Читать книгу Epitafio de un cóctel - Ariel El Barman - Страница 8
ОглавлениеVeinte besos
Miércoles, la noche más romántica y sexual de la semana. Dos por uno en tragos a parejas que se besen del primer al último coctel, hoy la grilla sugiere: Sex on the beach, Cosmopolitan, Orgasmo, Kir Royal, licores flameados con mucho calor, y postres con chocolate francés.
El disc jockey es experto en música cursi, así que los mejores lentos de todas las épocas suenan en el ambiente, las parejas no tardan mucho en acariciarse, susurrarse al ritmo de George Michael, Michael Bolton, Air Supply, Lionel Richie. Hay parejas de todas las edades: sesentones, cuarentones que son los más apasionados, los de treinta o veinte también, pero los más grandes dan espectáculo besándose.
En el medio puede haber algún grupito de tres o cuatro amigos, pero nunca nadie solo. Este miércoles estaba a pleno, faltaban sentarse las butacas exclusivas del besador profesional. No había mujer en Buenos Aires que no haya pasado por su boca; un experto de aquellos.
Este miércoles increíblemente llegó serio y con cara de pánico, pidió Manhattan: coctel rudo, fuerte, apagador de nervios. El barman se sorprende, prepara su pedido, lo entrega y pregunta.
—Profesional, ¿qué está pasando? ¿Hay algo de lo que no me enteré? Los últimos miércoles no viniste y los demás días te vi apagado, vos no podés estar así, amigo.
El profesional, tomando el último sorbo, contesta:
—Es que conocí a una piba por los pasillos del edificio de tribunales que me voló la cabeza; es bella por todos los ángulos, inteligente, parece frágil, pero es muy fuerte. La invité a salir un montón de veces y siempre un no u otro día. Ya sabés cómo soy, seguí insistiendo hasta que aceptó, hace dos semanas cenamos por primera vez, la charla fue agradable, sencilla. No me atreví a nada más que hablar y contar chistes. ¿Sabés? Ella también contó algunos bien verdes, cómo nos reímos. Cuando terminamos la quise llevar en la moto, no quiso; se tomó un taxi y me despidió con un apretón de manos.
La semana pasada ella me citó en un restaurante de comida italiana: mi preferida. Al final de la cena nos mandan una botella de espumante prosecco italiano, con cuatro copas para brindar, ¿sabés quiénes eran?