Читать книгу Aguafuertes Filosóficas - Angelina Uzín Olleros - Страница 4
Prólogo
ОглавлениеLa filosofía enseña que siempre es más lo que ignoramos que lo que sabemos, desde la tradición socrática estamos advertidos de esto, tornarse consciente del estado de ignorancia no nos convierte en impotentes pero sí nos anuncia la imposibilidad de saber todo, de poder abarcar todos los saberes. Gastón Bachelard decía que el primer paso para cualquier investigación es el de poder romper con la ilusión del saber inmediato.
Otra cuestión que aporta la filosofía es la de poder mirar en una perspectiva más panorámica a los problemas, salir de los localismos para sobrevolar de modo espacial y también temporal las situaciones. Pero, y no puedo dejar de decirlo aquí, la tentación de detenernos en las construcciones teóricas trae muchas consecuencias prácticas que nos impiden ver la coyuntura; en teoría podemos la mayoría de las veces plantear de modo tajante las conjeturas, los esquemas, las conclusiones.
Es por esto último que pienso en la dificultad que trae aparejado el sujeto trascendental que da fundamento al sujeto de los derechos humanos, un sujeto universal tanto en el plano gnoseológico como en el plano moral. O el sujeto arrojado a la existencia, en la filosofía existencial, pero que no se piensa como un sujeto concreto que fue arrojado a los campos de exterminio y a las cámaras de gas.
Tomo la libertad necesaria para armar reflexiones a partir de la metáfora de las aguafuertes para salir de esa teoría encerrada en los textos perfectamente construidos en la historia de las ideas. La filosofía es una gran metáfora, a pesar del rechazo que produce en muchos de sus representantes esta afirmación. Si negamos rotundamente esa posibilidad al menos podemos pensarla e imaginarla a través de alegorías, lo hizo Platón inaugurando una costumbre en la tradición que plantea lo real en la ficción o través de ella, en el caso del platonismo, a pesar de ella.
Hubo momentos en los que escenifiqué a la filosofía como una orquesta, tomando la idea de Pierre Boulez sobre una escritura del gesto, es decir, cómo se inscribe una gestualidad filosófica, en este caso invitando a encontrarse en un simposio, en un coloquio, en un congreso con diversas voces que se reúnen para disentir y confrontar puntos de vista.
Propongo ahora una metáfora plástica, una estampa hecha con lámina que se obtiene en la utilización del aguafuerte. Durero, Rembrandt, Goya se expresaron con ellas, sumergieron láminas con su barniz en una solución de agua y ácido nítrico, la cual recibe el nombre de aguafuerte. La de Goya es emblemática para la filosofía con la frase acerca de la razón que produce monstruos.1
Las “aguafuertes” de la filosofía pasan en la actualidad por denostar o recuperar la filosofía como bloque teórico, como búsqueda de la verdad, como lenguaje preciso y fortaleza argumentativa. Acidez que se expresa en críticas contundentes, aunque debo admitir que por otra parte las expresiones del pensiero debole sepultan las grandes obras para decir pequeñas consignas en las redes sociales.
Roberto Arlt decidió pintar escenas porteñas con el propósito de plasmar en clave existencialista los devenires de la Buenos Aires que le tocó vivir, mostrando una postal de la sociedad fragmentada en el preciso momento que escribía sus artículos. En estas inscripciones que plasmo aquí hago recorridos sobre mitos y prejuicios que habitan las aguafuertes filosóficas en nuestros pasillos, salones, detrás de la escena y también desde las pequeñas alturas en el teatro de la filosofía.