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1 La gestión del bienestar y de la salud en el marco ideológico de Jeremy Rifkin

Bruno Corda, Angelo Barbato

Jeremy Rifkin es uno de los economistas más notables del mundo que en sus más recientes trabajos de investigación1 2 reitera que se está acercando progresivamente a un nuevo sistema económico que tomará el puesto del actual capitalismo. El motor de ésta transformación es la revolución digital que está permitiendo el Internet de las cosas. En telecomunicaciones el Internet de las Cosas (o más bien, Internet de los Objetos o IoT, acrónimo del inglés Internet of Things) es un neologismo que se refiere a la extensión del Internet al mundo de los objetos y de lugares concretos3 . El Internet de las cosas está formado por una red entre el Internet de la energía, el Internet de la comunicación y el Internet de la logística.

Rifkin sintetiza su pensamiento económico dentro de los tres paradigmas fundamentales (energía, comunicación y logística) afirmando que al variar la evolución de éstos paradigmas el hombre se vuelve protagonista de una nueva revolución industrial.

La Primera Revolución Industrial (Alrededor de 1760-1870) fue un proceso de revolución económica o industrialización de la sociedad que de un sistema agrícola-artesanal-comercial se convirtió en un sistema industrial moderno que se caracteriza por el uso generalizado de máquinas accionadas por energía mecánica y en la utilización de nuevas fuentes energéticas inanimadas (como por ejemplo los combustibles fósiles y las máquinas a vapor), El conjunto favorito de un fuerte componente de innovación tecnológica y acompañado de fenómenos de crecimiento, desarrollo económico y profundas modificaciones socio-culturales así como también políticas4 . Ésta Primera Revolución Industrial se inicia en el sector textil (algodón), metalúrgico (hierro), y minero (carbón fósil).

La Segunda Revolución Industrial (alrededor de 1870-1970) se lleva a cabo convencionalmente a partir de 1870 con la introducción de la electricidad, de los productos químicos y del petróleo.

La Tercera Revolución Industrial (a partir de 1970) se refiere a los efectos de la introducción masiva de la electrónica, de las telecomunicaciones y la informática en la industria5 .

En los últimos años, una nueva generación de estudiosos y especialistas comenzó a darse cuenta de que la gestión y el control centralizado del comercio está dando paso a la producción paritaria, distribuida y a escala lateral donde el intercambio de propiedad en el mercado es cada vez menos importante que el acceso a los bienes y servicios compartidos en red con la toma de conciencia de que el verdadero valor económico es cada vez más el capital social y menos el capital mercado.

El principal resultado será una sociedad más equitativa basada en el intercambio y la cooperación entre los ciudadanos así como un modelo económico sostenible y sobre todo también desde el punto de vista ambiental.

El nuevo paradigma dará lugar a un progresivo declive del mercado tal como la conocemos hoy en día y paralelamente a un desarrollo de la economía del compartir (sharing economy), basado en la cooperación del consumidor que al mismo tiempo, también se convierte en productor (prosumidor). Es el primer nuevo sistema económico que hace su aparición después del nacimiento del capitalismo y el socialismo desde principios de 1800. Está naciendo una economía libre, mixta, en parte capitalista y en parte colaborativa. En 2050 Jeremy Rifkin prevé que el capitalismo seguirá ahí, pero no será el único sistema económico. Los jóvenes de hoy comparten todo tipo de cosas, producen y comparten sus videos, su música, sus noticias.

Los cursos de formación en línea abiertos y gratuitos hacen todo esto con costos marginales nulos. Si se produce un vídeo el costo marginal para distribuirlo a un millardo de personas es prácticamente igual a cero.

Estamos empezando a ver un nuevo sistema económico en el que no sólo hay productores y consumidores, propietarios y trabajadores, sino también prosumidores, es decir millones de personas que acceden a las plataformas del Internet de las Cosas y son capaces de producir, consumir y compartir cualquier servicio virtual: noticias, conocimiento, música, vídeo, eludiendo a las grandes organizaciones del siglo XX casi a costo marginal cero, o sea gratis, en abundancia y fuera del mercado. Esta es una revolución.

¿Qué les pasará a las Multinacionales?

Muchas de ellas grandes y verticales del siglo XX han sido destruidas como ha sucedido, está sucediendo y sucederá en la industria musical y de vídeo, la edición y la televisión.

Al mismo tiempo, han surgido miles de otras nuevas empresas de la economía del compartir, no sólo Google, Facebook y Twitter, pero miles de empresas con y sin fines de lucro que están construyendo la economía del compartir que permite a los jóvenes compartir lo que crean.

Es un proceso muy destructivo para la economía de mercado que conocemos hoy pero es sólo el comienzo de una revolución hacia la democratización de la vida económica.

Alemania está liderando esta revolución, e incluso pequeñas naciones como Dinamarca y Costa Rica lo están haciendo bien. Alemania está a la cabeza en el Internet de la energía con el 27% de la energía producida por el sol y el viento. Será más del 35% en 2020 y el 100% en 2040.Los costos de las tecnologías para la producción de energía se están reduciendo fuertemente como ha sucedido en la industria informática. Un vatio solar costaba 150 dólares en 1970, hoy cuesta 64 centavos y se reducirá a 35 dentro de 18 meses. En Alemania, una vez que se pagan los costos de la inversión el costo marginal de la energía producida será cercano a cero. El sol y el viento no envían ninguna factura a los alemanes. Es gratis. Alemania se encamina hacia un sistema energético a costo marginal cero que la hará la economía más productiva y eficiente del mundo, con enormes beneficios para sus empresas y sus familias.

También China comenzó a cambiar su política energética con una inversiones a partir de 82 millardos de dólares desde el 2015 para digitalizar la red eléctrica y volverla inteligente. Millones de chinos podrán producir energía solar y eólica en su casa y compartirla en la red eléctrica nacional.

En la ingeniería eléctrica y de telecomunicaciones una smart grid (red inteligente) es el conjunto de una red de información y una red de distribución eléctrica de una manera tal que permita gestionar la red eléctrica en forma “inteligente”.

Precisamente la característica “inteligente” es destacar en varios aspectos o funcionalidades o en maneras eficiente para la distribución de energía eléctrica y para un uso más racional de la energía minimizando, al mismo tiempo, eventuales sobrecargas y variaciones de la tensión eléctrica en torno a su valor nominal6 .

Smart Grid Digital (Red Digital Inteligente) es el concepto que transportado desde la red eléctrica, será siempre más desarrollado en las conexiones de red informática. Esto significa no sólo Wi-Fi, banda ancha (broadband) y grandes volúmenes de datos, pero es necesario avanzar hacia la tendencia a digitalizar los tres principales paradigmas del sistema económico: la energía, la comunicación y la logística (incluyendo sistemas de transporte).

No existen más fronteras virtuales y tampoco naturales ante de los grandes problemas globales como el desarrollo demográfico, los recursos alimentarios, la sobreexplotación de los recursos de la tierra, la polución incontrolada del planeta y en consecuencia problemas al límite de la calidad de vida, de habitabilidad, y del equilibrio de la biosfera. Grandes problemas de los cuales comenzamos a ser más que conscientes y que ya no podemos posponer o peor ignorar.

Mientras tanto, inevitablemente se abre paso una nueva conciencia social globalizada que exige un cambio total de paradigmas. Las relaciones verticales y de poder deberán dar paso progresivamente a las relaciones de cooperación e intercambio de fuerzas.

Empatía y asertividad, palabras clave del intercambio y la colaboración, se deben integrar necesariamente a comunidades cerradas narcisistas y conservadoras de cualquier dimensión y territorio.

Como magistralmente descrito por Jeremy Rifkin la historia enseña que cada vez que cambia la energía, la comunicación y la logística, se está en los albores de una sustancial revolución económica en todas las sociedades del mundo. Y como siempre ocurre en los grandes cambios es crucial para el futuro de la vida social aprovechar las oportunidades de estos cambios, renovando y adaptando su mundo interior a una nueva visión global. Ahora, inevitablemente, la historia del hombre y de la civilización ha alcanzado una dimensión global.

Los acontecimientos paradigmáticos de la tercera revolución industrial descritos por Jeremy Rifkin han producido la mayor aceleración evolutiva en la historia del hombre. Y como siempre, les corresponde a los hombres para saber cómo aprovechar las nuevas oportunidades aún más rápidamente cuanto más profunda y consciente es su voluntad de cambiar ellos mismos.

El primer gran cambio radical está en la transición gradual de una conciencia individual centrada en sí mismo a una colectiva abierta y multifocal. En resumen capaz de conjugar el “si” con los demás y con el mundo circundante. Esta visión tridimensional, que de hecho define la denominada conciencia biosférica es la nueva condición interior absolutamente necesaria para poder recoger rápidamente los grandes beneficios que éste proceso revolucionario global puede generar.

No saber aprovechar esta gran oportunidad o peor no querer participar en el cambio puede traducirse en eventos sociales desfavorables, de los cuales ya se puede tener percepción, si no las primeras señales.

La historia continuamente nos los propone.

Individuos y empresas, cada vez más colaborativos, más involucrados, más empáticos, más atentos al planeta en el que viven. El cambio incidirá en nuestras vidas aún más rápidamente cuanto más seamos parte activa.

Y esto sucederá tanto en la producción de bienes, y sobre todo en la esfera colectiva de las relaciones, los denominados Servicios y entre éstos ante todo los de la Salud, donde el valor de la empatía es uno de los pilares fundamentales de la concepción moderna de la relación médico-paciente.

La relación médico-paciente, que siempre ha representado la piedra angular y el eje central del proceso de “curación” en todas sus fases, desde la prevención hasta el diagnóstico y la terapia.

En algunos contextos nacionales con el tiempo ha cambiado la relación médico-paciente, dejando espacio a estériles protocolos matemáticos de cadenas de producción de “Empresas” de la Salud operadas por organizaciones veces especulativas. Empresas ya sean públicas o privadas. El carácter especulativo en cuanto a las “Empresas”, en éste contexto, es que en lugar de concentrarse en la “producción” de salud terminan por alimentarse a sí mismos y a su supervivencia.

¿Por qué los sistemas de administración de servicios sanitarios están siendo constantemente revisados? ¿Qué cambia continuamente? ¿Cómo es que nunca los sistemas sanitarios públicos tienden a privatizarse y viceversa? ¿Por qué una profesión importante como la sanitaria, más que cualquier otra está en el centro del debate y la polémica? ¿Por qué uno de los servicios más importantes que cada Estado debería garantizar prioritariamente es tan diferente de un país a otro?

La evolución de la sociedad ha cambiado progresivamente el foco en el nivel de la pirámide de las necesidades, esto ha ocurrido inevitablemente también por uno de los servicios fundamentales organizados para los ciudadanos en las sociedades modernas “la protección de la salud“.

Hoy es irrefutable el estrecho vínculo individuo-ambiente con las correlaciones entre la degradación ambiental y los riesgos para la salud. Desde esta conciencia ha ido desarrollándose poco a poco la consciencia y la cultura de la prevención.

La crisis ambiental, la crisis de la salud y la crisis de valores están estrechamente relacionadas y son interdependientes. El sistema responde a la solicitud de la salud con un número cada vez mayor de servicios costosísimos y sofisticados tecnológicamente, tratando de modificar la historia natural de la “enfermedad”, lo que de por sí ya significa “salud perdida”, descuidando a su vez la prevención primaria a realizar bien sea en ambiente contaminado y malsano que nos rodea, como en los individuos, con una adecuada política de información y educación sanitaria en busca de un estilo de vida más simple y sostenible.

Al valor ético y social a veces se contrapone el valor económico, del cual la necesidad de volver sostenible el sistema de salud, garantizando condiciones de igualdad y universalidad.

Todos los países del mundo se han comprometido a buscar respuestas para mejorar la salud de sus ciudadanos.

Distintos países, principalmente aquellos más desarrollados, han hecho modelos de gestión de la sanidad esencialmente de dos tipos: un público principalmente público llamado Beveridge por el inglés que al final de la Segunda Guerra Mundial llevó al Reino Unido a una cobertura de seguro público, el “Servicio Nacional de Salud”, y el modelo Bismarck denominado así por el estadista prusiano/alemán que introdujo el sistema privado de salud.

Distintos países han intentado, incluso con las personalizaciones, de adaptar dichos modelos organizativos a la continua evolución de la demanda de salud, al variable cuadro ambiental y económico con el fin de asegurar al máximo el estado de salud de la población.

En los años 90 la Organización Mundial de la Salud ha desplazado aún más el nivel de atención de los sistemas de protección de la salud dirigiendo la atención no más simplemente a la cura de las enfermedades, sino a la búsqueda del bienestar psicofísico de los individuos y de los determinantes ambientales del bienestar.

Para organizar la asistencia sanitaria el hombre comenzó su lucha contra las enfermedades que en el siglo XIX se concentró en las terapias contra las enfermedades infecciosas. Alrededor de 1850 iniciaba la construcción de los primeros hospitales con pabellones, que pronto demostraron ser capaces de albergar y conectar las actividades especializadas que empezaban a surgir, en particular aquellas quirúrgicas, como consecuencia de los revolucionarios descubrimientos científicos y las prácticas de una era en la cual se lanzaron las bases de la anestesia, la microbiología, la antisepsia y la asepsia, pero también de los soportes de los diagnósticos de laboratorio, seguidos del diagnóstico radiológico (Röntgen, premio Nobel 1901), al cual se le añadiría un poco más tarde (Einthoven, 1908), el diagnóstico electrocardiográfico7 .

Para organizar la sanidad, además de la gestión del enfermo agudo y por lo tanto la urgencia/emergencia es necesario cada vez más saber manejar la enfermedad crónica a través de una visión holística que incluye un manejo activo de la enfermedad y más a menudo de las enfermedades crónicas centrado en la prevención.

En los últimos años el modelo tradicional y jerárquico de sanidad que se identifica con la asistencia hospitalaria ha comenzado a vacilar, no sólo por el alto costo energético, tecnológico y de gestión, sino también por las profundas modificaciones epidemiológicas de las enfermedades. Tradicionalmente, la patología aguda ha visto desarrollarse una medicina de espera que ha tenido un desarrollo de arriba hacia abajo en el hospital, estructura dedicada cada vez más dedicada a los usuarios, a la emergencia y a las curas de alta intensidad que necesitan de alta tecnología. El hospital se ha vuelto ineficaz para el tratamiento de enfermedades crónicas cada vez más extendidas y que necesitan de intervenciones multidimensionales también de tipo socio sanitario.

El aumento de la expectativa de vida con el progresivo envejecimiento de la población ha llevado al aumento de las patologías crónico-degenerativas e incapacitantes, para las cuales el modelo de espera tradicional del hospital es inadecuado.

El intento de crear dentro de los hospital sectores ambulatorios para actividad externa especializada ha demostrado ser un fracaso por una serie de motivos: los costos estructurales y de gestión hospitalaria son demasiado altos para tales actividades, y los tipos de servicios son completamente diferentes dado que el enfermo agudo debe ser tratado en el hospital y el enfermo crónico deben ser tratado en el territorio a través del fortalecimiento de modelos organizativos caracterizados por la prevención.

Mezclar la gestión de la actividad para la enfermedad aguda con la gestión de la actividad para la enfermedad crónica, dentro del hospital, los recursos de las actividades propias para el enfermo agudo de alta tecnología y urgencia. El centro de gravedad asistencial para las enfermedades crónicas debe ser trasladado en el territorio, con la necesidad de intervenir cada vez más eficazmente incluyendo las intervenciones de prevención. La prevención se convierte en el pilar del modelo distribuido de la sanidad en la medicina territorial: no sólo debido a su indiscutible importancia de la promoción y mantenimiento de la salud, sino también para una mejor utilización de los recursos que resulta en la reducción de costos. Las nuevas estrategias para la integración de las políticas de salud deben tener en cuenta necesariamente la sostenibilidad del medio ambiente.

Después de un período de constante evolución y adaptación a la estructura específica realizada para las curas cada vez más precisas y eficaces, técnicamente avanzadas y pronósticamente favorables - el hospital - el foco se ha abierto en el territorio por varias razones.

El hospital, es una estructura altamente sofisticada de alta tendencia tecnológica con costos de gestión elevados sólo justificables por servicios de cuidados intensivos dirigidos a un paciente en crisis de emergencia posibles sólo en un ámbito protegido.

Por tanto el territorio se vuelve muy importante, no sólo para proporcionar asistencia y tratamiento a los pacientes de baja intensidad también garantizan la continuidad de la atención y la recuperación del paciente, pero sobre todo para prevenir y anticipar las patologías (¡detección temprana!) Y al mismo tiempo, representar un importante filtro de ingreso y selección de las hospitalizaciones.

El hospital por vocación trata (¡o debería tratar!) El 100% delos enfermos agudos, mientras la sanidad fuera del hospital trata (¡o debería tratar!) sobre todo a los sanos y hacer que se enfermen lo menos posible.

El objetivo del territorio, por tanto, está constituido por el 40% de individuos sanos, un 40% de individuos sanos con factores de riesgo y el restante 20% por individuos enfermos (de los cuales el 10% con discapacidad).

La misión del hospital está en el nivel más preciso de reparación y cura de los daños biológicos del individuo, mientras que la misión del territorio es evitar daños con múltiples estrategias sobre la salud de la población, incluso antes de informar sobre los riesgos y educar a los mejores estilos.

En un modelo distribuido de medicina territorial, los profesionales sanitarios y médicos de familia son las figuras centrales a fin de lograr una medicina proactiva. La medicina proactiva se ha centrado en la promoción de la salud y la prevención. La salud de una comunidad está determinada por factores socioeconómicos y ambientales, del estilo de vida y el acceso a los servicios. Es evidente que sólo el modelo de medicina distribuida en el territorio que incluye la prevención al centro del sistema puede garantizar la aplicación de la amplia gama de iniciativas, proyectos y políticas necesarias para la promoción eficaz de la salud.

De ahí la necesidad de una estrategia integrada entre los organismos gubernamentales y no, en las posibles áreas de intervención territorial: de la acción de los médicos en el territorio y en las escuelas, las intervenciones de las administraciones públicas, a través de actividades formativas basadas en evidencias epidemiológicas. El concepto de integración es fundamental y debe ser desarrollado en un modelo distribuido de Territorio Cero cuyos pilares sean la medicina domiciliaria y la telemedicina: es decir, tratar de llevar la asistencia cada vez más cerca al ciudadano-paciente.

La medicina moderna (A excepción del enfermo agudo) debe convertirse en “de iniciativa“, ya que no debe ser más el ciudadano-paciente quien se ponga en contacto con el sistema hospitalario, sino que debe ser el sistema de Territorio Cero el que se haga cargo de la salud del ciudadano-paciente en forma proactiva, tratando de prevenir la evolución de la enfermedad crónica. La medicina proactiva tiene el objetivo fundamental de evitar la enfermedad (prevención primaria con sus herramientas de información, educación sanitaria, empoderamiento, control e información sobre los factores de riesgo), reconocer tempranamente la aparición de estados patológicos (prevención secundaria) con intervenciones específicas y rápidas, altamente calificadas, estudio epidemiológico y monitoreo de la salud colectiva, de los determinantes del bienestar y del malestar.

Para desarrollar el Territorio, sinónimo de enfoque activo y preventivo, multidisciplinar, integrado, desjerarquizado, estructurado en red es necesaria una elevada informatización (Internet de las Cosas). Entre las herramientas de crecimiento exponencial están las aplicaciones, elementos cada vez más claves en la comunicación entre médico y paciente (binomio energético bidireccional) imprescindibles para una acción terapéutica eficaz por su esencial efecto sinérgico.

La sostenibilidad del sistema de salud en un modelo distribuido no puede prescindir de una integración incluso con lo social en el territorio en un Territorio Cero lógico (sharing economy - economía del compartir).

Territorio CERO es una operación simple y compleja al mismo tiempo. La idea es simple: programar una sociedad que tiende a la entropía cero. El trabajo para llegar allí es complejo, ya que implica nuevos paradigmas mentales, nuevos modelos formativos, nuevas estrategias industriales, nuevas estructuras administrativas, que incluyan por ejemplo la superación de las asesorías a la energía, el desarrollo económico, al ambiente, a la agricultura, en favor de departamentos a los bienes comunes o recursos del territorio Las redes digitales inteligentes son las infraestructuras del Internet de las Cosas que permiten la conexión entre la energía, comunicación y logística. En la ingeniería eléctrica y de las telecomunicaciones una red inteligente es el conjunto de una red de información y una red distribución eléctrica de una manera tal que permita gestionar la red eléctrica de forma “inteligente” bajo diversos aspectos o funcionalidades o de manera eficiente para la distribución de energía eléctrica y para un uso más racional de la energía minimizando, al mismo tiempo, eventuales sobrecargas y variaciones de la tensión eléctrica en torno a su valor nominal8 .

Según el marco ideológico de Jeremy Rifkin un modelo distribuido (Commons) se debe aplicar a la forma en cual se producen la comida y la energía y se previene la producción de residuos contaminantes al final de los ciclos de consumo. Según los autores también la forma en que se organiza la asistencia sanitaria en el territorio, a través del pilar distribuido de la prevención (Enfermedad Cero) sólo puede ser organizada Commons. Por lo tanto está naciendo la red inteligente de la salud.

En “La sociedad a costo marginal cero” Jeremy Rifkin sostiene que está surgiendo en el escenario mundial un nuevo sistema económico, la aparición del Internet de las cosas está dando vida al “Commons colaborativo”, el primer nuevo paradigma económico a tomar en cuenta desde el inicio del capitalismo y el socialismo en el siglo XIX. El Commons colaborativo está transformando nuestro modo de organizar la vida económica abriendo la posibilidad de una reducción drástica en la desigualdad de ingresos democratizando la economía global y dando vida a una sociedad ecológicamente más sostenible.

En un escenario distribuido de la Tercera Revolución Industrial no es imaginable un modelo sanitario basado en la concentración como el que prosperó durante la segunda revolución industrial, que por tanto superado de una vez por todas introduciendo prácticas de prevención distribuidas en el territorio.

No significa, de hecho, que un sistema de salud pública de un Estado o región (modelo “Beveridge“) sea siempre mejor que un sistema privado de salud de un Estado o región (modelo “Bismark“).

Es muy probable que de hecho, Estados o regiones, a fin de tener un servicio de salud eficiente y eficaz deban poner en marcha un modelo en el que los sectores públicos y privados están compitiendo entre sí.

El marco ideológico de Jeremy Rifkin ve tres paradigmas básicos (energía, comunicación y logística) integrarse entre sí en una economía jerárquica y de arriba hacia abajo que está evolucionando cada vez más distribuida a través de sistemas de distribución de costos. A pesar de que la atención sanitaria es un servicio y como tal tiende a evolucionar hacia la economía del compartir (sharing economy) y la comunidad de colaboración (commons).

¿En el modelo social indicado por Jeremy Rifkin los servicios sanitarios también pueden ser alternativos a los dos modelos de organización históricos de Bismark y Beveridge?

Incluso para los servicios sanitarios muestran que para satisfacer la creciente y nueva demanda de salud de manera apropiada es necesaria una mejor economía de sistema con la mejor relación costo/beneficio y la menor entropía posible. La nueva ruta también en la sanidad es el desarrollo de la economía del compartir (sharing economy) y el desarrollo de la comunidad de colaboración (commons), donde la confrontación entre instituciones, ciudadanos y especialistas de la salud será revolucionado por un nuevo ciudadano-paciente elemento cada vez más activo y consciente de sus derechos. Éstos se dispersarán cada vez más en las redes digitales inteligentes para la salud (Health Smart Grid Digital).

Los paradigmas fundamentales de las redes digitales inteligentes para la salud, que establecen el nuevo modelo corresponden a una complementariedad entre los paradigmas de un Territorio Cero orientado hacia una sociedad a costos marginales cero, con Enfermedad Cero orientada al contraste exponencial en la enfermedad con tendencia ideal a la enfermedad cero.

TERRITORIO CEROENFERMEDAD CERO
ENERGÍAESTAR SANOS
COMUNICACIÓNRELACIÓN MÉDICO/PACIENTE(rol del Internet en la medicina preventiva y predictiva)
LOGÍSTICASANIDAD (modelo de gestión de la salud)

Según lo indicado por Jeremy Rifkin es aplicable no sólo a la producción de todos los bienes y de todos los servicios, y mucho más al servicio fundamental por excelencia que es aquel del cuidado de la salud.

El paradigma de la energía territorio cero encuentra reciprocidad con el mantenimiento de la salud (estar sanos) de enfermedad cero.

El paradigma de la comunicación de territorio cero encuentra reciprocidad en la evolución de la relación médico/paciente a través del desarrollo del Internet y el fortalecimiento de la medicina preventiva y predictiva de enfermedad cero.

El paradigma de la logística de territorio cero encuentra reciprocidad en el modelo organizativo de la gestión de la salud (sanidad) de enfermedad cero.

Incluso en sanidad llegará a desarrollarse, a través del uso de elementos energéticos específicos (conciencia biosférica), comunicación (empatía, empoderamiento y asertividad) y logística sanitaria de la tercera vía: el Commons sanitario o la economía del compartir (sharing economy) y la comunidad de colaboración (commons).

Enfermedad Cero

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