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Introducción

Desde el comienzo del siglo xxi el proceso de globalización ha aumentado rápidamente la difusión de información por medio de la radio, la televisión y el Internet. Casi todo nuestro planeta ha sido impactado por este fenómeno.

En esta nueva concienciación global los noticieros ofrecen a menudo nuevos informes de conflictos nacionales y personales, actos de terrorismo, de injusticia, abuso, persecución de minorías raciales y religiosas —y todo esto promueve una preocupación por la búsqueda de métodos para vivir en armonía y colaborar para el bienestar de todos. Tales metas y esperanzas, muchas de ellas siendo buenas en sí, han resultado en un pluralismo de religiones y filosofías morales, de modo que cada uno ha desarrollado sus propias perspectivas sobre la verdad, lo bueno y lo malo en la conducta y el propósito y la meta de la vida humana.

Además de esto, el materialismo y el secularismo o niegan rotundamente o dejan a un lado la creencia en Dios y consideran que la religión no es relevante para el hombre ‘moderno’, mas bien es enemiga de la razón y del progreso humano. Se ha dicho “Muchas voces son competidores en este ‘mercado de ideologías’”. Ya no hay absolutos en la conducta personal o social. Para la sociedad poscristiana actual estos cambios expresan que las éticas y prácticas nada aceptables en las generaciones anteriores, ahora son comunes y se presentan y recomiendan como normales y deseables. Últimamente, por ejemplo, se ha puesto en marcha campañas a favor de la legalización del aborto y de los matrimonios homosexuales. El mundo secular ha podido invadir algunas iglesias cristianas, moldeando las mentes de sus miembros conforme al humanismo y no conforme a Dios y sus mandamientos, creando de este modo confusión e inseguridad en muchos.

Las consecuencias son evidentes —más divorcios, abortos, suicidios, adicción y alcoholismo, disputas y peleas violentas, todo acompañado por más miseria, duelo, temor, pesimismo, etc. Frente a esta situación la iglesia cristiana necesita una voz —la Palabra de Dios debidamente contextualizada para nuestra generación. Entonces, ¿cómo responderá la iglesia cristiana frente a tales desafíos? ¿Qué harán los ministros y los líderes que tienen la responsabilidad de pastorear y apacentar la grey de Dios? (cf. 1P 5.2; Hch 20.28). Por un lado les es esencial tener buen conocimiento de la enseñanza ética de la Palabra de Dios y, por otro lado, la compasión y la habilidad de aplicar esta ética y aconsejar, sin actitud de condenación o critica descalificadora, a las personas que enfrentan estos problemas.

Este libro está dedicado especialmente a nuestros ex-alumnos y a todos los creyentes que buscan servir a Dios como pastores, obreros u otros funciones en las iglesias o comunidades cristianas. Los temas tratados son el divorcio, el aborto, la homosexualidad, la adicción y el alcoholismo, la administración del dinero, la muerte y el duelo, el suicidio y la depresión, y los conflictos y su resolución. El formato con el que se desarrolla cada tema incluye:

a) Casos actuales

b) Exposición de la enseñanza bíblica

c) Pasos recomendados para la consejería.

d) Preguntas para discusión en grupo.

Este libro es producto de nuestro ministerio durante casi treinta años en el Perú en la preparación de pastores y otros lideres en las áreas de teología y pastoral. Damos gracias por la contribución recibida de la psicóloga Mirtha Ruiz de Acosta y por el estímulo y apoyo de nuestros estudiantes y colegas del Seminario Evangélico de Lima. Es nuestra oración que Dios use este material para la edificación y bendición de muchos siervos y siervas en su obra.

Desafíos pastorales

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