Читать книгу El diccionario del diablo - Bierce Ambrose, Ambrose Bierce, Damien Angelica Walters - Страница 6

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A


anormal, adj. Que no se ajusta a los criterios habituales. En cuestiones de pensamiento y comportamiento, ser independiente equivale a ser anormal, y ser anormal, a verse detestado.

abad, s. Padre que ha hecho votos para no ser esposo.

abada, s. Animal africano con tres cuernos, dos en la cabeza y uno en la nuca, del que se cuelga la pieza después de cobrarla y quitarle la cabeza. En las variedades de la especie que no caza el hombre, este tercer cuerno se desarrolla de manera imperfecta o es inexistente.

abadesa, s. Padre del sexo femenino.

abandonar, v. tr. Otorgar el beneficio de que se libren de usted. Retractarse.

abdicación, s. Acto por el que un soberano deja constancia de que ha percibido la elevada temperatura del trono. Entrega de una corona a cambio de una cogulla para dedicarse después a coleccionar tibias y uñas de los dedos de los pies de santos. Renuncia voluntaria a aquello de lo que ya se ha sido privado por la fuerza. Abandono de un trono con la intención de disfrutar con los problemas del sucesor. Por todas estas definiciones estamos en deuda con la historia de España.

abdomen, s. Altar que guarda el objeto de la más sincera de las devociones del hombre.

aberración, s. Cualquier desviación de nuestra forma de pensar que descubramos en otro, aunque no sea lo bastante grave como para que la consideremos locura.

abjurar, v. tr. Dar el primer paso para volver a empezar.

abogado, s. Profesional especializado en burlar la ley. Persona que tiene legalmente el derecho de desarreglar los asuntos de quienes no tienen la habilidad para fastidiarlos por sí solos.

abominable, adj. Cualidad aplicable a las opiniones ajenas.

aborígenes, s. Personas de escasa valía que suponen un estorbo pues ocupan la tierra de un país recientemente descubierto. No tardan en dejar de estorbar y pasan a fertilizar. Personas consideradas que no importunarán al lexicógrafo del futuro para que las describa.

abrazar, v. tr. Me cuesta entender este verbo.

absoluto, adj. En filosofía, lo que existe sin referencia a ninguna otra cosa y por motivos puramente egoístas. La certeza absoluta es uno de los grados posibles de la probabilidad. La monarquía absoluta es una forma de gobierno en la que el poder se le cede a un caballero cuyo final está próximo.

abstemio, s. Que no bebe alcohol, a veces nada, y a veces, casi nada.

abstinente, adj. Persona débil que cede a la tentación de negarse un placer.

absurdo, s. Afirmación o creencia manifiestamente desacorde con nuestras propias opiniones. Argumento de un oponente. Creencia en la que uno no ha tenido la desgracia de que lo instruyan.

Academia (La), n. p. Escuela antigua donde se enseñaban moral y filosofía.

academia, s. (de La Academia). Escuela moderna donde se enseña a jugar al fútbol.

accidente, s. Suceso inevitable que se debe a la acción de inmutables leyes de la naturaleza.

accoucheur (partero), s. Proveedor del diablo.

acordeón, s. Instrumento en armonía con los sentimientos de un asesino.

acreedor, s. Miembro de una tribu salvaje que mora más allá de los Estrechos Financieros (y de las estrecheces del mismo nombre), a la que se teme por sus devastadoras incursiones. Bellaco que se beneficiaría de una refinanciación.

acróbata, s. (Del griego a-, privativo; y del inglés, crow-bait, es decir, «carnaza de cuervo» y, por extensión, criatura escuálida). Hombre musculoso y en buenas condiciones físicas. Hombre que se rompe la espalda para llenarse el estómago.

acróstico, s. Dura prueba para los sentimientos. Por lo general, infligida por un necio.

acuerdo, s. Resolución de un conflicto de intereses que da a cada adversario la satisfacción de creer que ha conseguido lo que no le correspondía y que no se ha visto privado de nada, salvo de lo que en justicia debería ser suyo.

acusador, adj. Antiguo amigo; en concreto, la persona a quien le hemos hecho un favor.

acusar, v. tr. Afirmar la culpabilidad o la indignidad de otro; suele tratarse de un método al que recurrimos para justificarnos por el daño que le causamos.

adamante, s. Mineral que se suele encontrar bajo un corsé. Soluble en oro.

adiposo, adj. Gordo, harapiento e insolente.

Administración, s. Ingeniosa abstracción en política, concebida para que reciba las patadas y bofetadas dirigidas al primer ministro o al presidente. Hombre de paja a prueba de huevos y burlas.

admiración, s. Nuestro amable reconocimiento del parecido que guardan otros con nosotros.

adorar, v. tr. Venerar esperando algo a cambio.

afectuoso, adj. Adicto a ser un incordio. La criatura más afectuosa del mundo es un perro mojado.

aficionado, s. Incordio público que confunde el gusto con la habilidad y su ambición con su capacidad.

aflicción, s. Proceso de aclimatación que prepara el alma para otro mundo más amargo.

agravio, s. Todo acto desagradable, visto desde la perspectiva de la víctima. Cuestionamiento de la inmunidad.

aire, s. Nutritiva sustancia suministrada por una generosa Providencia para cebar a los pobres.

Alá, s. El Ser Supremo mahometano, que se diferencia del cristiano, el judío y los demás.

alba, s. Hora en que los hombres razonables se acuestan.

alcance, s. Radio de acción de la mano humana. Área dentro de la cual es posible (y habitual) satisfacer nuestra propensión a apropiarnos de lo ajeno.

alentar, v. tr. Confirmar a un necio que hace bien al empeñarse en una tontería que está empezando a perjudicarle.

alianza, s. En política internacional, la unión de dos ladrones que han metido las manos tan adentro en los bolsillos del otro que no pueden saquear por separado a un tercero.

alivio, s. Despertarse temprano una fría mañana y descubrir que es domingo.

alojar, v. tr. Hacer un favor; sentar las bases de exacciones futuras.

ambidextro, adj. Capaz de robar una cartera con cualquiera de las dos manos.

amistad, s. Barco lo bastante grande para llevar a dos cuando hace buen tiempo, pero sólo a uno cuando empeora.

amnistía, s. Magnanimidad del Estado con aquellos delincuentes a los que sería demasiado costoso castigar.

adolescente, adj. Que se recupera de la niñez.

amor, s. Locura que se comete al tener demasiada buena opinión de otro antes de saber nada de uno mismo.

amor propio, s. Valoración equivocada de uno mismo.

anécdota, s. Narración de un suceso, casi siempre falso.

animal, s. Organismo que, al requerir gran cantidad de otros animales para su sustento, ilustra claramente la generosidad con la que la Providencia vela por la preservación de las vidas de sus criaturas.

anormal, adj. Que no se ajusta a los criterios habituales. En cuestiones de pensamiento y comportamiento, ser independiente equivale a ser anormal, y ser anormal, a verse detestado. Por eso el lexicógrafo aconseja que todos hagan cuanto esté en sus manos por parecerse más al hombre medio que a sí mismos. Quien lo consiga, disfrutará de la paz, de una muerte segura en el futuro y de la esperanza de ir al infierno.

antipatía, s. Sentimiento que inspira el amigo de un amigo.

año, s. Período de 365 decepciones.

aplauso, s. Eco de un tópico. Unidad de la moneda con la que el populacho paga a aquellos que le hacen cosquillas y lo devoran.

apóstata, s. Sanguijuela que, tras haber perforado el caparazón de una tortuga y descubierto que la criatura llevaba mucho tiempo muerta, considera conveniente establecer una nueva relación con otra tortuga más joven.

apropiarse, v. prnl. Adquirir, sobre todo por la fuerza, pero preferiblemente con sigilo.

arancel, s. Impuesto sobre las importaciones concebido para proteger al empresario nacional de la codicia de los consumidores.

arenga, s. Discurso político de un rival.

argot, s. Gruñido del cerdo humano (Cerdoramus intolerabilis) con memoria auditiva. Charla de alguien que pronuncia con la lengua lo que piensa con la oreja, y se siente orgulloso como un creador cuando lo único que ha conseguido es una hazaña al alcance de un loro. Medio (si así lo quiere la Providencia) de ganarse la vida como escritor sin poseer el menor sentido común.

argüir, v. tr. Reflexionar aplicadamente con la lengua.

aristocracia, s. Gobierno de los mejores. (En este sentido, la palabra se ha quedado obsoleta; y también ese tipo de gobierno). Hombres que llevan sombreros blandos y camisas limpias, culpables de haber recibido una esmerada educación y sospechosos de poseer cuentas bancarias.

armadura, s. Atuendo que viste un hombre que tiene a un herrero por sastre.

arquitecto, s. El que dibuja un plano de nuestra casa, que incluye, como en sus honorarios, el sumidero de nuestro dinero.

arrepentimiento, s. Sentimiento que raramente inquieta a la gente hasta que empieza a sufrir.

arrestado, part. pas. Estado del que atrapan cometiendo un delito sin el dinero suficiente para satisfacer al policía.

arrestar, v. tr. En lenguaje formal, detener a alguien acusado de ser excepcional.

Dios creó el mundo en seis días y al séptimo lo arrestaron.

Versión no autorizada

arrogante, adj. Orgulloso y despectivo, como un camarero.

arroz, s. Alimento que, entre los mongoles, sustituye a la carne enlatada.

arzobispo, s. Dignatario eclesiástico un punto más santo que un obispo.

astrología, s. Ciencia que hace ver las estrellas al ingenuo. Algunos la tienen en gran consideración como precursora de la astronomía. De manera similar, el gato que se pasa las noches maullando podría reclamar reconocimiento como precursor del lanzamiento de botas.

astucia, s. Facultad que distingue al animal o a la persona débiles de los fuertes. A su poseedor le supone grandes satisfacciones intelectuales pero también grandes dificultades materiales. Según un proverbio italiano: «El peletero consigue más pieles de zorro que de burro».

atrasos, s. (En deferencia a los sentimientos de una tan numerosa como respetable parte de nuestros suscriptores y anunciantes, no daremos la definición de esta palabra.)

ausencia, s. Lo que «hace que el corazón eche de menos»… a la propia ausencia. La carencia o ausencia de espíritu es el estado mental imprescindible para el éxito en las prédicas públicas. En ocasiones se la denomina falta de sensatez.

ausente, adj. Que corre especial peligro de verse denigrado; vilipendiado; inexorablemente equivocado; reemplazado por otro en la consideración y en el afecto de los demás. Expuesto a los ataques de amigos y conocidos; difamado; calumniado.

Australia, s. País que se encuentra en los mares del Sur y cuyo desarrollo industrial y comercial se ha visto inexplicablemente retrasado por una inoportuna disputa entre los geógrafos sobre si se trata de un continente o una isla.

auténtico, adj. Indudablemente cierto…, en opinión de alguien.

aversión, s. Sentimiento que nos produce el plato después de habernos comido su contenido, señora.

ay, interj. Voz que se supone que denota cierto grado de languidez, mezclada con arrepentimiento. Se la encuentra con frecuencia en la literatura, pero nunca se la oye en la vida real.

ayer, s. Infancia de la juventud, juventud de la edad madura, y todo lo que precede a la vejez.

ayudante, s. En el ejército, oficial bullicioso de rango inferior cuya función consiste en distraer la atención del comandante.

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