Читать книгу Terrorismo yihadista - Alejandro Gabriel Cassaglia - Страница 8

Оглавление

Capítulo I

Terrorismo

Introducción

En el presente capítulo, se desarrollan los diferentes conceptos acerca del término Terrorismo, en base a los distintos aspectos o ámbitos desde los cuales se define, para luego analizar el nuevo paradigma del Terrorismo del Siglo XXI y el origen de la yihad global y caracterizar la Guerra de 4º Generación frente a la lucha contra este flagelo mundial y los nuevos métodos de reclutamiento frente a los métodos de radicalización empleados por Al Qaeda y modus operandis como el terrorismo suicida.

I.1. Concepto de Terrorismo. Definiciones

Si bien existen muchas definiciones sobre el concepto Terrorismo, según sus distintos aspectos, los cuales serán desarrollados a continuación, en un sentido amplio, el terrorismo es: “(…) la táctica de utilizar un acto o una amenaza de violencia contra individuos o grupos para cambiar el resultado de algún proceso político”10.

Definición gramatical11: (del latín terror) m. “Dominación por el terror.//Sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror”.

Definición histórica: “(…) época durante la Revolución Francesa en que eran frecuentes las ejecuciones por motivos políticos”.

Definición jurídica12: “(…) actos de violencia en contra de personas, la libertad, la propiedad, la seguridad común, la tranquilidad pública, los poderes públicos y el orden constitucional o contra la Administración Pública”.

Definición militar: esta definición señala el Terrorismo como:

(…) serie de actos de violencia, destinados a infundir terror por medio de la eliminación de personas. Crea un estado físico y espiritual que prepara a la población para su captación y conquista y que facilita su dominación. El terrorismo tiene un objetivo aparente y sin mayor sentido en sí mismo, como es la difusión del miedo, pero su finalidad real pasada es, juzgar al pueblo, a través de la aplicación de una metodología activa y esencialmente torturante.

Definición política: para Feal Vázquez (2002) no existe una definición concreta sobre el terrorismo desde el ámbito político, puesto que los países occidentales lo incluyen dentro de determinadas figuras tipificantes de violaciones, como delitos contra las personas, la libertad, etc. Externamente, cuando deben calificarlos, lo hacen desde dos puntos de vista, a partir de determinadoas Convenios o desde a la Declaración Universal de los DDHH.

Definición criminológica: “(…) acto político cometido generalmente, por un grupo organizado que implica la muerte o amenazas de muerte para no combatientes”.

Definición psicológica: “(…) grupo de personas con problemas individuales que los trasladan a la sociedad y creen que la cura de sus dificultades es la acción violenta y la destrucción de las instituciones”.

Definición teológica: “(…) el impulso de destruir, surgido de una desesperación radical que se manifiesta en la incapacidad para hacer causa común con otros, para entender la realidad y hasta en la falta de objetivos”.

Definición Unión Europea:

(…) se consideran actos terroristas los cometidos intencionadamente, que puedan perjudicar gravemente a un Estado u organización internacional, cuando se cometan con el objetivo de intimidar a una población o de obligar a los poderes públicos o a una organización internacional, a realizar o a no realizar un determinado acto, o desestabilizar o destruir las estructuras políticas, constitucionales, económicas o sociales de un país u organización internacional.

Ante las definiciones expuestas, se puede interpretar que este concepto lleva implícita una carga subjetiva, la cual dificulta la elaboración de una definición específica, considerando al terrorismo en algunos casos como un tipo de violenta justa como respuesta a un atentado o considerar terroristas a grupos de la resistencia que colaboraron con la victoria de los vencedores durante la Segunda Guerra Mundial13. Es por ello, que se puede expresar que el terrorismo puede ser también considerado “(…) como una forma de guerra, ya que busca la obtención de objetivos políticos por otros medios”14.

I.2. El Terrorismo del Siglo XXI. La yihad global

Desde los ataques a las Torres Gemelas en E.E.U.U., el terrorismo del Siglo XXI es considerado como una lucha de importancia global, siendo de específica injerencia en la agenda de seguridad en Sistema Internacional, puesto que este fenómeno caracterizado en la actualidad como un fenómeno creciente, amenaza la Seguridad Internacional.15 Es por ello, que el mencionado país, en la agenda de dicha Seguridad, es considerado un actor muy importante, puesto que ha generado medidas a los fines de combatir el terrorismo, a escala individual o cooperativa16 y donde dichas medidas, de direccionan hacia la seguridad de la población civil teniendo en cuenta los valores democráticos constitucionalmente instituidos en cada uno de los Estados que luchan contra el terrorismo, ya sea como se expresó, de manera individual o en cooperación con otros países17. Y tal como se observa en los acontecimientos desarrollados en los últimos años, E.E.U.U., cuando decide intervenir internacionalmente en Irak y Afganistán, lleva adelante una campaña en base a un discurso dirigido a preservar los valores democráticos globales, luchando por el poder político de esos países considerados como Estado débiles.18

En base a lo expresado, se puede mencionar que durante los dos periodos presidenciales de George W. Bush, se realizó un despliegue estratégico de las capacidades militares de su país, a los fines de neutralizar directamente al enemigo, pero no se tuvo en cuenta la prolongación de la acción militar en esos dos países, no pudiendo terminar con el terrorismo, ni propagar los valores democráticos.19 Y al asumir Obama a la presidencia, se observa que la estrategia para combatir el terrorismo de manera global, no varía mucho entre ambas gestiones, prolongando una guerra que tuvo consecuencias en el continente europeo.20 De esta manera, Europa intenta generar nuevas estrategias para luchar contra los grupos terroristas yihadistas, intentando proteger a la población en la que se ha generado un rechazo social causado por la “islamofobia”.

Se observa en el Siglo XXI, que Francia, ha sido el epicentro mediático de acciones terroristas que captaron la atención global al alcance de la amenaza del EI, con los ataques perpetrados en Paris y en Niza, lo cual “(…) no han hecho sino ratificar para el mismo gobierno de Hollande un momento conflictivo, entre el Estado francés y el terrorismo yihadista que se expande desde su epicentro en el Medio Oriente hasta Europa21.

Si bien estos casos, llevan a la interpretación de la presencia de un espacio conflictivo en la lucha contra el terrorismo yihadista desde Europa occidental y parte de Medio Oriente, en Latinoamérica y específicamente en Colombia se afronta un reto de iguales proporciones por el tipo de organizaciones que se presentan en su territorio. Este país, se enfrenta a un nuevo reto de seguridad en un contexto de pos conflicto, siendo este la expansión de grupos armados organizados que poseen un carácter narcoterrorista22, donde las FARC no son ya la primera amenaza, sino la cantidad de actores que utilizan al terrorismo para beneficios económicos de carácter ilegal23.

Ante lo expuesto, en el contexto desarrollado, se pueden determinar al analizar el papel de las fuerzas de Seguridad en la lucha contra el terrorismo en el siglo XXI, aspectos tales como la amenaza global del terrorismo yihadista por parte del EI en Francia y Turquía, sobre la cual se espera una respuesta conjunta. Y si se toma en cuenta los desafíos que enfrenta Colombia, se debe tener en cuenta que las características de los grupos terroristas a los cuales se combate, no son iguales a los del terrorismo yihadista, debiendo ser diferente el despliegue estratégico de las fuerzas y cuerpos de seguridad en cada lucha dependiendo el tipo del actor terrorista que representa una amenaza para la seguridad del Estado y la población24.

Es así, que al Terrorismo del Siglo XXI, se lo puede caracterizar como un Terrorismo internacional, ya que la lucha se presenta fuera de las fronteras de un Estado, y de esta manera, se hace referencia directa a la globalización del terrorismo. Pero en este aspecto, es necesario, hacer una diferencia entre terrorismo trasnacional y terrorismo internacional.

Terrorismo transnacional es aquel que traspasa fronteras de un Estado a otro, porque quienes lo ejecutan mantienen estructuras organizativas o desarrollan actividades violentas en más de un país, incluyendo por lo común territorios sobre los cuales no tienen jurisdicción alguna las autoridades a que dirigen en última instancia sus demandas. Ello significa que estos actos, involucran a más de un país y con frecuencia a individuos de dos o más nacionalidades, tanto por lo que se refiere a los terroristas como a sus víctimas. Actualmente sería muy difícil constatar la existencia de alguna organización implicada sistemáticamente en la práctica del terrorismo que no haya transnacionalizado en mayor o menor medida sus actividades, ya sea con la finalidad de movilizar los recursos necesarios para el mantenimiento de estructuras clandestinas o con el propósito de planificar y ejecutar atentados. Es más, la mayoría de los incidentes terroristas registrados durante los últimos años en todo el mundo están relacionados con objetivos políticos que afectan directamente a dos o muy pocas más jurisdicciones estatales y tienen connotaciones transnacionales pero no adquieren un alcance propiamente internacional. Son expresiones de un terrorismo transnacionalizado pero no de un terrorismo internacional.

Por su parte, el terrorismo internacional, se basa en dos fenómenos, uno relacionado con los objetivos que se persigue mediante la práctica del terrorismo y otro referido a la extensión efectiva de las estructuras organizativas o redes que desarrollan esa violencia.

Terrorismo internacional es, en primer lugar, el que se practica con la deliberada intención de afectar la estructura y distribución del poder en regiones enteras del planeta o incluso a escala misma de la sociedad mundial. En segundo término, aquel cuyos actores individuales y colectivos hayan extendido sus actividades por un significativo número de países o áreas geopolíticas, en consonancia con el alcance de los propósitos declarados. Sin esta última premisa, la anteriormente indicada sería condición necesaria pero no suficiente para delimitar el fenómeno25.

I.3. Guerra al terrorismo.

Guerra de 4º Generación

Los movimientos terroristas se articulan en torno a pueblos desesperados a los que no queda más remedio que recurrir a una terrible violencia para hacerse escuchar26. Según esta postura, la miseria, la pobreza y la opresión son la causa verdadera del terrorismo, el cual tiene su origen histórico en la interrelación de diferentes factores, tales como el sentimiento de hiperlegitimidad derivado de un pensamiento totalitario, donde la violencia es considerada un instrumento para alcanzar fines muchas veces amorales. Ello, lleva a determinar que históricamente el terrorismo, está ligado a tres formas de pensamiento, el Nacionalismo, el Socialismo y el Islamismo, que consideran a la violencia como una manera o un método utilizado a los fines de generar expansión.

Sin embargo, en base a lo expuesto, se puede afirmar que el terrorismo no es consecuencia de la mencionada miseria u opresión, sino fruto de mentalidades que legitiman la violencia como una manera de aterrorizar a quien no tiene esos mismos pensamientos, al que se combate de manera ilegal y no convencional, como en el caso del integrismo islámico

Por regla general, los dirigentes pertenecen a las élites nacionales y no a los estratos populares, siendo su forma de vida, acomodada materialmente, siendo su mensaje ejecutado, sobre todo, por gente de clases medias o altas que ambicionan cambiar el sistema para adaptarlo a su propia utopía.

De hecho, ni Osama ben Laden ni los dirigentes terroristas de Al Qaeda conocidos hasta la fecha proceden de la miseria sino de segmentos bien acomodados. Esta circunstancia explica el planteamiento estratégico global de Al Qaeda y del terrorismo islamista, donde se observa un planteamiento que persigue expulsar a Occidente, cuya escala de valores es indeseable, de la cercanía de los países islámicos, y apoderarse de una serie de lugares que se consideran territorio de una legítima expansión islámica.

Entre esos territorios se hallan, por supuesto, Gaza y Cisjordania pero también el continente africano, secciones importantes de Asia como Filipinas e Indonesia y, por supuesto, Al–Andalus, un Al–Andalus cuyo límite norte fijan algunos ideólogos islámicos en Córdoba, Granada o incluso Toledo.

En ese enfrentamiento, el terrorismo islamista, ha desarrollado una geoestrategia de lucha larga y prolongada que: “(…) se centra en la aceptación de la forma de combate conocida como guerras de cuarta generación”27. Así, Al–Ansar, el órgano oficial de Al Qaeda, publicaría un artículo de Abu Ubeid Al–Qurashi, lugarteniente de Ben Laden en el que, además de reiterar su orgullo por haber perpetrado los atentados terroristas del 11 de septiembre, señalaría las razones estratégicas para esperar una victoria de Al Qaeda en la guerra contra Occidente.

El triunfo depende de la puesta en marcha de un nuevo tipo de conflicto armado, denominado guerra de cuarta generación, donde se ha considerado a Al–Quds Al–Arabi como uno de los personajes más cercanos a Osama ben Laden, Abu Ubeid Al–Qurashi, como uno de los cerebros más brillantes de la organización terrorista islamista Al Qaeda.

Así, desmintiendo el pensamiento que identifica el integrismo islámico con un conjunto de fanáticos ignorantes, lo expresado, implica nos hallamos ante un hombre que ha leído y asimilado las teorías estratégicas de personajes de tanta talla militar como William S. Lind, Thomas X. Hammes o Vincent J. Goulding jr. y que entre sus materiales de meditación no sólo utiliza el Corán sino también la Marine Corps Gazette, Survival o Parameters. También es considerado un creyente convencido en la teoría de las guerras de cuarta generación que sostiene que, a pesar de la enorme diferencia de medios existente entre la maquinaria de guerra occidental y la islámica, Al Qaeda no sólo puede obtener la victoria sino que, de hecho, la conseguirá, debido a la enorme dispersión de las fuerzas terroristas, las que pueden atacar en cualquier parte del globo ocultándose y replegándose.

Por lo tanto, en el enfrentamiento con el terrorismo las fuerzas de los países que lo combaten, se ven mermadas precisamente frente a un adversario que exige el máximo despliegue, donde los terroristas a su vez combate en condiciones muy superiores en el terreno de los medios de comunicación precisamente en el seno de una sociedad, como la occidental, cada vez más mediatizada. Mientras que en las zonas controladas por Al Qaeda o grupos similares resulta imposible por definición contrastar las opiniones emitidas por los órganos de propaganda con la realidad, en Occidente los gobiernos no sólo están fiscalizados por los órganos legales competentes sino también por la opinión pública formada e influida por los medios.

Por lo tanto, la labor de los medios, es un gran punto a favor de los terroristas, siendo retratados como luchadores por la libertad, patriotas u oprimidos a la vez que representan a los gobiernos propios, al de Estados Unidos o al de Israel como imperialistas sin escrúpulos.

De acuerdo a lo señalado, Occidente, en especial, Estados Unidos aparece como: “(…) el culpable principal e incluso único de los males que aquejan al Mundo”28. El hambre, los golpes de Estado, la inestabilidad política, las revoluciones tercermundistas nunca son achacados a la pésima gestión de sus gobernantes, a su filtro marxista–leninista (que, por ejemplo, ha aniquilado la economías del Tercer Mundo), a las acciones de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) (que está en la raíz de la deuda externa del Tercer Mundo) o a la influencia de religiones como el islam.

Por el contrario, se considera que cualquier grupo armado anti–occidental por ese simple hecho se halla cargado de razón mientras que cualquier respuesta de Occidente para defenderse es ilegítima, inmoral e incluso, como se ha repetido mucho en los últimos tiempos, ilegal.

Así, se señala que:

(…) esa perversión de raíces ideológicas explica que periodistas, creadores de opinión y políticos puedan afirmar sin sonrojo que Bush es un personaje mucho más peligroso que Saddam Hussein o Ben Laden, de la misma manera –no lo olvidemos– que en 1940, siguiendo los dictados de la Komintern de Stalin, los partidos comunistas sostenían que Churchill y Roosevelt eran mucho más peligrosos que Hitler, el dictador germánico con el que la URSS había suscrito un pacto en agosto de 1939. Que el “telón de acero” haya caído en el interin no es, por supuesto, óbice para que estas instancias mediáticas legitimen las acciones de los terroristas en Irak o, en casos como el del degollamiento de rehenes, se las minimice comparándolas, no precisamente de manera desfavorable, con la acción de las fuerzas aliadas 29 .

De esta manera, los medios de comunicación, se han revelado especialmente poderosos con ocasión de la segunda guerra contra el Irak de Saddam Hussein y explica, la estrategia tan diferente seguida por el dictador en su enfrentamiento con Occidente. Mientras que en la primera, Saddam Hussein siguió las reglas de una guerra convencional, la cual perdió, en la segunda, se esforzó por adaptarse a las de un conflicto de cuarta generación. Su esperanza de ganar la guerra no estaba en el resultado de las acciones militares propiamente dichas sino en el impacto que una determinada visión del conflicto ocasionara en los aliados de Estados Unidos y en la opinión pública.

Frente a ello, y a los innumerables ataques terroristas, las medidas para abordar esa situación impone la necesidad de una política de defensa –que combine una modernización de las fuerzas armadas de cara a la amenaza islamista con una política exterior que fortalezca, de manera preferencial, la alianza con Estados Unidos, siendo indispensable a la vez, una labor educativa que incluya una revalorización social de las Fuerzas Armadas, en las consideradas guerras de cuarta generación, donde la información resulta primordial.

Es así, que como todos los conflictos armados a lo largo de la Historia, las guerras de cuarta generación requieren de una adaptación de los gobiernos, los Ejércitos y las poblaciones a la nueva situación.

I.4. Terrorismo ideológico: La Radicalización. El reclutamiento

Con relación al aspecto ideológico, ha habido un cambio de modelo o paradigma. Tal cual lo describe el Psicólogo Español David Garriga Guitart, en su libro “Yihad, ¿Qué es?”30, los métodos de reclutamiento han ido evolucionando. Por ejemplo, diferencia el método de radicalización empleado por Al Qaida, donde menciona que el proceso llevaba entre unos 4 a 5 años, en el cual el “candidato” alcanzaba un alto grado de compromiso con la red, lo que lo llevaba a “postularse” para una misión suicida, con un convencimiento tal que no lo hacía dudar de su cometido. Y esto se realizaba a través de sheijs en mezquitas31, mussalas32 y madrazas33, es decir, a través de hombres y de una manera directa, o a través de páginas. En cambio, el método empleado por I.S.I.S., ha registrado una evolución marcada, donde ya el proceso de radicalización dura entre 8 meses y un año y medio, y esto obedece a la necesidad de mayores caudales de combatientes, tanto en el campo de batalla, como así también en células de atacantes en Europa. Se hace de forma directa, empleando una política de seducción, en la cual no solo intervienen hombres, sino que es habitual el reclutamiento a través de mujeres.

Por su parte en el libro “Radicalización islamista y terrorismo: claves psicosociales”, de Manuel Moyano y Humberto Trujillo34, refiere a los modelos de radicalización, dando como ejemplo el “modelo de pirámide”, donde el individuo va subiendo de escalón, hasta completar su proceso de radicalización que lo lleva a la cúspide del método. Comienza en la base de la pirámide en el escalón de “simpatizante”, luego pasa a “seguidor”, más adelante se transforma en “activista”, para llegar a “radicalizado” que lo llevará al último paso, al que ya denominan “terrorista”. El otro sistema, que funciona de una manera parecida, lo denominan “la metáfora de la cinta transportadora”, donde el sujeto va avanzando en sus etapas de radicalización, hasta llevarlo al final del camino que es el terrorista propiamente dicho. Toma como referencia gráfica, el ejemplo de una cinta transportadora de un aeropuerto.

Finalmente, y como evolución o cambio de modelo en lo que respecta a las ejecuciones, por parte de terroristas, citaremos la obra de Garriga Guitart, “Humillación y agonía: análisis conductual de las decapitaciones del Estado Islámico”35. Cuando observamos los videos, de muy mala calidad, de las primeras decapitaciones llevadas a cabo por el antecesor del ISIS, donde el prisionero era sometido a una fuerza brutal extrema para ser decapitado y donde el mensaje era expresado en idioma árabe por parte del verdugo. En los últimos años, la producción de estos videos ha cambiado, no solo en lo que respecta a una excelente calidad de imagen, sino en el método de ejecución propiamente dicho. Todo es parte de una ceremonia “macabra”, que llevan delante de una manera minuciosa. El ejecutor se encuentra vestido prolijamente con una ropa negra, con su rostro cubierto por una especie de capucha también de color negra. Utiliza un cuchillo de grandes dimensiones y muy bien afilado. Muy seguro en sus palabras y en su accionar, y sin ejercer una imagen de brutalidad extrema, pese al acto salvaje que va a cometer. Por su parte el prisionero viste ropas tipo overall de color naranja, que representa el mismo tipo de uniforme que utilizan los detenidos en Guantánamo36, apoyándose en la ley del Talión, “ojo por ojo”. Esta vestimenta, en muchas de las ejecuciones, se puede observar manchada, generalmente en la zona de abdomen y pecho, que vendrían a intentar representar el “sufrimiento” del prisionero. Este pronuncia de una manera muy calma el discurso que le es impuesto por sus captores. No solo se utiliza el árabe, por parte del captor. Muchas veces se habla en inglés y otros idiomas. Incluso se utilizan, en los últimos tiempos, el portugués y hasta el español. El prisionero habla en el idioma de su país y con ello intenta llegar no solo a las autoridades de su Estado, sino al pueblo de su origen. El mensaje hace referencia a las acciones su país con relación a los habitantes del Estado Islámico. Finalmente se destaca la imagen serena del prisionero, que difiere mucho de las ejecuciones de los principios de la invasión. Esto se debe a que los ejecutores realizan “simulacros” frecuentes de ejecución, donde llega un momento que el prisionero cree que es una simulación más, cuando llega su momento de ser ejecutado. En estos renglones podemos llegar a la conclusión que el modelo o paradigma, en relación a estos hechos, ha cambiado, con lo cual lo podemos sumar a la lista de cambios o rupturas de los modelos en la práctica terrorista.

A modo de cierre, de este apartado, podemos afirmar, que todas estas prácticas, difieren mucho de los aspectos religiosos del Islam, ya que no solo el Corán establece lo contrario de lo que los terroristas ejecutan en nombre de “Allah”, sino que también infinidad de hadizes37 dan cuenta de la clemencia del profeta Muhammad con relación al respeto por la vida humana, a las mujeres, niños y ancianos, como así también a los prisioneros de guerra, teniendo en cuenta que ya en el Siglo VII el Islam hablaba del respeto a los prisioneros, mientras que en Occidente recién en el siglo XX se firmó la Convención de Ginebra sobre prisioneros de guerra.

Me gustaría finalizar este apartado con un párrafo del libro “Alá en Paris” de Gabriel Albiac38, solo haciendo la salvedad, que cambiaría en su escrito, Islam por Islamismo. Y que allí refiere Europa, yo lo extendería a todo el planeta.

Nadie en Europa quiere afrontar que es una guerra. Es una guerra. Que se gana o se pierde. Ninguna guerra acaba en tablas, Europa de momento, pierde. El Islam gana. Porque Europa prefiere dejarse matar a dar batalla. Tal vez, sencillamente, Europa ha muerto. Murió hace mucho. Y los soldados de Alá se limitan a dar tiros de gracia. A quemarropa.

I.5. El Terrorismo suicida

Cuando se habla de algunos nuevos “modus operandi” utilizados por los terroristas, se los menciona como “terrorismo suicida”. Mientras que los terroristas hacen referencia a los mismos como “misiones de sacrificio o martirio”. El desenlace es el mismo, pero cambia la perspectiva según desde donde se lo mire.

A lo largo de la historia el suicidio ha sido condenado a través de distintas medidas, acciones u opiniones. Por ejemplo, cuando una persona se suicidaba en la Antigua Atenas, no se le permitía recibir los honores sepulcrales normales, y eran enterrados en las afueras de la ciudad sin ningún tipo de lápida ni inscripción. En Roma, si bien al principio no estaban prohibidos, al hacerse común la práctica entre los esclavos, no solo se los prohibió sino que se lo consideró como un crimen contra el Imperio.

El Cristianismo lo tomó como un pecado, siendo calificado como una “obra de Satanás” en el Concilio de Artés del año 452, cuyo autor era excomulgado de la Iglesia. Los principales pensadores de la Iglesia Cristiana, como Agustín de Hipona y Tomás de Aquino, lo catalogaban de pecado, en muchos de sus escritos. No sólo en la Iglesia Católica se lo considera de esta manera, sino que en todas las religiones Cristianas, apoyada esta opinión en el Quinto Mandamiento que Jehová le diera en las tablas a Moisés, que dice textualmente “No matarás”. En el judaísmo, también se repudia esta conducta.

Del mismo modo que las otras dos religiones monoteístas, el Islam condena el Suicidio. A tal respecto, el Catedrático Emérito de Historia del Sufismo, Hikmet Yüceoglu, en su capítulo del libro Una Perspectiva Islámica del Terrorismo y ataques suicidas, dice lo siguiente:

En el Islam, está prohibido desear la muerte. Los creyentes han de luchar y ganar la guerra, en vez de elegir morir. Solo se convierten en mártires cuando caen muertos tras haber luchado todo lo posible por sobrevivir en el combate. Por consiguiente, aunque las intenciones de una persona sean alcanzar el martirio, si elige morir en vez de luchar por la causa de Dios, se puede considerar como un suicidio – cosa prohibida en el Islam–“ 39

Por eso se recurre a la palabra martirio, la cual tampoco aparece mencionada en el Texto Sagrado de los Musulmanes, El Corán. Si aparece en él, la palabra “sacrificio”, pero bajo otro tipo de significado. Los terroristas islamistas definen sus acciones como “martirio”.

Al martirio se lo define, en su primera acepción, como: “Muerte o sufrimientos que se padecen por creer en una doctrina y defenderla, especialmente si esta es religiosa”. La segunda acepción establece que es: “Cosa que se supone un sufrimiento físico o moral intenso”40.

Como ya he mencionado, la palabra martirio solo aparece en cuatro suras41 del Corán. Para la cristiandad y el judaísmo, existen varios ejemplos de martirio en las Santas Escrituras, por ejemplo, el caso de Samson en el libro de los Jueces del Antiguo Testamento o Tanaj42, o el del diácono Esteban en los Evangelios del Nuevo Testamento.

En el caso del Islam, su primer mártir es el Imam Hussein. Se trata del segundo hijo del Califa Ali43, y nieto del profeta Muhammad. El 10 de Octubre del año 680, en la ciudad de Kerbala (la misma ciudad donde fuera asesinado su padre Ali en el año 661) fue asesinado por las huestes del Califa Omeya Yazid, quien ordenó su desmembramiento con la utilización de caballos y su decapitación. De allí surge el martirio como parte de la tradición chií44.

I.6. Los cambios de paradigmas y los nuevos

modus operandi

En el año 1948, cuando Yassir Arafat creó la O.L.P. (Organización para la Liberación de Palestina), como respuesta al nacimiento del Estado de Israel, nunca habría imaginado como iría mutando este tipo de violencia terrorista, hasta encontrarnos con un modelo actual “altamente sanguinario”. En ese momento se trataba de un tipo de terrorismo, podríamos decir, “doméstico”, circunscripto a la zona del conflicto, es decir, el Oriente Medio.

Sin embargo, como menciona el Dr. Ramiro Anzit Guerrero en su libro “Cooperación Penal Internacional, en la era del Terrorismo”45, en 1972 se producirá la “ruptura del paradigma” terrorista, nada más ni nada menos que en el “corazón” de Europa, Alemania, en lo que se denominó “La masacre de Munich”, donde una “subsidiaria” denominada “Septiembre Negro”, concretó la toma de 11 atletas israelíes, como rehenes, los cuales fueron asesinados luego de una “pésima” operación de rescate de las fuerzas de seguridad alemanas, luego de infructuosas negociaciones, que tenían como fin que Israel liberara prisioneros a cambio de los deportistas. En la misma obra, Anzit Guerrero, señala “el paradigma cambia, cuando la explicación de la realdad, que se nos da, ya no nos es “útil”46. Agregando que se “rompió el paradigma del terrorismo doméstico, para hacer surgir un terrorismo sin fronteras ni objetivos aislados, desde ahora el campo de acción será el mundo entero”47.

Podemos citar a un experto en temas de terrorismo como lo es Fernando Reinares, cuando en uno de sus libros, titulado “Terrorismo y Antiterrorismo”, hace referencia a la transnacionalización del terrorismo, sosteniendo que dicho fenómeno obedece a las respuestas estatales y sociales, que producen que los grupos terroristas tengan que afrontar otros espacios geográficos, movilizando recursos humanos y materiales, en otros países, ya sea como base de operaciones, o como nuevo territorio para sus acciones.48

Haciendo un salto en el tiempo, y buscando un evento que nos evidencie un nuevo cambio de modelo de este terrorismo islamista, no referiremos a unos de los más “grandes” atentados terroristas de la historia. No solo por lo terrible del acto, sino por las repercusiones que ha tenido, y aún tiene. Y tampoco por tratarse del primer ataque terrorista en Estados Unidos, ya que en 1993, las torres habían sido atacadas con explosivos colocados en su estacionamiento subterráneo. Estamos hablando del 9/11, donde un grupo de terroristas, altamente entrenados, y luego de varios años de planificación, y siguiendo “el mandato” de su líder ideológico, Usama Bin Laden, comandante de la red global terrorista Al Qaida 49, utilizando aviones civiles, los dirigieron hacia objetivos estratégicos, y cuál si fueran misiles, los estrellaron contra los mismos. Fue un ataque planificado hasta en su más mínimo detalle. Desde lo político, hasta lo operativo. Los blancos fueron seleccionados. El Poder Militar, que fue atacado mediante el impacto de un avión contra el edificio del Pentágono. El poder Económico, representado en las Twin Towers, donde estrellaron dos aeronaves. Y un cuarto avión que no impactó contra ningún objetivo, se estrelló contra el suelo, pero no sería descabellado pensar que tendría algún objetivo político, como podría ser La Casa Blanca, el Capitolio, o algún otro edificio público. En el caso de las torres gemelas se buscó un impacto visual, de dimensiones superlativas. Fue sincronizado, de tal forma, que cuando todos los medios del Mundo tenían su atención en New York (ya se había incrustado el primer avión en una de las torres), cuando se vio en directo como un segundo aeroplano se estrellaba de manera intencional contra la segunda torre. El cambio de paradigma podría decirse que consistió, en que fue un ataque con utilización de aviones como misiles, algo innovador, y el alto número de víctimas (se estiman unos 3.000 muertos y decenas de miles de heridos y afectados).

El resultado del hecho, descripto anteriormente, traería una escalada de violencia en este “conflicto”, el cual continúa en curva ascendente aún en la actualidad, pese a haber pasado casi tres lustros. Inmediatamente ocurrido los ataques del 11 de septiembre, el presidente estadounidense, George W. Bush Jr., puso en práctica la “Patriot Act”50, mediante la cual le declaraba la “Guerra contra el Terrorismo”. La consecuencia fue la invasión de Irak en 2003, que tal cual la define Esteban Darío Barral, en su libro “Percepción de los Conflictos Armados Actuales”51, sería la consecuencia de la invasión de 1991, llamada como la “Primera Guerra del Golfo”, y que fuera una de las guerras más largas y controvertidas de los últimos tiempos.

Como consecuencia de la intervención de los EE.UU., y con la rápida caída del régimen de Saddam Hussein y su ejército, surgen grupos de “resistencia”, adeptos a Usama Bin Laden y Al Qaida, que empleaban técnicas y tácticas terroristas en su accionar. El líder de esta resistencia fue el Jordano Abu Mussab Al Zarqawi, que fuera abatido en 2006 por un bombardeo de aeronaves americanas en su búnquer. Al principio denominada como “Al Qaida en Irak”, o “Al Qaida en el país de los dos ríos” (en referencia a los ríos Tigris y Eufrates de la Mesopotamia), y que, con la muerte de su líder, y el paso de los años, derivaron en lo que hoy conocemos como el Estado Islámico, I.S.I.S. o I.S.I.L., o su sigla en árabe D.A.E.S.H. 52

Si bien podemos referirnos a esta “guerra”, como un conflicto de proporciones asimétricas, con combates convencionales, pero que finalmente adoptó la forma de terrorismo. Y acá podemos hablar de un nuevo cambio de modelo, en lo que respecta a la propaganda del terror. Estos “mujahidin”53, que al menos contaban con la simpatía de gran parte de la opinión pública internacional, donde se los veía como un pequeño grupo de resistencia contra un “gigante militar” como las fuerzas armadas norteamericanas. Pero debido a una mala campaña propagandística, esta situación varió. Y como era de esperarse, los televidentes occidentales verían el máximo esplendor de la violencia, cuando el propio Al Zarqawi, tomó un cuchillo y degolló de una manera terrible a un ciudadano estadounidense, Nicholas Evan “Nick” Berg, el 7 de mayo de 2004, y que fuera difundido mediante un video, el día 12 de ese mes y año, y que fuera emitido por las principales cadenas televisivas mundiales, como el caso de C.N.N., Fox News y B.B.C., entre otras. Cabe aclarar que este tipo de actos, como los degollamientos o decapitaciones, no son una invención del ISIS, dado que en la antigüedad era un método muy utilizado. Pero ya en el siglo pasado, en la década de los 90’s, los carteles del narcotráfico en México, utilizaban estas técnicas, cuando aún no existía ni el ISIS, ni ninguna organización terrorista islamista de las que emplean estas técnicas.

El corresponsal Patrick Cockburn, en su libro “ISIS, el retorno de la yihad”54, describe de manera perfecta los hechos relatados a continuación. Luego de la muerte de Al Zarqawi, las actividades de su organización en Irak, continuaron. Pero las diferencias ideológicas con Al Qaida, la cual se debilitó aún más luego de la muerte de su líder, Usama Bin Laden, el 2 de mayo de 2011, en la ciudad de Abbottabad en Pakistán, trajeron como consecuencia la separación de ambos grupos. Luego de varias sucesiones, surge un nuevo líder llamado Ibrahim Awwad Ibrahim Ali al Badrí al Samarraí. Oriundo de la ciudad de Samarra en Irak, desafiaría abiertamente la figura del nuevo líder de Al Qaida, el egipcio Ayman Al Zawahiri, para finalmente, en el 2013, se va a autoproclamar “Califa”55. Así surge el Estado Islámico de Irak y el Levante (sigla en inglés I.S.I.L.) o Estado Islámico de Irak y Siria (I.S.I.S. en inglés), o también llamado D.A.E.S.H. o D.A.I.SH. (Sigla que surge de su nombre en idioma árabe “Al Dawah al Islamiyah fi Al Irak wa Al Sham). Este personaje va a hacer su primera aparición pública el 29 de Junio de 2014, adoptando el nombre de Abu Baker al Bagdadi. Tanto el título de califa como su nombre tienen una alta significancia y simbolismo para los musulmanes. La palabra califa es un vocablo árabe y significa “el que guía”. Esta figura fue creada a la muerte del profeta, ya que había que elegir alguien que guiara al pueblo. Ante la imposibilidad de que fuera otro profeta, dado que Muhammad era el “sello de los profetas”, hubo que crear un nuevo tipo de liderazgo. Y esto representa un gran simbolismo para los musulmanes, ya que el último califato, el otomano, desapareció hace casi 100 años. Con lo cual este “resurgir” es una imagen muy fuerte, simbólicamente hablando. Con relación al nombre adoptado por el “nuevo guía”, es Abu Bker, y tiene también un simbolismo de grandes dimensiones, ya que, a la muerte del profeta, el primer califa fue el suegro de Muhammad llamado Abu Bker Al Siddiq. Y finaliza el nombre adoptado, con Al Bagdadi, haciendo referencia a la ciudad de Bagadad, y esto no es casual, ya que el Califato Abbasí tuvo su sede en esa ciudad, y es el que más se extendió en el tiempo.

Con lo cual y resumiendo, es importante entender esta simbología adoptada, ya que hace referencia a la figura política del Califa, toma el nombre de uno de los principales Califas de la historia, y menciona a la ciudad que fuera sede el Califato más largo en años. Con lo cual nada es casual. Es una estrategia que persigue que los musulmanes, sunnies, lo sigan. Y analizando la ocurrencia de los hechos, no le ha ido tan mal, ya que ha tenido gran cantidad de seguidores, muchos de ellos llegados de Europa, y varias organizaciones terroristas de distintas partes del mundo le han jurado lealtad, como por ejemplo el caso de Boko Haram en Nigeria.

En este momento, y haciendo un paréntesis, no podemos dejar de lado el nuevo modelo propagandístico de las organizaciones terroristas islamistas, de las cuales el Estado Islámico ha sido el revolucionario en esta materia. Uno simplemente lo nota al comparar los videos de las primeras decapitaciones, de la época de Al Zarqawi, con las nuevas “producciones”, tipo cinematográficas “hollywoodenses”, que se utilizan para las ejecuciones. No solo se utilizan decapitaciones, sino también crucifixiones, ahogamientos, fusilamientos y ejecuciones consistentes en quemar a sus prisioneros con combustibles. Todos ellos filmados con high definition, y subidos a las redes sociales como modelo para reclutamiento (en caso de los que se unen a sus filas y los cuales ya se encuentran radicalizados), como para mensaje de “escarmiento” para quienes los combaten, o simplemente no les apoyan. El otro detalle propagandístico es la producción de publicaciones tipo magazine o revista, como la que edita y publica Al Qaida, llamada “Inspire”, o la del Estado Islámico, que en un principio se llamó Dabiq (Ciudad situada en Siria,emblemática para los yihadistas56y donde sostienen que se llevará a cabo la batalla final entre musulmanes e infieles) y que cambiara su nombre hace unos pocos meses por el de Rumiyah (Roma en idioma árabe). Estas publicaciones sirven “bajada de línea” para sus adeptos, también como medio de instrucción (en algunos números se enseña a apuñalar y a fabricar explosivos caseros, entre otras técnicas) o como medio de radicalización.

Continuando con el desarrollo de los cambios de modelos, a lo largo del tiempo, podemos decir, que debido a la inminente derrota en el campo militar, por parte del ISIS, su líder Abu Bker Al Bagdadi, está adoptando un cambio de estrategia. Este consiste en abandonar, al menos por ahora, el modelo de guerra abierta, para transformarlo en un modelo similar al de Al Qaida, es decir el modelo celular o de red. El mismo, cuenta con células y/o simpatizantes/adeptos en todas partes del mundo, a los que los alentaría a convertirse en “shahid”57, y con ello lograr cometer atentados terroristas en todas partes del mundo. Ahora bien, que tipo de atentados. Y acá podemos tener un cambio de modelo en el accionar terrorista, que se suma al cambio del modelo que indica su líder (del campo militar, al campo urbano). Este tipo de nuevo modelo se lo denomina, tanto por parte de los expertos como por parte del periodismo, como “terrorismo low cost” o “terrorismo de bajo costo”.

Muchos de los tipos de atentados que mencionaremos, fueron utilizados desde hace más de una década por terroristas palestinos en Israel. Pero el Estado islámico es el que lo ha “masificado” y le ha dado un cierto grado de “espectacularidad”. Algunos de estas tácticas son las siguientes:

1) Ataques con armas de fuego, consistentes en uno o varios atacantes con armas de fuego automáticas, tanto de puño como largas. Algunos de estos ataques como los ocurridos en el teatro parisino Le Bataclán, perpetrado el 13 de noviembre de 2015. Otro ataque de este tipo fue el realizado contra la redacción del semanario satírico francés, Charlie Hebdo, donde atacantes con armas de fuego asesinaron 12 empleados e hirieron de gravedad a otros 4, como represalia por la publicación de caricaturas sobre el profeta Muhammad.

2) Ataques con explosivos de fabricación casera, son los desarrollados tanto por personas que los colocan y huyen, o por “mártires” que mueren al detonarlos. Uno de estos casos es el atentado llevado a cabo durante la realización de un recital de la artista Ariana Grande, en la ciudad de Manchester, en octubre de este año, donde murieron 22 personas (entre ellos niños) y alrededor de 60 heridos. El atacante realizó dos detonaciones, en una de las cuales se inmoló. Otro caso a citar es el ocurrido en Boston, el 15 de abril de 2013, durante la celebración de una maratón. El mismo fue perpetrado por dos hermanos de origen checheno, y fue mediante el empleo de explosivos caseros colocados en cestos de basura.

3) Apuñalamientos: Consisten en simples ataques con puñales o cuchillos. Esta es una modalidad que fue “recomendada” por la cúpula del Estado Islámico. En una de las publicaciones de la revista DABIQ enviaba indicaciones de cómo apuñalar, incluso con imágenes donde graficaba los puntos vitales del cuerpo humano donde serían más “efectivas” las estocadas. Hubo múltiples casos, ya que es una modalidad de fácil ejecución. Si bien este tipo de ataques se utilizaron hace más de una década en Israel, por parte de atacantes radicalizados palestinos, el ISIS ha producido que este sistema se vuelva muy utilizable. Podemos señalar el caso del ataque en la ciudad de Turku en Finlandia, donde una persona identificada como “simpatizante” del DAESH asesinó a dos personas e hirió a otras seis. Otro caso similar ocurrió en Siberia, donde un individuo atacó a cuchillazos a varias personas hasta ser abatido por la policía. El hecho se lo atribuyó el ISIS.

4) Atropellamientos: Al igual que el caso anterior, es una modalidad que comenzara en Israel, y se extendiera su uso a toda Europa. Consistente en el simple hecho de que un atacante embista a transeúntes con un vehículo a alta velocidad. Por lo general se trata de rodados alquilados con documentación apócrifa, a los fines de no ser identificados por la policía, en el caso de poder darse a la fuga. Muchas veces este tipo de ataques se combina con apuñalamientos. Es decir, una vez que el terrorista atropella, desciende del auto y portando puñal, ataca a la gente indiscriminadamente. Podemos citar, a modo de ejemplo, el último ataque perpetrado en Barcelona, el 17 de agosto de 2017, donde fallecieron 15 personas, entre ellos dos niños de tres y siete años, y resultaron heridas unas 130 personas, algunas de gravedad. Este hecho fue parte de un plan terrorista llevado adelante por una célula inorgánica del Estado islámico. El plan original era “plantar” un par de camionetas cargadas de explosivos caseros, de los llamados “bombonas”, frente a la Catedral Gótica, obra del artista catalán Gaudí, denominada La Sagrada Familia. Debido a que detonaron los explosivos, en la casa de uno de ellos, mientras fabricaban los explosivos, tuvieron que cambiar el plan y atacar con lo único que les quedaba a mano que eran vehículo y cuchillos. Otra parte de la célula, compuesta por 5 terroristas, fueron abatidos en la ciudad de Cambrils, luego de intentar eludir un control policial y atropellar a seis personas.

Terrorismo yihadista

Подняться наверх