes movimientos y organizaciones de los pueblos originarios que habitan en aquel país, y de cuya convergencia en noviembre de 1986 surgiera la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie). Aquí destacaremos la particularidad del proceso con hechos que mantienen importantes similitudes temporales y políticas al caso boliviano.
En el capítulo quinto, titulado “Bien vivir: la armonía entre lo interno y lo externo”, proponemos estudiar algunos de los principios que han dado forma a lo que podríamos considerar una filosofía del Sur. Advertimos que lo haremos de manera algo breve, puesto que en la actualidad existe una amplísima bibliografía sobre este tema, además de que se trabajaron algunos de aquellos principios en el capítulo anterior. En todo caso, y luego de haber establecido los criterios mínimos de filosofía a partir de priorizar el análisis de las propuestas formuladas por estudiosos del proceso andino y activistas políticos de distinta procedencia, es que lo relacionamos con los bien fundamentados cuestionamientos a las convenciones teóricas establecidas por las instituciones multilaterales y sus seguidores en el campo académico.
Cosa parecida hacemos con las propuestas que ahora proceden de organizaciones sociales andinas, latinoamericanas y otras de alcance más global, por considerarlas como lugares desde donde se elaboran y difunden los principios de lo que podríamos ir llamando política exterior comunitaria. Es por eso que en el primer acápite destacamos aquellos aspectos relacionados con la idea vital de convivir en armonía con la naturaleza, a fin de entender la importancia otorgada a la necesidad de pensar y actuar de manera conjunta contra las formas actualmente operativas en la organización y el funcionamiento del sistema-mundo, sobre todo en lo relacionado con el modelo extractivista que predomina en las economías de la región.
Ya para concluir, en el segundo acápite (“Las ontologías andinas y la normatividad plurinacional”) trabajamos la forma como algunos de aquellos principios quedaron incorporados en el ordenamiento legal de Bolivia, uno de los países que hemos venido estudiando. Parte del proceso dirigido a contar con la nueva institucionalidad basada en los principios del bien vivir es revisado en aspectos muy puntuales de la Asamblea Nacional Constituyente elegida en Bolivia en el año 2006, y en los pactos que sostuvieron su funcionamiento, para luego revisar parte de su contenido, priorizando el análisis de las propuestas elaboradas por quienes fueron representantes de los pueblos originarios bolivianos, los cuales solo pudieron ser elegidos a través de los partidos políticos legalmente reconocidos, dadas las restricciones propias del sistema vigente.
En todo caso, con la organización de un nuevo tipo de sociedad política, el Estado plurinacional, se propone también un nuevo tipo de relacionamiento internacional que ya no solo será con otros Estados, sino que más bien se propone construir y avanzar en la implementación de lo que pasó a llamarse diplomacia de los pueblos. Un nuevo tipo de diplomacia con la que se dará un impulso a la política exterior comunitaria de los pueblos originarios de Bolivia, podríamos decir de los pueblos andinos. Por ello, se propone la organización de un nuevo multilateralismo que trascienda el ahora vigente, y para eso se necesita una nueva forma de entender los principios de autodeterminación, soberanía, territorio y autonomía, lo cual podría comenzar a trabajarse en aquellos niveles que traería consigo la política exterior comunitaria de los pueblos originarios andinos.
Pero bueno, como no podía ser de otra forma, el libro se cierra con unas reflexiones finales en las que reafirmamos que fue escrito con la firme voluntad de contribuir a un debate dirigido a sentar las bases para un nuevo sistema donde quepan muchos mundos.