Читать книгу Amaury - Alexandre Dumas - Страница 7

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»No ignora usted que por la noche escribo mis actos y pensamientos de todo el día, siguiendo una costumbre que me hizo usted adoptar desde la infancia y que usted mismo, atareado por tan graves ocupaciones, no ha descuidado jamás.

«Siempre que uno está así solo y frente a frente consigo mismo, se juzga con imparcialidad, y al día siguiente se conoce mejor. Esta meditación renovada cada día, este examen de la propia conducta, bastan para dar unidad a la vida y rectitud de proceder.

«Constantemente he seguido hasta hoy esta práctica que usted mismo me enseñó, y nunca he comprendido su utilidad mejor que ahora, ya que gracias a ella podrá usted leer en mi alma como en un libro exento de falsía, si no de toda reprensión.

»Vea usted en este espejo mi amor siempre presente aunque para mí invisible, pues a decir verdad no supe hasta qué punto amaba yo a Magdalena sino el día en que usted me separó de ella, en el momento en que comprendí que podía perderla, y cuando usted me conozca, como yo me conozco, entonces juzgará si soy digno aún de su aprecio.

»Ahora, padre mío, aunque confiando en esta prueba y en su afecto espero con angustia el fallo que va a dictar sobre mi suerte.

»En sus manos está mi destino. No lo rompa, se lo ruego como se lo ruego al Altísimo.

»¡Ah! ¿Cuándo podré saber si la sentencia pronunciada por usted es de muerte o es de vida? Una noche es a veces infinita y ocasiones hay en que una hora puede convertirse en un siglo.

»Adiós, querido tutor. ¡Haga el Cielo que el padre enternezca al juez! ¡Adiós!

»Perdone a la fiebre que me devora el desorden y la incoherencia de esta carta, que comienza con la frialdad de un documento comercial y que quiero terminar con un grito salido de lo más hondo de mi pecho y que debe hallar eco en el suyo.

»Amo a Magdalena, padre mío, y no podría vivir si usted o Dios me separase de ella.

»Su adicto y agradecido pupilo

»Amaury de Leoville.»

Después, Amaury tomó el diario en el cual apuntaba día por día los pensamientos, las sensaciones y los hechos más notables de su vida, encerró en un sobre el manuscrito y la carta, y llamando al criado le hizo llevar el paquete a su destino, mientras él quedaba con el corazón agitado por la ansiedad y la incertidumbre.

Amaury

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